¡Qué feliz me sentía cuando creía
haber alcanzado mis más caro sueño!
¿Acaso fue un espejismo cuando en
mitad del desierto moría de sed?
Nunca había bebido algo tan dulce,
como la miel de sus labios.
¿Era miel o veneno? No sé, pero la
saboree con infinito placer.
Ahora que no lo tengo, vuelvo a
tener sed. Aunque sea el más mortal
de los elíxires, deseo tomarlo otra vez.
24 marzo 2009
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