Añoro el perfume de las madreselvas
trepando en los portales.
Añoro el rumor incesante de las olas,
el penetrante olor que viene del mar, la
sombra protectora de las uvas caletas,
Las grandes rocas de la orilla.
Añoro el atardecer cuando el sol ilumina
con rayos dorados las nubes cercanas y
se pierde en el ocaso.
Los insectos nocturnos cuando salen de
sus madrigueras a iluminar la oscuridad,
El chirriar de los grillos, el graznido de las
lechuzas.
La luna cuando aparece radiante acompañada
de miles de estrellas y luceros.
Añoro al amanecer pisar la hierba bañada
de rocío.
Las flores silvestres, las campanillas
trepando los cercados.
No me complacen nuevos paisajes,
añoro la exuberancia de mi tierra,
el astro refulgente que ignora estaciones.
Poder caminar sin miedo por sus calles,
Respirar el aire de la libertad.
Compartir esa dicha con mis hermanos,
los negros, los blancos, los niños y los
ancianos, todo mi pueblo cantando lo
mejor de su rico folclor, alabando a Dios
por devolverme la añorada liberación.
La Fortuna, Leganes
24 de abril de 2011
02 mayo 2011
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