03 enero 2009

LAS MARIANAS DEL SIGLO XXI (CRONICA)

Por la valentía demostrada por madres, esposas y hermanas de presos políticos cubanos, se le puede catalogar de mujeres heroicas, que desafían a quienes pretenden intimidarlas con amenazas de todo tipo y repugnantes actos de repudio.

Las Damas de Blanco son un ejemplo de ello, las que después de asistir a la misa de la Iglesia de santa Rita de la barriada de Miramar en la Habana, los domingos en la mañana, desfilan por la amplia 5ta Avenida con una flor en la mano, después del largo recorrido se sitúan frente a la iglesia, rezan un Padre Nuestro y piden a viva voz por la libertad de todos los presos políticos y de conciencia.

Madres como la de la familia Sigler Amaya, con tres hijos que padecen este oprobioso sistema en las cárceles cubanas, Amelia García Vega, madre de José Daniel y Luís Enrique Ferrer garcía, condenados en la primavera Negra de 2003 a 25 y 28 años de privación de libertad. Esta mujer humilde de 64 años de edad, residente en Palmarito de Cauto, padece diversas enfermedades, pero por encima de sus limitaciones físicas está su amor de madre. Ha sido capaz de recorrer las cárceles desde Pinar del Rio, La Habana, Camagüey y Mar Verde de Santiago de Cuba.

Recientemente al saber que su hijo José Daniel se encontraba en huelga de hambre en la prisión de mayor rigor de Kilo 8, provincia de Camagüey, no vaciló un momento y partió de su hogar rumbo a santiago de Cuba, para anotarse en la lista de espera del ferrocarril, allí se encontró con su hija Ana Belkis.

Al llegar a la prisión de Camagüey y solicitar a las autoridades que le permitieran ver a José Daniel y estos negarse, se plantaron, exigiendo las condiciones reclamadas por el prisionero de conciencia, que se encontraba en celda de castigo, sin apenas beber agua, pidiendo que le quitaran la bocina amplificadora de frente de su celda, que lo atormentaba desde las 4:00 a.m. de la madrugada, hasta las 10:00 de la noche, las pésimas condiciones de todo tipo que padece en esa infernal prisión.

Al ver la valiente actitud de estas mujeres, le concedieron una visita por varios minutos a la madre, con la promesa de sacarlo de la celda de castigo, después de haber pasado muchas horas tiradas por el suelo, casi sin comer nada, sin bañarse y asediadas por enjambres de feroces mosquitos.

De nuevo volvieron a la Terminal de trenes de Camagüey, de nuevo la larga espera, para llegar a la Terminal ferroviaria de Santiago de Cuba al medio día siguiente, allí se enteraron también que Luís Enrique se encontraba junto a los dos presos políticos Agustín Cervantes García y Alexis Rodríguez Fernández, en huelga de hambre en celdas de castigo. Inmediatamente se dirigieron a la prisión de Mar Verde, distante de la ciudad, allí hambreados, cansados, sin bañarse, se plantaron de nuevo al penal siempre con Milka María junto a ellas, como si a tan corta edad tuviera conciencia de lo que estaba sucediendo, sonriente, cariñosa y sin demostrar cansancio, ni llorar por comida, así pasaron la noche y al día siguiente, solamente acompañada por los mosquitos y la solidaridad de un preso que les dio su frazada y un abrigo, para que taparan a la niña.

Desde el interior de la prisión, los jefes les decían que se fueran, que a los prisioneros no se les iba a sacar de la celda de castigo por nada, que era inútil su sacrificio.
Al atardecer cayó un torrencial aguacero, un militar llamó a Milka María, para que se guareciera en la garita con la niña, no permitiendo a Ana Belkis llegar al lugar, la niña llamaba a su tía con angustia al verla mojarse y con ella el equipaje, así pasaron las horas, ya aproximadamente a las 10:00 de la noche llegaron en un carro de patrulla varios oficiales de la seguridad del estado, entre ellos una mayor del Ministerio del Interior, que dijo ser la que atiende menores esta sin la sensibilidad que debe tener toda mujer por ser la fuente natural se procrea la humanidad, ni estremecérsele las entrañas ante el dolor de esas madres, las amenazó, que de continuar allí, se las llevaría detenidas y les quitarían la niña, para tenerla bajo su custodia en un centro de menores sin amparo filial. Al ver la negativa de estas heroicas mujeres, se las llevaron por la fuerza, arrojándole frente a la 2da estación de la policía de la calle Corona y san jerónimo, en la ciudad, a altas horas de la noche, completamente mojadas.

Al día siguiente denunciaron a los medios de prensa internacionales lo que les había sucedido, La noche siguiente un oficial de la seguridad del estado las llamó y puso al teléfono a Luís Enrique, para que les dijera que ya no estaba en huelga de hambre, también con la promesa de sacarlo de la celda de castigo, este con voz débil por la prolongada abstinencia de alimentos.

Ese día aparecía en el periódico Granma, Órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, lo siguiente, por el día de las madres: “Regalo para las heroínas” como titulo, a continuación: “Miles de cubanas ejemplo de abnegación, el sacrificio y la valentía de nuestras madres, fueron homenajeadas este domingo por las organizaciones juveniles y de pioneros”. Entre esas heroínas, por su puesto no se encontraban las madres de 75 opositores pacíficos encarcelados, sin más delito que pensar libremente y negarse a ser marionetas del sistema imperante en Cuba por más de 46 años. Igualmente al dominical de Juventud Rebelde, periódico de la Juventud Comunista, decía algo, que bien se ajusta a lo que ocurre a estas madres cubanas: “Ciego al dolor de las madres”. Tampoco se referían a las Damas de Blanco, ni a tantas otras que lloran la desaparición de uno de ellos frente a un paredón de fusilamiento o devorado por los tiburones por anhelar vivir en libertad.

Mientras tanto, el gobierno cubano sordo ante el clamor de estas madres, no reconoce el sacrificio, ni el dolor que padecen, no tiene en cuenta su valor y el respeto que merecen por ser madres, una palabra tan sagrada a la que todo hombre debe la mayor consideración, si por un momento recuerda que nació de una mujer que tiene o tuvo una madre.

Como Mariana Grajales, estas heroínas de hoy, saben darlo todo por amor a sus hijos y a la patria, por la que luchan en pos de la ansiada libertad de todo el pueblo cubano en la que ellas son la más genuina representante de la valentía de la mujer cubana del presente siglo.


Santiago de Cuba
12 mayo 2005

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