24 marzo 2009

MISERIA

¿Has visto alguna vez la miseria?
¿Tiene color? ¿Le puede doler
a quién no la ha vivido?

¿Has sentido hambre y mirado a tu
alrededor con ansiedad de ver eso:
Miseria?

¿Has visto las vidrieras llenas de juguetes,
golosinas, ropas, zapatos
y al bajar la mirada ver tus pies descalzos?

¿Has sentido el frío taladrar tu cuerpo
y no tener con que taparte?

¿Has visto morir a un niño sin medicinas,
sin asistencia médica?

¿Has visto la corrupción, el vicio,
la degradación moral a causa de la miseria?

¿Has visto una madre enferma extender sus manos
pidiendo ayuda y solo recibir desprecio?

Si has metido tus manos y hurgado en tus bolsillos
buscando el níkel salvador que apague tu hambre,
tu sed, y en afán lo hayas virado al revés
y no has encontrado nada.

Ya sabes hermano, el color de la miseria
y su gran dolor.

Santiago de Cuba
19 abril 1956

Poema FELIZ SI MUERO DE AMOR

¡Qué feliz me sentía cuando creía
haber alcanzado mis más caro sueño!

¿Acaso fue un espejismo cuando en
mitad del desierto moría de sed?

Nunca había bebido algo tan dulce,
como la miel de sus labios.

¿Era miel o veneno? No sé, pero la
saboree con infinito placer.

Ahora que no lo tengo, vuelvo a
tener sed. Aunque sea el más mortal
de los elíxires, deseo tomarlo otra vez.

EL AMOR HACE MILAGROS (POEMA)

El amor hace milagros.
¿Qué me ha sucedido a mí?
Ya no soy la eterna solitaria
que en sus noches de vacío
y hastío, entretejía sueños
insatisfecha a la almohada.

Soy la estampa de quién ha alcanzado
un sueño muy lejano,
quien bebe un exquisito néctar
sorbo a sorbo con mucho deleite.

Vivo entre quimeras rosadas,
flotando voluptuosa,
respirando tu aliento
que me da vida y felicidad.

Un año que significa una larga jornada
de momentos sublimes,
de dulces instantes que me hacen
eternos e inolvidables.

Junto a ti todo es hermoso,
mis pupilas se recrean
en la maravilla de la naturaleza
y no hay música que no parezca bella,
ni día que el sol no sea resplandeciente.

Mis amaneceres son como un nuevo despertar
y me pregunto: ¿Será posible, Dios mío?
que me hayas deparado tanta dicha.

Tus brazos amantes me trasmiten
el calor de tu pasión,
En tus ojos leo también eres feliz,
que en mi has encontrado
lo que tanto habías soñado, un amor puro,
verdadero, que nos unirá por una eternidad.


A Pedro E. Guerra Salazar.
23 Agosto 1984

20 marzo 2009

Amio

Amigo, es en todo tiempo; los buenos,
los malos, los tristes y los alegres.

Ese que te brinda su mano espontánea
en toda ocasión, te levanta si te ve caído,
se conduele de ti en el dolor, la miseria,
la incertidumbre.

Quien no te abandona por tu pobre condición
y comparte con amor el pan, el consuelo,
la ayuda oportuna.

El que no te desprecia,
no espera nada de ti
te defiende cuando lo necesitas.

Ese amigo dispuesto a perder la vida,
y la libertad por defender tu derecho,
salvarte y luchar por la justicia y la verdad

El que está pendiente de tus problemas,
no para criticarte,
si no para buscarle solución.

El que está a tu lado en los momentos difíciles
cuando la tristeza te embarga,
o estas en inminente peligro.

Es el que brinda afecto entrañable,
comparte el amor con sinceridad,
no tiene envidia ni guarda rencor.

Cumple el mandamiento cristiano
de amar a su prójimo como a si mismo,
sin egoísmo ni ambición, con lealtad y sinceridad.

15 abril 1999

A mi madre. Poema

¡Madre mía!
Hoy no puedo ofrecerte un regalo material
ni depositar un beso en tu frente,
solo darte el sentimiento de mi corazón
y todos mis pensamientos,
decirte que estás muy presente.

Te has ido,
y te recuerdo como el primer día,
no olvido tu amor, tu ternura,
¡nunca madre mía!

Aunque ausente estás,
te presiento muy cerca de mí,
tu amorosa mirada no se aparta de mi lado,
el celo con que me cuidabas,
tus desvelos y caricias,
¿Dónde están, madre mía?

Con tu partida me has dejado un vacío
muy grande, que jamás nadie podrá llenar,
dulce madre mía.

Me quedan tus ejemplos, la dignidad con
la que transitaste por la vida,
la honradez de tu espíritu,
siempre fiel y amante,

¿Cómo no recordarte en este día, madre mía?

Santiago de Cuba
10 marzo 1997

Por amor nació un poeta.

Para poder expresar todo lo que por ti
sentía, me volví poeta,
le puse música al rumor del río
colorido al paisaje, perfume a las flores.

Por ti el Sol siempre era luminoso.
por ti mi alma cantaba.
por ti todo me parecía hermoso.

¡Con qué amor cuidaba de tus cosas!
vivía espiando tus gestos
para adivinar tus caprichos.

Tus ausencias era tormentosas,
el regreso, el día más feliz.
un obsequio tuyo el más apreciado
de los tesoros

Tu alegría, la mía,
tus penas, mi dolor y mi llanto.
una caricia tuya me transportaba al cielo.

Tu sonrisa como un amanecer en primavera
y ahora que no te tengo; ¿Qué me queda?
El don de ser poeta y poder decir;
¡Cuánto sufro!

Febrero 1975

18 marzo 2009

POR QUÉ. Poemas

¿Por qué me hacen perder la
Fe en los seres humanos?
¿Por qué en vez de amor y
Bondad me muestran rencor
y maldad?
¿Por qué usar la mentira en vez
De la diáfana verdad?
¿Por qué utilizar tan bajos propósitos
Para lograr una fingida paz?
¿Por qué se oprime a los hombres que
Sólo desean vivir en libertad?
¿Por qué apagar la llama redentora
Por la fuerza y la brutalidad?
¿Por qué hombre, por qué te niegas a
Comprender que la violencia solo engendra
Ira y la ira rebeldía?
¿Por qué te apartas del bien y buscar por
Todos lados el mal?
¿Por qué hijo de Dios no te miras en el
Espejo de lo que eres hoy y tal vez mañana
No serás?
¿Por qué donde hay tanto odio no pones amor
Y comprensión hacía los demás?
¿Por qué ser humano me haces pensar que en tu
Corazón no pude existir todo el amor que
Dios tiene para ti?

