Para no perder mi derecho a entrar y salir de Cuba, debo pagar al Consulado Cubano radicado en Madrid, 40.00 € mensuales, si me paso de 11 meses autorizados para mi estancia en este país, del cual soy ciudadana, pierdo todos mis derechos como ciudadana cubana y paso a ser “Desertora”. Por esta razón hube de pagar en el mes de septiembre 440.00 €.
Para salir de mi país de origen, debí pagar 150.00 C.U.C. (Equivalente al desvalorizado dólar norteamericano, unos 3750.00 pesos en moneda nacional) en el Banco B.F.I. para presentar recibo en Inmigración y Extranjería de mi ciudad, para que me expidan un pequeño papel (carta blanca) y un cuño en el pasaporte, que me autoriza viajar de nuevo. Esto previo a una entrevista con un funcionario de esa dependencia estatal, presentar ambos pasaportes (El cubano y el español y dos fotos tamaño visa) Estos documentos se deben presentar a la hora de abordar el avión rumbo a España, más 25.00 C.U.C por la estancia en el Aeropuerto Internacional José Martí, Terminal 3, de la Ciudad de La Habana.
¡Cuántos requisitos! Pensará cualquier viajero de este mundo, que entra y sale de su país sin tener que sufrir todas estas arbitrariedades, pero el cubano que ama a su patria, su familia, amigos, su paisaje y tradiciones pasa por todos estos costosos trámites por el placer de poder abrazar a esos seres queridos, compartir sus desdichas y frustraciones, comer lo que ellos reciben por una libreta de racionamiento, el azúcar desagradable y a veces llena de terrones no del todo limpios, la sal muy gruesa y mojada, el pan ¡incomible!, los chícharos de la cuota mensual, los frijoles llenos de piedras y tierra, el arroz sucio y de la peor calidad, las 8 onzas de aceite de girasol procedentes de un barril mal tapado, el sobre de 4 onzas de café, que juro que sabe a cualquier cosa menos a café, el picadillo de soya, las 11 onzas de pescado jurel, los 5 huevos mensuales y las 6 onzas de pollo en las carnicerías, las 3 libras de patatas al mes, a veces podridas y retoñadas, los boniatos , plátanos burro o fongos ,la calabaza ¡Por la libre! En los mercados agropecuarios. ¡Menos mal!
Todo se puede sufrir por disfrutar de dormir de nuevo en la cama de casi toda una vida, sentarse en un balance, ver la televisión, escuchar música, recorrer ese hogar tibio donde se guardan tantos recuerdos, contemplar las fotos de los que ya no están en este mundo, jugar con esos pequeños perritos que me muestran tanto cariño, Rinki, Beauty y sus hijas La Chula, La China y Diana. ¿Qué algarabía al llegar, al levantarme cada mañana! Pero sobre todo el rostro de mi hermano, ¡Cuánta felicidad le proporcionó mi presencia! Sacó su vieja guitarra, cantaba y tocaba sus melodías preferidas, “ me entregó de nuevo el mando de la casa”, y los barriles sin agua por más de 10 días…
¡Con qué gusto saboreaba las comidas hechas por mis manos! Qué decir de mis vecinos y amigos, los saludos afectuosos, las muestras de cariño por calles y parques, las miles de preguntas ¿Te sientes bien en España? ¡Claro que sí! Pero a veces me queda chica y todo lo cambiaría por estar aquí, junto a ustedes, sufriendo sus mismas privaciones, ya que mi espíritu mantiene esa naturalidad, que nada lo puede hacer cambiar ni seducir, despojada de superficialidades, no uso ropas lujosas, ni joyas, solo un reloj pulsera regalo de mi hermano de lucha Geordanis Prieto Estrada. Prefiero un prú oriental, que un copa de champagne, ese picadillo de soya al más delicioso jamón, por eso me sentía feliz cuando visitaba a alguien y compartía conmigo sus chícharos, frijoles, arroz de las menos de 4 onzas por día uno de los huevos de su cuota mensual. ¡Habrá en este amplio universo gesto más gentil y desinteresado?
Pude apreciar la alegría que proporcionaba al darle ropas y zapatos que guardo año tras año de las donaciones de amigos solidarios y las iglesias de este bendito país. ¡Qué agradecidos! Los que otros tiran (botan), es un valioso regalo para los que no poseen nada ni tampoco tiene para comprar en una shopping. Sentí dolor en el alma al ver a una vecina trabajando en una oficina estatal, se dice que de mucho prestigio, con una blusa que le dejé hace dos años, ya descolorida y punto de romperse de tanto uso.
