Así se expresaba
Virula: ¡Ahora sí que me desgracie!, Me cogió el virus, se lamentaba
presa de los escalofríos de la alta fiebre ¡Ay mi madre! ¿Qué me hago
enferma, si apenas tengo qué comer. La
anciana en cama y por más de una semana nadie la vio por la calle, ni una mano
piadosa tocó a su puerta hasta que _: ¡Virula! ¿Qué te pasa que no te veo? A
duras penas pudo abrir la puerta. ¡Muchacha si estás medio muerta ¡ -¡Ay mi
amiga, me cogió eso que anda por ahí y me
tiene que no tengo fuerzas ni ánimo para nada! –Si te digo n que hace una semana que apenas como, me muero de
debilidad. _Pero amiga, para eso están
los vecinos, mira, hoy cociné chícharos, te voy a traer un plato. La enferma
hace un gesto de asco y comenta: _ Esto me ha quitado el apetito, no tengo
deseos de comer nada, solamente me apetece
tomar líquidos, como no tengo ni un vaso de leche, ni un jugo.
¡Imagínate! Esta enfermedad y el
mal llamado Período Especial acaban con cualquiera. Recuerdo que toda la
vida han habido virus, gripes, le han
llamado Cocaleca, Trancazo, pero en esos tiempos había alimentos y en dos o tres días te reponías,
pero… ¿Ahora qué hay? ¡Nada, se muere una de hambre! Si tuviese
un pedazo de pollo o un bistec… - Tú estás delirando
Virula, ¿Dónde hay eso? Si te digo que
en las Shopping no hay nada, al parecer
hay tanta gente enferma, que han
arrasado con todo lo poco que había y en las carnicerías lo único que ha
llegado es el pescado de las dietas de colesterol, ni los huevos, ni el
picadillo o las 4 onzas de mortadela. ¿Qué es esto caballeros?
Creo que si cojo otro
virus como éste no lo resisto, me voy para el otro mundo. Dicen
Por ahí que se han muerto unos cuantos viejos_ ¡No digo yo! – Exclama
la vecina asustada.
Pasan los días y apenas Virula se asoma a la puerta, está muy débil, algunos vecinos compasivos le llevan de lo poco que tienen.
Ya el día 12 del mes se decide a ir al banco a cobrar la pensión. Muy sudorosa y con fatiga, coge la calle, va al banco y después de una larga
cola puede cobrar. A duras penas se
encamina hacia la Plaza del Mercado,
va al primer puesto y compra una libra de carne de ovejo a 25.00 pesos, una mano de plátanos burros y una libra de malanga
a 5.00, cebolla, ajíes, culantro y una
cabeza de ajos. Se ha gastado casi la
4ta. Parte de lo percibido de la
pensión del mes. _ Por lo menos haré una buena sopa. Ya por la tarde sudorosa
y jadeante se dispone a tomarse la sopa,
saca un humeante plato de la olla.
Se escucha un toque en la puerta. Deja ver quién es, mientras tanto la sopa se enfría. ¡Qué
barbaridad! ¡Un equivocado! Vuelve a la mesa _ ¡Ay mi madre, tanto
sacrificio y le cayó una mosca a la
sopa!
¡Qué asco, no me la tomo yo ni a palo! Si no me muero de
ésta, me puedo dar por dichosa.
Santiago de Cuba
12 de julio de 2001
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