El día que me aparte de tu vida
para siempre, sentiré un vacío tan
inmenso, que nada lo podrá llenar,
ni aún los recuerdos de los días
Más felices que disfruté a tu lado.
No sé si podré fingir que vivo sin
corazón, como podré caminar por
las calles, si mis pies responderán,
el aire llegará a mis pulmones, si
mis ojos continuarán buscando en
la distancia, entre otros rostros el
tuyo.
¿Qué podrá suceder? Lo ignoro,
prefiero no saberlo. Mientras… déjame
disfrutar de tu presencia, el olor de tu
cuerpo, la tibieza de tu voz. Prolóngame
un poquito más esta triste existencia, un
poquito más.
Madrid,
27 de mayo de 2009
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