A veces cuando creemos que lo
Vamos a perder todo, que todo se
Acabará sin ninguna explicación lógica,
Sin que ninguna fuerza humana
Lo pueda evitar, es que admiramos las
Bellezas que nos ofrece la naturaleza
Creadas por el ser supremo, que no es
Otro que Dios.
Nos proporciona la luz bienhechora del
Sol, la luna, las estrellas y luceros que
Iluminan la noche, la brisa que llena los
Pulmones y nos mantiene con vida.
El perenne verdor de los campos, montañas,
Y llanos, los árboles que la adornan los bosques,
¡Cuántas flores de diversos matices! ¡Plantas
Ornamentales de incomparable hermosura!
No nos detenemos a extasiarnos en la perpetua
Fidelidad de las aves que surcan nuestros cielos
Hacía sus parejas y crías, con el amor y la
Responsabilidad que ambos construyen su nido,
Empollan sus huevos, alimentan sus proles, las
Defienden con valor ante sus depredadores hasta
Que se pueden valer por sí solos y emprender el
Vuelo al mundo desconocido.
Otros animales, hasta los que se consideran salvajes,
Cuidan de sus hijos, los amamantan y protegen y
Defienden a cualquier precio.
Observamos lo imperfecto del ser humano,
Lo incapaz que es al nacer, si no fuera por el
Gran instinto maternal de los que nos llamamos
Seres racionales, con mente propia para pensar
Y actuar según nuestro libre albeldrio.
En nuestro orgullo de ser olvidamos lo insignificante
Que somos ante el poder del Dios supremo, eterno.
¡Nada somos! Del polvo salimos y al polvo volveremos
Sin distinción de personas, rangos, clases, poder, riquezas
Y fama.
Toda la gloria del hombre, cabe en un grano de maíz.
¡Qué gran realidad!
En las manos del Señor está la naturaleza, nuestra
Existencia.
¿Volveremos a ser como antes? Apáticos, insolentes,
Amadores de sí mismos, desobedientes a las leyes de
Dios? ¿Retornaremos a nuestros vicios y aberraciones?
¿No seremos capaces de dar gracias, de implorar perdón
Y misericordia y acordarnos eternamente que nuestra
Vida y lo que somos están en las manos de Dios?
¿No es esta pandemia una señal de nuestro mal proceder
Y que debemos recapacitar, cambiar nuestros malos
Hábitos y ser mejores personas? ¿Dejar atrás el egoísmo,
La vanidad, avaricia y la maldad?
Es hora de reconciliarnos con nuestro Dios.
Madrid, 24 de abril de 2020
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