31 diciembre 2009

31 DE DICIEMBRE DE 2009



Hoy hacemos un recuento de lo que ha significado agregar un año más a nuestra vida, en las que han sucedido diversas pruebas, tal vez conflictos, problemas, también logros, nuevas metas a seguir en pos de alcanzar en el año venidero.

Hemos disfrutado de la bella navidad, los villancicos nos han llenado de una dulce esperanza: ¡Ha nacido el salvador del mundo! En el cielo ha aparecido un ángel con un mensaje de amor:

“¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”

Este texto nos hace meditar: - En medio de la alegría, la abundancia, el confor de la vida moderna, también en los dolores, las penas, las carencias, la tristeza por la lejanía de lo que más amamos, -¿Somos capaces de dar gloria a nuestro Creador ¿ ¿De rogar por la paz del mundo? ¿Tener buena voluntad con nuestros semejantes? ¿Qué significado tienen estas fiestas? – Reunirnos con nuestras familias y amigos, pensar en vestirnos lo mejor posible, disfrutar de abundantes bebidas y buena comida, Adornar nuestras casas, calles y plazas con todo lo alegórico a esta festividad. Algunos viajar a conocer nuevos territorios u otras agradables opciones.

-¡Qué lugar ocupa Dios en todos estos festejos?¿Dedicamos unos minutos al día en ponernos en comunión con El para glorificarlo, para que nos haga de mejores sentimientos, despojados de la ira, el rencor, el odio, la envidia, la avaricia, la vanidad y tantos defectos que empobrecen nuestra alma? ¿Pedimos por la paz o por la guerra? ¿Tenemos un pensamiento de buena voluntad hacía nuestro prójimo? ¿Le damos un pequeño lugar a la compasión por los más desposeídos, pobres de espíritu, los enfermos, los que sufren detrás de las rejas de una prisión y elevamos al cielo una oración por ellos? ¿Educamos a los niños en estas sanas prácticas, para que aún sean mejores que nosotros? ¿Compartimos con nuestros análogos las bendiciones que a diario nos proporciona gratuitamente nuestro Dios, aunque sea una palabra de estímulo, una sonrisa?

Tenemos tanto que dar y apenas nos damos cuenta. ¡Qué bendición es ver la luz de cada día y poder exclamar con júbilo:- “Este es el día que hizo Jehová; ¡Nos gozaremos y alegraremos en El!” Salmo 118: 24

Deseo compartir con mis hermanos las afirmaciones al comenzar el nuevo año, centrados en la paz que nos proporciona la presencia constante de Dios en nuestras vidas, proporcionándonos serenidad y confianza en el futuro.

Conscientes de su guía, le damos la bienvenida a nuevos comienzos, revitalizando cada célula de nuestro cuerpo con la energía sanadora de Dios, le doy paso a mi mente a las ideas divinas para atraer el mayor bien hacía mí y mi seres queridos.

¡Con la eficaz ayuda de Dios, todo es posible!

¡El te bendiga y te guarde, haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga misericordia; Dios alce sobre tu rostro y ponga en ti paz! –Números 6: 24 -26.
Son mis mejores deseos en 2010, para toda la humanidad, la paz, el amor y la plena libertad sea el colofón a conquistar en este nuevo año.

¡Así sea!

Madrid,
31 de diciembre de 2009

Carta a Evo Morales de Maximo Olarte

Madrid,
28 de diciembre de 2009

Carta abierta a la opinión pública nacional e internacional:

Señor Evo Morales

Presidente de la República de Bolivia:

Señor:

Por este medio me dirijo a usted para expresarle mi preocupación y descontento ante una ley promulgada por su gobierno. Se trata de privar a los niños nacidos en España de padres bolivianos de optar por ambas nacionalidades.

No puedo comprender que mi hijo haya nacido en este país y se le excluya de esta ciudadanía, a la vez que como descendiente de bolivianos lo inscriba con todo su derecho a la nacionalidad de nuestra patria de origen en el Consulado de Bolivia en esta capital.

Tengo por conocimiento que esto no ocurre con los residentes de otros estados radicados en esta nación, los cuales les es permitido hasta tres nacionalidades, por ejemplo: Nacido en España, hijo de padre colombiano con madre cubana. En sus respectivos consulados se les expide el pasaporte, previa la inscripción de nacimiento de los países de sus progenitores.

¿Usted no cree que con esa medida se despojen de muchos derechos a estos niños, lo cual le causaría molestias y muchos trámites a la hora de viajar por el mundo? Ya que no desearía impedirle que aunque no haya nacido en nuestra patria, no se le considere de ella y solo se le permita la opción de una, en este caso la española, por ser su lugar de nacimiento y residencia actual.

Desearía una respuesta y una reconsideración ante tal medida, por creerla improcedente y arbitraria.

Sin más, con todo respeto, quedo de usted.


Máximo Olarte Alemán

30 diciembre 2009

INESPERADO SABOTAJE

Relatos de amor y de guerra
Capítulo X1V


Mes de junio de 1958, la guerra ganaba terreno, también los sabotajes en las ciudades y pueblos, uno de mis hermanos, que recién, había cumplido los 18 años de edad, era experto en eso de hacer espectaculares sabotajes, con ese fervor que arrastraba a los jóvenes de la llamada Gloriosa Generación del Centenario a combatir de cualquier forma al tirano Fulgencio Batista, que se había apoderado del poder mediante un artero golpe de estado el 10 de marzo de l952, derrocando al presidente constitucional Carlos Prío Socarras.

Ya estos hechos, sin premeditar las consecuencias, eran habituales en el espíritu de nuestro inquieto hermano. Mucho antes había confeccionado un cuño grande, utilizando algo parecido a una flota de albañil, cuidadosamente le fue dibujando, recortando y pegando letras de goma de la llanta de una bicicleta, hasta completar lo que decía:- ¡ABAJO BATISTA!

No sabemos como se hacía para impregnar el cuño en chapapote derretido y pagarlo en muchas paredes, principalmente de edificios públicos, pero un día… uno de los serenos del acueducto de la ciudad, que se encuentra en el kilómetro 4 de la carretera central, lo vio realizando la arriesgada operación un atardecer, casi de noche.

Al día siguiente puso a nuestro padre en conocimiento de lo que “El muchacho” estaba realizando y a la vez de alertarlo sobre el peligro que corría, ya que esa edificación también era vigilada por el ejército, por ser la principal fuente de abasto de agua a la ciudad y se temía que también fuera blanco de uno de los frecuentes sabotajes que hacían los miembros del Movimiento “26 de julio” Si lo sorprendían ¡Muerto seguro!

Mi padre asustado, trató de que le entregara el cuño, lo escondió en lugar seguro y por muchos consejos y reprimendas, los letreros continuaron apareciendo por numerosas calles de la ciudad.


En esta ocasión y siendo aún un adolescente, había preparado sin que nadie se diera cuenta, docenas de pequeñas tablas de plewood, como una lámina muy fina, atravesadas por varias partes de afiladas puntillas de ambos lados, por dentro y por fuera, para así, de cualquier modo que cayeran, pudiesen surtir el mismo efecto

Aprovechó la ocasión que nuestro padre iba a un asunto de negocios, al lugar conocido por El Castillito, en el kilómetro 10 de la carretera central, se montó y ocultó en la parte trasera del auto panel con todas las pequeñas tablas.

Papá sin percatarse de su presencia, estuvo largo rato tratando de negocios con las personas que había ido a visitar, regresó de vuelta por la misma carretera de doble vía, a esa hora de la mañana era muy concurrida, veloces autos, camiones y autobuses , que la transitaban de un lado a otro rumbo a pueblos cercanos o hacía la ciudad de Santiago de Cuba.

Ñiquito, era el diminutivo de su nombre de pila, abrió sigilosamente una de las ventanillas traseras y comenzó a arrojar las tablas a un lado y otro de la vía, por cerca de 5 kilómetros, nuestro padre sin percatarse de lo que estaba sucediendo detrás de su paso, llegó a nuestra casa, subiendo por la pequeña carretera que llegaba hasta el garaje de Altos de Quintero, kilómetro 5 1/5. Desde allí se observaba ya una larga hilera de automóviles ponchados y las explosiones que producía al pisar las tablas.

Alguien avisó a la policía, ya venía en sentido opuesto a toda prisa en una de las temidas micro ondas, sonando con estrépito las sirenas. Fue el último que se poncho, precisamente frente a la entrada de nuestra casa, desde la altura de unos 50 o 60 metros, que la separaban de la carretera, también todos nosotros mirábamos el singular espectáculo, de ver a cada lado de la carretera rastras, camiones, autobuses, autos de todo tipo y marcas ponchados y el tráfico interrumpido. Pero… eso no fue lo peor, la escarpada ladera que separaba los terrenos de nuestra casa y la carretera, estaba llena de enormes piedras, que servían como contén que circundaba el terreno de nuestra propiedad. Desde arriba, alguien pisó una de ellas de considerable tamaño, la que se desprendió, rodó cuesta abajo y fue a chocar precisamente con el carro microondas. Sus ocupantes ya en pie en la orilla de la carretera comenzaron a gritar:- ¡Sabotaje! Y tirar ráfagas de tiros al aire, para atemorizar y dispersar a todos los curiosos, que presenciaban tan inusual acción.

Recapacitando, que si se daban cuenta de donde había salido la formidable piedra y pudiesen señalarnos como sospechosos, no se quedó ni el gato, cerramos puertas y ventanas a toda de prisa y nos fuimos a refugiar en la residencia del Dr. Juan Emilio Cordiés Negret, que era vecino contiguo, médico, Especialista en cardiología y profesor del Instituto de Segunda Enseñanza en la cátedra de francés y persona de sólido prestigio y el que no levantaba sospecha de estar involucrado en semejante acto . Además a esa hora no se encontraba en su residencia, sino sus sirvientes.

Nuestro joven hermano, inmutable guardó el secreto hasta que papá se marchó, pues era posible que de saberlo en esos momentos, por su audacia y atrevimiento, este se hubiese sacado el cinto y dado una buena paliza, ya que esa temeraria acción nos podía haber costado posiblemente la vida de estar al corriente aquella jauría de asesinos que

Asolaban la ciudad de lo que en realidad había ocurrido.

Testimonio de mis recuerdos de la etapa 1952 a 1959

Madrid,
14 de noviembre de 2009

INDECISION

Yo no se si aun te amo

o si te ame alguna vez.

Son tan confusos mis

pensamientos, como el

sentir de mi alma.

¿Qué es amor? Me pregunté

un día. La repuesta fue:- es

un bello espejismo, un sueño

que al despertar nos deja un

inmenso vacío, que solo se

llenará con el arribo de una

nueva ilusión.

Lo único que sé que un corazón

fútil, es un músculo que late,

pero sin vida, ya que el amor es

el motor impulsor de todas nuestras

acciones, el capaz de mover montañas,

recorrer grandes distancias y lo que

nos inspira a vivir en busca de la

ansiada felicidad.


Madrid,
19 de diciembre de 2009

29 diciembre 2009

SABOTAJE AL MOTEL RANCHO CLUB

Relatos De amor y de guerra
Capítulo XXVI

Continuaban los actos temerarios, aumentaban los sabotajes, los bombas y petardos, estremecían el silencio de la noche, lo cócteles Molotov explotaba e incendiaban a diestra y siniestra, las víctimas crecían por días.

El objetivo era derribar una de las torres de radio, la muy alta, era de la emisora RHC Cadena Azul, frente a la carretera central, en Altos de Quintero, que se encargaba de retrasmitir desde La Habana y estaba ubicada en la parte más alta, aledaña a la vaquería del mismo nombre, propiedad de Emilio Gil, pero era muy difícil, estaba custodiada permanentemente, además la familia encomendada de su cuidado, vivían al lado.

La otra torre era de la emisora local CMKC, se encontraba al lado de Rancho Club, un centro muy típico, inaugurado en el año 1940, con el techo de guano entretejido, de una nave grande, que servía de cabaret y restauran, a un lado se había edificado un moderno motel de placa monolítica, con una hilera de habitaciones y entre los dos un amplio jardín y parqueo con un muro que servía de mirador de una vista muy hermosa, desde esa parte alta de la ciudad de Santiago de Cuba.

Se decía que en motel se hospedaban dos ciudadanos americanos y al derribar la torre, por la inclinación del terreno, debería caer precisamente sobre el techo, que el escándalo sería en grande, por la divulgación de la prensa extranjera, que tendría el atrevido acto, tal vez como se haría a avanzadas horas de la noche, hasta podía producirse el deceso de uno de ellos.