Santiago de Cuba
10 Agosto 1997

LA AMBICION (Cuento)

Agustín era un hombre que no se conformaba con lo que Dios le había dado en su vida, mientras araba en el campo, renegaba de su suerte y no se cansaba de ambicionar que la tierra le diera más riquezas, no le satisfacía lo que producía el fértil suelo, pues sus cosechas iban en aumento.

Un día se miró sus velludos brazos y deseo:- Si por cada uno de estos vellos yo tuviera un dólar ¡Que feliz me sentiría! Todavía este pensamiento no se le había borrado de su memoria, cuando la punta del arado chocó con algo que se rompía y de su interior brotaban brillantes monedas de oro. Su alegría fue inmensa. Soltó el arado y dejó a los bueyes abandonados. Corrió hasta su casa y le gritó a su esposa: - ¡Ursula! ¡Ursulita! mira, somos ricos! Llevaba en sus manos varias relucientes monedas.

¿Qué es eso? Preguntó su mujer sin querer dar crédito a lo que sus ojos estaban mirando.

Aún jadeante por la carrera, se secó el sudor con ambas manos y le contó el milagroso hallazgo. Ella no salía de su asombro y musitaba: - ¡Una botijuela! ¿Quién la enterraría al pie de ese tronco? Que seguro que hace muchos años era un frondoso árbol.

Un rato después fueron al lugar, cada uno con un saco grande. Entre los dos recogieron todo lo que había en el recipiente de barro, repleto de monedas. Apenas podían trasladarlo, pesaba mucho. Ursula le dijo: -Deja algo y ven a buscarlo después, el le respondió: - ¡No! Puede venir alguien y cogérselo.

Agustín en su desmedida ambición no hizo partícipe a nadie de la fortuna que se había encontrado. La guardó en un lugar secreto, que ni su esposa lo sabía. Cada día al amanecer iba y las contaba. Como se sabía rico, abandonó los sembrados, apenas atendía a los animales y esperaba con impaciencia encontrar quien les comprara las monedas al mejor precio. Indagaba cautelosamente el valor que representaba cada una.

Ursula, mujer cristiana, le aconsejaba que al venderlas se acordara de dar el diezmo a la iglesia a la que pertenecían. Este rezongaba mal humorado:- ¡Qué diezmo de qué! Eso es mío, yo me lo encontré y a nadie debo darle nada.

Un día después de contar y valorar cuanto podía obtener en la moneda nacional, se acordó de que el deseo de que sus vellos se convirtieran en monedas era una realidad y tal vez lo había superado, por lo que pensó y deseó desde lo más profundo de su corazón: -Si hubiese sido más velludo, ahora sería más rico.

Al día siguiente notó que le salían nuevos vellos en sus brazos, pero no negros como los que tenía, sino blancos como la nieve. No le agradó y se los arrancó uno por uno.

Llovía mucho en esos días y no pudo ir a donde tenía escondido su tesoro. Le seguían saliendo cada día más vellos blancos, se los arrancaba con rabia, mientras se preguntaba: -¿Por qué esto?


Al escampar volvió al lugar donde estaban sus monedas. Asombrado que habían disminuido. ¿Qué ha pasado? Si este lugar solamente lo sé yo, lo esconderé en otro sitio más seguro. Así lo hizo. Mientras los vellos blancos se multiplicaban, ya eran más que los negros, aunque no dejaba de arrancárselos.

Al día siguiente volvió a contar las monedas, eran menos. Se dio cuenta que por cada vello blanco que se arrancaba perdía una moneda, por lo que tomó una resolución:- No me quitaré ni un vello blanco más. Voy a la ciudad y veré lo más rápido posible a un joyero y venderé las que aún me quedan.

Visitó varias joyerías y trató de encontrar quien se las pagara a mejor precio. Mientras… los vellos de ambos brazos se volvieron todos blancos, ya ni uno negro le quedaba.

Una mañana al salir el sol fue dispuesto a recoger las monedas que le quedaran. Antes miró sus brazos y musitó: - Debo tener tantas monedas como vellos en mis brazos, ya no me los arranco. Al buscar en su escondite, pudo comprobar con dolor que no quedaba ni una sola de aquellas monedas que tanto había acariciado y adorado. Era tan pobre como el día que las encontró, mucho más, sus sembrados estaban arruinados, ya no le quedaban ni los animales, su esposa al ver su desmedida ambición, lo había abandonado. Se tiró de rodillas y pidió entre convulsos sollozos perdón a Dios.

Moraleja: Ni quien lo enterró, ni quien lo encontró lo pudo disfrutar, a ambos la ambición los cegó y Dios los castigó.

Santiago de Cuba, 21 de mayo de 2006

DURA REALIDAD Poema

Ante una falsa ilusión
¡Qué dura es la realidad!

¿Cómo no pude analizar con
espíritu crítico que estaba
cometiendo un gravísimo error?

Me cegó el ansía de ser feliz,
aunque fuese brevemente.

No entendí de razonamientos,
cerré los ojos y el entendimiento.

Pisotee mis principios, todo lo
logrado una vida entera.

No me importaron las críticas y
comentarios, las duras recriminaciones.

Defendía mi supuesto derecho a la
dicha a toda costa, costara lo que costara.

¡Qué pronto se abrió paso entre las
tinieblas de mi conciencia la irrebatible
verdad: -No me amaba.

Reconozco que es un castigo a mi actitud
tan poco reflexiva.

Sin embargo: ¡Como me cuesta olvidarlo!


27 de diciembre de un año cualquiera.

16 marzo 2009

PATRIOTICO ACTO EN SALAMANCA


El sábado 7 de marzo del presente año se celebró un patriótico acto en un teatro de la ciudad de Salamanca, por cubanos exiliados residentes en España e invitados de la ciudad y otros rincones de la península.

Este acto estuvo presidido por el Dr. Eduardo Vidal Franco, Presidente del Movimiento Popular Cubano, Omar Pernet Hernández, Presidente del Movimiento de Derechos Humanos “Mario Manuel de la Peña, Orlando Fondevila, de la revista Hispano Cubana, Wilfredo Casañas Martín medico y escritor y otras reconocidas personalidades.