Pasaron los primeros momentos de euforia, los abrazos, las cuitas compartidas, quise recorrer las calles de mi ciudad, pasearme por el Parque Céspedes, observar el Hotel Casa Granda, que guarda tantos dulces e inolvidables recuerdos de tiempos más felices, ,la Iglesia de la Catedral, lo que fue el Club San Carlos, el Palacio Municipal del más depurado estilo colonial, así como la casa en que vivió Diego Velásquez, hoy convertida en museo colonial, otras edificaciones más modernas de la mitad del siglo pasado ,los monumentos y tarjas de patriotas y héroes de tantas batallas ¿Tanto sacrificio para qué? ¿Para qué un Maceo rodeado de machetes a lomo de caballo si no puede acabar con tanta ignominia?¿Esas ceremonias ante la tumba de Martí ¡Ay si pudiera levantar la cabeza! De ese Carlos Manuel de Céspedes que le dio la libertad a sus esclavos como ejemplo de patriotismo y desinterés y ve el parque a su memoria rodeado de policías persiguiendo a los infelices vendedores ambulantes, a las “Jineteras” y a los jóvenes, principalmente si son negros. ¿Se puede hablar de libertad e igualdad?
Caminando y caminando pude ver el “esfuerzo” que hace el primer secretario del Partido Comunista de turno, Sr. Lázaro Expósito, que se dice va a transformar a Santiago de Cuba. ¡De qué manera! Otros lo han intentado, pero no han podido, yo diría: - Es el sistema el que hay que transformar. Sí, han abierto nuevos comercios, otros han mejorado su estructura, por ejemplo:- Las Columnas ofrece un mejor servicio y no tiene aquel aspecto de sucieza de años atrás, Las Novedades de cafetería a restaurant, ahora a heladería, han abierto nuevas cafeterías y restaurantes por Avenida de Garzón y otras áreas comerciales, pero… ¡Qué precios! No asequibles al cubano de a pie, muchos menos a jubilados y pensionados. Frente a la CADECA (Casa de cambio) Una tienda de precios “diferenciados”, para diferenciar entre el precio normal de un artículo y los actuales, Ejemplo:- Una lata de Vita Nova 18.00 pesos, un paquete de espaguetis de 500 gramos, 12.00 pesos, un kilogramo de galletas de sal. l8.00 pesos, así otros artículos como caramelos y galletas de dulce, refrescos, vinos y cervezas, multiplicando su precio original.
De todos modos se agradece la gestión, pero… pasé por una refresquera que han abierto frente al antiguo VIVAC municipal, donde había una tienda de ropa, se dice que lo administra el Ejército Juvenil del Trabajo. Allí se venden batidos de frutas naturales y guarapo (zumo de caña de azúcar) ¡Ay cuánta añoranza! Hice la colita mientras observaba la manipulación de sus empleados, una mestiza gorda y poco aseada batía en una cazuela enorme los batidos, mientras probaba con un cucharón el azúcar, lo volvía a meter y verter lo que le quedaba. Me dije¨- Eso no me lo tomo yo, pediré un guarapo.
Una jovencita dio un grito y señalaba para las cañas que estaban tiradas sobre el piso en un charco de agua sucia, ¡Un ratoncito se paseaba insolente y sin temor alguno sobre las cañas que otro operario metía en una especie de pequeño trapiche para extraerle el zumo! Asqueada salí de la cola.
Volví a pisar la antigua plaza de mercado. ¡Que aspecto tan deprimente! Sucias y mal surtidas tarimas, la poca carne de cerdo que estaba a la venta a casi 20.00 pesos, llena de moscas y ya mal oliente, pocas frutas y vegetales, se mantienen los altos precios, como por ejemplo:- Una libra de malangas a 5.00 pesos, un aguacate 5.00 pesos, tres plátanos machos 10.00 pesos, 5 platanitos fruta raquíticos a 5.00 pesos, los bultitos de guayabas, ajos y cebollas, de 2.00 pesos para arriba.
Otra cosa son algunos mercados agropecuarios estatales, allí casi siempre hay boniatos, calabaza y plátanos burro, con el inconveniente que siempre están repletos de “merolicos” que después se dedican a revenderlos por todas las calles de la ciudad, ya que allí los precios son asequibles a la pobre economía de la mayoría del pueblo.