Se planificó de tal modo, que participarían varios combatientes, uno se encargaría de instalar los cuatro artefactos explosivos, una en cada pata de la base que la sostenía, otros vigilarían muy de cerca. Entre ellos.- mis dos hermanos Serafín y Nino (Alberto y Ricardo) un vecino de barrio nombrado Kilo Calderón y otros más.

La operación de colocarlas se efectuó con todo éxito, eran bombas de reloj y deberían explotar con un intervalo de unos cinco minutos.

Mis hermanos regresaron a la casa. Un rato después se escuchó la detonación de la primera, seguida de la segunda y la tercera, la cuarta no explotó.

A la mañana siguiente fueron a comprobar qué había ocurrido en realidad. La torre se encontraba inclinada sobre el motel. Sin tocar la cubierta, sostenida por el soporte que había permanecido intacto al no estallar el cuarto explosivo.

De todos modos, el escándalo fue en grande, centenares de personas desfilaron para observar el espectáculo que ofrecía la enorme torre de hierro abatida y a pocos centímetros del techo del motel.

¡Qué temeridad y poco valor a la vida de los demás!

Los jefes del movimiento, que habían dado la orden de ejecutar tan peligrosa acción, también encomendaron a mi hermano Serafín, que fuera al lugar y recogiera la cuarta bomba, para analizar el por qué no había cumplido su cometido, que era derribar totalmente la torre.

¡Y lo cumplió! La desmanteló y providencialmente, nadie lo vió o lo quiso denunciar.

Así actuaban los aguerridos y temerarios jóvenes de la llamada Gloriosa Generación del Centenario, al riesgo de su propia vida, se enfrentaban a la muerte cada día.


Madrid,
7de diciembre de 2009

LA BOFETADA MÁS GRANDE DE MI VIDA

Relato

En estos años del llamado triunfo de la Revolución, he sufrido muchos desengaños, he visto morir mi fe y esperanza en este proyecto de socializar a mi país. Nunca me gustó, desde los primeros días de la victoria sobre el ejército de Batista y su total derrocamiento, me di cuenta que no era lo que la mayoría habíamos soñado. Mis ideas estaban muy claras, para eso había leído muchos libros y revistas, que entraban al país sin ninguna restricción sobre el proceso y todo lo ocurrido en La Unión Soviética y sus países satélites y verdaderamente me horrorizaba la imagen que se ofrecía a mi vista. Crímenes, represión, miseria , muchas mentiras y el afán de expansionarse por toda la faz de tierra con falsos conceptos de libertad, prosperidad, de crear una nueva sociedad sin explotados ni explotadores, pretender inculcarnos a las buenas o las malas las doctrinas comunistas Carlos Marx y Federico Engels, el legado Vladimir Lenin y otros filósofos comunistas.

Las consignas a favor de la nueva doctrina estaban en todas partes, la televisión, los programas radiales, la prensa plana y en numerosas vallas por todas las ciudades, pueblos y carreteras.

Era como para intoxicar el cerebro, ya también se habían implantado en los centros de estudios, de trabajo y en las cuadras, a través de los Comité de Defensa de la Revolución. Era un requisito leer a diario en los centros de trabajo, por un personal dedicado a ello, que se nombraba como ideológico, los comunicados emitidos por el partido y resaltar lo que se publicaba en la prensa, ya todos los periódicos pertenecían al gobierno y eran dirigidos y supervisados por el Órgano del Partido Comunista e Cuba.

Desde 1960 quise tener un pasaporte, que me permitiera emigrar si lo consideraba necesario, ya había padecido el encarcelamiento de dos de mis seres más queridos, las humillaciones de vernos relegados ante los que habían sido nuestros compañeros de lucha, la afrenta al obligarnos a pertenecer a las creadas organizaciones de masas, como los Comité de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas, el convertirnos en trabajadores asalariados, padeciendo todo tipo de vejámenes, por los nuevos dirigentes, casi todos “ colados en el carro de la revolución”, los cuales no escatimaban esfuerzos para imponernos las más degradantes tareas, con el fin de someterrnos.

En esa época se iniciaban los llamados actos de repudio, pasaba frente a nuestra casa pequeñas turbas cantando:- ¡Gusanos, gusanos, abajo el imperialismo! ¡Qué se vayan!, ¡Qué se vaya la gusanera!

Una noche venía del cine y al frente de nuestra vivienda una de esas plebes orquestaba el acto, abrí la puerta y la lancé con tanto estrépito, que parecía una bomba. El escándalo fue en grande, se consideraban ofendidos, como un pretendido ataque,0 hasta llamaron a la policía. Mi madre conciliadora, trató de aplacar los ánimos diciéndoles que yo había tenido un problema y que no tenía relación alguna con ellos.

Lo cierto era que la cólera me dominó y no encontré otra forma de revelarme en protesta por las injurias vertidas por la chusma, que eran consentidas y amparadas por los actuales gobernantes.

Así pasaron los años, me encontraba trabajando como contador en la Empresa del Poder Local, ya había superado gracias a mis estudios, de ser dependienta de un cuchitril de panadería, de allí, mejoré de trabajo, era la oficinista y hacía funciones de administradora de la Panadería “El Sol”, después a la citada empresa, contabilizando todas las panaderías de Santiago-Cobre-Caney.

En 1969 muchos de mis compañeros de trabajo habían pedido la baja, casi todos procedíamos de los antiguos dueños de comercios “nacionalizados” a los que se nos nombraba como “Siquitrillados”.

Se abría el puente Varadero-Miami. También mucho de mis familiares, se habían acogido a la posibilidad de abandonar el país, entre ellos mis tíos y primos. A los pocos meses de arribar a Estados Unidos, nos pusieron un pasaje vía España a mi hermano Antonio y a mí. Renunciamos al trabajo, padecimos el tener que incorporarnos a los trabajos en el campo. Nos llevaban muy temprano en la mañana en camiones a las duras tareas agrícolas, hasta por la tarde, era un requisito indispensable, para otorgarnos el permiso de salida del país, en el departamento de Inmigración y Extranjería.

Cuando fuimos aprobados con la visa de la Embajada de España en La Habana, mediante un telegrama de aviso. Por problemas familiares, nos vimos precisados a renunciar a la salida en 1971.


Por lógica pensé que me sería muy difícil encontrar un nuevo empleo, “ estaba quemada” Por lo que decidí trasladarme a la ciudad de La Habana, allí nadie me conocía y todavía no existía el carné de identidad, además tratar de buscar una permuta para irnos todos a vivir a la capital.

Fue imposible, en cinco años no conseguimos nada que nos acomodara, ya mi madre con problemas de salud, a pesar que tenía un buen trabajo en la Empresa Exhibidora de Películas del (ICAIC), volví a Santiago de Cuba, con un traslado a la Dirección Provincial de Comercio de Oriente (MINCIN), como planificadora.

Allí, “Metida por el aro” fingía que me sentía bien, pero por dentro continuaba mi innata rebeldía.

Hago este recuento, para que se pueda apreciar como he pensado durante estos 50 años, intransigente ante todo lo que consideraba mal hecho y observando con tristeza como otros advenedizos ocupaban los mejores cargos y se consideraban por encima de los que habíamos luchado por esta revolución.

Un día me encontraba en la parada de frente al cine Rialto, cuando veo un militar, vestido de verde olivo con grados de capitán, que paraba frente a mí y se bajaba de un flamante motor. Muy efusivo me saludaba y me daba un beso en la mejilla, mientras expresaba:- ¡Cuánto tiempo sin verte!

Enrojecí de la vergüenza. Era Haroldo, un muchacho del barrio, que era el hijastro del cabo de la dictadura de Batista de apellido Hechavarría, el mismo que iba a la Panadería “Titán” a reírse y burlarse cada vez que aparecía un revolucionario asesinado y expresaba: ¡Jé, jé ,jé!, anoche nos echamos otro Mau Mau¡ (nombre despectivo con el que se denominaban a los revolucionarios) Por lo que es de suponer la antipatía que sentíamos al verlo y escucharlo.

Por cierto, que en los primeros días de enero de 1959 desapareció, pero… nosotros con la euforia del supuesto triunfo, la llegada de los campamentos rebeldes de las columnas , donde venían muchos de nuestros compañeros de lucha, los recibíamos con banderas cubanas y las rojas y negras del 26 de julio, volcados a las calles con mucha alegría, nos abrazábamos y besábamos.

Entre la multitud venía Haroldo con un par de banderas en ambas manos, festejando el triunfo.

Sentí una soberbia al pensar del hogar que procedía, que con rabia se las arrebaté gritándole:- ¡Tú no puedes enarbolar esas banderas! ¡Suéltalas!

Hasta este momento del año 1980, no lo había visto más. Ahora con su actitud, me había dado la bofetada más grande de mi vida.

De mis recuerdos.

Madrid.
29 de noviembre de 2009

28 diciembre 2009

HISTORIA DE DOS REFRIGERADORES

Estampa santiaguera


En el interior del almacén del taller de reparaciones de artículos electrodomésticos de la Empresa Municipal de Servicios a la población de Carretera Central y Avenida de Garzón, se encuentran un refrigerador Antillano de los años 70 y uno moderno de la marca LG, entre muchos equipos, que de tanto tiempo ingresados están empolvados y con telas de arañas, en espera de una reparación.

La estancia es larga, depende de los propietarios y las relaciones que tengan.

Con esta conversación se encuentran Antillano y LG. ¿Dime hermano, por qué estás aquí?

-Bueno… mira… como has podido observar soy bastante viejo, mi dueña tuvo que realizar cientos de horas de trabajo voluntario en la agricultura, picando caña o cualquier otro labor en horas extras, donde la mandaran, mantener una actitud revolucionaria, asistiendo a todas las actividades políticas habidas y por haber; Aunque al llegar a la casa había que taparse los oídos por las barbaridades que decía.

En una reñida asamblea del sindicato se lo otorgaron, pero alguien la impugnó más de una vez, pues siempre había un tipo que decía tener más méritos que ella, por haber sido internacionalista, tener otros servicios como ser confidente de la Seguridad del Estado y además ser un incondicional al régimen., y cuantas artimañas se le ocurrió para quitarle el derecho.

Mi dueña Fefa, se batió como una leona y al fin con lágrimas y sudor pudo lograr que le otorgaran el bono, después buscar el dinero para comprarme, fue otra odisea, pero lo logró.

Al principio todo iba bien, después que Fefa y Mongo se jubilaron, la cosa se puso mala, no alcanzaba la pensión de ambos, para sufragar los gastos de la casa. Mongo iba por los campos cercanos y a veces traía una jaba con frutas o lo que apareciera, los revendía y se buscaba algunos pesos extras, hasta que en un punto de control de la policía, le ocuparon la jaba y le impusieron una multa altísima.

¡Para qué fue aquello! Fefa encolerizada hablaba hasta por los codos.

La miseria apretó y no le quedó más remedio que hacer cubetas de hielo para vender a algunos vecinos, otras veces hacer duro fríos, prú, batidos… ¡Imagínate! Me cargaba tanto, que mi vieja máquina no aguantó la carga y se quemó. ¡Ya tú sabes! Con esa nueva situación la cosa empeoró.

Después de muchas gestiones consiguió que me ingresaran en este taller, pero no tengo muchas esperanzas de salir de aquí, cada vez que Fefa o Mongo vienen a saber cuándo me van a arreglar, el gordo ese, el administrador, les dice una y otra vez que no hay máquinas, que si la compraran en una shopping, se componía en menor tiempo.

¿Con qué ese par de viejos van a buscar los 80.00 o 100.00 dólares?

¡Ay compay! Me pudro en este sucio taller.

LG muy infatuado le respondió:- Bueno, ese eres tú, lo que yo… salgo pronto de aquí, mi dueño tiene fulas…fíjate que yo hace tres días que me trajeron y ya la máquina nueva está en manos del administrador y según una conversación que escuché, es posible que mañana mismo me recoja y me lleve para la casa.

-Antillano le pregunta:- ¿Cómo fue que te quemaste?

-¡Ah figúrate! Mi dueño es dirigente de una corporación muy importante de el reparto Vista Alegre, me introducía jamones enteros, cajas de pollos, quesos, carne de todo tipo, pero lo que me quemó fueron las tres cajas de cerveza que me metió un fin de semana que tenía una fiesta con sus amigos, las 20 latas de refrescos y no sé cuantas cosas más. Ya a media noche todos estaban borrachos, sacaron el jamón y algunas cervezas y no se dieron cuenta y dejaron la puerta abierta. Ya cuando se levantaron cerca de las 12.00 del día, ya estaba quemada la máquina, pero no, eso tiene no tiene problemas, verás como salgo de este lugar lo antes posible.