Entre los presentes se encontraban el periodista cubano radicado en Suecia Guillermo Milán Reyes y Raquel Di Porro, entre otros invitados al emotivo acto.

Esta actividad comenzó entonando las notas de nuestro Himno Nacional. Posteriormente hicieron uso de la palabra varios de los presentes, entre ellos el Dr. Vidal Franco y el escritor Casañas Martín, resaltando ambos la importancia de estos encuentros entre cubanos y simpatizantes con nuestra justa causa y lamentó, que habiendo muchos cubanos que viven en esta ciudad, no participaron por miedo o apatía a nuestra lucha por alcanzar la plena libertad de nuestra patria y sobre todo el respeto a los derechos humanos, como premisa fundamental, la unidad, para alcanzar el propósito que todos deseamos.

Se proyectaron varios vídeos, que reflejan la situación que vive nuestro país, de las cárceles, las olas represivas y los éxodos masivos de los años 60, que se llamó “Los Marielitos, en 1980 fue la Crisis de la Embajada de Perú, donde buscaron refugio y posible salida miles de cubanos, como represalia el gobierno la emprendió con brutales golpizas a todo el que manifestaba su deseo de abandonar el país, actos de repudio, ataques a las viviendas con huevos podridos, basuras y todo tipo de indecencias, se llenaron las embarcaciones que los familiares de Estados Unidos traían o alquilaban con el fin de llevarse a sus familiares, como una sucia venganza, estas embarcaciones fueron repletas de presidiarios, homosexuales y todo tipo de lacras sociales, el 5 de agosto de l994 hubo un estallido social en la ciudad de La Habana, esto desató otro éxodo masivo hacía la Base de Caimanera, a esto se el llamó la Crisis de los Balseros.

Otros miles han tratado de escapar por la propia base, nadando o en balsas, embarcaciones y cuanto han podido, ¡Cuántos ha perdido la vida por las minas con tal de alcanzar la libertad! Otros han cruzado el estrecho de La Florida, también en balsas o peligrosas embarcaciones, secuestrando aviones y cuanto se les ha ocurrido con tal de abandonar la isla cautiva. Miles han desaparecido ahogados o no se sabe de qué forma han perdido la vida, recordamos el triste caso del niño Elian y su madre.

También se recordó que el 24 de febrero de l996 fueron ultimados en el aire cuatro valientes cubanos, que precisamente trataban de ayudar a los muchos náufragos que trataban de alcanzar las costas de La Florida: Los hermanos al rescate.

Acto seguido, los presentes se dirigieron a parque aledaño al teatro, en marcha por varias calles, portando banderas cubanas y consignas pidiendo la libertad de Cuba y principalmente de los cientos de presos políticos y de conciencia, que aún permanecen hacinados en las más de 100 cárceles que pueblan la isla.

Esta marcha se quiso sabotear por un grupúsculo de miembros de Izquierda Unida, portando una enorme bandera del 26 de Julio, pero no lograron sus propósitos, siendo repelidos por los que con vergüenza y honor defendemos la liberación de nuestra sufrida patria.

Y todavía nos preguntamos:- ¿Cómo pueden haber personas con un mínimo de honor y dignidad y se presten para estas sucias artimañas, para defender un régimen oprobioso, que lleva 50 años en el poder, sin darle oportunidad al pueblo de unas elecciones libres, un plesbicito o referéndum, donde el pueblo pueda manifestar qué gobierno desea?

Simplemente, porque tiene miedo, sabe que perderá y no se atreven a exponerse y prefieren mantener la feroz dictadura a toda costa.

¡¡¡CUBANOS DE LA DIÁSPORA, UNÁMOS POR EL BIEN DE NUESTRA PATRIA, POR EL FUTURO DE LAS NUEVAS GENERACIONES, SEÁMOS DIGNOS HEREDEROS DE NUESTROS PATRIOTAS QUE NOS LEGARON LA LIBERTAD DE CUBA, QUE HOY SE NOS HA USURPADO!!!

¡¡¡NO AL EGOISMO, LOS INTERESES CREADOS, LA AMBICIÓN DE PODER Y OTROS VICIOS QUE NO NOS AYUDAN, NOS DIVIDEN!!1

¡¡¡GLORIA ETERNA A NUESTROS HÉROES!!!

¡¡¡VIVA CUBA LIBRE!!! ¡¡¡DIOS, PATRIA Y LIBERTAD!!!


Haydée Beatriz Rodríguez Rodríguez
Madrid, 9 de marzo de 2009

HISTORIA DE UN PAR DE ZAPATOS

Mi historia comienza desde la fábrica donde de no muy buena gana me hizo un zapatero, digo esto por mi aspecto y muy mala terminación, bastante deficiente, pero… ¿Qué voy a hacer?, son los tiempos de vivimos, donde los trabajadores no tienen el menor interés de que las cosas salgan bien o mal, lo mismo le da, al fin y al cabo le pagan lo mismo y el pueblo los tiene que comprar, púes no les queda más remedio y si no, andarían descalzos. Pues bien, salí un día del vientre de mi madre, digo de la fábrica, bastante opaco y tieso. Me metieron con otros hermanos de distintas tallas en una enrome caja, sentí que me tiraban de un lado para otro. Hice un largo viaje, supongo que por una mala carretera por los grandes saltos que sentía.

Por fin llegué a la ciudad de Santiago de Cuba, me montaron en un camión y me llevaron a un almacén muy grande y feo, despintado y sucio de la calle Peralejo, sentí como unos hombres me tiraban de un lado para otro, hasta que me colocaron en un estante, allí pude reposar del cansancio de tan largo viaje.

Unos días después escuché que me iban a clasificar, ¿Qué sería eso? No crean, me asusté un poco, pero no fue nada del otro mundo, unas manos de mujer me llevaron para otro lugar, mientras que anotaban mis datos en un papel, unos días después de nuevo me montaron en un camión, dejaron a varios compañeros en distintas unidades, por fin me dejaron en una peletería de la calle Enramadas. El jefe de Almacén me recibió, chequeo y me llevó para el almacén del referido establecimiento, allí descansé unos días más, después me llevaron a unos escaparates de venta al público metido dentro de un cartucho y este en una caja vieja.

Llegó el día de la venta, en la parte de afuera había gran cantidad de personas esperando que dieran las 12:30 p.m., hora de abrir el establecimiento. Cada vez llegaban más personas, todos queriendo ser el número uno, se empujaban contra las puertas de cristal, que se quejaban lastimosamente ¡Ay! --¡Me van a romper!

