13 julio 2009

Sueño inconcluso

Magdalena María llegó tan cansada del trabajo, que se acostó un rato boca arriba. Los pies le dolían terriblemente; pues había caminado varios kilómetros para llegar desde el área comercial del distrito “José Martí” hasta su casa, en calle 11, en el reparto “Mariana de la Torre”. Pensaba: “¿Qué haré para comprarme un par de zapatos? Ya estos no dan más, pero…¿con qué? Cuestan más de lo que gano en tres meses. Tendría que dejar de comer, pagar la electricidad y el agua, y no gastar ni un centavo durante tres meses.¿Cómo es posible que el gobierno no se dé cuenta de que con salarios tan bajos no se puede vivir? Yo no robo, no soy prostituta, no hago negocios, sólo vivo de mi trabajo”. Y recordaba las historias de su abuela Encarnita, quién decía que en los años cincuenta trabajaba en una empresa como mecanógrafa, donde le pagaban treinta pesos mensuales, de los cuales daba diez a su mamá para los gastos de la casa y con el resto le alcanzaba para ir de compras, cubrir los gastos de transporte y merienda.

Cuando cobraba, iba de compras a las tiendas de ropa y a las peleterías, donde por cinco pesos podía comprar un buen par de zapatos, mejores que los de hoy, pues no se despegaban ni pelaban, ya que eran de piel o charol y tenían muy buen revestimiento por dentro. La ropa era baratísima. Y que con retazo de sesenta centavos, cualquiera se hacía un vestido. Que un creyón de labios marca Tangee, sólo costaba quince centavos y que era lo mismo con las cremas y colonias, los aretes, pulsos, collares, etc. Y que cuando los artículos eran de valor, los podía comprar a plazos, que así había llegado a comprar reloj, cadenas, anillos, pulsos y aretes de oro de dieciocho kilates. Y le contaba que no salía a la calle sin zapatos de tacones y medias y con una cartera a tono, y que permanecían maquillada y perfumada todo el día. Y Magdalena María se preguntaba: “¿Será verdad que ese mundo existió?”

El largo trayecto desde su casa hasta el centro de trabajo, lo hacía todos los días a pie, pues con un salario de ciento once pesos que ganaba como recepcionista, no podía permitirse el lujo de coger un coche, desde la Alameda hasta el Distrito “José Martí”, ya que ello implicaría un gasto de dos pesos diariamente, uno para la ida y otro para el regreso, los cuales al final del mes harían un total de cuarenta y ocho pesos, teniendo en cuenta de que son veinticuatro días laborables, lo que significa prácticamente gastar la mitad de su salario en transporte. Ese día, además del cansancio, tenía hambre, pues hubo una asamblea del sindicato y salió más tarde de lo acostumbrado y no podrá darse el gusto de gastar más de tres pesos en una merienda, gusto que no podía permitirse, ya que un bocadillo costaba dos pesos y un refresco uno, y ni pensar en una pizza. Fue así como se quedó profundamente dormida, debido al cansancio y a la debilidad.

Durante el sueño vio en una peletería, de la calle Enramadas, probándose un par de sandalias de la vidriera y que contaban doce dólares, lo que equivalía a trescientos veinticuatro pasos, o lo que era lo mismo: a tres veces su salario mensual. Salió de ahí y entró en otra tienda, donde se compró un bloomer, que bastante falta le hacía este le costó un dólar con veinte centavos –el más barato que encontró- lo que era el equivalente de treinta y dos pesos, con cuarenta centavos. Luego compró un ajustador de un dólar, con cincuenta centavos, el equivalente a cuarenta pesos, con cincuenta centavos, en total había gastado catorce dólares con setenta centavos, es decir el equivalente de trescientos noventa y seis pesos con noventa centavos.
Salió tan contenta que pensó: “esto hay que celebrarlo con una buena comida” bajó por Enramadas hasta la calle Padre Pico, dobló por esta y siguió hasta la calle Aguilera y llegó a la Plaza. Allí fue directo a la casilla de la carne. Había varias piernas, costillas y lomo de cerdo. Se decidió por un pedazo de lomo que pesaba tres libras, que le costó sesenta pesos. En otro puesto compró una libra de frijoles negros a diez pesos, ingenuamente preguntó: “Se ablandan”. Luego fue para el puesto donde vendían hortalizas y compró un paquete de lechuga, que le costó cuatro pesos, y una libra de tomates medianos que le costó seis pesos. Finalmente llegó al puesto de las viandas, donde compró un ñame de agua, diez pesos y una libra de plátanos burros maduros un peso.

Al salir se acordó de que no tenía arroz, pues el arroz que le correspondía por la cuota del mes se había terminado; compró una libra, tres pesos, con cincuenta centavos y un pan especial cinco pesos. En total había gastado en la Plaza noventa y nueve pesos, con cincuenta centavos, que sumados a los trescientos noventa y seis pesos, con noventa centavos, que había gastado en Enramadas, ascendían a cuatrocientos noventa y seis pesos, con cuarenta centavos.

