16 octubre 2009

PANADERIA “TITÁN”

Relatos De amor y de guerra Capítulo IV

Mi padre, desde que emigró de su tierra natal, la Villa de Moya, en Las Palmas de Gran Canaria, para Cuba, en compañía de mi abuelo Emiliano y mi tío Juan, nos contaba con tristeza, que partió del Puerto de la Cruz, de Santa Cruz De Tenerife, que tendía unos 9 años de edad, que primeramente se fueron a trabajar a los cañaverales de una zona de Las Villas. Suponemos que en compañía de otros paisanos. A los l5 años regresaron a su patria, . ya hecho un joven, fuerte y muy moreno. Por el sol de Cuba y las duras faenas en el campo).

Poco tiempo después regresaron ,ahora para la parte oriental, compraron una pequeña colonia de caña en Sabanilla, mi abuela Severa con los seis hijo que le quedaban y yernos, entre ellos:- Mi Tía María y su esposo Fabian Melo, Soledad, Carmela, Anita, Emelina y Eulogio, que era el menor, se aparecieron un día por el puerto de Santiago de Cuba y así se reunificó la familia.

A mi padre le gustaba el comercio, por lo que se fue a trabajar a Olimpo, a una tienda mixta de otro español nombrado Belisario Arias. Allí, aprendió todo lo relacionado con esta rama, después del matrimonio con mi madre el 31 de diciembre de l931, se dedicó por un tiempo a la agricultura, en la finca La Carmita, de El Palenque, en pleno machadato, se trasladan para Santiago de Cuba, puso un comercio en la antigua Plaza de Marcado, por graves problemas políticos, abandona todo y se va con mi madre a Jurisdicción, donde mis abuelos tenían otra finca. Más tarde mi abuela materna les compra una finca en el lugar conocido por “La Güira”, cerca , de Jarahueca, mismo municipio, posteriormente compra una bodega en El Palenque, poco tiempo después, otra en Paso Lajas, de allí en mayo de l943, nos trasladamos todos, ya nacidos los cinco hijos, para Santiago de Cuba, compra otra bodega en Carretera del Morro No. 102, esquina a Gasómetro . Meses después, la panadería “La Sirena”, de carretera de Cuabitas No. 292. (Hoy Patricio Lubumba)En l947, se establece en la Dulcería “La Flor de Oriente”, en le calle Trinidad entre Santo Tomás y San Pedro. También tuvo otra tienda de víveres en Paseo de Martí esquina a Corona,.

Nuestro padre tuvo muchas actividades, finca en Tabacales. Pequeño terreno en Quintero, finalmente en l956, se inaugura la Panadería “Titán” en la Avenida Mariana Grajales No. 300.

Casi siempre fue un ingenioso comerciante, también nos enseñó a todos sus hijos como ser un buenos comerciantes
.
Era una bella edificación, tenía cuatro grandes puertas de cristales y rejas, estaba pintada de rojo y blanco, en la fachada, una parte dedicada al mostrador, con amplias vidrieras de cristal y espejos por dentro y pintada de blanco, con amplios escaparates,, pintados de amarillo muy claro, un escritorio con su calculadora y todos los implementos de oficina. Un juego de lámparas de tubos de luz fría dobles , lo iluminaban todo.Detrás, el almacén donde se guardaban los materiales para la fabricación del pan, galletas y otras variedades, las grasas, el papel y los cartuchos donde se envolvían los productos, una estiba de harina de trigo, azúcar y sal.

Subiendo una pequeña rampa, se encontraba el amplio taller, con amasadora, torno, mesas de mármol blanco, cilindro, artesas, en una pared, donde se ponían los productos una vez elaborados, en estantes cubiertos de paños de saco de harina, para su fermentación. Al final el horno de dos puertas, que se alimentaba con leña, esta se guardaba en un pequeño recinto al final, que daba para un patio con un lavadero. En un amplia nave , estaban los automóviles, el de mi padre y los de reparto de los productos por toda la ciudad.