El viejo reloj de la pared marcó las 12:30, el público impaciente preguntaba: ¿Por qué no abren? Las dependientas se paseaban de un lado para otro. A la órden de la administración, salió un empleado con toda calma y se acercó a la puerta, el público se atropellaba uno contra otro, tratando de alcanzar la puerta, los rostros demudados y sudorosos mostraban una extraña ansiedad, todos los ojos miraban el interior del establecimiento y en sus mentes la idea tan acaricia da de poder adquirir un par de zapatos.

Mientras yo observaba esta escena desde el escaparate pensaba: ¿A quién le tocaré? Ojalá que no sea alguien poco aseado, púes no resistiría que me dijeran ¡Que zapatos mas sucios y mal olientes!, también pensé tal vez sea alguien con los pies finos y delicados, ¡Pobre de él! Púes yo estoy hecho de un material tan duro, que seguro que le voy hacer varias ampollas y va a maldecir hasta el día en que me compró, ¡Pobre de mí!

Cuando más ensimismado me encontraba en mis meditaciones, sentí como una voz áspera se dirigía al público -¡Oigan bien lo que les voy a decir, traten de entrar en orden o paro la venta. Afuera la gente seguía protestando, ya eran casi las 12:40 y no habían abierto la tienda y un público impaciente esperaba empujándose para poder entrar.

Finalmente muy despaciosamente el poco simpático empleado abrió una hoja de la puerta. Lo que entró fue una avalancha, una señora mayor se cayó y la pisotearon, se lanzaron contra la vidriera tratando de coger un buen lugar en el mostrador, después de tanta y discusiones, la cola medio se organizó, todos se apretaban unos a otros sudorosos y mal humorados y esperaban que comenzara el despacho. Una dependienta pidió la primer libreta, la abrió y comprobó que era del grupo que le tocaba ese día, que tenía el carne de trabajadora actualizado y la foto y el nombre coincidía con la misma persona, púes le hizo un examen que iba del carné al rostro, la dueña de la libreta algo nerviosa de decía:- Es que esa foto tiene unos cuantos años ¿Sabe?, la dependienta sonrió exclamando ¿Bastantes?, le preguntó: ¿Qué número desea?, La cliente le dijo uno, le sacó un par de zapatos, ésta lo rehusó -¡No sabe no me gusta! Ella le respondió áspera: -decídase, pues éste es el único modelo que tienen ese número, la señora lo tomó en sus manos y trato de probárselo parada, ya que hace mucho tiempo desaparecieron aquellos asientos que tenían espejo delante, ella haciendo equilibrio logró medio probárselo, pero le quedaban chiquitos y muy apretados, pidió un número mayor, la dependienta le contestó francamente- No hay más números. La señora salió disparada de la peletería profiriendo mil barbaridades, yo alcancé a oír: - ¡Qué desgracia coño, estar tanto rato de pie y peder mi tiempo!

Así fueron pasando uno a uno muy pegados al mostrador, mientras que llegaban otros y trataban de colarse, el público protestaba: ¡No dejen que se cuele! ¿Que descaro! ¡Llegan ahora mismo y ya quieren comprar! También vi cómo llegaban los que nunca faltaban en una cola o sea, “los amigos”, éstos se hacían los bobitos y daban varias vueltas, velaban cuando la dependienta iba para la caja y allí le decían en secreto, que aunque nadie lo escuchaba, todos sabían, al poco rato salían muy orondos con su par de zapatos debajo del brazo. Algunos: -¡Es el socialismo, compañeros, no se dejen engañar!

Lo que más pena me dio fue una anciana que había tenido que padecer todos los atropellos por parte de los más fuertes y jóvenes, ella pidió su par de zapatos y haciendo increíbles proezas de equilibrio se los probó en el aire y muy satisfecha le dijo a la dependiente: --¡Me salvé! ¡Este es mi número! Ella le hizo la nota, arrancó el tiquete de la libreta y se dirigió a la caja, la señora con una sonrisa de felicidad secaba el copioso sudor, mientras se dirigía a la caja, abrió su bolso y comenzó a hurgar en su interior se fue poniendo roja y dio un grito de angustia ¡Me han cartereado! ¡Ay mi madre, qué es esto! La pobre señora casi se desmaya, algunas personas caritativas le echaban aire con un cartón y lamentaban lo ocurrido.- ¡Que desgraciados! ¡Que malditos! ¡Hacerle esto a una pobre viejita! la infeliz abandonó la peletería desgajada en llanto y lo más importante: Sin su ansiado para de zapatos.

Yo me dije para mis adentros: --Ese seguro que fue el tipo que vi haciéndose el simpático y que hace rato que desapareció.

Ya eran como las 3:00 p.m. y la peletería seguía llena, yo había pasado por varias manos y nadie me compraba aún, pensé: -¿Seré tan feo que nadie me quiere?, escuché a algunos decir: -¡Ese no, está muy feo, ya me estaba sintiendo acomplejado, de pronto le tocó el turno a una señora, pidió un número y la empleada me tocó entre sus manos por décima vez montándome a mi futura dueña, que estaba cansada, sudorosa y muy agotada. Le dijo a la dependienta: --¡Déme ese mismo!, ella hizo la nota de rigor, no sin antes revisar la libreta y el carné, como hacía con todos los que no gozaban de su amistad. Mi dueña salió rápidamente del establecimiento, se metió en varias colas más, trató de comprar cuanto había sacado con su número, púes sabía que ya no le tocaría comprar en mucho tiempo, ya que cuando surtían una letra, como ellos decían pasaban meses sin sacarle nada. Después de hacer otra cola en Las Novedades para tomarse un refresco, se dirigió a su hogar. Yo iba en el fondo de una jaba sin todavía haber tocado sus pies.
Ella llegó a su casa y lamentó con otros familiares de los trabajos que había pasado y lo cansada que estaba. Se quito los zapatos viejo que llevaba puestos y trató de introducir sus pies dentro de mí, ¡Imposible!, Yo era un número menor del que ella usaba. ¡Que cara de desencanto mostró mi dueña! Dijo mil cosas, yo me tapé los oídos para no escucharla! ¡Que barbaridades! y… ¿Qué culpa tenía yo que la dependienta se hubiese equivocado?, Por mi madre que le cogí miedo, con esa furia era capaz de cualquier cosa y yo indefenso sin poder hacer nada. Me tiró de mala gana dentro de un armario y dijo: --Los cambiaré cuando vuelvan a surtir.