Visité algunas shopping, mal surtidas, faltan muchos productos muy necesarios a la población, no vi cuchillas de afeitar, laca para el pelo, poca oferta en los departamentos de perfumería, la ropa y el calzado a precios tan altos, que con el salario de un mes de un simple trabajador es imposible adquirirlos. Los departamentos de cárnicos, apenas dos o tres productos, al parecer con mucho tiempo en congelación.
Los timbiriches callejeros, a las orillas de aceras y portales ofertando bocaditos de queso y jamón a 5.00 pesos y pizzas de distintos precios, los mercados artesanales con productos pocos agraciados y mal elaborados. La Dulcería “la Corona” se ha dividido en dos, un área para moneda nacional, donde los pasteles y otro tipo de dulces cuestan 1.00 pesos, los más pequeños, otros como los pasteles de hoja a 2.00 pesos, un cake redondo que en los años 1980 costaban 5.00 pesos, ahora está a 20.00 pesos, refrescos enlatados a 10.00 pesos. En el local aledaño se vende en divisas, galletas de dulce, refrescos, cervezas y a veces helados.
En una cafetería de Enramadas dedicada a la venta de productos lácteos, vi en la pizarra:- Yogurt, pedí uno y quedé asombrada al ver un pequeño vasito que costaba 8.00 pesos.
En mi periplo por el Distrito José Martí, haciendo gestiones, me vi precisada a pasarme casi todo el día, por lo que cerca de la 1.00 p.m. decidí a buscar algo de comer, con un sol que rajaba las piedras caminé por el área comercial no encontré una cafetería, solo timbiriches a un lado de las calles, ofrecían frituras de harina y pan, refrescos guachipupa (Refrescos elaborados con agua y esencias de algunas frutas con azúcar de sabor indefinido). En otro puesto de venta callejero había yogurt de soya a 3.00 pesos el bolso, equivalente a un litro del producto, aunque no estaba muy frío y el calor era agobiante y para bajar el pan con la fritura, le abrí un hueco con los dientes y me tomé la mitad. No se ofrece un vaso.
Seguí caminando para ver una especie de mercado campesino ¡Qué deprimente!, las viandas pasadas de tiempo, los estantes sucios y sus expedidores con muy mal aspecto.
En mi gestión salí pasadas las 4.00 p.m. tuve que coger un motor de los centenares que recorren la ciudad de un extremo a otro y a pesar que cada carrera cuesta 10.00 pesos, lo considero un buen servicio, por la rapidez en que se puede una trasladar de un lado a otro en breves minutos. Lo desagradable es que se exige ponerse un casco que usa todo el solicita el servicio. Sin exagerar, creo que tuve que usarlos unas 20 veces, ya que el transporte sigue crítico, usé camiones, camionetas, coches arrastrados por famélicos caballos, pero no recuerdo haber podido tomar un ómnibus.
Observé por doquier el deterioro de las casas, comercios, calles y aceras rotas, el poco entusiasmo del pueblo en la celebración de la fiesta de los Comité de Defensa de la Revolución en la víspera del 28 de septiembre, en mi cuadra, de 13 viviendas, solo participaron 5. El nuevo Presidente del comité, tratando de levantar el poco entusiasmo, con música, comunicado de rigor y una pobre cena compuesta por una sopa de huesos, viandas y fideos, una bandeja con dulces y un refresco guachipupa.
¡Qué atención! Nos invitaron a mi hermano y a mí, por no ser descortés, acepté, casi a las 12.00 de la noche se presentó el demagogo y permanente Delegado de la Circunscripción el Señor Virgilí. Saludó a todos, menos a mi hermano y a mí. Nos consideran las ovejas negras del rebaño.
Disfruté de los cultos en mi Iglesia Metodista “San Juan”, los abrazos de mis hermanos de religión y la alegría de verme de nuevo, la celebración del cumpleaños de Esther, mi vecina, muy pobre, pero con mucha fe, fue un verdadero culto con alabanzas y oraciones me sentí muy bien y en comunión con Dios.
Los días pasaron veloces, no puede ver a muchos de mis amigos y familiares, el tiempo no me alcanzó. ¡Cuánta tristeza al despedirme de mi hermano y su prole de perros!
Quise como otras veces viajar por carretera, para eso mi buen amigo Sergio me hizo la cola en la lista de espera de la Terminal de Ómnibus Nacionales.
