¡Qué feliz me sentía cuando estaba
Entre tus brazos.
Me abrazabas y besabas y con ternura
Me decías: Te quiero.
Ahora todo lo veo negro, el dardo del
Cruel desengaño me ha herido.
Un dolor muy grande me destroza el
Corazón.
Sé de la amargura de los celos, siento
Que me miras con desprecio.
Y yo… no puedo olvidarte, en las
Largas noches de insomnio, me desespero.
Mi pecho estalla en sollozos, acudo a Dios
Y le pido desde lo más profundo de mi ser,
Ayuda para mi alma herida..
¡Dios mío!¡ Arranca este amor de mi corazón!
Ten piedad de mí, mira mis sufrimientos.
El cansancio y la fatiga me vencen, sueño que
De nuevo eres mío, tomo tu rostro entre mis
Manos, te acaricio y como antes te digo:- Mi
Niño grande y tú como antes, me miras y sonríes.
Los albores del día me devuelven a la triste realidad,
Tú también estarás despertando… serán otras manos
Las que te acaricien… otra voz como un murmullo
Pronunciará dulcemente tu nombre y al abrir los ojos
Otro rostro verás.
Y yo que no puedo odiarte, tendré que resignarme, tan
Solo desearte que seas muy feliz.
Santiago de Cuba,
31 de diciembre de 1966
23 septiembre 2009
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