Hago este recuento, de lo que fue la Panadería “Titán”, nombre que le puse yo en honor a Antonio Maceo y Grajales, por el que siempre he sentido gran admiración. Ya que considero este lugar como histórico, por las acciones que allí se desarrollaron. ( Fue nacionalizado, mejor dicho, nos despojaron de todas nuestras propiedades el 9 de octubre de l963)En la actualidad, ya no existe como panadería, fue poco a poco destruida, derribado el horno, despojado de todos sus equipos, las lámparas fueron arrancadas, la vidrieras desaparecieron y un su lugar pusieron toscos mostradores de bagazo de caña, mientras duró como panadería, ya que de más de 150 panaderías, galleteras y dulcerías, no quedan ni el 30% de las que habían en l959 , a pesar de que la ciudad de Santiago de Cuba, en aquella fecha tenía unos 200,00 mil habitantes y ahora pasa los 500,0. Esta fue ocupada por distintas familias y convertido en cinco casas.

Este establecimiento fue centro de reunión y de conspiración desde el primer momento de su inauguración, de reclutamiento los nuevos miembros que se incorporaban al Movimiento 26 de julio, donde se guardaban las propagandas, municiones y algún que otro armamento de paso, los pequeños periódicos, que comenzaron a circular con el nombre de “Sierra Maestra”. En ellos se informaba de forma clandestina lo que estaba ocurriendo en las distintas zonas de la ya ocupada Sierra Maestra.

Después del Asalto a las Estación de la policía en la Loma del Intendente y el edificio de la aduana en 30 de noviembre de l956, se recrudeció la lucha en las ciudades y en las zonas ocupadas por el ejército rebelde, después del desembarco del yate Granma, por Las Coloradas, cercano a Niquero.

Una noche de l958, hubo un intenso tiroteo, nosotros teníamos bastante material subversivo escondido en la parte de atrás de los escaparates había. otro, con puertas y cerraduras..

Se dijo que era un revolucionario que había ajusticiado a un “Chivato” (Delator). La jauría de policías corría avenida Mariana Grajales abajo, persiguiéndolo, al llegar a la panadería, yo me encontraba sola en el mostrador en el despacho del pan de la tarde, con las armas al alto y en forma agresiva, penetraron en el local, pues al parecer se les había perdido de vista, lo registraron todo, hasta abrieron la puerta del horno. ¡Qué necios! Estaba encendido y lleno de pan, el hornero, llamado Enrique, por miedo se llenó el cuerpo de harina, muy asustado exclamaba: - ¡Yo soy panadero! Yo soy el hornero!

En su apuro, ni se percataron de registrar más a fondo, si no…

Salieron presurosos tirando tiros a diestra y siniestra, para atemorizar a los vecinos y transeúntes, que por precaución se lanzaban al suelo.
Sucedió, que al doblar de la panadería se encuentra el Callejón de Mariana Grajales, más conocido por el Callejón de los perros, de frente había un enorme tronco de un árbol seco, que servía de asiento a muchos vecinos, en esta ocasión se encontraba un joven de la barriada retrasado mental, ni se había parado a pesar de los gritos y los disparos, los policías le preguntaron si había visto al fugitivo, este le indicó que por el callejón, siguieron corriendo y registrando casa por casa, la que estaba cerrada le rompían el llavín a balazos. Pero, el joven había corrido rumbo a la avenida de Yarayó, mi comadre Elsa Macias Cala, madre de mi ahijado Ernesto Rodríguez Macías, que tenía un año de edad y lo tenía en sus brazos, al ver al joven corriendo, lo haló por un brazo y lo introdujo en su casa, el patio daba, precisamente, para Yarayó, lo sacó por l a puerta de atrás y este corrió y se perdió en los potreros aledaños a el tostadero de café Pilón

Así salvo su vida ese día, nunca supimos quien era, pero de haberlo capturado, seguro que lo mataban al instante o se lo llevaban detenido para interrogarlo y torturarlo.

Elsa, tenía sus hermanos y primos alzados ya por el II Frente, en la Columna 9 del Comandante Hubert Matos Benítez, por la zona de La Gran Piedra y Ramón de las yaguas.

Madrid,
martes 23 de junio de 2009

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