¡Señor, que no quede un vació
en mi alma que tú no llenes!
¡No me quites lo que me haz
dado y provéeme de lo necesario
cada día!
¡Que mi vida sea un ejemplo de
amor y dedicación para servir a
los demás!
¡Que nada ni nadie me pueda
arrebatar el amor que me profesas!
¡La fe y la esperanza me acompañen
siempre, aunque tenga tropiezos y
dificultades!
La certeza de tu perdón, sea mí
salvación.
Madrid,
14 de marzo de 2010
27 abril 2010
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