Cuando el dolor te oprima el
corazón, las lágrimas broten
incontenibles como un escape
a una pena tan grande: -Llora.
Que nadie te impida el desahogo
de tu espíritu herido.
Llora, es el consuelo a tanto dolor
reprimido, donde el alma sacudida
busca alivio.
Es lenitivo para los seres solitarios,
que no tienen el bálsamo que quite
congojas, la mano amiga, el amor de
una madre.
Llora, libera tu carga de pesar, busca
a tu Creador en oración y una dulce paz
en sus brazos amorosos encontrarás.
Madrid,
3 de noviembre de 2009
10 noviembre 2009
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