Así paso más o menos, un día sentí que me sacaban del armario donde estaba tan tranquilo y me metieron dentro de la jaba. Me llevó y me mostró a sus compañeros de trabajo, les contó lo ocurrido, algunas trataron también de meter sus pies dentro de mí, me dio un asco tremendo cuando una de ellas sacó los pies callosos con uñas sucias y los metió dentro de mi y se paseo por todo la oficina conmigo. Menos mal que dijo:- Qué lastima me sirven, pero no tengo el tique, ya compré los que me tocaban este año. Yo me alegré, muchísimo, pues no me gustaría pertenecer a una persona tan poco aseada.

Por el medio día sentí que mi dueña se encaminaba a la misma peletería donde me había adquirido un mes y pico antes. aquello estaba lleno como en la otra ocasión, ella se acercó al mostrador, trató de hablar con la dependienta, varios del público que se encontraban amontonados como la vez anterior comenzaron a gritar -¡No queremos colaos! ¡Qué haga la cola!, ella trato de defenderse diciendo que era un cambio mientras me mostraba a todos, me enseño a la dependienta y esta le respondió ¡que de ese precio no habían sacado ninguno, por lo tanto no se podía cambiar, que esperara a la próxima venta a ver si…

Para no cansarlos les diré que esto se repitió por varios meses, una vez era por el color, otra por el precio, otra que no había el número, ya yo estaba acostumbrado a mis paseos de la casa a la peletería, por la calle Enramadas, siempre mi dueña me volvía a tirar dentro del armario cada vez más mal humorada.

Esta historia comenzó hace ocho meses, hoy mi dueña salió de nuevo conmigo, llegó a la peletería, me mostró e hizo el relato tantas veces repetido, la dependienta protestó -¡Ese modelo salió hace muchos meses! Ella le respondió -¿Qué culpa tengo de que nunca los haya podido cambiar?, la dependienta con cara de pocos amigos sacó un par de zapatos que se parecían algo a mí, pero según pude comprobar costaban algo más, mi dueña le rogó a la dependienta que ella pagaba gustosa la diferencia, esta fue a consultar con el jefe de almacén, esté con el administrador y esté con la empresa, al cabo de mucho rato, ya mi dueña estaba impaciente y con deseos de mandarlos a… por fin accedieron a cambiarme por el otro par de zapatos, pero mi dueña cometió el mismo error de la vez pasada, tal vez por el cansancio, por no molestar tanto, no se los probó y le dijo a la dependienta: --déme esos mismos. La dependienta me tomo entre sus manos y desdeñosamente me arrojó dentro de una caja, mi antigua dueña salió muy deprisa del establecimiento y ni adiós me dijo. ¡Qué ingrata! Después de tantos meses que vivimos bajo el mismo techo. Ya me había encariñado con ella. Hoy sentí cierta nostalgia al despedirme de ella tal vez para siempre y pensé: - ¿A quién le tocaré ahora?


Ya de nuevo en una parte del almacén, tuve la oportunidad de conversar con nuevos compañeros, algunos venían de lejos como yo, otros eran también producto de cambios.

Ya por la madrugada escuché unos lastimosos gemidos, que procedían de unos de los estantes que había en una esquina -¡Ay de mi hermanito! lloraba un zapato tristemente.

¿Qué será de nosotros cuando descubran que no somos gemelos? Muy apretadito por el par de cordones que les aprisionaban. Ambos se lamentaban de su mala suerte: -- ¡Ay hermano! Decía el menor: ¡Ay de nosotros! Yo soy el número seis y medio y tú el ocho. ¡Qué desgracia! Jamás podremos estar juntos, a menos que nos toque un lisiado… ¿Quién sería el irresponsable, que nos amarró sin fijarse en que no éramos del mismo tamaño?

Para no cansarlos, no me dejaron dormir en toda la noche.

¡Qué sorpresa! Al otro día aproximadamente a las 12:30 ví de nuevo a mi ex dueña con el nuevo par de zapatos en mano y bastante mal humorada. Me dije: ¿Será que también me extraña y viene a buscarme? Me quedé en la expectativa. Escuché que le decía a la dependienta: ¡Qué mala suerte la mía! Te equivocaste de nuevo y me diste un número más grande, estos me quedan…Ella le respondió como lo hizo tantas veces conmigo: - Debe esperara que vuelvan a surtir y que los modelos sean parecidos y del mismo precio ¿Sabe? Si no, no se lo puedo cambiar.

Por lo que se puede apreciar, que a mi compañero le va a tocar vivir la misma historia que a mí. ¿Y yo, a dónde iré a parar? ¿Encontraré al fin quien me pueda usar? ¿Seguiré descansando por tiempo indefinido en el fondo de un cajón? Tal vez tenga suerte y alguien me quiera y pueda al fin conocer y pisar las calles de Santiago de Cuba, disfrutar de un carnaval y arrollar Trocha arriba y Martí abajo, eso se lo escuché al jefe de almacén, parece que es muy fiestero. Después cuando me ponga viejo o se despegue las suelas, me lanzaran con desprecio a un latón de basura y de allí… al vertedero. ¡Qué fin tan triste!



Ocurrido en la Peletería Vidal de la
calle Enramadas en el año 1975.

¡GRACIAS AL SOCIALISMO! Estampa santiaguera.

Como no poseo ese servicio en mi casa, tuve que salir a la calle a buscar un teléfono que no estuviera roto, con los cables arrancados y otras depredaciones.

Me encontraba esperando mi turno, para hacer una llamada, desde el teléfono público instalado para ese servicio dentro de una farmacia y… como es usual, una se para cerca del que está al teléfono, para que de cuenta de que debe ser lo más breve posible y darse prisa, pues en ocasiones una ve con desagrado como echa una y otra vez una moneda y se toma más tiempo, sin importarle que otros están esperando y continúan impasibles, como alejados del mundo que los rodea; lo mismo entabla una conversación banal, que enamora, que se deja enamorar, que concierta una cita o que discute acerca de una situación o que pone al día a su interlocutor del último chisme del barrio. Es algo ingrato en los cubanos.

¿Me acerqué demasiado o es que hablaba más alto de la cuenta? Es el caso que comencé a escuchar la conversación sin proponérmelo y me resultó tan interesante… ¡Que no me perdí una palabra de aquella charla por nada del mundo! Al ver que echaba una y otra moneda y continuaba imperturbable su plática. No me causó el más mínimo disgusto, por el contrario.

