Es recordar lo que fuimos y lo que
somos hoy.
Vivir de evocaciones dulces y amargas,
despedir con el postrer adiós a muchos
de nuestros contemporáneos, los seres
más queridos.
Querer ganarle una batalla a la vida cada
día, haber perdido mucho de nuestra lozanía,
Luchar contra lo inevitable, canas, arrugas,
achaques, pasos indecisos, prótesis, molestias
Al caminar y querer seguir erguidos con pasos
firmes.
¿Por qué llorar por lo irremediable, lo no tiene
remedio?
¿Si son parte de nuestra existencia del paso por
esta tierra, por qué no recordarlos?
Deseamos hacernos notar contando peripecias,
aventuras inciertas, otras inventadas.
Nos reímos de nosotros mismos.
¿Qué nos queda? ¡Vivir un día más sin querer
saber cuál será el final!
Si hasta aquí llegamos ¡Bendito sea Dios!
Madrid, 15 de mayo 2020
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