¡Mira! ¡Ese que se bajó del Lada rojo! ¿Ves? Está hablando con el administrador, se pusieron de acuerdo, le dio unos dólares y mañana bien temprano me voy de aquí.

Antillano triste le respondió:- ¡Suerte que tienes y todavía dicen que todos somos iguales!


Santiago de Cuba,
29 de julio de 2004

TU Y AQUELLA NOCHE

Para ti como hombre, el recuerdo
De aquella noche tal vez haya pasado
Inadvertido.

Para mí como mujer, ha dejado huellas
Imborrables en todo mí ser.

Tú me besaste como tal vez lo haz hecho
Con todas, más yo nunca había experimentado
Algo igual.

Tú vivías un momento como seguro que haz
Hecho con otras, sin embargo, yo fui cera virgen
Entre tus manos expertas.

Me moldeaste a tu manera, me hiciste sentir lo
Que querías. Fui inocente. Y caí en tu bien
Preparada trampa.

Desde aquel día tu vida y la mía han tomado un
Rumbo distinto, tal vez ni de mí te acuerdes.

Y yo… aunque mucho lo he deseado, jamás
Podré olvidar el recuerdo de aquella noche.


Santiago de Cuba
21 de noviembre de l974

27 diciembre 2009

NOCHE BUENA EN JARAHUECA

Relatos de amor y de guerra

A pesar de las confusas noticias que se escuchaban de que parte de la Sierra Maestra se encontraba ocupada por el ejército rebelde, comandado por Fidel Castro Ruz y sus seguidores más cercanos, todavía se celebraban las fiestas de Noche Buena, Navidad, fin de año y 6 de enero culminan con el Día de Reyes. Festividades de corte religioso y muy familiares.

En esa ocasión habíamos sido invitadas mi hermana menor y yo a pasar la Noche Buena y Navidad en su casa, situada muy cerca del pueblo de Jarahueca, del municipio Alto Songo, donde vivía mi tía materna Emérita, su esposo Ibrahím Monteagut y sus tres hijos Ibraimcito, Adria y Pilar.

Un día antes nos fueron a buscar a nuestra casa de Quintero, nos fuimos en un moderno jeep de su propiedad. Pasamos por los pueblos de El Cristo, Songo y La Maya. En aquella época con centros comerciales muy bien surtidos y una vida económica en auge. Tomamos por un largo camino, que salía de La Maya, pasaba por El Manguito, donde había una importante estación del ferrocarril, donde se hacía trasbordo para dirigirse a Jurisdicción, el central Baltony, Belona, Ermita y varios más, hasta llegar a la ciudad de Guantánamo.

Los campos bien cultivados ofrecían un hermoso paisaje a nuestra vista a lo largo del camino, fincas cafetaleras, cañeras, ganaderas y frutos menores, bellas casas en cada orilla, también los típicos bohíos de guano adornados con flores de pascua y otras plantas ornamentales. En las cercas, las campanillas florecidas y las abejas libando la miel.

En el ambiente invernal se percibía lo místico de la navidad, se esperaba esta solemne fiesta con júbilo y renovadas esperanzas de un próximo año mejor que el que se dejaba atrás

Llegamos a la vivienda, Nos esperaba una alegre acogida.

En el pueblo había varios comercios, un ranchón de guano, parecido a Rancho Club, allí se celebrarían las fiestas, con buena música y baile, donde participarían las familias de toda la amplia comarca.

Al día siguiente celebramos la Noche Buena en la casa de tía Emérita, con toda la familia. Lechón asado en púa, con el cuero crujiente, al cargo de uno de los empleados de la finca nombrado Eloy. La mesa servida con fuentes de congri, Ñame, yuca, buñuelos, ensaladas y vinos, cervezas de todo tipo, acompañado por turrones españoles y dulces en almíbar. ¡Qué cena! Todo en abundancia.

Después nos fuimos al ranchón, allí nos sentamos en una mesa reservada para la familia Monteagut –Rodríguez, con lo mejor de esa pequeña sociedad, hijos de terratenientes y comerciantes y colonos azucareros. Era una zona poblada mayormente por españoles y sus descendientes, los que habían logrado con su esfuerzo desde principio del siglo XX hacer multiplicar sus riquezas naturales.

Allí conocí a muchos jóvenes, los que se disputaban una pieza de baile, mi tía los seleccionaba entre sus amistades y los más distinguidos.

Como mi hermana y yo no éramos de la zona, llamábamos más la atención, íbamos muy bien vestidas y perfumadas, Los aires de la ciudad nos daban cierta desenvoltura al conversar y desarrollarnos.

Allí conocí a la familia Ramos, dueños de la principal tienda mixta del pueblo, el padre era conocido por “Ramito, su esposa e hijos Waldemar y Delmar. El primero mártir de la revolución, el otro actualmente médico en Santiago de Cuba.

Los Rodríguez, los Sarabia, familia de una conocida periodista santiaguera Nidia Sarabia, a Pupy, los González y muchos más.

Al siguiente día, navidad, nos fuimos a visitar a mi abuela Felipa y familia a la finca “La Serafina” de Sitio Campos, estábamos invitados a almozar. Desde los años 40 no iba a ese lugar. La finca era preciosa, los cafetales, frutales y los potreros, muchos animales, todo esmeradamente cuidados por mi tío menor Manolito. Allí su esposa Romelia y sus hijos Xiomara, Romelia, Felipa, Manolín el más pequeño y tía Rosa.

¡Otra excelente comida! Cerdo asado, pavo y los demás alimentos y golosinas propias de esas festividades. Y sobre todo, mucho calor familiar.

Con mucho respeto, visitamos la tumba de tío Víctor, que había fallecido a los 19 años de edad de un fatal accidente en el año 1925. La familia le había construido una tumba frente al jardín de la casa, rodeado una cerca de hierro y muchas y plantas ornamentales y flores.

De nuevo por la noche para el ranchón, a bailar y disfrutar de la buena música y la alegría que caracterizaban esas festejos. Un joven muy apuesto me miraba con insistencia, no era conocido, había venido desde la colonia cañera propiedad de sus padres en Sabanilla.

Se acercó a nuestra mesa y con mucho respeto le pidió permiso a mi tía para bailar conmigo.

Era un joven de tez morena clara, de muy buena presencia. Mi tía titubeo, pero otro de los vecinos se lo presentó.- Rafael Moreno. Da la casualidad que era hijo de isleños de Las Palmas de Gran Canaria, al igual que nuestro padre y hasta se conocían, tenían además de la colonia de caña una tienda mixta a la que papá le vendía confituras cuando era consignatario de la firma capitalina “LA Ambrosia” en la ciudad de Santiago de Cuba.

Simpatizamos desde el primer momento, sentíamos una atracción mutua, por lo que los demás días, a pesar de que muchos se disputaban mi compañía, no bailé con ninguno más. Me sentía muy bien con él y además…sus gentilezas, educación y atenciones, que no se acercara a ninguna de las demás muchachas, algunas muy bellas y mostrara su preferencia por mi. Bailábamos casi siempre cuando la música era más suave casi abrazados y susurrándonos hermosas palabras, tratando de alejarnos en lo posible de la mirada de tía Emérita. Esta sensación de felicidad, me transportaba al cielo, no deseaba que la noche culminara, siempre con la promesa de volver al día siguiente a verlo y disfrutar de su presencia.

¡Qué navidades más felices!

Sucedió que por este motivo, unos muchachotes del barrio, algo toscos y vulgares, se disgustaron al punto, que cuando regresábamos a la casa ya de madrugada, trataron de chocarnos el jeep, atravesándose en el camino de forma mal intencionada. Mi tío político Ibrahím se bajó y los amonestó severamente y a duras penas se apartaron del camino profiriendo amenazas. Se decían que asumían esta actitud, al sentirse despreciados y que en fiestas anteriores hacían lo mismo, cruzarse en la vía, para impedir el paso, con la ropas y sombreros al estilo de los vaqueros del oeste americano.

Llegó muy a mí pesar la última noche de fiestas, deberíamos regresar al día siguiente a la ciudad. ¡Qué días tan inolvidables! ¡Cuantos amigos hicimos! Entre los mejores Waldemar y Pupy González, muy agradables y respetuosos, Pipo Rodríguez y familia de los González Sarabia, Marianita y Martha Cue. (Muchos después fueron destacados combatientes) Además visitamos a otras familias, entre ellos:- La de los Monteagut, que tenían una hermosa finca en los alrededores. Allí Luisa Rodríguez y Jaime Monteagut con sus 12 hijos y numerosos nietos, las más jóvenes como Mirtha y su hermana, Marlene, la pequeña Magali, nos hicimos muy buenas amigas. Allí estaba mi tío Camilo, casado con Ibia, hermana de Ibrahím, por lo que los hijos de ambos matrimonios eran primos par partida doble, Ibrahím, Adria y Pilar, por la otra parte Víctor, Irma, Yolanda, Serafín, Norka y Lisette.

El banquete fue en grande, abundantes manjares y bebidas. Pasamos un día grandioso y feliz entre esa familia de tantos años de unión, algunos de los mayores me recordaba como era de niña pequeña y que al llamado José Armando, le decía “Chemando”, que me regalaba juguetes y caramelos cuando visitaba a mis padres.

La despedida con Rafael… ¡Cuantas promesas me hizo de amor eterno! Nos veríamos en la ciudad, donde él estudiaba. Me sentía muy ilusionada y lo esperaba con ansiedad.

¡Qué sucedió? Pues da la casualidad que era compañero de estudios de José López Rodríguez (Pepin), sobrino de Inesita López Ortiz de El Rodeo, El Caney y que era para mí como un hermano mayor, me cuidaba y quería mucho.

No sé como salió la conversación, pero Pepin le requirió que si no venía con buenas intenciones conmigo, que no se atreviera a molestarme, yo era una muchacha seria y de buena familia. El le confesó que tenía a su novia, que estaba comprometido a casarse y que lo sentía mucho, pero no podía dejar de cumplir su palabra con ella y su familia.

Pepin muy ceremonioso, me visitó y puso al corriente de todo, por lo tanto:-¡No quiero enterarme que lo has vuelto a ver! ¡Ese no es hombre para ti!

¡Borrón y cuenta nueva! Yo respetaba mucho a Pepín y jamás traté de tener un nuevo encuentro con mi inesperado romance.

-Que me dolió, fue cierto, cerraba los ojos y su imagen se reflejaba en mi mente con insistencia, la suavidad de sus caricias, su sonrisa, la mirada firme y amorosa, pero… ¿Qué podía aspirar en esas condiciones? Trate por todos los medios de olvidarlo, con toda las fuerzas de mi voluntad, rogué no volver a encontrarlo en mi camino y así fue:- ¡Jamás lo volví a ver!

-Así moría una naciente ilusión.


Madrid,
16 de diciembre de 2009

TE RECUERDO

Te recuerdo cuando se pone el sol,
Y tu imagen grabada en mi mente
Me dice: Te amo.

Te recuerdo en nuestras nocturnas despedidas
Cuando me confundías con una cariátide
Y mi sonrisa te perseguía hasta doblar la calle.

Te recuerdo caminando muy juntos
Entretejiendo sueños e ilusiones
Por las calles empinadas de mi ciudad

Te recuerdo cuando paso por el parque
Y revivo momentos de ayer entre la arboleda
Y los cantos de muchos gorriones.

Te recuerdo cuando bebo en una taza de té
Y siente tu calor y tu presencia muy cerca de mí

Te recuerdo cuando viajo en una volanta
Y te vuelvo a cantar “Damisela Encantadora”
Rodando por las calles de Santiago.

Te recuerdo cuando la lluvia cae inclemente
Y busco tu cuerpo que me abriga y protege
Los relámpagos cruzan el cielo, y me aprieto
Junto a ti, segura.

Te recuerdo cuando el sol calienta la tierra
Y corro hacia ti, y busco la aguas del mar
Que me refresquen.

Te recuerdo entre mar y río subiendo por la
Ribera rumbo a la sierra, bebiendo el agua fresca que baja del
Que baja del corazón de la montaña,

Te recuerdo entre la hermosa arboleda,
Respirando junto a tu pecho,
La fragancia de la campiña enamorada y feliz

Te recuerdo jugando con la arena,
Soñando que soy una sirena mientras poso
Ante el lente de tu cámara fotográfica.

