16 octubre 2009

PLEGARIA A DIOS

Señor todo poderoso, que creaste los cielos
Y la tierra y todo lo que sobre de ella hay y
También me creaste a mí.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si a ti sólo debo fidelidad y amor ¿para qué me
Diste un corazón tan amante y fiel a mi madre?
Si no puedo dejar de amarla, de sufrir por sus
Llagas, tanto llanto y dolor.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si me es imposible renunciar a esta rebeldía.
Que me consume ¿Por qué me diste una sangre tan
Ardiente, unos ojos que no pueden cerrarse ante
La afrenta, una lengua que no calla y grita
Acusando a sus opresores?

¡PERDONAME SEÑOR!
¿Por qué señor no puedo consagrarme a ti u busco por
Todas partes a esta dolida madre con ansias renovadoras,
Para defenderla con uñas y dientes y si es preciso dar
La vida que tú me diste en aras de su libertad?

¡PERDONAME SEÑOR!
Tú que moras en las alturas y desde allí me ves día a
Día en dura batalla por salvar su honra y la dignidad
Que le ha sido usurpada a mi adorada madre.

¡PERDONAME SEÑOR!
Te lo suplico desde lo más profundo de mi corazón, porque
No puedo dejar de amarla con todas más fuerzas y corro a
Su encuentro para abrazarla y decirle, ¡Madre, madre querida!
Es tanto mi amor que no me cabe en el pecho y a veces creo
Que va a estallar.

¡PERDONAME SEÑOR!
Es tan bella mi madre, su dulzura es de miel y de caña, se
Viste de tricolor y se adorna con los encajes de espuma de
Mar y sus cabellos son verdes penachos que ondea la brisa,
Sus montañas son pechos generosos que amamantan a todos sus
Hijos, en su seno lleno de amor los abraza a todos por igual.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si debiera estar en tu templo de oración para alabar y
Bendecir tu santo nombre y mi mente se desvía de tan sagrado
Lugar y mis pies quisieran correr para abrazar a mi madre,
Romper rejas y cadenas y darle la ansiada libertad.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si no puedo soportar con humildad como tú me has enseñado,
Tanto oprobio y maldad y mi pecho se revela y grita y mis
Manos que debían ser suaves, se vuelven garras cuando observo
Como se abusa de sus hijos

¡PERDONAME SEÑOR!
Si mi boca que sólo debiera abrirse para el canto de alabanza
Y la oración, quisiera estar ante un nutrido parlamento, para
Denunciar con energía y valentía a esos malos hijos, que por
Desgracia salieron de su vientre y que no la aman, ni respetan
Y la han convertido en una pobre mendiga, sufrida, dolida por
La pérdida de muchos hijos.

¡PERDONAME SEÑOR!
Porque tú lo sabes todo y desde tus atrios me ves que no me
Dejo humillar, que estoy al lado de sus mejores hijos, que no
Le temo a la muerte y sí es preciso ofrendo mi vida por
Defenderlos, porque creo que es lo mejor que salió de su
Fecundo vientre.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si día y noche la añoro, si su llanto me ha bañado cuando con
Dolor he visto la muerte heroica de sus hijos y mil relámpagos
Han brotado de mis ojos con el furor de la impotencia, por no
Poder aplastar los enemigos.

¡PERDONAME SEÑOR!
Mil veces te he pedido que perdones mis pecados y otras mil
Me he revelado cuando veo la injusticia, la maldad y la
Traición, perdóname cuando siento asco y desprecio por el servil,
El oportunista y el cobarde y no soy capaz de sentir amor, como
Me inculcaste.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si a veces pienso como David y no como mi dulce Jesús y quisiera
Tomar la honda y derribar a muchos Goliats. Perdóname porque sé
Que mucho me amas y como a Daniel me has sacado del foso de los
Leones y del horno ardiente, cada vez mis enemigos me han
Arrojado.

¡PERDONAME SEÑOR!
¡Líbrame de las garras de Satanás, si no puedo ser toda amor y
Bondad con los que hieren a mi dulce madre, tan sufrida y la
Pisotean, llenan de escarnio, porque no saben ni de amor, ni
De piedad.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si no puedo dejar de amarla y siento su beso puro cuando por
La ribera de un rió bebo el agua fresca que baja de la sierra,
Si me quedo extasiada al verla cubierta de flores sonriéndole
A la pródiga naturaleza, aunque su corazón desborde dolor, se
Ve tan bella, que no hay otra igual en este mundo.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si bendigo tu Santo Nombre y sé que eres Omnipotente por los
Siglos de los siglos y tuyo es el poder, el mundo, el tiempo,
Las edades, que quitas reyes y pones reyes, das sabiduría a
Los sabios y ciencia a los entendidos.

¡PERDONAME SEÑOR!
Tú rebelas lo profundo, lo escondido, conoces los que están
En tinieblas, porque en ti mora la luz, ¿Por qué me hiciste
Para pensar y así desear el castigo a los malvados, que a nombre
De un amor fingido deshonran a mi madre?

¡PERDONAME SEÑOR!
Si aborrezco a los que la venden como a José por avaricia
Y maldad, a los que prostituyen a sus hijas por no soportar tanta
Necesidad, a los que huyen por no tener el valor para luchar por
Su libertad.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si no creo en los que la llaman madre y la escarnecen tratando
De engañar a la humanidad en nombre de la soberanía y dignidad,
Perdóname por no consentir que en aras de mentiras y falsedad
Muchos se cubren con el manto del patriotismo y proclamen por el
Mundo que son paladinas de la libertad.

¡PERDONAME SEÑOR!
Porque no tolero a esos que no son hijos del amor, los engendró
El odio y el rencor, que no son dignos de cobijarme en su amante
Seno, pero… ¿Quién soy yo para hacerte ese reclamo?

¡PERDONAME SEÑOR!
En esta disyuntiva ¿Qué camino tomar? ¿El del servilismo o el
Patriotismo? Pienso Señor que no me creaste para eso, esta forma
De ser no puede jamás ceder a tan viles propósitos. He tomado un
Rumbo que no se puede torcer, Vencer o morir.

¡PERDONAME SEÑOR!
Si por fiel a mis principios ofendo tu excelsa majestad, tú que
Has de juzgar a los vivos y a los muertos, ¡Ten misericordia de mí!
¡Castígame señor en tu furor, pero no me quites el corazón para
Seguirla amando!

Santiago de Cuba
1 septiembre 1996

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