Dios existe porque me cuida,
me guía, me salva, me perdona,
porque me ama.
En medio del océano tempestuoso,
es mi tabla de salvación.
Cuando el mundo parece desmoronarse,
Él me toma de su mano, seca mis lágrimas,
Me dice ¡Vive porque yo vivo!
En mis momentos de desolación me consuela
y anima.
En lapsos en que el dolor lacera mi alma, me
alivia y devuelve la paz.
Si la incertidumbre me ataca, Tú aclaras mis
ideas.
Por ti vivo confiada y segura, porque sé que
a mi lado vas ahora y siempre.
Madrid, 25 de abril de 2020
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