Te recuerdo asomando al balcón entre mar y montaña
De un alto edificio mientras cuento las estrellas
Y añoro que estés junto a mí.

Te recuerdo en una bulliciosa calle en carnaval
Bailando y suspirando al compás de una conga,
Sudorosa y alegre.

Te recuerdo en mi intimidad cuando siento las
Caricias de tus manos recorrer mi cuerpo,
En los momentos de sublime éxtasis
Cuando el roce de tus labios me quema.

Te recuerdo entre mis brazos cuando te he sentido
Muy mío y amante entre suspiros te has entregado a mí,

Te recuerdo entre la magia del amor y el tiempo
Que ni, la distancia que nos aleja, ni el dolor,
Ni la pena de esta separación podrá hacer que te olvide.


Santiago de Cuba
29 diciembre 1996

26 diciembre 2009

EL CASO AMINATU HAIDAR

Vemos con complacencia, los que defendemos el respeto a los derechos humanos, como el rey de Marruecos Mohamed IV le concedió volver a su casa en Aaiún a la activista sahaui de derechos humanos Aminatu Haidar, después de realizar una huelga de hambre por 32 días y poner en inminente peligro su vida, logro su objetivo, viajar en un avión militar, que partió de la isla de Lanzarote, en Canarias, hacía Aaiún (Sahara Occidental).

Este asunto comenzó el 13 de noviembre cuando era detenida en el aeropuerto de El Aaiún procedente de Gran Canaria.

El día 14 de noviembre las autoridades marroquíes la expulsan por negarse a poner su nacionalidad como marroquí en la ficha de control policial.

El día 16 de noviembre se declara en huelga de hambre. Marruecos la devuelve a Lanzarote (Islas Canarias) y ella exige que se le permita regresar al Sáhara.

20 de noviembre el Ministro de Relaciones Exteriores de España, le informa que puede solicitar la concesión del estatuto de refugiada. Ella lo rechaza y continúa en huelga de hambre.

El 26 de noviembre se le ofrece la nacionalidad española, no la acepta y se mantiene firme en su demanda de regresar a su país.

2 de diciembre, El rey de Marruecos Mohamed IV le propone expedirle un nuevo pasaporte si le pide perdón. Ella se niega rotundamente, mientras su salud se deteriora por días y la prensa mundial se hace eco de estas noticias.

El día 4 de diciembre Haidar se decide a volar a Marruecos en un avión medicalizado, se prohíbe aterrizar en El Aaiún.

El 17 de diciembre, cede el gobierno de Marruecos, en la figura de su rey Mohamed IV que regrese en otro avión medicalizado del ejército y la lleva a El Aaiún, después de que su salud se resquebrajara y fuera hospitalizada.

Las negociaciones iban dando resultados positivos, según afirmara el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero antes de partir a la cumbre de Copenhague.

Los resultados fueron rápidos desde Estrasburgo, donde el Parlamento Europeo iba a pronunciarse esa misma tarde con una moción de apoyo a la activista y la condena a Marruecos. No se realizó, antes del medio día grupos socialista y popular en la Eurocámara descartaron la propuesta, según sus afirmaciones “convenía la discreción.”Ya que “Se vislumbraba una solución” Fueron las palabras del líder socialista Martín Schulz.

En conclusión:- No todos estuvieron de acuerdo, los grupos liberal, verde y de Izquierda Unitaria se mostraron contrarios a esta decisión. El eurodiputado de Iniciativa Per Catalunya, ElsVerds- Raúl Romeva expresando que:- “Marruecos es el único país capaz de marcar la agenda del Parlamento Europeo.

No obstante a primera hora de la tarde todo marchaba.”Esperamos en breve anunciar esta solución” afirmaba el titular de Relaciones Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en el Congreso y trató de excusarse, que hubiese complicidad o avalase la decisión, ya que su colega marroquí le había informado de la expulsión antes que se produjese.

Como en los cuentos infantiles: “Colorin, colorao, este cuento se ha acabado”

Opino que ha sido una repuesta digna del rey de Marruecos Mohamed IV.

¿Sucede lo mismo en la Cuba esclavizada por la “Dinastía Castro”?

Serían interminables los relatos que han ocurrido durante casi 51 años de poder totalitario. ¿Cuántos han perdido la vida en las mazmorras castristas en huelgas de hambre, maltratos y enfermedades?

Me referiré a los casos más divulgados por la prensa independiente de la isla y la internacional.

Uno de los más dolorosos y que el pueblo cubano no olvida fue el de Pedro Luis Boytel, en plena juventud, murió después de una larga huelga de hambre, sin asistencia médica y la total indolencia de las autoridades cubanas. Otros disidentes han continuado poniendo en peligro su vida en varias ocasiones, citamos el caso de Martha Beatriz Roque Cabello, muchos de los condenados en la Primavera Negra de 2003, de Guillermo Fariñas, periodista independiente de Villa Clara, que reclamaba el uso de Internet y protagonizó una huelga de hambre por más de tres meses, que estuvo a punto de costarle la vida.

Yo me considero víctima de un atroz atropello, ocurrido el 20 de enero de 2007 a las 12.30 p.m, cuando regresaba de la ciudad de La Habana por ferrocarril, hacía Santiago de Cuba y fui detenida por la policía y acusada de haberme robado un equipo reproductor DVD, conducida a Seguridad Ferroviaria como una vulgar delincuente, donde se me registró hasta el cuerpo, vaciado al piso mi equipaje, ofendida y maltratada en mi dignidad de persona honrada. Después conducida en un carro de patrulla, custodiada por tres policías hasta la estación de la calle San Jerónimo y Corona. Llevada a una dependencia, donde se presentaron los oficiales de la Seguridad del Estado Giovanni Durán Poumier y Omar Taylor Calvo a levantarme un acta de decomiso por la Teniente Janet Despaigne, estar insultándome y amenazándome por más de 10 horas con la aplicación de la Ley 88.

Todo este espectáculo para apropiarse del equipo reproductor DVD y demás pertenencias que traía en mi equipaje. Medicamentos para dos enfermos, libros de cuentos infantiles y otros pequeños obsequios recibidos por la Embajada de Holanda y la Unión Europea.

Por no tener otra forma de protestar por lo que se me había quitado arbitrariamente, me declaré en ese momento en huelga de hambre por 12 días, a pesar de tener 74 años de edad y padecer asma bronquial alérgica, hasta que sufrí un shock y tuve que ser hospitalizada, por correr grave peligro. Las autoridades no atendieron ninguna de mis quejas, me dirigí por escrito a Fiscalía Militar Provincial, no recibieron la carta, al Jefe de la Estación de la policía, tampoco y por último a Abelardo Colomé Ibarra, Ministro del Interior, explicándole lo sucedido y que si ello constituía delito, que se me llevara a un tribunal y se me juzgara. Nunca me respondió.

¿Alguien puede decir que en Cuba se respetan los derechos humanos?


Madrid
23 de Diciembre de 2009

PREFIERO IGNORARLO

No quisiera saber que en el mundo

aún existen esclavos.

No pretendo tener la certeza que

un hombre domine a los demás y

que se sientan tan débiles que no

sean capaces de alzar los brazos y

romper las cadenas.

No quiero asumir la certidumbre que

por intereses mezquinos, quienes se

dicen ser democráticos, los sostenga

con su apoyo incondicional.

No aspiro a obtener la seguridad de que

se dicten leyes para reprimir por la fuerza

a quienes se les impongan.

No querría estar convencida

que en el mundo haya seres indignos

que no conozcan la vergüenza y

el civismo.

Me duele conocer como se matan las

ideas entre las rejas de una prisión,

frente a un tenebroso paredón.

No deseo perder la fe absoluta en

los gobernantes que se proclaman

Demócratas, mientras los tiranos

ahogan las libertades, estos los apoyan

y con una sonrisa les den la mano.

¿Cómo hacerse el desentendido ante

tantos abusos, crímenes y desidia?

Se realizan reuniones, cumbres, se les

acusa, pero nada se hace en concreto.

¿Qué esperanza tendrán esos pueblos

de alcanzar la ansiada libertad, con

pusilánimes ostentando el poder?

Les espera andar un difícil camino para

lograr alcanzarlo.

Sería necesario como dijera Ruben

Martínez Villena.- “Hace falta una carga al machete, para acabar con tantos bribones, para acabar con la obra de las revoluciones”.


Madrid,

22 de diciembre de 2009


23 diciembre 2009

MI PUNTO DE PARTIDA


Relato

Creo que lo que sucedió en esa etapa de mi vida, me marcó para siempre, me hizo comprender que no hay enemigo, por poderoso que sea, que no se pueda vencer, si somos capaces de enfrentarlo con valor y sin ningún temor, con la fe como estandarte, sin bajar la cabeza y seguros del triunfo. Sostengo la teoría que, cuando se va tratar de ganar cualquier objetivo, el que sea, si nos acobardamos o pensamos que el otro el más poderoso, más inteligente, ya podemos dar por perdida nuestra batalla.

Ocurrió en el curso 1945-1946, mi padre escuchando consejos de amigos y familiares, dada su posesión económica, quiso que sus tres hijos mayores estudiaran en colegios exclusivos de la clase más alta de la sociedad de aquellos tiempos. Ya era alumna aventajada de piano e idiomas, escribía a máquina con gran facilidad. ¿Por qué permanecer en una humilde escuela de barrio?

Por ese motivo al iniciarse el curso en septiembre de 1945, por recomendaciones nos matriculó a mis dos hermanos Serafín y Saturnino en el Colegio de La Salle, ubicado en la calle Corona, esquina a Heredia y a mí en una escuela de corte religioso, solo para hembras, nombrada “La Esperanza” situada en la carretera de Cuabitas. No sería la más aristocrática, pero me quedaba cerca de la casa

Con mi uniforme blanco con las iniciales de la escuela en marrón, mi carpeta con mis libros y cuadernos debidamente forrados, zapatos negros de corte bajo y medias blancas, muy bien peinada, con un lazo azul sujetando mis cabellos en la parte más alta de mi cabeza, con mi pequeña figura a pesar de tener 13 años, me presenté el primer día de clases. Las maestras, señoras muy finas y educadas me dieron la bienvenida, me presentaron a las demás alumnas y mostraron la que sería mi aula y pupitre.

Me di cuenta que las demás compañeras de aula me miraban como si fuese algo raro, no me conocían y casi todas ellas procedían de los cursos anteriores, niñas orgullosas y poco comunicativas. Traté de agradarle con una dulce sonrisa, como respuesta recibí una fea mueca.

A la hora del recreo, todas salíamos al patio grande del fondo, unas a merendar, otras a conversar. Nadie se me acercó. Vi en un extremo a una niña rezagada y con mirada tímida, me acerqué y la saludé. Ella reuía mi mirada, como con mucho temor. Era mestiza y aunque venía tan bien vestida como las demás, era despreciada con gestos y palabras soeces. Allí todas eran de la raza blanca.

Le dije:- ¿Tú no eres la hija de la enfermera y el médico del Reparto Sorribes? Asintió con la cabeza.

Escuchamos risas burlonas y comentarios a nuestro alrededor. Al dirigirse a mí decían;- ¡Negrera! ¡Piojo resucitado! Miraban a Ligia, que así se llamaba la niña y escupían con gesto de asco.

Aquella situación me disgustó mucho y hubiese deseado no volver más, pero mis padres me aconsejaban, que era una buena escuela, que había comenzado el curso… tienes que adaptarte… esa no es como la escuela pública…evita buscarte problemas… no mires a esas que te desprecian, piensa que no son mejores que tu y crécete.

Sigue los consejos, sin apartarme de Ligia. Las demás continuaron aisladas y en un cuchicheo constante. Las ignoraba, pero lo que más les molestaba era que las maestras desde el primer momento mostraron admiración, yo respondía a todo, era más aventajada que las otras, mis notas todas eran excelentes, no participaba en los pequeños desórdenes que se originaban en el patio, tirándose bolas y papelitos y alterando la voz, más de lo permitido, en la clases de religión, también las superaba, como las de idiomas y música.

Con ira murmuraban;-¡Claro! Su padre le paga repasadores, está en el Conservatorio de música de Dulce María Serret ¡Como no va a saber más que nosotras!

Así pasó el curso y se acercaban las vacaciones del mes de junio, en la escuela se celebraría una gran fiesta y también se convocaba a un concurso, de varios géneros, cuentos, poesías y adivinanzas. Se ofrecieron las bases de cada índole y se sugirió que se podía trabajar en equipos, hasta de cuatro o individualmente. Quise que Ligia lo hiciera conmigo, esta tan tímida como siempre, rehusó, me decía que no tenía cabeza para eso.

Las demás muy entusiasmadas formaron varios grupos y al verme sola, se reían a carcajadas: - ¡La pobrecita! ¿Cree que nos puede ganar?

Mientras ellas continuaban con sus hirientes burlas, yo escribía.

A la hora de entregar los trabajos, fui la única que participó en los tres géneros, muchos de mis amiguitos del barrio, me ayudaron consiguiéndome todas las adivinanzas que se sabían. Las presenté debidamente mecanografiados y encuadernados. En la portada dibujos relacionados con el tema, hechos por mi buena amiga Rogelita.

En total:- llevé más de cien adivinanzas, una poesía dedicada a nuestro Héroe Nacional José Martí y un cuento relacionado con la discriminación racial, una directa alusión a lo que sucedía con mi condiscípula Ligia.

Se acercaba el día de la fiesta, la presentación de los trabajos debían ser leídos por sus autores. Sería en el Teatro Oriente, de la calle Enramadas y Padre Pico, unos de los mejores y más grandes de la ciudad.

A mí se me había presentado un problema, en esos días afectaba a la ciudad un brote de gripe muy fuerte, que el pueblo había bautizado como “El Trancazo. Estuve varios días muy mal, con fiebre alta y sobre todo con el pecho muy apretado, tosía mucho que parecía un tambor el ruido que emitía.

De todos modos me aferraba a la idea, que aunque fuese con fiebre no iba a dejar de participar y así declararme derrotada, para más burla de mis presuntuosas compañeras de estudios.

Mi madre mandó a confeccionar un lindo vestido de seda rosado bordado, muy de acuerdo a mi casi infantil figura, zapatos blancos, me peinó con cuidado mis rubios cabellos, que me daban por los hombros con un gran lazo rosa aprisionando la mitad, desde la parte más alta de la cabeza, pero… el pecho me silbaba como un violín , al compás de mi entrecortada respiración, tosía sin poder evitarlo y…¡De qué manera!

Mí querida prima Mariíta, que vivía con nosotros, se lamentaba:- ¡Esa niña no puede ir a esa actividad con ese catarro! ¿No se dan cuenta? Pero yo insistía. Con todo fervor elevé una oración a Dios. ¡Dios mío, que yo no tosa en el teatro, te lo pido por favor, que no haga el ridículo Señor!

Al entrar al teatro, pude comprobar que se encontraba lleno, con los familiares de las demás niñas, los profesores e invitados.

El escenario con hermosas cortinas de damasco color vino, sujetadas a cada lado, adornado con bellas flores y muchas luces, a un extremo, sentados en una mesa cubierta con un fino mantel de encaje blanco, se encontraban los que componían el jurado.

Me senté sudando frío con mis trabajos apretados contra mi pecho, que seguía porfiadamente silbando a más y mejor y yo clamando:- ¡Dios mío, que no tosa! Las flemas me querían ahogar y pugnaban por salir. ¿Cómo hacerlo a teatro lleno? ¡Qué angustia! Pero no desistí, me decía:- resistiré.

Una a una de las concursantes fueron llamadas por los altavoces y presentado sus trabajos, como dije antes, seleccionaron una del grupo en representación de las otras, se escuchaban algunos aplausos y arengas de los familiares y amigos cada vez que subía una niña.

Cuando escuché.-¡¡¡Haydée Rodríguez!!! Dicen que yo me puse roja como la grana, subí los pequeños escalones y me ajustaron el micrófono, era la más chica del grupo. Por dentro de mí iba orando sin cesar:- ¡Que no tosa, Dios mío!

Sin vacilar un instante, comencé a leer primero el poema, escuché una cerrada ovación al terminar, lo había dicho con gran emoción. Acto seguido leí el cuento muy despacio y con buena entonación. Otros aplausos.

Al terminar las demás participantes, nos quedamos paradas en el escenario, hasta que el jurado diera su veredicto. Ni me atrevía a respirar, trataba por todos los medios de no toser. Y seguía orando, mientras miraba para el numeroso público que llenaba la sala y pensaba:- ¡Ay Dios mío, me caigo muerta si toso y esta gente se ríe de mí! ¿Por dónde salgo?

No puedo precisar qué tiempo duró aquella crucial prueba en mi joven vida. Solo sé que escuché como la directora de la escuela jubilosamente anunciaba:-

-El jurado por unanimidad ha declarado como única ganadora en los géneros de poesía, adivinanzas y cuentos a…. ¡¡¡HAYDEE RODRIGUEZ!!!

Yo no sé que pasó, me sentí rodeada de todos los profesores, que me abrazaban y besaban con las más efusivas felicitaciones, los flashes de las cámaras fotográficas, me aturdían, me llenaban los brazos de regalos y ramos de flores, y para mi asombro, todas mis detractoras también subían al escenario a felicitarme entre besos y abrazos.

En su butaca, mi prima Mariíta lloraba. ¡Era tan sentimental!

¡¡¡Gracias a Dios!!! No tosí, hasta creo que con la emoción se me quitó la gripe, Pero eso sí, en el próximo curso no volví a esa escuela, preferí las públicas, donde todos éramos iguales. Lo mismo hicieron mis hermanos.

Esta historia fue para mí una gran lección y el punto de partida de lo que sería mi futura personalidad, totalmente despojada de orgullo y vanidad.

Madrid,
10 de diciembre de 2009

TARDE DE OTOÑO

El crepúsculo de la tarde me llena De melancolía.
Añoro la tibieza de mi sol, escuchar La alegre música.
El barrio que tantas veces recorrí, en las penas y alegrías.

A mi paso, la amena charla, la sonrisa
Afectuosa.
Los pregones callejeros, la algarabía de los niños,
Los paisajes tan conocidos, mis programas
Favoritos, las miradas de mis perros.

El quehacer de tanta gente, el bullicio. De la
Calle Enramadas, la sombra acogedora de los
Árboles del Parque Céspedes.
Contemplar a lo lejos las montañas de la
Sierra Maestra, ver en la distancia la hermosa
Bahía santiaguera, bañada por el sol, perece
Un trozo de plata.
Más extraño en esta tarde fría el calor de mi
Hogar, las fotos de mis seres más queridos,
La compañía de mi hermano, a veces gruñón,
En ocasiones comprensivo, pero más que nada
Añoro el sentir de mi patria, que es Cuba.

Burguillos de Toledo

18 de noviembre de 2008

21 diciembre 2009

EL ORATE ELEGANTE

Estampa santiaguera

Aunque algunos no lo crean, estas estampas son extraídas de lo cotidiano del quehacer de esa bulliciosa y alegre ciudad que es Santiago de Cuba, muchas son hechos de la vida real y que ocurrieron en alguna ocasión.

Corría julio y ya se hacían los preparativos para lo que sería el carnaval, de la última decena del mes. En la calle Santa Rita esquina Carnicería, se montaba la tarima y los kioscos para esperar con júbilo el deseado festejo.

Carpinteros, electricistas, pintores y mirones sudaban copiosamente. ¡Qué calor caballeros! Alguien había puesto en la acera una grabadora con un alegre ritmo de moda y varios jóvenes que se daban cita en el referido lugar, bailaban, contoneando sus cuerpos, como preámbulo de lo que sería la próxima fiesta.

Algo inusitado sucedió que desvió la atención de todos:- ¿Qué es eso caballeros? ¡Miren! Los ojos de todos buscaban el objeto que tanto había despertado la curiosidad y ¿Por qué no decirlo? La atención de los presentes.

Del mercadito de la esquina salió todo el mundo, ni los dependientes quedaron, sin importarle hasta a los que hacían la cola para la venta de plátanos burros se perdiera.

En la panadería “La Nueva Era” de la esquina opuesta, salió Marisol de la parte adentro del mostrador, dejando atrás la cola de usuarios, para comprar el pan planificado con la libreta en la mano. Una vieja salió y al ver lo que sucedía, se tapó los ojos recatada exclamando:- ¡Ave María! ¡Virgen santísima! ¡A lo que hemos llegado! A lo que esta tan desfachatada como siempre le contestó:- ¿Ave María de qué? ¿Nunca lo haz visto? ¿O es que te quedaste patia?

Con la algarabía que se formo, el carnicero Erasmo dejó el picadillo de soya que acababa de llegar, afuera y con las puertas del refrigerador abiertas. Ofelia la chismosa del comité, que barría la acera, soltó la escoba y se sumo al numeroso grupo que desfilaba Santa Rita arriba, rumbo al Parque Céspedes.

Desde puertas, ventanas y balcones un público ávido de espectáculos, lo seguía o se asomaba riéndose burlonamente. ¡Qué barbaridad señores! ¡Nunca había visto cosa igual!

Ya la alegre comitiva doblaba la calle San Pedro y subía la empinada cuesta, atrás los chóferes de varios automóviles hacían sonar sus cornetas, el tráfico se había interrumpido. Por todas partes salía más público, algunos niños querían ver el atractivo suceso, sus madres lo mandaban a entrar. ¡Pasa, niño! ¡No mires eso!

Desde las oficinas del edificio de Educación Provincial, alguien avisó a la policía, que hacía ronda en el parque cercano lo que estaba sucediendo y sin lugar a dudas era una alteración del órden no usual.

Ya llegando a la cima, por la calle San Basilio llegaron los uniformados tufa en mano, con voz enérgica gritaban:- ¿Qué es lo que está pasando aquí! ¡Vamos! ¡Desalojen! Cuando se dieron cuenta del motivo de la multitudinaria manifestación.

Nadie conocía al personaje, que delante de ellos caminaba muy ceremonioso y a prudencial distancia, con zapatos lustrosos y medias, completamente desnudo y con una elegante corbata puesta.

Se lo llevó un carro de patrulla, por supuesto, directo al Hospital Psiquiátrico de San Luis de Jagua.

Santiago de Cuba
18 de julio de 2005

EL VELORIO DE TIMOCHENCHO

Estampa santiaguera

En los primeros años del triunfo de la Revolución, se hacían grandes concentraciones en fechas tan significativas como el 1 de enero y el 26 de julio, tanto en la ciudad de Santiago de Cuba, como en La Habana.

A una de estas concentraciones, celebrada en la Plaza de la Revolución José Martí en la capital cubana, fue Timochencho. Nunca había ido a la bella urbe, esta era una buena oportunidad. Según se decía, se le brindaba el transporte y alojamiento con comida gratis. ¿Cuándo el humilde vecino de la barriada de Los Olmos soñó con un viaje así? Esta era su oportunidad y no se la podía perder.

Antes de salir sus familiares le recomendaron no alejarse del grupo, no se fuera a extraviar entre la multitud que asistiría y después… ¿Como regresaba a su ciudad natal?

Un día después de celebrado el multitudinario acto, les llegó un aviso a la familia:- Timochencho había fallecido. No se ofrecieron más detalles, por lo que sus hermanos hicieron múltiples gestiones para que su cadáver fuese traslado, velado en su casa y enterrado en el cementerio de Santa Ifigenia.

Dos días después llegó el aparente fallecido, sin saber cual había sido la causa de su repentina muerte. Toda la barriada de Los Olmos lo esperaba en lo que había sido su domicilio de la avenida de Mariana Grajales, frente al Callejón de los perros.

Se decía que supuestamente había expirado de un infarto masivo. El sarcófago venía cerrado. Al hacer su entrada en la casa los gritos de sus familiares más cercanos eran ensordecedores, los pocos blancos que asistían al velorio, criticaban a los negros de que eran muy escandalosos y por eso velaban a sus muertos en su propio domicilio y no en la funeraria, para poder gritar bastante.

Una de sus sobrinas nombrada Arlette se desmayó, una vecina compungida gritó:- ¡Apártense, déjenla respirar! ¡Que coja aire! ¡Corran, busquen alcohol o poción Jacu!

Arlette abriendo los ojos suplicó:- Ni alcohol ni poción Jacú, denme café con galletas.

Después que la gritería se calmo un poco y se repartió el café y las galletas, que el isleño de la panadería “Titán” de enfrente donó, ocurrió algo inusitado y mucho menos esperado.- La madre del occiso tirada sobre el ataúd gritaba inconsolable:-¡¡¡déjenme ver a mi hijo!!!

