04 octubre 2009

SEGURIDAD

¡Qué dulce emoción invade
mi corazón porque sé que
junto a mi Cristo estoy, que me
ama y jamás me abandonará!

¡Qué dulce certeza el saber que
cuando lo llamo Él responde y
nunca me desprecia!

Cuando clamo en mi angustia
Él me escucha, su mano tierna
me consuela y acaricia.

Hoy mi alma reboza amor y
gratitud por mi dulce Jesús,
que siempre conmigo está.


Santiago de Cuba
septiembre 15 de 1996

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