Cuando observo mis canas y arrugas,
pienso: ¡Cuánta
experiencia acumulada
en estos años!
¡Cuántas vivencias a través del tiempo
transcurrido!
Me doy cuenta que nunca se es demasiado
joven para aprender algo nuevo, ni demasiado
viejo para no retenerlo.
Como todo ser humano tengo defectos, lo importante
es saber reconocerlos
y saber enmendarlos.
Por lo existido, disfrutado, obviando dificultades le
doy gracias a Dios, por lo que sido y lo que soy.
Madrid 24 de mayo de 2020
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