A tan justo reclamo, alguien no sin antes taparse la boca y la nariz con un pañuelo mojado en colonia, abrió la caja. Al ver la dolorida madre el cadáver gritó más fuerte aún:- ¡¡¡Saquéenme este negro de aquí, este no es mi hijo!!!

En efecto, el muerto se había sido cambiado, allí había un cadáver apuñaleado, negro como un totí, que no se parecía en nada Timochencho, que era un negro pardo y con buen cabello.

El escándalo fue en grande, muchas críticas por los vecinos más escépticos, que no veían con buenos ojos esas actividades y el rumbo que estaba tomando la Revolución.

Por mucho que sus familiares trataron que se investigara a fondo el caso y que apareciera el difunto, jamás se supo cual fue su última morada. Algunos opinaban que había sido enterrado en lugar del otro por equivocación, lo cierto que a este tampoco nadie lo reclamó.

Los indignados familiares de Tomás de la Caridad Dubergel Durruthy, que era como en realidad se nombraba, protestaron y hablaron hasta por los codos del triste fin y de no tener el consuelo de saber lo que le había ocurrido y a dónde fueron a parar sus restos mortales.

Todo por querer conocer La Habana.

Santiago de Cuba
Enero de 1960

20 diciembre 2009

LLEGARON LOS CALAMARES

Estampa santiaguera

¡Conchita corre! ¡Corre, dame la libreta y la jaba!

¿Qué vino Chencho?

-¡Están llegando a la carnicería los calamares, cogí ya un turno en la cola, soy de los primeros! ¡Ve preparando la olla, que hoy ceno calamares, ya estoy cansado de comer arroz pelaó.

-¡Y dilo! Con ese nuevo plan que han implantado no es fácil, los 5 huevos en la primera semana, en la segunda las 8 onzas de picadillo de soya, en la tercera 6 onzas de pollo y ahora a fin de mes el calamar en sustitución de las 11 onzas de pescado jurel congelado, que no se sabe de qué mar vendrá, solo da para una sola comida, cuando se limpia y se le quita el pellejo y las tripas ¡Qué prueba caballeros!

-Chencho añade: -¿Y el resto de la semana.

-Ella responde:- ¡A capela, mi hermano!

-¿Qué registras tanto Chencho?

-¿No ves chica? No encuentro una bolsita de nylon, ni el menudo que dejé aquí.

-¡Tú siempre con lo mismo! Las bolsitas se rompen enseguida y eso que las venden a 1.00 peso cada una, los muy descaraós, en las shopping nunca hay ¡Claro! Para que las revendadan los “Merolicos” el menudo lo gasté en una cabeza de ajo chiquitina, que me costó 1.50 y un paquetico de culantro con pocas hojas, 1.00 peso ¿Ha dónde vamos a parar?

Chencho se molesta y comienza a protestar, ella lo tranquiliza:- ¡Espérate! Saca una lata con tapa y un nylon debajo de otra lata donde guardo el arroz 5.00 pesos, que tengo que tenerlo todo escondido porque si no… los muchachos todo lo cogen y si es Albertico… se cree que tengo una mina, se pasa todo el tiempo pidiendo pesos para comprar turrones de coco o cucuruchos de maní o lo que aparezca.

-Son tus sobrinitos del alma. Le dice burlón. Al que Dios no le dio hijos…

-¡Los nuestros! Aclara Conchita.

¡Anda, anda! Date prisa, que si llego tarde pierdo el turno y tú sabes como se esa carnicería cuando llega algo.

-Chencho sale presuroso, Concha se pone a limpiar el arroz y piensa: - ¡Qué sucio viene! Lo voy a cocinar ahora para cuando venga Chencho con lo calamares y los limpie, ya está hecho. Me he quedado con una sola olla de presión y según dicen de otros lugares que llegó primero, que son durísimos, ya que son grandes, que viene de Canadá no como los que han venido antes, chiquitos, que hay que darle candela para que se ablanden.

Una hora después entra Chencho con sonrisa triunfal. ¡Mira Conchita, los cogí! ¡Qué grandes son! Aunque me tocaron solo dos. ¡Estos si son calamares y no las rabisas que nos estaban vendiendo una vez al mes.

Al poco rato ya Conchita tiene los calamares en el fogón, al tiempo que grita aterrada ¡Mira Chencho qué cucaracha tan grande, toma la chancleta y mátala, les tengo pánico a esos bichos!

Chencho coge la chancleta y le recomienda a su hermana que tape bien la olla, que esta desgraci á es capaz de caer adentro.

-¡Ay se me fue! Se metió por esa rendija de la pared ¡Pon agua a calentar, que se la voy a tirar y se acabo cucaracha!

Al hervir el agua, se la lanza a la pared, donde supuestamente debe estar el artrópodo, pero esta escapa y se va pared arriba, muy cerca del techo.

-Ahora sí que no la puedo matar, mira por donde va, agrega el anciano con gesto desanimado.

Mira el reloj, ha pasado una hora y pregunta:- ¿Todavía no está eso? ¡Tengo un hambre!

Ellas le responde -¡Espérate un poco! Lo que pasa que como me dijeron que eran muy duros, le eché mucho agua no se me fueran a quemar y ahora los tengo sin presión, para que se gaste y la salsa quede más espesa. ¡Ten calma, que esta noche comes calamares!

Chencho mira la olla y le recomienda:- Tapa eso, acuérdate de la cucaracha.

-Ella le responde:- Si la tapo tarda más consumir el líquido, ten calma que falta poco, ve poniendo la mesa, haz algo chico. Ya está el arroz y hasta freí unos platanitos maduros.

Chencho se pasa la lengua por los labios en señal de lo que se va a comer y que espera ansioso. Cuando se escucha otro grito de Conchita: - ¡Chencho, la cucaracha!

-¡Dónde está, no la veo. ¡Déjate de tanto miedo y cierra la olla por favor! La increpa el anciano.

-¡Corre Chencho mira por dónde va!

El anciano chancleta en mano la persigue. Inútil, se le ha escapado otra vez.

Felizmente este cuento no ha tenido un final trágico como todos esperaban, pero… después de comer y saborear los deliciosos calamares, compartir algunos pedacitos con el gato Vladimir, Conchita haciendo alarde de buena cocinera, le decía a su hermano:-

¡Qué lástima que den tan poco, si fueran más los hacía rellenos, ¿Te acuerdas mi hermano? Como los hacía antes, ¡Una fuente llena!

-Bueno, no sueñes más despierta, que el mejor de los días te da una pesadilla.

-¡Anda so pesa‘o, que ahora te toca fregar, mientras yo veo la novela.

-Desde la cocina Chencho le grita a su hermana:- ¡Concha, coño, dejaste la olla destapada, yo que me quería comer la salsa mañana con el pan del desayuno y la desgraci’a cucaracha por fin cayó en la olla!

Santiago de Cuba,
24 de abril de 2002

TIEMPO Y REALIDAD

A pesar del tiempo que he vivido,
Puedo ofrecerte el caudal de mi experiencia,
Mi gran pasión, que inundara tu ser en oleadas
De placer.

Sabes que doy lo mejor de mi ser por ti, aunque
Me rehúses con desden, sin querer, tal vez apreciar
Lo valioso que es un amor así.

Te aferras a una idea que no te deja vivir, disfrutar
De lo que hoy tienes al alcance de tu mano.

Vive el momento, el futuro es incierto y lleno de
Sorpresas, que pueden ser desagradables.

Vive hoy sin pensar que sucederá mañana, ya que
El siguiente minuto no es nuestro, es voluntad de
Dios.

No lo pienses más, ven a mis brazos, el momento
Es hoy, mañana posiblemente será demasiado
Tarde.


Santiago de Cuba
25 de julio de l983

16 diciembre 2009

TOMASA ROMPE GRUPO

Estampa santiaguera

El sindicato, la administración y demás factores políticos de la Empresa Consolidada de Asuntos sin importancias, con la sigla ECASI ha convocado a todos los trabajadores para una asamblea extraordinaria. Por su importancia se encuentran como invitados representantes del municipio y la provincia.

Se trata de analizar y darle solución a un grave problema que, según los últimos análisis realizados por los dirigentes del centro, está afectando objetiva y subjetivamente, el desarrollo de las actividades, la producción y la disciplina en general.

Todas estas personalidades se encuentran sentados en la mesa de la presidencia, en l a parte más alta del local, donde con frecuencia se celebran reuniones y otros eventos. Como está repleto, el aire acondicionado no es suficiente, para que los jefes no sufran calor, se han colocado dos ventiladores grandes, uno a cada lado de la mesa; por si acaso… no faltan algunos “Guatacones” dotados de pencas, para echar más fresco si fuera necesario. Tampoco se puede prescindir de la jarra de agua bien fría, ni la bandeja con u n termo de café, por supuesto, para los jefes.

Los trabajadores están expectantes e intrigados, unos a otros se preguntan en voz baja, con la mano puesta sobre la boca: - ¿Qué será? ¿ De qué se tratará? – Nadie lo sabe.

El director de la empresa, ajusta el micrófono, no sin antes dirigirse para donde se encuentra sentado el secretario general de la sección sindical:- ¡Oye, Pancho! ¿Ya pasaste lista para ver si no falta nadie?

-Ya jefe, están todos, los que han venido a trabajar hoy, pues Lidia llamó que tiene el hijo enfermo, Tatita que fue al médico, Euclides, que tenía que resolver un problema, dos más que no se han justificado, ya los llamaré a contar…los demás… ya lo ve…, ahí, para eso he convocado a esta asamblea una hora antes de la salida, porque si no… se me van casi todos.

-¡Bien, compañeros y compañeras! El motivo de esta reunión es para resolver el asunto que está afectando grandemente la productividad y la disciplina del centro. Se trata del problema de la compañera Tomasa, que como ustedes saben, se desempeña como auxiliar de limpieza de nuestra empresa, pero… debido a… ¡ejem! Bueno… ustedes saben… eso de…¡para terminar!, que por ese asunto la productividad y la disciplina del centro se están viendo seriamente afectadas. Es de todos conocido, que cuando entra a un departamento a realizar sus labores de limpieza, todo el mundo abandona el puesto de trabajo y la dejan sola. A la hora del almuerzo, si ella se encuentra sentada en una mesa, el comedor permanece vacío; los compañeros soportando estoicamente el ardiente sol o bajo la lluvia en la acera, aguardan la cola hasta que ella sale, lo cual ha traído como consecuencia que el horario de almuerzo se haya alterado y por tanto… se pierda parte de la jornada de trabajo. Dadas estas circunstancias tan especiales, nos vemos precisados a buscar una solución urgente. Damos la palabra a los demás factores aquí presentes:

-El secretario general del sindicato qué propone:

-Vaya, yo… eh… pediría que se le aplicara como sanción la separación definitiva del cargo.

Varios trabajadores levantan la mano.

¡Un momento, esto es con orden!

Unos apoya la medida, otros opinan que si la compañera no ha cometido ningún delito, esa medida es muy severa.

El jurídico de la empresa toma la palabra y aclara que no se puede aplicar esa sanción, que sería una violación, ya que la compañera Tomasa no ha sido sancionada anteriormente ,no tiene llegadas tarde, ni ausencias injustificadas ni siquiera aparece con una amonestación, en su expediente , participa en todas las tareas y actividades, que se tome otra medida, que si ella eleva este asunto al Consejo de Trabajo, la cosa se complica, ustedes saben que la compañera Aida, no es fácil, cuando se trata de defender a los trabajadores y más de una vez hemos perdido, cuando se ha querido imponer una sanción no acorde con los estatutos y demás reglamentos. A propósito ¿ Donde está la compañera Aida? Varios Contestan a la vez: De vacaciones.

Una persona mantiene su mano levantada todo el tiempo, pero no se le concede la palabra, hasta que ya cansada baja el brazo y se dirige a la mesa en voz alta: ¡Compañeros, si no se me permite hablar y dar mi opinión, abandono esta reunión!

Ante tal insistencia y no sin antes dirigirse a los demás miembros de la mesa, el director dice en voz baja:- Esta siempre pone mala la asamblea, ¡Tiene cada clase de conceptos!

-Hable Pura, pero trate de ser breve y objetiva,¡ por favor.!

