04 octubre 2009

SOLITA SE QUEDÓ SIN CERELAC

Estampa Santiaguera

Dicen los que la conocen de hace muchísimos años, que su nombre es Soledad, pero que a ella nunca le gustó, por lo que les dice a todos:- Díganme Solita, que me gusta mucho más.

Ella siempre tan presumida, que jamás se ha dejado ver una cana, que lucha tenazmente contra las arrugas, como ahora no existe la crema Hinds y las que hay están a nivel de shopping, ella se embadurna la cara todas las mañanas con miel de abejas.

Se viste a la moda de las pepillas y no hay quien le adivine la edad. ¿Cómo se hará? – Nadie lo sabe, pero ya casi no ve y se niega tercamente a usar gafas graduadas y solo usa para el sol. Dice que eso envejece y marchita los ojos y ella… ¡Qué va!

Ahora la situación se ha puesto mala, no llega nada a la carnicería, el mercadito… cerrado casi todo el mes y en la bodega, con lo poco que venden los días primero de mes… ¿Cómo le va a alcanzar?

Su amigo Paco la aconsejó:- Mira Solita que tú y yo somos de la misma edad, mi madre me lo decía, que nacimos en el mismo mes de los carnavales de…¡Cállate Paco, que eso no te interesa a ti, lo ataja presurosa.

-- Bueno… te lo decía… que a mí me dan Cerelac ¿Cómo no te lo van a dar a ti?

-- Mi amigo, tú tienes que estar loco o la memoria te falla. ¿Ponerme yo esa edad que tú dices que tienes. ¡Nunca! ¡Me oyes! ¡Nunca! ¡Jamás! Yo me quedo sin el Cerelac, pero eso que digan que soy tan vieja… por nada del mundo, ni lo sueñes.

El hambre le está apretando y ya la licra se le ve ensanchada, pero ella insiste y no da marcha atrás y el que le diga que nació en el machadato, por poco le da un infarto, que ella ni se acuerda que vivió en el batistato, aunque a veces se lamenta del bistec en cazuela, que hace años que no ve y el bacalao a la vizcaína que hacía su tía Justina y de tantas cosas buenas de aquellos tiempos, pero… rectifica: - Eso me lo contaba mamá.

El jabaó Miguelito le dice burlón: - Mírate las manos, ahí se ve la edad, eso no se puede ocultar, no seas descará.

Dice en una conversación que nunca vio las películas de Jorge Negrete y María Félix, pero un día se le escapó que cuando vino Libertad Lamarque en el año 1944, sus padres la llevaron a la carretera central y que venía en un convertible, vestida de rosado y que parecía una muñeca y que después la llevaron al Teatro Aguilera a ver la función.

¿Cómo es posible si según dices no habías nacido? ¿De dónde sacas que tus hermanos te llevaban a la tanda del domingo al Teatro Victoria de Martí y Julián del Casal, al Maceo de Martí y Callejuela a ver las películas de Roy Roger y Bob Stelle? ¿Qué te acuerdes que el precio de la entrada era de 0.15 centavos y que ponían varias películas y muchos muñequitos, velabas al viejo Garrafón cuando venía los lunes por la carretera de Cuabitas con los muñequitos del Pato Donald, Porki y sus amigos y muchos más y que jugabas por las noches en Los Olmos a las postalitas con todos los muchachos del barrio. También se te escapó cuando criticas lo caro que está todo, que comprabas pirulí y cucuruchos de maní a centavo y un vaso de prú que vendía Yito, en el carrito al lado de la panadería La Indiana de Bartolo el chino. ¿Cuándo fue eso Solita?

Ella continúa negando, dice que son disparates, para mortificarla, que con tal de criticarla y sacarle la edad, inventan, para que crean que es verdad, pero que nunca lo van a lograr.

Sufre calladamente, porque los dientes ya no le dan más, pero eso de ponerse prótesis… no, no, no, eso no va.

Camina con dificultad, los juanetes no la dejan en paz, con esos zapatos tan apretados, los altos tacones, que ya no son para su edad, murmura la mulata Piedad y chismosea por el barrio, que sabe de buena tinta que hace como 20 años se fue a La Habana, se hizo una cirugía y se quitó más de 20 libras de pellejo y que quedó tan estirá, que ni reírse podía. ¡Qué cosas tiene Soledad!

Los pepillos le caían detrás cuando se ponía los pantalones tan apretaós, pero cuando se viraba y le miraban la cara, qué sustos les daba.

Su vecino Emerenciano con picardía se burla de ella y le recuerda los tiempos en que bailaban mambo y cha cha chá y se iba a la Trocha en carnaval a arrollar detrás de la salaá ¿Cuándo naciste Soledad? Si conociste a Lupe Suárez en el Circo de Bolito, cuando lo ponían en la explanada de Carretera del Morro, cuando era de tierra, donde ahora está la estatua de Eduardo Chibás ¿Entones qué edad tienes Soledad?

Se confunde, se turba, pero sigue negando la verdad.

En la bodega, cuando va a sacar los mandados le pregunta la indiscreta Magdalena ¿Ya cogiste el Cerelac? Además hay ahora hay un Plan especial, para mayores de 65 años, le van a vender un kilogramo de arroz y otro de chícharos, no te dan a ti?.

Ella muy desenfadada responde con seguridad: - Es que no tengo edad, que se cojan el chícharo y el Cerelac, lo que es mi edad, no la sabrán jamás.

Santiago de Cuba,
11 de junio de 2001

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