03 abril 2010

TRAGICA NOCHE BUENA

Relatos de amor y de guerra

Capítulo XXXIII


En esa ocasión, mi tía Emérita y su hija menor Pilar, se encontraban en mi casa de Quintero, se habían ido de la finca “La Guadalupe” en Dos Palmas, ya era zona rebelde y la mayoría de sus moradores se marchaban por temor a las represalias del ejército de Batista y los frecuentes bombardeos.

Habíamos celebrado una modesta cena el 24 de diciembre de 1957, serían como las 10.00 de la noche, cuando escuchamos repetidos disparos, que procedían del otro lado de la carretera, entre la vaquería “Las Cuabas” de Pancho Iglesias y la finca “La Concepción”, aledaña al reparto “La Risueña”.Después… silencio total en una impenetrable y oscura noche.

Ya de madrugada tocaron a la puerta de frente, mi madre preguntó quién era, le respondió muy bajito:- Soy yo, Monguito. Entro y sin pronunciar una palabra, se introdujo en la habitación de mis hermanos y se acostó con ellos.

Ramón Martínez Guerra, era un vecino de cuando vivíamos en la carretera de Cuabitas, en el número 292, que correspondía a la panadería “La Sirena”, allá por los años 40, nuestro amigo de juegos y paseos, compañero de la Escuela Primaria 41 del Reparto Santa Rosa, era nieto de alguien muy querida en el barrio: Pancha, de su abuelo Ramón, su tía Elsa, sus tíos Julio, Pedro, Jesús, Amado, su esposa Lolita, sus primos Amadito y Julito.

A Monguito le decían:- “Brazo Gitano” siendo aún un niño, se fracturó el codo derecho y por error del ortopédico le dejaron el codo al revés. Por negligencia jamás se operó.

Muy temprano se levantó, cuando mi madre le preguntó por su extraña actitud, no quiso hablar de lo sucedido y se marchó, no sabemos a donde.

Al abrir las ventanas del costado de la casa que daban de frente a las ya citadas fincas, se vio un grupo de gente. Mi madre iba todas las mañanas a comprar leche a la vaquería de Pancho Iglesias, allí supo por labios de Emilia Carrión y demás familia, que muy cerca había aparecido un cadáver acribillado a balazos. Era el joven de 16 años Antonio Borrero Bell, hijo de Julia, la friturera de carretera de Cuabitas y Avenida de Acacias, también muy conocido de nosotros y precisamente vecino de Monguito.

El desdichado joven, presentaba numerosas heridas de bala por todo el cuerpo, sus manos destrozadas, por el instinto de salvación., sus testículos esparcidos por la tierra del camino que conduce desde “La Risueña” a al kilómetro 6 de la carretera central.

Vecinos piadosos lo cubrieron con una sábana blanca y le encendieron velas, así se mantuvo hasta cerca de las 6.00 de la tarde, sin permitir que sus familiares levantaran el cadáver, custodiado por esbirros a las órdenes del sanguinario Teniente Despaigne, Mano Negra (Se decía que usaba guantes negros para torturar a los detenidos) y otros reconocidos sicarios del nefasto gobierno de Fulgencio Batista y Zaldivar

Fue un día de navidad muy triste, en esa ocasión hubo muchos asesinados, se le llamó “Las pascuas sangrienta”.

Un tiempo después supimos la verdad sobre la extraña actitud de Monguito, nos contó que iba junto a Antonio con un petardo envuelto en papel de regalo, para hacerlo explotar en un céntrica calle, los sorprendió la policía y los condujo a ese lugar, para matarlos, que él se pudo zafar y emprender una carrera, hasta cruzar la cerca y desaparecer en la oscuridad de la noche, meterse dentro de un tubo grueso de la alcantarilla y así no ser descubierto, hasta la madrugada, que se dirigió a nuestra casa, que era proverbial refugio para muchos perseguidos.


Madrid,
18 de enero de 2010

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