Pura se para de su asiento se dirige a los presentes. – Mi preocupación es la siguiente: ¿Por qué se va a dejar sin trabajo a una compañera tan eficiente como Tomasa, quien tiene que mantener a dos hijos y a su madre inválida, por el problema que tiene? ¿No sería más correcto tomar otra medida más justa? Yo he conversado con ella , tratando de ayudarla y la infeliz me ha contado que con los 100.00, pesos que gana al mes, más lo se busca vendiendo turrones de coco por la noche, después que sale del trabajo y gracias a que su madre se pasa el día rallando cocos, jugándole la cabeza a la policía y a los inspectores, ni con eso puede gastarse un dólar con ochenta centavos, para comprarse un desodorante Rexona for men en las shopping, porque todo el mundo sabe que ya no los venden como antes a precios módicos y en moneda nacional por la libreta de Productos Industriales cada tres meses y que además , a nosotros no nos pagan con dólares, ni nos dan jabas de estímulo, como a los trabajadores de los centros priorizados o de las corporaciones ¿Verdad? ¿ no sería mejor ayudarla? Interrumpe el secretario general del sindicato: - ¿Ayudar como?- Pues bien, aclara Pura-podíamos hacer una ponina el día de cobro y así, con algo que de cada uno, podríamos comprar el dólar, se lo daríamos y ella tendría su desodorante y problema resuelto. ¿ no creen que es una solución más justa y humana?

Salta airado uno de la mesa:

¡Ustedes saben que nosotros no mandamos, solo orientamos, yo creo que eso sentaría un mal precedente, si hacemos una recogida de dinero para Tomasa, después vendrá Pitilli y querrá un talco desodorante para los pies, pues cuando se quita los popis… y a Domitila, que tiene su problema en la boca, habrá que comprarle cuando se le acabe el tubo de pasta dental Perla, que dan cada tres meses en la bodega, un Close –up o un Pepsodent, también en las shopping, que cuesta el primero un dólar con ochenta y cinco centavos y el segundo, dos dólares con cincuenta centavos. ¡Eso no puede ser!

-¿Ustedes no han valorado en trabajo de Tomasa? Recalca Pura sin poder contenerse.

-Le pagan como auxiliar de limpieza, pero la mandan al banco a depositar, le sirve de mensajera y hasta atiende la recepción cuando no hay nadie, le hace mandados a todo el mundo y todo por 100.00 pesos, además mantiene el centro muy limpio.

De nuevo se dirige el director a la mesa: -Se los dije, esta siempre trata de poner mala la cosa e ir a la contra en todo, creo que es una diversionista ideológica. ¡Ojos con ella!

Dos o tres de la mesa hablan a la vez, mientras entre los trabajadores presentes se escucha un gran murmullo.

Ya los ánimos están caldeados, el director pregunta. ¿Qué hacemos?

Es ahora que el vice-director de economía y servicios toma la palabra;

-Creo que la mejor solución, además que no la perjudicaría en nada, es un traslado para un puesto de igual remuneración, por ejemplo: tenemos una plaza vacante en la base de transporte del kilómetro ocho de la carretera de Mar Verde.

Muchas expresiones de alivio. Esa es la solución. Pura sigue levantado la mano, al ver que no le hacen caso, comienza a hablar: - ¡Eso es una injusticia! ¿ No han pensado el costo del transporte hacía esa base? Ella vive en lo último de Chicharrones, viene caminando todos los días por no gastarse 0.80 centavos en las guaguas.

De nuevo interviene el jurídico: - Mire compañera, allí laboran muchos trabajadores de esta empresa y todos buscan la forma de llegar, ya sea en la guagua de la playa… pidiendo botellas… pero llegan, que haga ella lo mismo.

Muchas voces tratan de dar su opinión, por lo que el compañero del sindicato propone llevar a votación, si se traslada a Tomasa para la base de transporte. Pero Pura les grita:- ¡Compañeros, esto es una violación, esta asamblea se está efectuando sin la presencia de la afectada!

La interrumpe de nuevo el jurídico: ¡Basta , compañera, ya usted ha tomado la palabra más de la cuenta! ¡Que se lleve a votación! ¡A ver, que levante la mano el que esté de acuerdo con que Tomasa sea trasladada. – Los que se abstienen, ninguno, los que están en contra, uno, la compañera Pura.

De nuevo el director dice en voz baja: - No se los dije, está en contra de todo, hay que analizarla.

¡Se ha terminado la asamblea!¡ A partir del día primero, la compañera Tomasa prestará sus servicios en la base de transporte de la carretera de Mar Verde y punto.!

Ya fuera del local continúan los comentarios: ¡Pobre Tomasa! Si no fuera por eso… es tan bonita, tiene la cara de una virgen, ¡Qué facciones tan finas! Su cuerpo, parece que lo hizo un escultor. Otros dicen : Es tan simpática, servicial y buena gente… ¡Qué pena! Siempre está contenta, riendo y cantando. Pura los escucha y replica con lágrimas en los ojos. Esto es un abuso. Ella tan infeliz, no es capaz pensar que le han clavado el puñal de la traición por la espalda, ni tan siquiera tuvieron el valor de esperar que ella tuviera presente, aprovecharon que pidió una licencia por quince días , por problemas personales, para hacerle esto.

Otro más medido le aconseja: - Mira, Pura, no te metas en ese asunto, te vas a buscar un problema, yo sé que esta gente y demás “Chericanes”, te tienen el ojo puesto. ¡Cuídate! Que lo peor que le puede ocurrir a uno en este país es caer desgracia, te lo digo por experiencia, acuérdate de otros casos, han tenido que salir como bola por tronera.

¡Chico, tu tendrás razón, pero no me puedo callar cuando veo una injusticia! Recuerda que mi bisabuelo fue mambí, mi abuelo luchó contra Gerardo Machado y mi papá se alzó contra Fulgencio Batista en la Sierra Maestra. Yo no tengo la sangre de sapo, ¿Me entiendes?

El aludido hace un gesto con el hombro derecho: “Allá tú”.

El día primero del mes, muchos están expectantes, para ver la reacción de Tomasa cuando se incorpore al trabajo y sepa que ya no podrá laborar más allí, que ha sido trasladada, pero no llega puntual como siempre.

Otros comentan con sigilo: ¡Tú verás cuando venga Aida de las vacaciones y se entere, seguro que impugna la asamblea, esa no le teme a esta gente, para eso se da golpes en el pecho: ¡Por mi moral de combatiente! ¿Esto no lo permito yo! Ya por estas cosas unos cuantos han tenido que volar la valla, por corruptos y sinvergüenzas. Dice otro: - Bueno… hasta un día…Dice Pura. ¿Se habrá enterado de lo que se acordó en la reunión del viernes pasado? ¡Qué extraño, ella nunca llega tarde!

A las 10.00 de la mañana se escucha un gran alboroto en la redacción. De todos los departamentos se ven asomadas cabezas: ¡¡¡Tomasa!!! ¡Umm! ¡Qué perfume1 ¡Qué elegancia! ¡Qué bella estás!. Ella muy sonriente y feliz, se dirige a sus compañeros: ¡Miren, les presento a mi esposo Belisario, nos casamos el sábado!

¡Mentira, muchacha!

¡Qué sorpresa!

¡Qué calladito te lo tenías!

Todos los parabienes de los mismos que días atrás levantaron la mano en contra de ella. Pura la abraza llorando. Tomasa extrañada, le dice: -No seas boba, chica, ¿Por qué lloras?

-Es la alegría, solloza Pura.

Belisario, emocionado, con su peculiar acento español, se dirige al grupo, que llena la recepción: - Ya me lo había dicho mi Tomasa, que sus compañeros la querían mucho y que este iba a ser un momento muy difícil.

Ahora Tomasa abraza a cada uno de sus compañeros, también muy emocionada y llorosa, mientras recibe felicitaciones por doquier, otras alaban su precioso vestido y zapatos de la mejor marca, sus adornos y prendas muy finas y costosas.

Pasados los primeros momentos, presenta una carta: - Vine a pedir la baja, nos vamos todos para Valencia.

Algunos curiosos preguntan: ¿Cómo fue eso? Ella les explica brevemente, como tres meses antes se habían conocido casualmente en el banco y que fue un amor a primera vista, que le prometió volver y había cumplido su palabra. Ahora eran muy felices. Que el viernes se cansó de llamar por teléfono a todos los departamentos por la tarde y que nadie le respondía, ya que hubiese deseado que alguno de sus compañeros le sirvieran de testigo y compartieran con ella tan grato acontecimiento.

Belisario de más de 60 años, de baja estatura regordete y rosado, sonreía al ver la acogida que había recibido con su esposa y no se cansaba de dar las gracias, por lo que les hizo una invitación a todos a una comida en el Hotel Meliá Santiago.

Allí, disfrutando de la buena comida y bebidas a selección, se pudieron enterar que era un rico empresario, pero que su debilidad eran las negras, en Tomasa había encontrado su ideal de mujer.

Por último, supimos que la única que no asistió a la comida, fue, precisamente Pura.

Santiago de Cuba,
3 de mayo de 2004

NO SABIA QUE HABLABA EN OTRO IDIOMA

Estampa santiaguera

Jorge Carlos está de vacaciones y se ha propuesto resolver algunos problemas pendientes de la casa.

Sale temprano y se dirige al Consolidado de Artículos Electrodomésticos, va directo a la recepción, allí una compañera conversa con otra, si vio lo que le pasó a Verena, la de la novela cubana “Tierra Brava”. Este trata de llamar su atención al verla tan desentendida y parece ignorarlo, le pregunta:- ¡Dígame! ¿Hay piezas para arreglar esta batidora?

La recepcionista continúa su amena charla imperturbable, no le responde.

Sale del establecimiento molesto. Va a la peletería ortopédica, a la primera dependienta que se encuentra le pregunta si hay zapatos para niños de la talla 17. Esta sin responderle le da la espalda y se va para el interior del local.

Para no discutir y que le suba la presión arterial, sale y cruza la calle y se dirige a la cafetería “La Cubana”, a un lado del amplio mostrador varias trabajadoras conversan animadamente.

Pregunta, no obstante qué se está ofertando. Nadie le responde

-Bueno, se dice, será que no me había fijado que la pizarra anunciadora de los productos a la venta está en blanco.

Sigue por la misma acera y se encamina hacia la óptica, en un escritorio se encuentra la recepcionista, receta en mano le pregunta:- ¿Sabe usted si hay esta medida de cristales? Esta al parecer se encuentra revisando unos papeles, aunque le repita la pregunta, ella se hace la desentendida.

Sale exclamando: - ¿Será posible?

Se acuerda que su esposa le dio una receta, para que pasara por la farmacia y le comprara un medicamento. Hay una larga cola, se queja, otra usuaria que debido a que han dejado esta sola farmacia para un área tan grande, hay que esperar tanto, que antes había una en la plaza de Dolores, la Grimany, estaba otra en Santo Tomás y la más popular: Bottino, ahora esta sola para todos los pacientes del Policlínico “Camilo Torres”, no es fácil.

Al ver que va a tener que perder mucho tiempo en la cola, se dirige hacia donde está la dependienta haciendo notas, previa la presentación de la receta indicada por el médico, con cuño, número y que pertenezca a esa área de salud. Pregunta:- Compañera, usted me puede hacer el favor de decirme si hay este medicamento o si está en falta, para no hacer esa cola.

Ella permanece imperturbable, recoge a nota y se va a la caja.

Ya muy molesto, se pregunta:- ¿Será cierto? - Nadie me entiende, parece que hablo en chino, voy a tener que aprender el español después de más de 40 años de haber nacido en este país.

Santiago de Cuba,
26 de abril de 2002

15 diciembre 2009

LA SUERTE DE LA FEA

Estampa santiaguera

Corrían los primeros años de la década del 50 y en la elegante barriada del reparto Sueño, ocurrió un suceso, que conmovió a media ciudad y a todos los que conocían a la bella muchacha nombrada Linda, que aún no había cumplido los veinte años de edad.

Esta hermosa muchacha, por rarezas de la naturaleza, había nacido melliza con Gloria, según contaba la madre, se llevaban 25 minutos. Primero nació Gloria, pesando 5 libras, después Linda, de una libra más, pero… desde el primer momento se notó la diferencia entre ambas hermanas, Gloria era fea, muy rubia, sonrosada, mientras Linda le hacía honor a su nombre, trigueña, de pelo y ojos negros.

Así crecieron las dos niñas, la una miope, pecosa, desgarbada, con la voz ronca y desagradable, el pelo tan rubio, que parecía albina, de baja estatura, con los pies planos, los dientes prominentes, de chuparse el dedo desde que nació como si la naturaleza se hubiese ensañado con ella.

La otra muy hermosa, de un rostro perfecto, al igual que su cuerpo, de ondeada melena, de voz dulce y melodiosa, su piel aterciopelada, todo en ella guardaba armonía.

