Entra al bar como otras tantas veces, en busca de calor humano, a tomar un café bien caliente. Dentro, una tibia atmósfera, una camarera que se mueve incesante entre las mesas, sirve, recoge, limpia, acepta con una sonrisa la propina, entra y sale detrás del paraban, tintineo de vasos, platos y cubiertos, alguna insulsa conversación, uno que distraído lee un periódico, otros parroquianos que discuten lo mismo de política, que de fúfbol.
Como periodista o aspirante a escritor, lo escruta todo con mirada sagaz, no es que sea demasiado pendenciero, es como dijo el sabio filósofo:- “Nada humano me es ajeno”.Sus ojos detrás de las gafas de aumento se posan en una mujer que aparenta unos 30 a 40 años de edad bien conservados, su cabeza la corona una larga y negra melena, que cubre parte de su espalda y hombros. No se puede considerar una belleza, pero tiene cierto atractivo en su rostro moreno claro, sus labios carnosos, ojos alargados, parpados cubiertos de fino maquillaje, nariz pequeña. Observa que es alta, sus largas piernas se retuercen entre las torneadas patas de la banqueta en que está sentada, viste un pantalón vaquero azul con desteñidos en las rodillas, altos botines de piel, debajo del abrigo entreabierto un jersey multicolor deja adivinar los senos turgentes. Está sentada, su codo izquierdo reposa sobre el mostrador, mientras el dorso de su mano se apoya en la mejilla, con la otra sostiene un cigarrillo encendido, que a intervalos se lleva a los labios, frente a ella, una copa. Luce abstracta, como ausente, exhala una bocanada de humo, llena sus pulmones, lo expele y se queda absorta contemplando las figuras grisáceas que lentamente se elevan y van desapareciendo y a la vez impregnando el local de nicotina, contagiando con su vicio el ambiente, ya pesado y denso por la pobre circulación del aire.
¿En qué pensará? ¿A quién espera? ¿Será una enmascarada prostituta que aguarda una invitación lasciva?
Se mueve en el minúsculo asiento, se acomoda, toma la copa, saborea un sorbo muy despacio, no mira a nadie en particular, pero su vista lo abarca todo, busca algo desconocido en cada rostro.
Quien no la pierde de vista, está convencido que espera a alguien. Por su mente pasan mil ideas, más rápidas que la luz del un relámpago. Tal vez que aguarda un buen postor, puede ser un anciano verde cansado de ver lo mismo por más de 50 años, o un proxeneta que le ha buscado “Mercancía” para un rato. ¡Qué lástima! Con la juventud que aun le queda, con su tipo, bien podía trabajar honradamente y no vender su cuerpo y alma por míseras pesetas.
Pasa el tiempo y no logra descifrar el enigma que se esconde tras esa mirada a veces triste, otra ausente y lejana a la vez.
La copa se vacía, los cigarrillos no soportan la espera y mueren aplastados en el próximo cenicero. Con un gesto llama al camarero, este a su vez se acerca, ella extrae un billete , espera, viene el mesero con el vuelto en una pequeña y plateada bandeja, lo toma, lo esconde en el dorso de la mano, se para, cierra la cremallera del abrigo, segura de que afuera aunque ya se ha anunciado la primavera, los árboles han recuperado su verde follaje, en el parque cercano los longevos han salido a desentumecer su cansada anatomía, los niños ajenos al futuro corran alborozados y los perros los sigan felices por la libertad momentánea, todavía hace frío.
Ahora la puede observar mejor, en efecto, es alta y esbelta. Sacude su copiosa melena y se dispone a marcharse.
L a curiosidad lo domina, quisiera seguirla a ver qué rumbo toma, no le da tiempo, dobla de prisa la primera esquina.
Alguien tal vez tan indiscreto como él comenta a su lado:- ¡Pobre mujer! Hace muchos años que como Penélope espera al amante ausente que un día le juró amor eterno y volver a consumar su sueño para siempre en este mismo lugar y jamás volvió.
Unos dicen que está perturbada, otros que aguarda por un imposible, lo cierto que no falta nunca a la cita, no acepta invitaciones, promete ser fiel hasta el esperado encuentro o hasta la muerte.
Solo queda una pregunta flotando en el aire:- ¿Cómo es posible que a una mujer así se olvide tan fácil?
Madrid, 7 de mayo de 2009
29 mayo 2011
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Bonito escrito.
ResponderEliminarSobre la pregunta final me da tambien que pensar, y hay algo que acaba no cuadrandome. Si como autora plantea esa pregunta, eso quiere decir que como autora da por bueno el hecho de que el amante, efectivamente olvido a dicha mujer, dado que podrian haber otras causas en impidieron el regreso del supuesto amante, y estas no flotan en el aire. Toda la naracion se basa en una vision demasiado fisica y poco espiritual de dicha mujer, de hecho la unica cualidad exsalta en el escrito es la de ser "fiel" frente a cierta sugerencia de ser una "dama facil". Claro que tambien el planteamiento mismo de la pregunta parece suponer que esa cualidad no la tiene el Amante ausente. Tal vez de fondo y de forma velada se revela los posibles motivos de la separacion, vinculados posiblemente con los celos ¿Como es posible que quien ama a una mujer asi no tenga celos, justificados o no? Como en la cancion del mismo autor por cierto:
Porque la quería
se fue para siempre,
quiso poner a salvo aquella imagen.
No confió en ella
y quiso asegurarse.
Se respeta la visión de la escritora que en mi opinion trata de dignificar a dicha mujer y a un cierto sentimiento de injusticia por parte de los hombres que la ven mas como un objeto, pero como no verla asi si la misma autora del relato no da ni un solo parrafo describiendo el alma misma de esa mujer salvo una pregunta "¿En que pensara?"
En cambio sabemos mas del periodista y de la vision que la autora tiene de el como protagonista "masculino en la historia" a pesar de no ser el amante:
Como periodista o aspirante a escritor, lo escruta todo con mirada sagaz, no es que sea demasiado pendenciero, es como dijo el sabio filósofo:- “Nada humano me es ajeno".
Ese parrafo si habla sobre la personalidad del periodista, y continua:
Quien no la pierde de vista, está convencido que espera a alguien. Por su mente pasan mil ideas, más rápidas que la luz del un relámpago. Tal vez que aguarda un buen postor, puede ser un anciano verde cansado de ver lo mismo por más de 50 años, o un proxeneta que le ha buscado “Mercancía” para un rato. ¡Qué lástima! Con la juventud que aun le queda, con su tipo, bien podía trabajar honradamente y no vender su cuerpo y alma por míseras pesetas.
En definitiva nuestro Aspirante a escritor al cual "Nada humano le es ajeno" No deja de ser el tipico hombre que ve a una "Tia buena" que se se gana su vida gracias a su fisico y al sexo.
Bueno respetable esta vision de la Autora, pero yo no la comparto, para mi resumidamente es queda en esto:
El periodista es un mal pensado que piensa que si una la mujer tiene un buen cuerpo es una guarra. El hombre se equivoca y queda demostrado que la mujer es fiel. Que tonto el amante que la ha olvidado. Que pena la mujer.
Mi opinion:
Mujeres y hombres hermosos se ven a diario y se olvidan a diario. Mucho mas dificil es olvidar a personas (sin importar el sexo) a aquellas personas que de memoria nos dijeron: "Hombre soy, nada humano nos es ajeno" (la verdad no recuerdo como se latin tampoco, asi que paso de hacerme el bruto vaya que me dijan eso de dijo el cesar).
Yozen73