29 noviembre 2009

EL PLAN JABA

Estampa santiaguera


Maricusa pidió el último en la cola de la carnicería, de unas quince personas delante, estaba cansada, ese día había tenido que hacer la cola para coger la balita de gas, planificada para 24 días, cola para comprar la leche por dieta médica por 5 días y en la otra bodega también habían llegado los cigarros de la segunda quincena mes.

Las 6 onzas de pollo hacía dos días que le estaban vendiendo, pero cada vez que se presentaba en el susodicho comercio, se encontraba lleno. Por temor a perderlo, ya que el plazo impuesto por los carniceros era de 72 horas, se quedó.

Lo que más le molestaba era que a donde quiera que iba y a cualquier hora se aparecían como ella decía:- “Muy fresquecitos” los planes jaba , los que tiene el derecho de pasarle por delante a todo el mundo, según una circular del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).

Este plan fue creado en los años 70 con el fin de favorecer a la mujer trabajadora y que consistía en ponerle un sello distintivo en la libreta de racionamiento, otorgado y autorizado por la Federación de Mujeres Cubanas.

Esto le daba la facilidad de dejar la libreta y la jaba en el establecimiento de ventas de productos alimenticios y recogerla al salir del trabajo.

Para lograr este objetivo, se seleccionó un personal que se encargaría de tener lista la jaba a la hora que el cliente llegara.

Poco tiempo después este sistema se fue relajando, producto de las racionalizaciones en los centros de trabajo, se suprimió al que debía realizar esa función. Por lo que en la actualidad los planes jaba se aparecen a todas horas y reclaman el derecho a comprar primero, aunque en la cola haya personas con varias horas esperando su turno a razón de:- Dos planes jaba, uno de la cola.

A veces estas son más numerosas que los de la cola normal.

Existen “Los vivos” que llegan preguntando:- ¿Quién es el último plan jaba? Se cuelan y como los dependientes son “socios” no le revisan la primera hoja de la libreta, donde debe aparecer el sello.

Esta situación irritaba bastante a Maricusa, que debía esperar por todos los planes jabas que llegaran , aunque ella estuviese en el primer lugar en el mostrador para poder comprar. Eso le había ocurrido ese día, por lo que al estar a solo dos lugares para llegar al mostrador y haber soportado más de una docena de los planes jabas, llegó una señora y comenzó a pedir voz en cuello: ¿Quién es el último plan jaba?. La primera no respondió, la segunda afirmó que a ella le tocaba ese derecho, aunque no lo había dicho antes. Miró con indiscreción a Maricusa, esta permanecía en silencio, la otra insistía, para ocupar el primer lugar.

Ya Maricusa hastiada de la larga cola le respondió:- ¡Yo también soy plan jaba!

La aludida la miró y exclamó:- ¡Aquí lo que hay es muchos planes cara dura!

Maricusa no respondió a la provocación y se puso en ademán de:- ¡Aquí no se me pone nadie más delante! Tiró la libreta sobre el mostrador, el carnicero sabía muy bien que ella no era favorecida con ese plan, pero al ver su actitud firme y decidida y saber el tiempo que hacía que estaba allí, se hizo en desentendido y le despachó el minúsculo pedacito de pollo.

Mientras ella pensaba: - Esto no me alcanza para nada, se supone que es para la cena de fin de año, por lo menos haré una sopa.

La protestante señora del supuesto plan jaba seguía en medio del salón hablando oprobio de los coleros, Se sentía mal porque según su opinión no habían respetado su derecho, ya que nadie le dio el último y tuvo que coger su turno en la cola normal y que ya solamente faltaban unos minutos para cerrar y que el carnicero, también extenuado por la larga jornada dijera:- ¡Hasta aquí ¡ ¡Esto se acabó! ¡Voy cerrar! En eso del horario de venta era inflexible, aunque le rogaran que les despacharan, él se negaba aludiendo que bastante tiempo habían tenido todo el día y que se aparecían a última hora. Y ella se quedara sin poder adquirir su cuota del mes.

La señora continuó su airada protesta. Maricusa recogió su libreta y se le paró delante con esta exclamación:-¡Señora, yo trabajé 36 años y cuando me jubilé me quitaron el plan jaba, cuando más falta me hacía, ya que se supone que cuando se llega a esa edad de retirarse del trabajo, es porque ya no puede realizar todo tipo de faena, yo tengo 72 años y seguro que mientras usted está durmiendo en su cama, yo estoy ocupada, porque si no, me muero de hambre, con lo que me dan ,. Si yo tengo la cara dura como usted dice, opino que la mayoría de los planes jaba, son unos descarados. ¿A qué hora cumplen con su jornada de 8 horas? ¿Si siempre están en todas partes?

La aludida sorprendida y perpleja trataba de disculparse, aunque no sabía que la anciana había armado un parqueo particular en su cuadra de autos de vecinos que no poseían garaje y que ella los cuidaba de 11.00 de la noche a 7.00 de la mañana, sin más compañía que su fiel y enorme perro de la raza pastor alemán nombrado Donki, que dormía a sus pies y mantenía a los ladrones alejados, que trataban de llevarse una goma o cualquier otra pieza de los automóviles. Por este sacrificado trabajo percibía una modesta ayuda, la que además los mantenía limpios, trapo en mano y con un cubo de agua se pasaba la noche lustrándolos.

Santiago de Cuba
27 de diciembre de 2004

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