Menos mal que detrás de mí no había llegado nadie, que si no… Se arma tremendo escándalo. Ella le contaba, supuestamente a una amiga, las desgracias y desventuras de las que se libró, gracias al socialismo.

La conversación fue más o menos, como sigue:

- ¿Mi amiga! ¿Qué tal?
- ¿Yo?
- ¡Ay mi’ja! ¡ Pa’ qué te cuento!
- ¿De Chicho?
- Ahí está.
- ¿Qué si le quitó la obsesión?
- ¡Como que no! No, no lo llevé a ningún brujo. ¡Gracias al socialismo! Ni al psiquiatra tampoco.
- ¿Qué como?
Te contaré: Tu sabes que se me enfermó de los nervios después de que tuvo el problema en el trabajo. Sí cuando el jefe se robó medio almacén y el muy desgracia’o quería echarle la culpa al pobre Chicho, lo acusó y to’. ¡El muy sala’o, lo quería llevar al tribunal, para que pagara los platos rotos, ¿Tú entiendes? ¡Ahí mismito, se me desquició! Lo cogí una noche cuando yo estaba mirando la película del sábado y andaba de un lado para otro registrándolo to’ como un loco ¡Buscando pastillas para envenenarse! Pero como hace bastante rato que no consigo ni aspirinas, dejo la idea, Bueno… eso creía yo. Lo tranquilicé con un té de carpintero y parecía que se había dormido, cuando siento un ruido y corro: Era Chicho que trataba de ahorcarse con la única sábana que me quedaba! ¡Menos mal que estaba tan pasa’a de vieja, que se rajó por la mitad!
¡Figúrate! ¿Desde cuando no compro una sábana? De cuando comenzó el periodo especial. Además que el travesaño del marco de la puerta del baño, estaba tan podri’o, que también se partió. ¡Gracias que hace más de diez años que estoy detrás del presidente del Comité de Defensa de la Revolución de la cuadra, del Delegado de la Circunscripción, el Poder Popular, la Reforma Urbana. ¡El copón divino! Y ¡Na! Siempre me sacan algo, que si no hay materiales de construcción… que si hay una obra priorizada… que si el jefe no dejó las llaves y no se puede sacar na’. La cosa es que no nos han arreglado la habitación y un mal día se nos cae encima. Pero bueno… me salvó a Chicho. Pero esto no se acaba ahí. Ha sido terrible. Se quiso cortar las venas, pero afortunadamente las cuchillas de afeitar no sirven y los cuchillos de la cocina no tiene filo ni para cortarle los huevos al Diablo.

¿Qué si le quité el cinturón y los cordones de los zapatos?

¡No mi’ja, no, hace años que no tiene cinto y los únicos zapatos que tiene son unos mocasines tan viejos, que se los regaló mi hermano Perucho ¿Te acuerdas? El que fue a Angola. Están tan viejos, que se le salen de los pies, y… ¡Como he lucha’o por conseguirle un cinto y ná’! Jamás me he podido empatar con uno, y … ¡Menos mal!

- ¿Qué? ¿Gasolina?
- ¡Con lo cara que está! ¡Cada día la suben más y con divisas! ¿Sabes? ¿Quién le va a regalar un litro?
- ¡Oye pa’ eso, lo que tu preguntas!
- ¿Qué si en la casa hay sogas?
- ¿Desde cuando en este país no le venden una ni a los guajiros para que amarren a sus animales? ¿Como voy a tener yo?
- Vuelvo y te repito que se lo tengo que agradecer al socialismo, el bloqueo o como quieran llamarlo, de que Chicho esté vivito y coleando.
- ¡Menos mal! Na’, mi hermana, que si no fuera por este sistema, ya Chicho estuviera muerto y yo viuda. ¡Tú te imaginas eso?
- ¡El tipo del almacén?
- Es del partido comunista y… ¡Ay concho! ¡Se me acabaron los medios!
- ¡Chao, mi ami… ¡Se me cayó la llamada!

13 marzo 2009

Relatos de Amor y de Guerra 1

RELATOS DE AMOR Y DE GUERRA
Capítulo 1.-

10 de marzo de l952.

Ese día llegó mi padre muy alterado, fiel a su impetuoso carácter de oriundo de Las Palmas de Gran Canaria: - ¡Nos desgraciamos! ¡Volvimos al plan de machete y el palmacristi! ¡Batista dio un golpe de estado!

En esa época vivíamos en una pequeña finca, situada en el kilómetro 5 ½ de la Carretera Central, próximo a Quintero, mis padres y hermanos.

Era un lugar sumamente hermoso, a una altura de unos 60 metros de la carretera, en una casa de madera y zinc, rodeada por un jardín, donde se cultivaban variedad de flores y plantas ornamentales, además de numerosos árboles frutales, matas de cocos, palmas reales y hasta árboles maderables, como el cedro. Hortalizas, pequeño potrero donde pastaba la vaca Maravilla, Pepa una chiva blanca con grandes tarros y su cría de tres chivitos. En una parte cercada, gallinas y como dueño y señor, mi gallo Repochocho, que lo había criado en mis piernas desde que mi padre me lo compró pintado de anilina en la tienda El Emporio. En jaulas numerosos conejos blancos con los ojos como un rubí, en un corral más alejado de la casa un puerco se revolcaba buscando fresco.

Todo este paisaje armonizaba con la incursión de mariposas, gorriones, una que otra abeja libando la miel de las campanillas y coralillos de las cercas que delimitaban la propiedad. Por una parte con la familia Dávila Barreto, por otra con el Dr. Juan Emilio Cordies Negret, de frente: La carretera central.

No podía faltar la inseparable compañía de dos perros: Campeón y Jonny y el gato Nuviola.

Desde esa altura se divisaban las fincas colindantes de Urbano Sánchez a la derecha, a la izquierda, los terrenos del Acueducto de Santiago de Cuba. De frente, cruzando la carretera, la vaquería Las Cuabas de Pancho Iglesias, a un lado por la derecha la pedrera y vaquería Quivarí de la familia Gómez Fals, algo más lejana y ya en las estribaciones de la Sierra Maestra, la finca San Pablo y el barrio La Risueña. En el fondo del paisaje, se divisaba la ciudad de Santiago de Cuba, las montañas que la rodean y una vista muy bella de la bahía, las chimeneas de la fábrica de cemento “Titán”, propiedad de la familia Babún, la Molinera Oriental, á alta botella de la fábrica de cervezas Hatuey, propiedad de los Bacardí. A un lado de la bahía, se destacaba la refinería de petróleo Texaco, El cementerio Santa Ifigenia.