Entre mimos y halagos se convirtió en una mujer sumamente orgullosa, que paseaba su belleza por lo mejor de toda la ciudad.

Su familia pensaba que haría un ventajoso matrimonio, con uno de los hombres ricos de aquella época, por lo que se vestía y calzaba con lo mejor, usaba valiosas y finas joyas, los más caros perfumes, cuidaba su aspecto físico con sumo interés.

Gloria al contrario, era resentida, acomplejada y no participaba de las fiestas y otras actividades sociales como su hermana, era tanta. Su frustración, que se apartaba de todo lo que para ella no tuviese interés alguno, dedicándose desde pequeña a leer mucho, estudiar, pintar y todo tipo de labores manuales, por lo cual a pesar de su extraño carácter, tenía cierto aire de intelectual, podía entablar cualquier conversación del tema que fuera. Al contrario Linda vivía para cultivar su primorosa estampa, asistía a los salones de belleza semanalmente y cuidaba al extremo su apariencia personal, pero no tenía la cultura de Gloria, cuando alguien se lo señalaba le respondía despectivamente, que a ella eso no le hacía falta. Por esa causa perdió algunos pretendientes, por su mala educación, tan pobre y mediocre.

Un día se enfermó repentinamente, fue ingresada en el mejor sanatorio de la ciudad, La Colonia Española. Allí fue tratada por los mejores especialistas, a pesar de los ingentes esfuerzos, Linda falleció.

El triste acontecimiento se conoció en toda la amplia barriada y buena parte de la cuidad, la esquela mortuoria fue publicada en el Diario de Cuba, de la mañana y Oriente de la tarde.

Además de la familia y los más íntimos amigos, los curiosos, que concurrieron a la Funeraria Mayoral todo el día y la noche en que su cadáver estuvo expuesto, desfilando delante del sarcófago para ver por última vez el rostro de Linda, que muy maquillada, parecía sonreír al paso de tantos admiradores y fisgones. Muchos lamentando su repentino deceso.

Llorosa y acurrucada en un rincón de la sala mortuoria se encontraba Gloria escuchando los comentarios de todos que se encontraban presentes, algunos tan indiscretos, que no reparaban en su presencia y se lamentaban, mientras la miraban despectivamente.

¡Qué lástima, tan bella y morirse tan joven! ¡Qué cosas tiene la vida1 ¡Es increíble que sucedan estas cosas! ¡Ella, ser ella!

Un momento antes de partir el entierro, ya Gloria estaba harta de tanta e irónicas insinuaciones. Una de las amigas más íntimas de Linda dando gritos reprochaba al destino:-

¿Cómo es posible tanta injusticia? ¿Cómo te la llevas a ella, precisamente a ella?

La joven no pudo soportar más tantas indirectas, se puso frente a la triste y llorosa comitiva y les gritó en medio del salón.- ¡Está bueno ya! ¡El que le tocó le tocó, la suerte de la fea, la bonita la desea!


Santiago de Cuba,
24 de abril de 2002

AFRENTA A JOSÉ MARTÍ

Relato

Con el advenimiento del Periodo Especial en Cuba, lo que originó más restricciones y por ende la multiplicación de la miseria ya existente, también trajo consigo, el aumento de las desigualdades.

Surgieron las tiendas shopping, a la vez se fueron eliminando los comercios que vendían en moneda nacional. Así cambiaron la mayoría de las dulcerías, ahora pasaban al área dólar. Una de ellas fue la antigua y muy popular dulcería “La Corona” que abastecía de la gustada golosina a la mitad del llamado Casco Histórico, situada en la céntrica calle Santo Tomás esquina a San Carlos, en la ciudad de Santiago de Cuba.

Esta medida causó gran disgusto en la población, muchos niños lloraban por un dulce, del que estaba acostumbrados, ahora sus padres y familiares no poseían las llamadas divisas y les era muy difícil convencerlos que no podían comprarlos y prácticamente salían arrastrados entre convulsos sollozos.

Esta arbitrariedad me afectaba sensiblemente, cada vez que presenciaba una de estas escenas, vi muchos niños con sus caritas aplastadas contra los cristales mirando los codiciados dulces con tristeza.

En el momento presente, no era un niño, sino un joven, de buena figura y modales de persona instruida. Se dirigía a los presentes, que hacíamos la cola para poder comprar, además de dulces, refrescos, cervezas, galletas dulces, helados y diversas confituras. Hacía poco que se había inaugurado este tipo de venta y se encontraba bien surtida.

Este joven de color mestizo, se dirigía a los presentes enarbolando un billete de a peso, con la fisonomía de nuestro Héroe Nacional José Martí, rogando que se lo cambiaran por una moneda de 0.05 centavos de dólar, para poder adquirir el más económico, un pastel de bufe que costaba 0.10 centavos y a él le faltaba la mitad, o sea los 0.05 centavos.

Con esa indolencia que les da a algunas personas el sentirse superior ante los demás, por el solo hecho de poseer una moneda que no todos tienen, que les confiere ciertos privilegios y ademanes de superioridad. Nadie le prestaba atención y el joven insistía, deseaba comerse un pequeño pastel.

Con el alma conmovida, llegué al mostrador primero que él, compré varios pasteles y los deposité en una bolsa y se los entregué. El me decía que no podía adquirir tantos, solo uno y me mostraba su billete. No se lo acepté.

Sentí una profunda congoja al ver a nuestro Apóstol de la Independencia como perdía su valor frente a una moneda extranjera, y más pena aún por aquel joven que se humillaba ante ella por el placer de saborear un pequeño pastelillo.


Madrid,
1 de diciembre de 2009

12 diciembre 2009

MI HERMANO EN EL CUARTEL MONCADA

Relatos de amor y de guerra

Capítulo XXIV

Verano de 1958. Cada día se hacía más peligroso vivir en Santiago de Cuba, de ambas partes los fallecidos era numerosos, los tiroteos, las explosiones de bombas y petardos, estremecían la quietud de la noche, junto al tenebroso chirriar de las microondas, que presagiaban muerte por doquier. Registros, detenciones, eran sinónimo de nuevas víctimas.

Como era tan riesgoso transitar por las carreteras, de madrugada o de noche, mis dos hermanos mayores habían optado por dormir en la propia panadería “Titán.

Esa noche, mi hermano Nino, conocido por su nombre de guerra, como Ricardo, se encontraba visitando a sus amigos y compañeros de lucha Carlitos Corrales, su primo Esteban Cabrera, que vivían en la carretera de Cuabitas, muy próximo al cruce del ferrocarril, en dos chalet , uno de la abuela nombrada Nena, en la otra vivienda, su hermana Nieves, las primas Carmen, Cecilita y varios primos más.(Por donde hoy pasa la Avenida de Las Américas)

Serían alrededor de las 11.00 p.m. ¡Una temeridad en aquellos tiempos!, Y parados en la acera, un lugar muy conocido por los sabotajes que se hacían a diario al paso de los trenes.

Encontrándose en una amena charla, una microonda que hacía el recorrido, se paró frente a ellos, sin preámbulos los conminaron a subir al auto, siempre tripulado por “Los tres números pegaditos” como el pueblo los hacía señalar, un policía vestido de azul, un marinero de blanco y un guardia de amarillo mostaza.

Los testigos dijeron que habían expresado en forma amenazadora ¡Vamos para el Moncada!

Carmen, que era una muchacha de unos 30 años de edad y su sobrina Cecilita de 13 años, tuvieron el valor de salir a esa hora, subir a Altos de Quintero y coger la carretera central hasta nuestra vivienda en el kilómetro 5 1/5, para avisarnos de lo ocurrido.

Mi padre desesperado, pensando en el fin que pudiera tener su hijo, salió en su automóvil a toda prisa para la ciudad, llevándose a las dos valientes muchachas.

No se le ocurrió otra cosa que ir directo a la casa de un militar, que conocía desde los años 30 y que precisamente era chofer de microondas. Afortunadamente estaba en su domicilio y habían mantenido ciertas relaciones de amistad, (Iba a la panadería a pedirle dinero y pan a cada rato y mi padre por temor no se lo negaba)

Al contarle lo sucedido, este se rascó la cabeza en signo de preocupación, no obstante le dijo:- ¡Vamos, que si tu hijo está vivo, yo te lo salvo!, Te agradezco a ti y a tu familia lo que hicieron por mí en el machadato y el hambre que me quitaron.
Llegaron al Cuartel Moncada, con la compañía que llevaba lo dejaron pasar directo a la jefatura. Al indagar por los tres jóvenes detenidos en la carretera de Cuabitas a las 11.00 de la noche, mi padre pudo observar a varios matones con rostros de asesinos sedientos de sangre. Uno les dijo:- ¿Los tres blanquitos? ¡Ya se los llevaron!

Allí también estaba uno de los más temidos asesinos:- Despaigne.

¡Qué casualidad! Este era masón, pertenecía a la misma logia de mi padre, la nombrada Prudencia número dos, ubicada en la calle Trinidad entre Moncada y Calvario.

Al encontrarse se hicieron el saludo de los masones. Mi padre le contó lo que le sucedía a uno de sus hijos.

El militar ordenó que los localizaran e inmediatamente los trajeran para el cuartel.

El otro repitió:- ¡Si están vivos!

Mi padre palideció al escuchar aquellas fatídicas palabras y como era diabético, sufrió un ligero desmayo. El militar lo sentó en una silla y le pidió que tuviera calma, sudaba copiosamente.

Se escuchó como trataban de localizar el rumbo que llevaba la microonda.

Mientras… en la casa mi madre y yo permanecíamos sentadas una frente a la otra balanceándonos y rezando en silencio. Yo cerraba los ojos y veía a mi hermano tirado en una cuneta ensangrentado y acribillado a balazos, como le había ocurrido a muchos de nuestros compañeros de lucha en los dos últimos años.

Otra cosa sucedía en el interior de la microonda, que ya iba rumbo a la carretera de Mar Verde, los tres custodiados por los militares, que al sacarlos del cuartel habían pronunciado su sentencia de muerte.- ¡Díganme! ¿Esta es la carne fresca de esta noche?

Carlitos le dijo al oído a los dos:- ¿Saben rezar? Y comenzó a orar la oración del Justo Juez.

Al momento se estableció la comunicación desde el cuartel y la microonda, se escuchó como preguntaban: - ¿Ustedes llevan ahí tres blanquitos? Respondieron afirmativamente,.

¡Pues súbanlo inmediatamente!

Mil ideas pasaron por sus mentes. ¿Será para torturarnos? ¡Qué ocurrirá? Pero ninguno se atrevió a pronunciar una palabra. Lo cierto es que lo que tenían de hombre, lo sentían en la garganta.

Eran más de las 3.00 de la madrugada, cuando entraron de nuevo a tétrico lugar, al verlos, el militar le preguntó a nuestro padre:- ¿Cuál es tu hijo? Lo señaló con el índice, pero afirmó: - ¡Yo respondo por los otros dos!

-Está bien, pero te digo una cosa, no te los puedes llevar, si salen a esta hora, otra patrulla los coge y no hay quien los salve, déjamelos aquí, que mañana a las 8.00 te los suelto y no hay problemas, para eso somos amigos ¿No? Aunque… ¿Qué hacían ustedes a esas horas en ese lugar? A mí nadie me quita de la cabeza, que ustedes andaban en algo.

Como cuartada tenían que vivían allí, pero… ¿Mi hermano?’

Mi padre llegó a la casa muy eufórico y nos contó lo sucedido. ¡Vamos a acostarnos, que ya casi tenemos que ir para la panadería a repartir el pan!

Mi madre y yo nos miramos, teníamos tanta afinidad, que nuestros pensamientos se cruzaban. ¡Pobre papá! ¿Se habrá creído ese cuento?
Por supuesto, no pudimos dormir. Al poco rato mi padre se levantaba, quisimos irnos con él, para esperar las 8.00 de la mañana en la panadería, a ver si su amigo y su hermano masón había cumplido su palabra.

¡Increíble!, pero a esa hora exacta estaba mi hermano haciendo su entrada a la panadería.

A pesar de todo, en aquellos tiempos las amistades se respetaban, la hermandad masona era sagrada y la palabra de un hombre, mucho más.

Para que se pueda apreciar la magnitud del cargo que ocupaban esos militares y lo comprometido que estaban, que fueron de los 71 fusilados en los primeros días de enero de 1959.


Madrid,
2 de diciembre de 2009.