Alegremente, Magdalena María se dirigió a su humilde hogar. Ya no le dolían los pies y en seguida puso un caldero en el fogón para adobar la carne, después de haberla aliñado con ajo, pimienta y limón. Fue entonces, justo cuando la carne comenzaba a exhalar un penetrante olor que despertaba su apetito y le recordaba que comería ese día como hace tantos, tantos años atrás, que de pronto se escuchó una voz áspera y chillona: “Magdalena María, llegó el picadillo de soya a la carnicería: ¡¿Te cojo un turno en la cola: que la despertó abruptamente, esfumándose así el olor de la carne que se adobaba. Se sentó bruscamente en la cama y observó que aún tenía intactos los cientos once pesos que había cobrado ese día y exclamó “¡menos mal que no los gasto!”


Haydee Beatriz Rodríguez Rodríguez.

YA NO SOMOS NADA

Éramos dos almas que al encontrarse
Se amado intensamente.

Dos cuerpos en uno, que rompieron
Todas las barreras y se entregaron a
Un amor puro y sincero.

Dos seres que juntos andábamos todos
Los caminos, en busca de nuevas emociones,
Experiencias nunca vividas.

Fuimos aquellos que sin importarles el
Mundo, tomados de las manos recorríamos
La playa quieta y serena, en una noche de
Luna y muchas estrellas.

Solos tú y yo, un hombre y una mujer.
Tú encontraste en mí la copa que colmaba
Tus deseos

Yo te vi como el oasis que busca el sediento
En mitad del desierto., el que llenaba todos
Mis anhelos y mis ansias de amar y ser amada.

Vivimos en un mundo donde solo cabían los
Sueños y las ilusiones, sin importarnos el
Futuro, ni qué pasaría mañana.
¡Nunca vida mía me sentí tan feliz cono entonces!

Después fui cobarde, le temí a las realidad, a los
Convencionalismos. Ese fue el cruel verdugo que
Mató nuestro gran amor.

El tiempo ha pasado… ya no somos nada, vuelvo
A tener sed y no encuentro el oasis que la apague,
No sé qué ha sido de tu vida…la mía… ya ves…
Triste y sola, no me atrevo a recorrer de nuevo la
Playa, ya no estás.

No hay luna ni estrellas en el cielo gris de mí
Existencia. Lo he perdido todo, pues ya no te
Tengo y eso significa que ya no somos nada.


La Habana,
julio 20 de l974

MI SUEÑO CONTIGO

Anoche soñé contigo, que me amabas,

Con tus fuertes brazos me abrazabas,

Tus labios ardientes me quemaban con

El fuego de tu pasión.

Cerrabas tus ojos y yo los besaba, suave,

Dulcemente.

Sentí el mundo a mis pies, pues te tenía

A ti.¿¡Habría dicha mayor? Pero…como

En todos los sueños tuve que despertar,

Ya no me abrazabas ni besabas, no sentía

Tu calor, solo el mío.

Era mi anhelo, mi deseo de tenerte, de

Estrujar mi boca contra la tuya, la que me

Daba ese calor.

Se marchó la noche y llegó la mañana, el

Sol radiante lo iluminó todo, despejó mi febril

Cabeza, volví a la realidad.

Pasará este día y querré que llegue la noche y

Que al dormirme pueda de nuevo soñar contigo.



La Habana,
28 de febrero de 1972

EL CAMINO A SEGUIR

No hay quién pueda dar paz, amor, ni salvación, si no es Dios.

Si no apartas de sus caminos, solo encontrarás dolor, sufrimiento, perdición.

Él es quién te renueva y hace renacer tu vida cada día.

Te colma de misericordia, de amor con su fidelidad y perdón.

Es quien sana tus dolencias, limpia tu alma de rencor y maldad.

Es como lumbrera a tu camino, para que no tropieces y caigas.

Aparta escollos, espinos y te enseña la buena senda a seguir.

En Él solo encontrarás lo que buscas afanosamente y no hallas, porque sólo en Él hay paz, amor y salvación.


Santiago de Cuba
27 Abril 1997

Lo copié de un mural en Martínez Campos 18

DAR GRACIAS POR TODO


Un alma recién llegada al cielo se encontró cos San Pedro. El santo llevó el alma a un recorrido por el cielo. Ambos caminaron paso a paso por unos grandes talleres llenos de ángeles. San P edro se detuvo frente a la primera sección y dijo: “Esta es la sección de recibo. Aquí, todas las peticiones hechas a Dios mediante la oración son recibidas”.
El alma miró a la sección y estaba terriblemente ocupada con muchos ángeles clasificando peticiones escritas en voluminosas hojas de papel de personas de todo el mundo.

Ellos siguieron caminando hasta que llegaron a la siguiente sección y San Pedro le dijo: “Esta es la sección de empaque y entrega. Aquí las gracias y bendiciones que la gente pide, son empacadas y enviadas a las personas que la solicitaron”. El alma vio cuan ocupadas estaba. Habían tantos ángeles trabajando en ella como tantas bendiciones estaban siendo empacadas y enviadas a la tierra.

