21 junio 2009

MI MAESTRA

La recuerdo, menuda, dulce y amorosa,
Sus alumnas eran sus niñas, a todas las
Trataban igual, no importara el color o
La condición social.

Con esmero y afán impertía las clases
Cada día. Ponía especial énfasis en las
Clases de historia, donde hacía resaltar
Las hazañas de nuestros próceres.

Nos enseñó a amar y honrar nuestra
Bandera, los símbolos patrios, a José Martí,
Antonio Maceo y a su hermano José, respetar
A su madre Mariana Grajales, por su valor y
Entereza de espíritu.

El desinterés y amor a la patria de Carlos
Manuel de Céspedes, Ignacio Agramante y
Tantos insignes patriotas que con su sangre
Nos dieron la libertad.

Por ella conocimos al Padre Félix Varela,
El que fue precursor de hacernos pensar como
Cubanos, quien nos legó hermosas enseñanzas.

Un día vi sus ojos nublados por el llanto, ella
Nos explicaba la clase con el propósito de
Hacernos llegar los conocimientos, mas nosotras
nos entreteníamos tirándonos bolitas y pasándonos
Papelitos.

Esta poca atención en vez de indignarla la sumía en
Honda aflicción.
Me acerqué entre temerosa y compasiva, pregunté:
¿Qué le pasa señorita?

Entre lágrimas me respondió: - Les transmito el pan
De la enseñanza con tanto amor y dedicación y ustedes
Juegan en vez de prestarme atención.

Desde ese día no hubo alumnas más serias, ni más
Calladas en toda la escuela.
Se terminó el curso y de nuevo vi lágrimas en sus
Ojos, esta vez era de emoción por el triunfo obtenido,
¡Todas sus alumnas habíamos promovido de grado!.

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