Testimonio
Ocurrió en los primeros días del mes de octubre de 1963
en ocurría principalmente en la región oriental uno de
los más desbastadores ciclones que
recuerde la historia, con muchas inundaciones, ríos desbordados, ahogados y
pérdidas de viviendas y sembrados. El Ciclón Flora.
En esa época vivíamos en una zona baja de la ciudad de
Santiago de Cuba entre la Avenida de Mariana Grajales y Yarayó, se decía que
antiguamente pasaba por allí el rio Yarayó, que había sido tapiado para
construir la avenida. Nuestra casa era
de una sola planta baja, nunca se había inundado hasta esa fecha, pero con las intensas
lluvias que caían sin cesar, se inundó toda la calle y comenzó a entrar por la
puerta principal. Estábamos solas mi hermana menor y yo. El agua subía y subía
y no teníamos por donde escapar. Nos
subimos encima de la mesa
del comedor, pero no era un refugio seguro, el agua seguí
subiendo y mi hermana horrorizada
comenzó a gritar: -_¡Nos ahogamos!
Seguía la lluvia cada vez más intensa y recurrí a Dios, comencé a orar el Salmo 23 con fe y
seguridad y pudimos ver con ojos asombrados como sin cesar la lluvia el agua
bajaba y dejaba de entrar a la casa.
Dios escuchó mi plegaria y pudimos salvarnos, Nunca más
entró el agua a esa vivienda, aunque la
furia del ciclón duró varios días
dejando a muchas familias sin muebles, la corriente se los llevó todos,
causando grandes destrozos. Nuestra casa
solo le quedó como evidencia la marca
hasta donde llegó el agua.
¡Gracias Señor!
Madrid,8 de septiembre de 2020
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