Finalmente, en la esquina más lejana del cuarto, el ángel se detuvo en la última sección. Para su sorpresa, solo un ángel permanecía en ella ocioso, haciendo muy poca cosa. “Esta es la sección del agradecimiento” dijo San Pedro al alma.
“Cómo es que hay tan poco trabajo aquí?”- Preguntó el alma. “Esto es lo peor” _ contestó San Pedro.

“Después que las personas reciben las bendiciones que pidieron, muy pocos envían su agradecimiento”.

“Cómo agradece uno las bendiciones de Dios?”

“Simplemente” – contestó San Pedro.

“Solo tienes que decir, gracias Señor”


(Este es un coro que cantábamos en la Iglesia Metodista “San Juan” de Santiago de Cuba y que yo canto mucho.)

“Gracias Señor, gracias Señor, quiero darte gracias, quiero darte gracias Señor por tu amor” Amén.

O este otro: “Gracias Señor te doy por tu bondad, gracias te doy por morir por mí en la cruz, pero más gracias te doy Señor, porque no merezco tanto.

Otro de acción de gracias: “Demos gracias al Señor, demos gracias, demos gracias por su amor.

En las mañanas las aves cantan sus alabanzas a Cristo el salvador ¡Y tu mi hermano porque no cantas las alabanzas al Cristo el salvador. “

Obsequio para ustedes.

D E F I N I C I O N E S

Lo más alegre:

Una fiesta ,

Niños jugando,

Un pueblo en carnaval.


Lo más triste:

Un velorio,

La cárcel,

La miseria.

Lo más sublime:

El nacimiento de un niño,

El beso de una madre,

Dos enamorados jurándose amor eterno.


Lo más hermoso:

Un niño,

El amor,

La amistad.


Lo más bello:

Un amanecer en el campo,

Un atardecer en el mar,

Amar y ser amado.


Lo más feo:

La mentira,

La maldad,

La traición.


Lo más real:

Nacer,

Vivir,

Morir.


Lo más repugnante:

El odio,

La venganza,

La esclavitud.


Lo más provechoso:

El trabajo,

El estudio,

El ahorro.


La mejor virtud.

La honestidad,

La honradez,

La sinceridad.


El peor defecto:

Ser pobre de espíritu,

Derrotista,

Desconfiado.


La mejor condición humana:

Amar desinteresadamente,

Perdonar a sus semejantes,

Ser agradecido.


Lo más agradable:

Ser alegre,

Atento,

Cariñoso.


La mejor condición cristiana:

Amar a Dios sobre todas las cosas

Y a tu prójimo como a ti mismo.





Santiago de Cuba,
diciembre de 1974

COMO DULCES AVECILLAS

Quisiera ser un gorrión, tal vez un
Ruiseñor, para embriagarte con mis
Trinos desde las ramas de un hermoso
Árbol, en un tupido bosque, lejos de
Las miradas de intrusos e intrigantes.
Tú a mi lado, juntando ramitas para
Construir nuestro nido de amor,
Allí en las alturas, contemplando el
Cielo, la bella naturaleza, respirando
El puro aire de la libertad, lejos de
Opresores y malignos que con sus ondas,
Pretenden matar nuestra esperanza,
La gloria de poder compartir muy juntos
Esta hermosa vida, que se nos ofrece
Amplia y llena de un futuro luminoso.
Tú y yo, transmitiéndonos calor, amor,
Alegría de vivir en cada minuto que
Disfrutemos de nuestra mutua compañía,
Volaremos juntos al horizonte sin fin, en
Busca de esa paz que tanto anhelamos,
Para vivir siempre unidos, arrullándonos
Y amándonos más cada día.
En nuestro dulce hogar seré para ti como
Una linda campanita, alegre, luminosa,
Que alegrará para siempre todos los días
De tu vida.
¡Te lo prometo mi dulce y apasionado
Ruiseñor!

La Habana, 9 de mayo del 2007

EL GRAN DESENGAÑO

¡Qué dulce sensación era creer
que me amabas, que significaba
algo en tu vida!

¡Con qué ilusión vivía cada atardecer
al volverte a ver!

¡Qué amaneceres tan maravillosos al
despertar junto a ti!

¡Con cuánto amor te complacía
en tus más leves caprichos!

¡Con cuánto orgullo caminaba a tu
lado por las calles de mi ciudad.!

Soportaba tus desaires, tu poco interés
en mi persona.

Sin querer darme cuenta que con el
tiempo tu fingido amor desaparecía.

Un día te quitaste el antifaz, con dureza
y sin piedad me declaraste que nunca
me amaste.

Que otra era la dueña de tu corazón y
pensamientos.

Hubiese querido morir, desaparecer,
pero ni a eso tengo derecho.

Mi vida, como la tuya, no es mía,
no sé cómo decidir mi futuro.

Soy como un payaso que finge alegría,
y trata de hacer feliz a los demás, aunque
se le desangre el corazón.

Sin embargo; como un perro que desanda
sin rumbo, me conformo con las migajas,
soporto tu desprecio.

Solamente con mirarte, me lleno, saberte
cerca, aunque lejano.


Trato de mostrar indiferencia, muchas veces
hago grandes esfuerzos para no acercarme a ti.

No quiero recordar como antes te besaba y
prodigaba mimos y caricias.

¡Créemelo, me cuesta mucho dejar de observarte,
desear sentir tu cuerpo junto al mío!

Como en esta vida todo pasa, sé que poco a poco
el desengaño irá matando lo que hoy siento por ti.

Serás para mí al igual que otros que tristemente
pasaron por mi senda, para que como las cuentas
de un collar, reventó el hilo y se esparcieron por el suelo.

27 de diciembre de un año cualquiera.

POEMA DE LA MALA HORA

Hora mala, hora negra, no sé que
Decir, pero no te puedo maldecir,
Pues a solas me pregunto:¿Por qué
Lo conocí?

Día fatal, cosas del destino… dirán
Otros.
Reflexiono: ¿Tuviste la culpa o fui yo?

¿Es acaso que sabe la mariposa cuando
Está revoloteando alrededor de la llama
Que quemará sus alas?

¿El inocente pez, que al morder el traidor
Anzuelo encontrará su muerte?

Entonces…¿Cómo habría yo de saber que
Al besar tus labios tomaría el néctar venenoso
Que mi corazón para siempre ha embrujado?

¡Ay Cupido! Solo tú haz tenido la culpa, que
Ciego disparaste la certera flecha.

¿Qué de hacer? … Nada, pues a pesar que
Mucho sufro, sé positivamente que aún te amo.

Me es tan imposible odiarte, como olvidarte,
Ya que no sé odiar y mucho menos como te
Podré olvidar.


Santiago de Cuba,
12 de diciembre de l974

11 julio 2009

Mi dulce perdición.

Tú has llenado a mí como una fugaz
estrella: Inalcanzable.

Te has acercado a mi vida para despertar
mis ansias reprimidas

Te añoro en la soledad de mis noches con
verdadero delirio

Te sé lejano, pero no me importa, púes
serás mío si me lo propongo.

Si es pecado amarte, seguro que ya
estoy condenada.

¡Qué terrible tentación de la que no
me puedo librar!

¿Qué precio tendré que pagar a cambio
de la locura de disfrutar este amor?

Si es prohibido, que me castigue Dios,
demente, cuerda, te amo, no lo puedo evitar.

1 enero 2007

MI AMOR Y TU

Poema

Nunca pienses que te he olvidado,
Solo he puesto un manto de silencio
Entre el tiempo y tú.

Hay cosas en la vida difíciles de
Explicar, pro lo cierto es que un gran
Amor no es fácil de olvidar.

¿Quién podrá decir que mi aparente
Despreocupación y mi rostro sonriente
No sean más que una máscara que
Oculta mi dolor?

¿Quién sabe de las penas escondidas
Tras un espíritu fuerte y una firme
Decisión?

¿Quién se atreverá a descifrar el enigma
De mi eterna soledad?

¿Acaso no te dice eso que el sitio que
Ocupas en mi corazón es imposible que
Lo pueda llenar una nueva ilusión?

Pasaran los años y no sé si esta llamita
Oculta entre las cenizas se extinguirá.

De lo que sí puedes estar seguro es que
Mientras mantenga vida y calor, jamás
Otro podrá ocupar tu lugar.


Santiago de Cuba,
13 de agosto de 1977

UN POQUITO MÁS

El día que me aparte de tu vida

para siempre, sentiré un vacío tan

inmenso, que nada lo podrá llenar,

ni aún los recuerdos de los días

Más felices que disfruté a tu lado.

No sé si podré fingir que vivo sin

corazón, como podré caminar por

las calles, si mis pies responderán,

el aire llegará a mis pulmones, si

mis ojos continuarán buscando en

la distancia, entre otros rostros el

tuyo.

¿Qué podrá suceder? Lo ignoro,

prefiero no saberlo. Mientras… déjame

disfrutar de tu presencia, el olor de tu

cuerpo, la tibieza de tu voz. Prolóngame

un poquito más esta triste existencia, un

poquito más.


Madrid,
27 de mayo de 2009

TODO POR AMOR

¿Será posible Dios mío que lo
haya perdido todo de un tirón?

¿A dónde han ido a parar mis
sueños e ilusiones?

¿Puede ser la vida tan cruel que
me ha arrebatado mi fugaz felicidad?

¿Qué destino será el mío que me condena
a la eterna soledad?

¿De qué me vale si tal vez un día alcance
la fama y la fortuna si no tengo su
amor

Me consideraría la más insignificante y
pobre de las criaturas.

Todo, todo lo cambiaría por un poco
de amor.

TEMA PARA QUE NO MUERA EL AMOR

A pesar que el amor se acaba, de que las rosas

Se deshojan, las gotas de rocío se evaporan,

También mis lágrimas agotaron su caudal,

También mi corazón se cansó de amarte, pero

No creo que por ello haya muerto el amor,

Todavía presiento que habrá un nuevo amanecer,

Que las rosas frescas y fragantes volverán a

Florecer.

De nuevo el rocío las besará cada mañana,

Haciéndolas resplandecer, que mis ojos tendrán

Un nuevo brillo y se humedecerán de felicidad.

Mi corazón volverá a latir, a vivir porque el amor

Nunca podrá morir.




Santiago de Cuba
28 de noviembre de 1974

DESPUES QUE TE PERDI

¡Como pude amado mío, olvidar que
Fuiste mi primer amor?

¿Cómo dejar de pensar que tú me
Enseñaste a amar, que en tus brazos
Sentí por primera vez esa sensación
Maravillosa, desconocida. Era dulzura,
Miel, calor, tantas cosas, que aún no sé
Explicar.

Tú me decías. –Mi niña.
Yo me sentía muy mujer.

En realidad lo era, pues no te supe
Comprender, no pude demostrarte lo
Mucho que te quería y ya ves…te perdí.

¡Cuánto lo he sentido!

¡Qué largas y frías son mis noches!
En vano busco tu rostro junto al mío,
No estás.

Ahora reconozco mi error.
¡No podrías revolver las cenizas a ver si
Queda aunque sea una brizna de calor?

Si es así, ven amado mío, mis brazos te
Esperan ansiosos, mi corazón palpita de
Emoción, tan solo de pensarlo.

Vuelve a mi lado, mírame como antes,
Bésame como la primera vez, dime de
Nuevo: - Mi niña, que ahora sí que soy
Una mujer.


La Habana,
20 de junio de l971

ORACION DE GRATITUD

Gracias te doy Dios mío, Dios
De todos, que en tu infinito amor
Nos das por igual.

Gracias por tu perdón, por la ayuda
Oportuna, por responderme cuando
Te llamo.

Gracias por permitirme conocer a la
Gente, por mostrarme tu ternura a través
De la sonrisa de un niño, la comprensión
En la mano amiga.

Gracias por enseñarnos cada día que
Existes, cuando soy capaz de amar, de
Acariciar y soñar.

Gracias te doy a todas horas al contemplar
Las obras que hiciste y nos regalaste, para
Nuestro disfrute y placer.

Gracias cuando veo la grandeza de la tierra,
Los mares, el cielo con el sol, la luna y las
Estrellas

Gracias Padre eterno, por tu bondad, a pesar
De mis defectos, mi inquieto temperamento, mis
Frecuentes caías, la rebeldía que me domina.


Gracias Señor de Señores, porque solo tú puedes
Perdonarme, porque solo tú eres Dios por los
Siglos de los siglos.
Amén.


Iglesia Metodista “San Juan”

Santiago de Cuba, 2 de agosto de l997

LA “EXTRANJERA” QUE PERDIÓ LA COMPOSTURA

Estampa santiaguera


Una calurosa mañana del mes de mayo, me encontraba esperando mi turno para realizar una operación bancaria en mi cuenta de divisas en el banco de la esquina de Aguilera y San Pedro. Como era lunes, estaba como decimos en buen cubano: - “De bote en bote”. El aire acondicionado era insuficiente para refrescar el local con tanto público., mientras los cajeros y los uniformados “Guardadores del orden” trataban de organizar la creciente afluencia de usuarios.

Allí había de todo, extranjeros que venían a hacer los cambios de divisas de sus respectivos países por la moneda nacional, más conocida por “Chavitos” o moneda libremente convertible, que solo circula en el país, empleados de corporaciones y tiendas que operan con esa moneda, algunos jóvenes de ambos sexos, que son favorecidos por tener algún tipo de relación con ciudadanos de otros países, como las conocidas “Jineteras”, que tiene su “Pepe”, que les ha situado una generosa suma en su cuenta o los que como yo, que tenemos una cuenta gracias a nuestra “Fe” (Familia en el extranjero).

Cada cual esperaba su turno, yo para entretenerme observaba a cada uno de los personajes, entre ellos a jóvenes muchachas que comentaban entre sí “Sus conquistas” o futuros planes de viaje al extranjero, otras que ya habían viajado fundamentalmente a países europeos, vestidas con extravagantes indumentarias, como para llamar la atención, muchas gangarrias, exagerado perfume para la hora y el lugar y cuanto pudiese diferenciar de los demás que aún no habían tenido la posibilidad de viajar a algunos de esos estados
y cambiar de aspecto, ser diferente.

Pasadas las 11.00 de la mañana hizo su entrada un par de personas, con una niña de unos dos años, que llamó la atención de todos, por lo dispareja, él como de sesenta años de edad, gordo, calvo, vestía un short beige y un pulóver negro y sandalias .Ella tendría por su aspecto juvenil 20 años, toda vestida de negro, pantalón y pull over de mangas largas, zapatos puntifinos de altos tacones, un pequeño bolso colgándole del hombro. Masticando chicles, luciendo una peluca lacia y negrísima, varios pendientes en sus perforadas orejas, percing en la nariz, sortijas y pulsos de oro en todos los dedos y en ambos brazos. Era muy difícil reconocer su verdadera identidad, pues hablaba en italiano todo el tiempo con su presunto esposo y cuando se dirigía a la niña, que cada vez se mostraba más inquieta, dentro de un moderno y adornado coche, al parecer por la alta temperatura reinante y la vestimenta puramente invernal. Por su aspecto, , acababan de llegar del extranjero, después de un largo viaje y antes de dirigirse a un hotel o a la casa de algún familiar, debían hacer el cambio de la moneda circulante.

Detrás de mí pude escucharlos comentarios de alguna de las jóvenes que esperaban su turno para dirigirse la ventanilla a efectuar su operación: -¡Oye Aniuska,! ¿Esa no es Zuleidis, la del barrio de Los Pinos? Pero… ¡Ella no era jaba’a! Esa debe ser una peluca ¡Tú no crees? Pero… ¡Mírala, que orgullo! ¡Total! Tuvo que cargar con ese viejo… aunque esté podri’o en fulas . ¡ !Umm!

La tal Zuleidis trataba de que la niña se mantuviese tranquila y constantemente le hablaba en italiano, le mostraba un juguete, le daba algo de beber en un biberón no conocido en estos lares, pero la pequeña seguía protestando con chillidos, pastadas y tratando de salir del coche a toda costa.

La “extranjera” con aires de superioridad no miraba a nadie, se consideraba una reina entre sus antiguas conocidas a las que ni por casualidad les dirigía una mirada, ni mucho menos un saludo.

La espera se prolongaba tanto, que el impaciente italiano que aguardaba frente a la ventanilla se dirigió a Zuleidis, ella fue a su encuentro en el idioma antes mencionado. Al parecer le inquirió por la demora y fue directo a la ventanilla y en perfecto español preguntó al cajero . Sucedió algo insólito, al explicar el nombre de Franco, se percataron que había pasado algo inusual, el cajero se había equivocado y dado el pasaporte a otro italiano por error. Ella protestó y se formó tremendo corre-corre, sube y baja las escaleras del piso superior, funcionarios que se presentaron tratando de disculparse y prometiendo que localizarían al otro extranjero y le devolverían su pasaporte y así poder efectuar el cambio de divisas. Zuleidis estaba visiblemente mal humorada. ¡Pasarle eso a ellos, que venían de un país desarrollado!...

Las otras se reían burlonamente al ver el aprieto en que estaba Zuleidis, que la había hecho perder su ecuanimidad, acordarse de hablar español.

La niña muy cansada también se impacientaba por momentos, se tiró por fin al suelo, ya que se había salido del coche, lloraba, pataleaba, la madre continuaba hablando en italiano, tratando de levantarla, la pequeña se revolcaba y no le hacía el menor caso a las repetidas sugerencias , para tranquilizarla. Zuleidis fuera de si la levantó en peso gritándole: - ¡¡¡Francesca C…!!!

Todas las miradas se dirigieron a ella, que abochornada abandonó el salón y salió a la acera. Mientras las otras se reían a carcajadas: - ¡Se le salió la chusmería de la cuartería de Avenida de Los Pinos! ¡No se pudo controlar! ¡La mona aunque la vistan de seda!...


Santiago de Cuba,
11 de mayo de 2006

La esperanza

Si no tuviera la esperanza de salir
De aquí un día, me moriría de tristeza.

Me siento como un espíritu que vaga,
Por no encontrar el camino.

Como un alma perdida que no sabe a
Donde ir.

Días de mutismo y soledad, por no
Tener a quien confesar mis penas.

No tengo ni el consuelo de contemplar
Otra cosa que no sean paredes blancas.

Es como estar en una amplia celda
Purgando una condena.

Trato de recrearme en recuerdos pasados,
El presente se impone.

Siempre frente a mí, robándome días
Mejores.

¿Nací para conformarme a vivir en el
Ostracismo?

¡Imposible !Eso no cabe en mi temperamento
Inquieto, sin vocación para conventos.

Nací libre y he luchado mucho para no peder
Esa condición.

A Dios le pido esa liberación, volver a pisar
Suelos más agradables.

Porque no pierdo la esperanza que El me
Lo concederá.

Haydée Rodríguez Rodríguez

Burguillos de Toledo
18 de noviembre de 2008

DESPUES DE 20 AÑOS.

La vida nos ha puesto frente a frente,
Después de tantos años,
Para recordarme que me hiciste mucho daño.

Como ayer, hoy te aborrezco con
Todas las fuerzas de mi corazón
Y lamento profundamente el fatal día
En que te conocí y amé con devoción.

Ese día creí haber alcanzado la meta
Que tanto busque, con el transcurso del tiempo,
Comprobé que me equivoque.

Ni aunque vinieses arrastrado de rodillas
Pidiéndome perdón, lograrías de mí
Una mirada de compasión.

Fue mucha la traición y la vileza
Que me hiciste padecer, por eso
No quiero nada que me recuerde tu ser.

Te he borrado de mi pensamiento
Y de mi corazón, como lo escrito
Con tiza en un pizarrón.

Ya nada queda de aquella historia,
El tiempo se encargó de convertirla
en escoria.

No creo en tu arrepentimiento,
Pues en ti nunca hubo sentimiento.

Por fatuo y engreído me perdiste,
Fue tan grande tu perfidia,
Que dejaste mi ser herido.

Cuando te creías dueño del mundo
Y todo te sonreía, mataste mi ilusión y
Mi alegría

Un día me dijiste que lo que más te dolía
De una mujer, era su desprecio,
Hoy paso junto a ti, ni te miro, ni te aprecio.

Siento asco de pensar que un día
Besé tu boca y pienso que tal vez estaba loca.

Hoy soy quien soy, segura de mí misma
Y ni siquiera mi sombra te doy.

Donde no podrás hallar ni paz, ni seguridad,
Pues en mí jamás encontrarás
La ansiada y perdida felicidad.

Santiago de Cuba
18 Abril 2000

EL OLVIDO

¡Qué triste es recordar lo que

Tanto se ha querido y pensar…

Que llegó el olvido!


¿Qué ha sido de aquellos besos

Llenos de dulzura y pasión, mientras

Nuestros labios permanecían unidos,

Olvidados del mundo en un beso que

Parecía no tener final?


Sin embargo llegó el olvido, nuestras

Nuestras noches ya no son de sueños

Ni desvelos.


Mis manos se alzan buscando algo que ya

No tengo, mis labios permanecen fríos,

Mis ojos vacíos.


Ya no te tengo, no eres el gran amor de

Mi vida, ni tan siquiera mi pequeña ilusión,

No queda nada, tan solo: El olvido.


La Habana, 7 de enero de l973

DEJAME AMAR

Dame amor, mírame con cariño,
Bésame con pasión, dime dulces
Palabras, déjame extasiarme en
Tu mirada, acariciar tu frente,
Despeinar tus cabellos, sentir los
Latidos de tu corazón.

Abandóname entre tus brazos, para
Así entregarte todo mi ser, este caudal
Inmenso de ternura, que celosamente
Guardo y que solo es para ti, como son
Todos mis pensamientos, mi amor y mi
Vida.

Todo te lo doy a cambio de un poco de
Tu amor.
Nada te pido, nada te exijo, solo una sonrisa,
Una mirada, que tomes mis manos entre las
Tuyas y de una vez me digas: ¡Te quiero!

La Habana, 2 de julio de l972

BAJO EL PESO DE LA CRUZ

Por cada pecado que cometas, estás

Crucificando a Cristo.

Si la maldad se anida en tu corazón,

Clavos en su carne martilleas sin

Piedad.

Si tu lengua maldice, calumnia y

Vitupera a los demás, hiel y vinagre

Harás beber al que en la cruz padeciendo

Está.

Si hieres a tu hermano, lanzas estarás

Clavando en el costado del mártir del

Gólgota.

Si el egoísmo, orgullo y vanidad no

Te dejan ver la miseria y la pobreza de

Los demás, estarás coronando de espinas

La frente de Cristo.

Si no escuchas la voz del que te llama a

Redención, estarás dando la espalda al que

Su preciosa vida ofrendó por ti.

Si en la dureza de tu corazón no cabe esta

Verdad, no tendrás el gozo de ver a un Cristo

Resucitado, que vive, ama y perdona y con su

Sangre tus pecados limpió, para que creyendo

En él, puedas ser llamado hijo de Dios.
Haydée B. Rodríguez Rodríguez

Iglesia “San Juan”

Santiago de Cuba,
3 de mayo de 2003

AYER Y HOY

Adiós juventud de sueños y
Quimeras no realizadas.

Llegó el ocaso como un triste
Invierno, envuelto en nubes de
Melancolía.

Miro hacía atrás, contemplo en un
Espejo nublado aquella niña bulliciosa
Y alegre como un cascabel que a todo reía.

¡Cuántas esperanzas frustradas!
¡Que dura realidad de una vida estéril y
Vacía!

En el espejo de hoy contemplo la flor
Marchita que jamás renacerá con la frescura
Y fragancia de veinte años atrás.


Santiago de Cuba,
22 de septiembre de 1979

A MIRIAM IN MEMORIAM

Relatos de amor y de guerra capítulo V.-

La recuerdo muy blanca, de mirar dulce y sereno, de ideas muy definidas, tendría unos 20 años de edad, era la novia y compañera de lucha de Carlitos.

Primeros días de marzo de l958, pertenecíamos a la misma célula dentro del Movimiento 26 de Julio y nos dirigía el capitán Adalberto Lora, un combatiente clandestino de extraordinario valor y osadía, se paseaba por la barriada de la Carretera de Cuabitas (Hoy Patricio Lubumba) con una ametralladora bajo el brazo, por si los esbirros de Batista lo atacaban , morir en combate.

Una tarde nos reunimos y nos seleccionó a Miriam y a mí, para el traslado de unas armas desde el barrio de Altamira a otro sitio de la ciudad, donde se guardarían para preparar lo que sería en el próximo mes el asalto al Cuartel de Boniato. Poblado cercano a Santiago de Cuba.

Nos vestimos a la moda de aquellos tiempos, falda larga y muy amplia, con dos paradoras debajo como sayuela de algodón almidonado con amplios bolsillos, para ocultar cualquier cosa de la vista de los enemigos, además íbamos con un bolso bien grande.

Nos dirigimos al lugar indicado, como no éramos conocidas para los moradores de la casa a visitar, usábamos una contraseña, para identificarnos y que nos atendieran, era presentar al tocar en la puerta un centavo de cobre.

Tomamos un autobús en la Carretera de Cuabitas, cercano a la Universidad de Oriente, nos bajamos en la calle A de la carretera del Morro, subimos y bajamos varias calles del Reparto Mariana de la Torre, hasta llegar a Avenida de Mármol, subimos otra empinada calle y ya estábamos frente al No. 54. Dos toques suaves y nos abrió la puerta una señora, como saludo le mostramos la moneda. Enseguida nos mandó a pasar. Unos minutos después se presentó una pareja, nos introdujeron en una habitación y pudimos observar como debajo de la cama sacaban un antiguo baúl, entre ropas viejas comenzaron a sacar pistolas, revólveres y pequeñas cajas con proyectiles. Rápidamente introducimos las municiones en los amplios bolsillos de las paradoras, las armas en los bolsos, disimuladas con supuestos paquetes de mercancías.

Cuando hubo concluido esta operación, nos despedimos con un:- ¡Buena suerte!

Volvimos por otra calle, esta vez otra ruta de ómnibus. Llegando a la esquina, venía el autobús, le hicimos una seña y paró, era de la línea Autobuses Modelo, sustitutos de los antiguos tranvías, que le hacían competencia a los verdes Ómnibus Orientales de Cabrera.

Los asientos estaban ocupados, nos dirigimos al fondo, cerca de la puerta de salida, era una medida de precaución, en caso de un imprevisto, salir lo más rápido posible. De unos de los asientos traseros se paró un joven vestido con el uniforme militar de la guardia rural, me ofreció el asiento, yo con una dulce sonrisa le di .las gracias y me senté. Miriam permanecía muy cerca de mí muy pálida y con mirada asustada. El joven se quedó observándome detenidamente, también parado frente al asiento cedido. Levanté el rostro y le sonreí, él también , parecía que algo le atraía de mi persona, bajé los ojos y con terror observé que la punta de un revólver emergía entre los envoltorios. Con la velocidad de un rayo me paré y miré el techo y di el grito más alto que me permitieron mis pulmones, instintivamente el joven y varios de los pasajeros miraron hacía el techo, con el mismo impulso le arrebaté el arma de reglamento, que le colgaba a la derecha de su cuerpo y corrí hacía el chofer. Miriam me siguió más pálida aún. El joven perplejo quiso correr hacía mí, con su misma arma le apunte a la frente y le grité con toda energía:- ¡No te muevas o te mato en nombre del Movimiento 26 de Julio! Se quedó parado en medio del pasillo con los ojos muy abiertos y sin atreverse a dar un nuevo paso. Los pasajeros algunos admirados por aquella acción, otros asustados. Una anciana comenzó a dar gritos de auxilio muy cerca de mí, le introduje la punta del arma en la boca y la conminé a que se callara, tenían los ojos desorbitados y su rostro tomó un color rojizo, pero se calló. Le grítela chofer con autoridad: - ¡Toma por esa calle rápido y sal a La Alameda Michaelson hasta la entrada de Crombet! ¡Vuela!
Cogió por calles mal pavimentadas, dejando una estela de polvo a su paso. Yo continuaba con el arma en alto y el dedo en el gatillo, , mirándolo con firmeza y sin que me temblaran las manos apuntándole al joven militar. Se notaba también muy asustado.

Tomamos a toda prisa por la amplia alameda, hasta llegar a Avenida de Crombet, rumbo a la rotonda del Cementerio de Santa Ifigenia, donde ordené al chofer a dar la vuelta y parar. Ambas nos bajamos rápidamente por la puerta delantera y de nuevo le dije al chofer: - ¡Vira y piérdete!. Así lo hizo, mientras Miriam y yo corrimos rumbo al Reparto Agüero a un lugar seguro., hasta que pudiésemos volver a nuestros respectivos hogares.

Habíamos cumplido la misión a pesar de los riesgos.