Por la carretera circulaban numerosos vehículos a todas horas, era en esa época la principal vía hacía los pueblos cercanos de El Cobre, Palma Soriano, Contramaestre y demás pueblos y ciudades hasta el kilómetro cero del Capitolio Nacional. Se escuchaba el ruido de la ciudad de los automóviles y la música de los numerosos traga níkeles de los cafés y otros establecimientos de la bulliciosa y alegre ciudad.

La vista era sumamente bella, todo verde en una eterna primavera, los campos bien cultivados, centenares de reses pastando en las fincas anteriormente mencionadas. Algún que otro transeúnte caminando por la orilla de la carretera y vendedores ambulantes, visitantes. etc.

Mi padre desde muy joven se había dedicado al comercio principalmente o al cultivo de la tierra en varias fincas que tuvo, autos de alquiler, camiones de carga o cualquier trabajo honrado, que le permitiera mantener la familia de siete miembros.

Por las historias que a través del tiempo escuchábamos de sus propios labios, creció en nosotros la rebeldía, el amor a las causas justas, nuestro apego a la democracia.

Mi padre siendo ciudadano español, combatió muy joven la dictadura de Gerardo Machado a finales de los años 20 y principio de los 30, por lo que estuvo a punto de perder la vida, sino huye a tiempo de la ciudad de Santiago de Cuba para Jurisdicción Arriba, donde vivían sus padres y hermanos.

Mis dos hermanos mayores Serafín y Saturnino (Ninito y Pincho) y yo, ya éramos simpatizantes y colaboradores de los primeros jóvenes estudiantes que se revelaban contra los sistemas corruptos del aquel tiempo, éramos militantes del Partido Ortodoxo, fundado por Eduardo René Chibás Rivas. Entre ellos: Temístocles Fuentes, Radares Heredia, Orlando Benítez y muchos más. Así que la semilla de la rebeldía germinó ese mismo día, asesorados por un luchador de la Guerra de España de los años 30, se llamaba Miguel Formento y decía que era de Aragón.

Con algunos vecinos y amigos de la ciudad, se formó la célula clandestina, para comenzar a combatir al dictador, que había violado la Constitución del 40, algo sumamente sagrado para los cubanos de vergüenza.

Debajo de un frondoso limonero, que estaba situado a la derecha de la casa, se celebraban las reuniones conspirativas, se hacían planes, para hacer sabotajes, poner letreros en paredes de lugares estratégicos, lanzar octavillas, cadenas a los tendidos eléctricos, poner bombas y petardos, fabricar cócteles Molotov, con el fin de provocar incendios, hacer planes de cómo conseguir armas de fuego por esfuerzo propio, como desarmando a militares o de donaciones de simpatizantes.

Unos meses después se celebraba un mitin político en Carretera del Morro y Trocha, para la campaña electoral de las próximas elecciones a favor del partido que postulaba a Fulgencio Batista y sus seguidores.

Un grupo de las nacientes organizaciones que ya combatían la dictadura, hizo acto de presencia, entre ellos mis hermanos. Allí trataron de sabotear el acto, alguien los vio y delató, mi hermano Serafín fue uno de ellos. Al día siguiente un carro de la policía se paró frente a la entrada principal, que subía hasta la casa. Venían dos uniformados armados. Abajo se había quedado el chofer. Con ademanes firmes y cara de pocos amigos nos comunicaron que venían a detener a mi hermano. Mis padres no se encontraban, él trabajando y mi madre había llevado a mi hermano menor al médico a la Colonia Española, que era el centro de donde éramos socios. (Sanatorio privado).

Al mi hermano negarse a dejarse conducir, comenzó la discusión y el forcejeo entre los dos policías y los casi adolescentes, los fieles perros Campeón y Jonny. Yo que permanecía en el interior de la casa, al escuchar los gritos, salgo presurosa, veo que uno de los policías le ponía la punta del revolver en la sien. Siento que me convierto en una pantera, dispuesta a atacar. Con un movimiento brusco me lanzo y le arrebato el arma y la arrojo con fuerza a un matorral cercano, mientras… jóvenes y perros los atacaban, trata de cogerme por un brazo en medio de amenazas e imprecaciones, le doy una mordida en un brazo, que el trozo de carne ensangrentada le quedó colgando. Abajo el otro los conminaba: - ¿Qué pasa que no lo traen? A lo que respondió uno de ellos:- ¡No podemos, estos no son niños, son fieras!

Bajaron la empinada cuesta corriendo a pedradas y mordidas de los perros.

Al llegar mi padre y contarle lo sucedido, fue rápidamente a ver a algunos amigos de la cúpula militar, que se conocían de muchos años atrás. Al fin y al cabo eran miembros del Ejército Constitucional y en esos tiempos las amistades se respetaban mucho, gracias a eso, el asunto quedó sin funestas consecuencias.

Mientras… las luchas estudiantiles y manifestaciones continuaban, la juventud de los principales centros de estudios, como en Instituto Santiago, la Escuela Profesional de Comercio, la Escuela Normal para Maestros, la Escuela Normal de Kindergarten y estudiantes de centros privados se sumaban.

En esas reuniones y manifestaciones conocí a muchos militantes, entre ellos recuerdo con especial afecto a Omar Girón (Asesinado en l958) Este joven muy martiano me enseñó a leer y comprender a José Martí. Lo recuerdo por su seriedad, patriotismo y entereza de espíritu. Tenía en su rostro algunas pecas y una cicatriz en la frente. Era alumno del Instituto Santiago. Muy reflexivo y responsable. Hablábamos de diversos temas, música, pintura e historia de Cuba. Yo iba muy a menudo a su humilde hogar de la calle Enramadas, donde vivía con su madre.

Un día supe que el reparto Sueño había sido acribillado a balazos y que los esbirros dieron como noticia a la prensa local, que había sido un “Problema de faldas”


Fin del primer capítulo.

12 marzo 2009

MARCELINA PL ANIFICADORA Estampa santiaguera

Se encuentran dos amigas, Margarita y Marcelina en la cola del puesto de venta de al prensa, en la calle Aguilera y Reloj.

Se saludan y Margarita le dice: - ¡Mi amiga, mira que tú compras periódicos! Todos los días te veo haciendo la cola. ¡Todos los días! o de ellos no te basta? ¡Total! todos dicen lo mismo!

