23 junio 2020

AGRADECER


A  veces cuando creemos que lo 
Vamos a perder  todo, que todo se
Acabará  sin ninguna  explicación lógica,
 Sin  que ninguna fuerza  humana
Lo pueda  evitar, es  que admiramos las
Bellezas que nos ofrece la naturaleza 
Creadas  por  el ser supremo, que no es 
Otro  que Dios.
Nos proporciona  la luz bienhechora  del
Sol, la luna,  las estrellas y  luceros  que
Iluminan la noche, la brisa que llena los
Pulmones  y  nos mantiene con vida.
El perenne verdor de los campos,  montañas,
Y  llanos, los árboles que la adornan  los bosques,
¡Cuántas flores de diversos  matices!  ¡Plantas 
Ornamentales  de incomparable hermosura!
No nos detenemos a  extasiarnos  en la perpetua
Fidelidad  de  las aves que surcan nuestros cielos
Hacía sus parejas y crías, con el amor y la
 Responsabilidad  que  ambos construyen su nido,
Empollan sus huevos, alimentan  sus proles, las 
Defienden con valor ante sus depredadores hasta
Que se pueden valer por sí solos y emprender el
Vuelo  al  mundo  desconocido.
Otros animales, hasta los que se consideran salvajes,
 Cuidan  de  sus  hijos, los amamantan y protegen y
Defienden  a cualquier precio.
Observamos lo imperfecto  del  ser humano,
Lo incapaz que es al nacer, si no  fuera por el
Gran  instinto maternal  de los que nos llamamos
Seres  racionales, con mente propia para pensar
Y actuar según nuestro libre albeldrio.
En nuestro orgullo de ser olvidamos lo insignificante
Que somos ante el  poder del  Dios supremo,  eterno.
¡Nada somos! Del  polvo salimos y al polvo volveremos 
Sin distinción de personas, rangos, clases, poder, riquezas
Y  fama.
Toda la gloria del  hombre, cabe en un grano de maíz.
¡Qué gran realidad!
En las manos del Señor está  la naturaleza, nuestra
Existencia.
¿Volveremos a ser como antes? Apáticos, insolentes,
Amadores de sí  mismos, desobedientes  a  las leyes de
Dios?  ¿Retornaremos  a nuestros vicios y aberraciones?
¿No seremos capaces de dar  gracias, de implorar perdón 
Y  misericordia y acordarnos eternamente  que nuestra
Vida y lo que somos están en las manos de Dios?
¿No es  esta pandemia  una señal de nuestro  mal  proceder
Y  que debemos recapacitar, cambiar nuestros malos
Hábitos y ser mejores personas?  ¿Dejar  atrás el egoísmo, 
La vanidad, avaricia y la maldad?
Es hora de reconciliarnos con nuestro Dios.

 Madrid, 24 de abril de 2020

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