Ya en el asiento de ventanilla, quise atrapar el paisaje, mis montañas, las palmas reales, los campos poco cultivados y poblados de marabú, los pueblos y ciudades y llevarlos desde el fondo de mis pupilas a lo profundo del corazón.
Debo señalar que el servicio de los nuevos ómnibus chinos se mantienen con un buen servicio, salen puntuales y hacen pocas paradas durante el trayecto.
Ahora va mi última mala experiencia de este viaje :- La primera parada para cenar fue en un restaurante en las afueras de la ciudad de Bayamo llamado “El Saltón”, se llega a él pasando por unos gruesos y temblorosos escalones de madera, que suben y después bajan, un enjambre de enormes y feroces mosquitos nos recibieron, ocupé una mesa, una dependienta con cara de tener dolor de muelas o no sé en qué otro lugar, se acercó con lápiz y un talonario de anotaciones, le pregunté por el menú, con tono de aburrimiento me dijo:-cogrí, plátanos hervidos y ensalada. Le dije:- ¿Solo eso? Me señaló para un lugar como a 50 metros donde vendían pollo asado, había que ir a buscarlos, me dirigí al lugar, hice mi colita en medio de una gran humareda, pues lo asaban con leña, cuando me tocó el turno para comprar, pagué 25.00 pesos por un muslo y contra muslo pequeño y medio quemado. Extrañada inquirí:- ¿En la mano?- No compañera, compre un bolso de nylon que cuesta 2.00 pesos.
Volví a la mesa, ya otros comensales la ocupaban, les dije:- Pero si la dependienta me sentó aquí… uno de ellos muy amable se quedó parado y me cedió el asiento. De nuevo llamé a la dependienta:- ¡Por favor, tráeme el menú! Un rato después me puso “Una completa” ( Se decía antes en los restaurantes de mala muerte a un plato de arroz, fríjol, picadillo de carne de res y plátanos maduros fritos por 0.15 centavos) Este tenía un cucharón más o menos de arroz frío y duro, 4 ruedas de plátano burro duros y también fríos, con “Un invento de ensalada de pepinos” que no era un encurtido, ni nada parecido, sino 4 ruedas hervidas, sin aliño de ningún tipo y para ponerle la tapa al pomo, además de la mesa estar sin mantel, ni servilletas, ni agua, ¡Con una cuchara! le pedí un tenedor, con su mismo gesto displicente me contestó que no había. Ya me encontraba predispuesta cuando pregunté qué se tomaba, señaló con el índice a otros sitios también como a 50 metros de distancia donde vendían refrescos y cervezas, estas últimas en divisas. Dejé el plato y el pollo y fui en busca de un refresco, estaban calientes y a un costo de 10.00 pesos la lata, caminé hasta donde vendían la cerveza a 1.00 C.UC. Volví a la mesa tratando de comerme aquello con una cuchara. (Se muestra foto al inicio de la crónica) Confieso que en mi tiempo de estudiante nunca fui de Cara al campo (trabajo en el campo extra clases, por un tiempo de 45 días) ni al Servicio Militar Obligatorio.
El chofer del autobús vino a buscarme-¡Señora usted es la única que falta! Menos mal que no me dejaron botada en tan inhóspito lugar, como le ocurrió a otra pasajera que iba para Guantánamo y se le fue el autobús
A toda prisa pedí la cuenta, me dijo:- 6.50 pesos, le pagué con 10.00 pesos, me trajo 3.00 de vuelto, le reclamé el faltante, me dice:- No tenemos menudo. Yo de muy mal humor, le dije:- ¡Búscalo! Que por este mal servicio yo no doy propinas. Me tiró en la mesa 1.00 peso con desprecio, lo tomé con mis manos engrasadas, cogí el pedazo de pollo y me lo seguí comiendo. Me tuve que lavar las manos con la cerveza Cristal. Por este pésimo servicio pagué 58.00 pesos, más el disgusto.
Afortunadamente llegamos a la capital muy puntual, allí me estaban esperando otro enjambre, no de mosquitos, sino de “Boteros” particulares que por 5.00 CUC. me llevaron a casa de mis familiares.
Dos días después y también muy puntual salió el avión de Cubana de Aviación y regresé a esta tierra que Dios bendiga, aunque con la nostalgia por mi amada tierra y todo lo que dejé atrás.
Madrid, 29 de octubre de 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario