No hay quién pueda dar paz, amor, ni salvación, si no es Dios.
Si no apartas de sus caminos, solo encontrarás dolor, sufrimiento, perdición.
Él es quién te renueva y hace renacer tu vida cada día.
Te colma de misericordia, de amor con su fidelidad y perdón.
Es quien sana tus dolencias, limpia tu alma de rencor y maldad.
Es como lumbrera a tu camino, para que no tropieces y caigas.
Aparta escollos, espinos y te enseña la buena senda a seguir.
En Él solo encontrarás lo que buscas afanosamente y no hallas, porque sólo en Él hay paz, amor y salvación.
Santiago de Cuba
27 Abril 1997
13 julio 2009
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