21 junio 2009

SOLEDAD

Sola, abandonada a mi suerte,
¿Qué será de mi pobre vida?
Solo Dios lo sabe.

¿ A quién le importa lo que
estoy sufriendo?

Soy como una marioneta que
se mueve, si le halan los hilos.

La tristeza me invade, no tengo
una mano amiga que me apoye.

Me siento como un náufrago
perdido entre bravías olas, sin tener
una tabla donde asirme.

No veo por ninguna parte la salvadora
playa que me acoja y al fin pueda pisar
tierra firme.

Mis noches son largas, donde el sueño
escapa y mi mente se llena de tristes
recuerdos, de lo que fui y ahora soy.

Es hermoso ver nacer el amor, como al
hijo más deseado.
Es triste verlo morir en medio de intrigas
e incomprensión.

Me duele ser víctima de la traición, que
un puñal haya atravesado mi corazón.

Mis fuerzas se agotan, mientras mi
espíritu se fortalece.

Nada ni nadie me puede hacer flaquear,
nadie merece que derrame una lágrima,
porque las considero inútiles y propias
de los espíritus débiles.

Como en otras tantas ocasiones, buscaré
la ayuda de Dios, bálsamo eficaz, que
mitiga todos los dolores.

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