Cuando obtuve más de lo que quería
Y anhelado, abruptamente lo tuve que
Abandonar.
Cuánto luché por esa casa, allí
Incubé mis mejores sueños, tuve muchas
Cosas materiales.
Una oficina completa, con buró, archivos,
Biblioteca con centenares de libros, mi
Máquina de escribir, vieja, pero eficiente.
Allí almacené mis escritos y mejores
Recuerdos, cartas, postales, fotos…
Objetos que rememoraban mi pasado.
De la nada me hice de un nombre, casi
Una leyenda.
¡Yo! ¡La madre de la oposición santiaguera!
¡Yo! ¡Periodista Independiente! Haciendo que
Mi voz se escuchara allende los mares.
¡Yo! Desafiando a los opresores con toda energía
Y valor.
¿Yo? ¡Cuantos cargos más! Mis enemigos, digo:
Los enemigos de la libertad no me lo permitieron.
Me acosaron como a un perro rabioso, me hicieron
Huir como los cobardes, sin apenas despedirme de nadie.
Con mucho miedo a que me detuvieran y me impidieran
Viajar en busca de la ansiada libertad.
¡Con cuánto dolor dejé atrás a mis seres más queridos,
Me partía el alma la mirada triste de mi perro Rinki.
Allí, en mi tibio hogar, dejé las huellas de mis padres,
La voz de mi hermano muerto, mis platas y flores.
Mi hermano querido al que nunca quise abandonar, se
Quedó solo, con los recuerdos y su tristeza.
Desde mi amplia ventana, veo un trozo de mi ciudad, los
Rostros de mis buenos vecinos.
Los gorriones que me despertaba cada mañana con sus
Alegres trinos.
Los pregones callejeros, la música de moda, la algarabía
De los niños, mi querida iglesia.
Quise llevarme en las pupilas el
Verdor de las montañas.
Un trozo de la bahía, un pedazo de sol
Un puñado de estrellas.
Solo me acompañaba la fe, mi Biblia y
Las alabanzas a Dios en mi corazón.
Madrid, 28 de mayo de 2009
16 junio 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario