29 mayo 2011

Aquella extraña mujer

Entra al bar como otras tantas veces, en busca de calor humano, a tomar un café bien caliente. Dentro, una tibia atmósfera, una camarera que se mueve incesante entre las mesas, sirve, recoge, limpia, acepta con una sonrisa la propina, entra y sale detrás del paraban, tintineo de vasos, platos y cubiertos, alguna insulsa conversación, uno que distraído lee un periódico, otros parroquianos que discuten lo mismo de política, que de fúfbol.

Como periodista o aspirante a escritor, lo escruta todo con mirada sagaz, no es que sea demasiado pendenciero, es como dijo el sabio filósofo:- “Nada humano me es ajeno”.Sus ojos detrás de las gafas de aumento se posan en una mujer que aparenta unos 30 a 40 años de edad bien conservados, su cabeza la corona una larga y negra melena, que cubre parte de su espalda y hombros. No se puede considerar una belleza, pero tiene cierto atractivo en su rostro moreno claro, sus labios carnosos, ojos alargados, parpados cubiertos de fino maquillaje, nariz pequeña. Observa que es alta, sus largas piernas se retuercen entre las torneadas patas de la banqueta en que está sentada, viste un pantalón vaquero azul con desteñidos en las rodillas, altos botines de piel, debajo del abrigo entreabierto un jersey multicolor deja adivinar los senos turgentes. Está sentada, su codo izquierdo reposa sobre el mostrador, mientras el dorso de su mano se apoya en la mejilla, con la otra sostiene un cigarrillo encendido, que a intervalos se lleva a los labios, frente a ella, una copa. Luce abstracta, como ausente, exhala una bocanada de humo, llena sus pulmones, lo expele y se queda absorta contemplando las figuras grisáceas que lentamente se elevan y van desapareciendo y a la vez impregnando el local de nicotina, contagiando con su vicio el ambiente, ya pesado y denso por la pobre circulación del aire.

¿En qué pensará? ¿A quién espera? ¿Será una enmascarada prostituta que aguarda una invitación lasciva?

Se mueve en el minúsculo asiento, se acomoda, toma la copa, saborea un sorbo muy despacio, no mira a nadie en particular, pero su vista lo abarca todo, busca algo desconocido en cada rostro.

Quien no la pierde de vista, está convencido que espera a alguien. Por su mente pasan mil ideas, más rápidas que la luz del un relámpago. Tal vez que aguarda un buen postor, puede ser un anciano verde cansado de ver lo mismo por más de 50 años, o un proxeneta que le ha buscado “Mercancía” para un rato. ¡Qué lástima! Con la juventud que aun le queda, con su tipo, bien podía trabajar honradamente y no vender su cuerpo y alma por míseras pesetas.

Pasa el tiempo y no logra descifrar el enigma que se esconde tras esa mirada a veces triste, otra ausente y lejana a la vez.

La copa se vacía, los cigarrillos no soportan la espera y mueren aplastados en el próximo cenicero. Con un gesto llama al camarero, este a su vez se acerca, ella extrae un billete , espera, viene el mesero con el vuelto en una pequeña y plateada bandeja, lo toma, lo esconde en el dorso de la mano, se para, cierra la cremallera del abrigo, segura de que afuera aunque ya se ha anunciado la primavera, los árboles han recuperado su verde follaje, en el parque cercano los longevos han salido a desentumecer su cansada anatomía, los niños ajenos al futuro corran alborozados y los perros los sigan felices por la libertad momentánea, todavía hace frío.

Ahora la puede observar mejor, en efecto, es alta y esbelta. Sacude su copiosa melena y se dispone a marcharse.

L a curiosidad lo domina, quisiera seguirla a ver qué rumbo toma, no le da tiempo, dobla de prisa la primera esquina.

Alguien tal vez tan indiscreto como él comenta a su lado:- ¡Pobre mujer! Hace muchos años que como Penélope espera al amante ausente que un día le juró amor eterno y volver a consumar su sueño para siempre en este mismo lugar y jamás volvió.

Unos dicen que está perturbada, otros que aguarda por un imposible, lo cierto que no falta nunca a la cita, no acepta invitaciones, promete ser fiel hasta el esperado encuentro o hasta la muerte.

Solo queda una pregunta flotando en el aire:- ¿Cómo es posible que a una mujer así se olvide tan fácil?


Madrid, 7 de mayo de 2009

Tus Ojos

Cuando me miran siento como

una tibia caricia recorre mi cuerpo,

tus ojos me envuelven con una dulzura

Inexplicable.

Son capaces de transmitirme indescifrables

sensaciones.

Me observas y puedo diferenciar tus estados

de ánimo, si tienes nuevas ilusiones,

Estas alegre, el amor palpita en tu ser fulguran

como dos luceros.

Tienes un dolor escondido, la tristeza te embarga,

alguna preocupación, lucen opacos, perdido su brillo,

si la ira te invade chispean como diamantes.

También lucen sombríos cuando una honda congoja

te asalta.

Son capaces de alcanzar cualquier distancia en busca

de la esperanza.

En el horizonte se pierden en la añoranza.

en la nobleza de tu espíritu jamás los escondes.

Transmiten franqueza, solidaridad.

tus ojos poseen un oculto lenguaje que me

hace palpitar de solo mirarlos, lo siento, los disfruto,

cuando extasiada me miro en el lago profundo

y negro de esos ojos que saben expresarme tantas

cosas con solo posarte en los míos.


25 de marzo de 2011

02 mayo 2011

AÑORO Y OTRAS NOSTALGIAS

Añoro el perfume de las madreselvas

trepando en los portales.

Añoro el rumor incesante de las olas,

el penetrante olor que viene del mar, la

sombra protectora de las uvas caletas,

Las grandes rocas de la orilla.

Añoro el atardecer cuando el sol ilumina

con rayos dorados las nubes cercanas y

se pierde en el ocaso.

Los insectos nocturnos cuando salen de

sus madrigueras a iluminar la oscuridad,

El chirriar de los grillos, el graznido de las

lechuzas.

La luna cuando aparece radiante acompañada

de miles de estrellas y luceros.

Añoro al amanecer pisar la hierba bañada

de rocío.

Las flores silvestres, las campanillas

trepando los cercados.

No me complacen nuevos paisajes,

añoro la exuberancia de mi tierra,

el astro refulgente que ignora estaciones.

Poder caminar sin miedo por sus calles,

Respirar el aire de la libertad.

Compartir esa dicha con mis hermanos,

los negros, los blancos, los niños y los

ancianos, todo mi pueblo cantando lo

mejor de su rico folclor, alabando a Dios

por devolverme la añorada liberación.

La Fortuna, Leganes
24 de abril de 2011

OTRAS NOSTALGIAS

Busco la felicidad y esta escurridiza

se escapa una y otra vez.

La vida a veces me hastía aunque la

ame con ímpetu de adolescente.

Cansa el bregar por este mundo

desconocido.

Anhelo la paz y el sosiego, las tardes

tranquilas, el reposo que sopese la

La carga que llevo a mis espaldas y

que a veces se hace tan pesada.

¡Vida, déjame soñar que aún puedo

alcanzar la felicidad y la paz que tanto

añoro!

¡Llévate la tristeza que ensombrece mi

alma!

¡Devuélveme el sol de mis ilusiones,

el optimismo que se me escapó!


24 de abril de 2011