Este se volvió realidad, haciendo renacer mis ilusiones dormidas, soñé en una noche de verano que iba caminando atravesando el Parque Céspedes de Santiago de Cuba y no sé como percibí que alguien me seguía y con una voz varonil me instaba a escucharlo. Me voltee y vi la cara sonriente de un hombre muy atractivo. Este me rogaba la atención. Quedé subyugada, era como el hombre de mis sueños, trigueño, de pelo muy negro y de muy buen parecer.
Hasta aquí el más bello sueño.
Sucede que Bertha, una amiga me hablaba a menudo de un apuesto hombre que ella le había hablado mucho de mí y estaba deseoso de conocerme.
Una tarde… me encontraba duchándome e insistentemente tocaba a mi puerta, salgo medio mojada y era Bertha, me decía:- ¡Apúrate, ahí está el hombre que te dije y vino a conocerte! Lo más rápido posible me vestí con un pantalón beige de hilo muy ajustado y un pull over rojo haciendo juego, me maquillé discretamente y perfumé, crucé la calle y caminé por la espaciosa sala de la casa mi vecina Belkis hasta llegar a una pequeña salita que daba al patio florido con variedad de plantas ornamentales.
Allí sentado en un cómodo balance pude ver para mi sorpresa al hombre de mis sueños, no cabía duda, era él. Se paró de e l asiento trémulo y me recibió con una amplia sonrisa manifestando: ¡Qué mujer tan bella! _¡Desde hoy me convertiré en tu sombra!
Así comenzó un ardiente amor a primera vista.
Santiago de Cuba, agosto de 1979
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