Marcelina le responde: - ¡Ay mi amiga! ¿Tú cree s que yo compro esa cantidad de periódicos para leerlos?¡Qué va vieja! Yo no pierdo mi tiempo en eso, ni me lleno los sesos de propaganda, siempre lo mismo, queriendo meterle a una por la cabeza que esto es bueno. ¡Bonita m…! Basta con lo que sale por la radio y la televisión, que por cierto… ya me tienen harta. ¡Ay mi madre! Qué manera de repetir las cosas!

-¿Y para qué los quieres? Digo si se puede saber.

-Pues mira mi niña, tu sabes el familión que somos, piensa: Si compro un rollo de papel sanitario en la shopping, me cuesta 0.25 centavos de dólar, equivalente a 6.75 en moneda nacional, casi el salario de un día, eso… si te vendieran uno, pues vienen en paquetes de cuatro y no los quieren vender sueltos. Eso de disponer de un dólar, si que es un dolor: Son 27.00 pesos cubanos mi amiga. Mientras que comprando periódicos, me sale más económico, ya que en mi casa un rollo no dura ni medio día ¡Cuánto tendría que gastar? Por eso hago la cola todos los días, compro un periódico Granma, un Juventud Rebelde, el Sierra Maestra que sale los sábados, el Trabajadores de los lunes y el semanario Orbe, que tiene 8 páginas, y solo me gasto 3.80 semanal y con eso resuelvo. ¿Ves la diferencia?

-Pues yo no paso tanto trabajo, ni tengo que hacer esta cola todos los días, dice Margarita.

¿Y como te las arreglas? Pregunta Marcelina curiosa.

-Pues yo… ¡Con agua y jabón!

¿Y dónde está el jabón? Exclama Marcelina fuera de sí.

Poema Encrucijada

Mi vida se encuentra en
una gran dilema difícil de
resolver.

No sé si doy pasos hacía
delante, o hacía atrás.

Si lo que hago está bien
o mal.

Camino a ciegas buscando la
luz que no acabo de encontrar.

Es un laberinto sin posible
salida.

Busco la paz y la seguridad y
cada vez se alejan más.

Quise volar alto y mis alas
se han destrozado.

He caído en un pozo profundo,
mis pies no tocan fondo.

En vano suplico una liberación,
mi vida se apaga por no mantener
la llama encendida.

Las fuerzas me faltan, no tengo
estímulos que la sostengan.

He perdido las ilusiones, la
capacidad de poder soñar.

Se han muerto mis aspiraciones
por la dura y cruel realidad.

De mi existencia solo quedará el
recuerdo de lo que fui y quise ser.

Proyectos sin realizar en una vida
estéril y vacía.

Media noche del día 9 de marzo de 2009

09 marzo 2009

Poema Jamás

JAMÁS

¿Cómo es posible odiar
lo que tanto se ha querido?

Por eso, vida mía, en mí solo
encontrarás amor y cariño,
o tal vez con el tiempo
el olvido, pero odio ¡Jamás!

¿Cómo si de una misma fuente
no puede brotar agua dulce
y amarga a la vez, pueden mis labios
besar y después despreciar
y maldecir a quien tanto se ha
amado? ¡Jamás!

Santiago de Cuba
8 mayo 1966

YA SOY AQUELLA MUJER

Yo soy aquella mujer que tu crees un ángel.
Soy aquella que amas locamente,
me amas tanto, que no comprendes
que cuando estoy en tus brazos,
en realidad estoy soñando con otro.
¿No sientes mi cuerpo frío cuando me abrazas?
¿No ves que cierro los ojos y muerdo mis labios
para no dejar escapar el nombre del que adoro,
y que no es el tuyo?
Yo soy aquella mujer que amas, que sueñas
con ser el único dueño.
y Yo… ¡Hay pobre de mi! Tú queriéndome tanto
y sentir que cada vez se agranda más
el muro que nos separa.
¿No ves mis manos crispada que se niegan
a darte una caricia? ¿No lees en mis ojos
que no te quiero? ¿No te lo dicen todos
mis gestos aunque mi boca mienta?
Yo soy aquella mujer que tú crees tan buena,
aquella que frívola juega con tu corazón,
aquella que no te quiere y le falta valor.
Aquella que sueña con otro y se muere de dolor,
se muere de amor, pues ese que ama tanto,
de otra es su corazón.
¡Paradoja tiene la vida!
Tú te mueres por mí y yo deliro por otro,
él no me ama a mí y ninguno de los tres
puede ser feliz.

La Habana
23 diciembre 1971

Poema a mi Patria


A MI PATRIA

¡Patria añorada! ¡Cuánto diera
por pisar tus calles, caminos y
playas!¡

¡Cuánto deseo el calor de tu
brillante sol, el azul de tu cielo,
el hablar de tu gente, nuestras
costumbres y tradiciones.

No cambiaría todos los tesoros
del mundo por respirar en mi
patria aires de libertad.

¿Dios mío! ¡no me concederás
esa felicidad?

Nadie podrá sustituir mi veneración
y respeto por mis símbolos patrios,
¡Nadie!

Las más grandes riquezas no me podrán
tentar, para que deje de amarla, a mi gente,
lo que he vivido por tan largos años ¡Nadie!

Mi cuna, mi tumba, están allí, entre el verdor
de las palmas reales, los cafetales, los mangares
del El Caney, los cañaverales, tu mar.

Entre lomas y montañas, llanos y ríos, en las
empinadas calles, con tanta estampa colonial,
en mis recuerdos de juventud, ¡Allí estás tú,
mi Cuba querida! ¡Mi patria añorada!

Si hoy mi corazón late y se niega a morir,
es por la esperanza de algún día volver a
contemplar tu bandera, envolverme en ella,
besarla con devoción y respeto.

No me deslumbran las maravillas que mis
ojos ven, yo solo añoro mi tierra, con su
sol, la brillantez de su cielo, sus noches
estrelladas, donde tanta veces soñé y amé.

Anhelo pisar de nuevo sus amplias avenidas,
recorrer los campos, mojarme de rocío, tomar
las flores del camino, exhalar su perfume,
embriagarme con la miel de los panales

Beber el agua fresca de un manantial, dejar
que las olas acaricien mi cuerpo, bañada de sol,
contemplar el paisaje, y en plena naturaleza
poder alabar a Dios.

Haydée B. Rodríguez Rodriguez
Madrid, viernes 1 de enero de 2008