06 mayo 2018

VIRULA LA VIRÓ EL VIRUS Estampa santiaguera


Así se expresaba  Virula: ¡Ahora sí que me desgracie!, Me cogió el virus, se lamentaba presa de   los escalofríos de la  alta fiebre ¡Ay mi madre! ¿Qué me hago enferma, si  apenas tengo qué comer. La anciana en cama y por más de una semana nadie la vio por la calle, ni una mano piadosa tocó a su puerta hasta que _: ¡Virula! ¿Qué te pasa que no te veo? A duras penas pudo abrir la puerta. ¡Muchacha si estás medio muerta ¡ -¡Ay mi amiga, me cogió eso que anda por ahí y me  tiene que no tengo fuerzas ni ánimo para nada! –Si  te digo n que hace  una semana que apenas como, me muero de debilidad. _Pero  amiga, para eso están los vecinos, mira, hoy cociné chícharos, te voy a traer un plato. La enferma hace un gesto de asco y comenta: _ Esto me ha quitado el apetito, no tengo deseos de comer nada, solamente me apetece  tomar líquidos, como no tengo ni un vaso de leche, ni un jugo. ¡Imagínate!   Esta enfermedad  y  el mal  llamado Período Especial  acaban con cualquiera. Recuerdo que toda la vida han  habido virus, gripes, le han llamado Cocaleca, Trancazo, pero en esos tiempos había  alimentos y en dos o tres días te reponías, pero… ¿Ahora  qué  hay? ¡Nada, se muere una de hambre! Si tuviese un pedazo de pollo o un bistec…  - Tú  estás  delirando  Virula, ¿Dónde hay eso? Si te digo que en las Shopping  no hay nada, al parecer hay tanta  gente enferma, que han arrasado con todo lo poco que había y en las carnicerías lo único que ha llegado es el pescado de las dietas de colesterol, ni  los huevos, ni  el  picadillo o las 4 onzas de mortadela. ¿Qué es esto caballeros?
Creo que si  cojo otro virus como éste no lo resisto, me voy para el otro mundo. Dicen
 Por  ahí que se han muerto   unos cuantos viejos_ ¡No digo yo! – Exclama la vecina asustada.
Pasan los días y apenas Virula se  asoma a la puerta, está  muy débil, algunos  vecinos compasivos le llevan de  lo poco que tienen.

Ya el día 12 del mes se decide  a ir al banco a cobrar la  pensión. Muy sudorosa y con fatiga, coge  la calle, va al banco y después de una larga cola puede cobrar. A duras penas  se encamina  hacia la Plaza  del  Mercado, va al primer puesto y compra una libra de carne de ovejo a 25.00 pesos, una  mano de plátanos burros y una libra de malanga a 5.00, cebolla,  ajíes, culantro y una cabeza de ajos. Se ha gastado casi la  4ta. Parte  de lo percibido de la pensión del  mes. _ Por lo menos  haré una buena sopa. Ya por la tarde sudorosa y jadeante se dispone a  tomarse la sopa, saca  un humeante plato  de  la olla. Se escucha un toque en la puerta. Deja ver  quién  es, mientras tanto la sopa se enfría. ¡Qué barbaridad!  ¡Un equivocado!  Vuelve a la mesa _ ¡Ay mi madre, tanto sacrificio y  le cayó una mosca a la sopa!
¡Qué asco, no me la tomo yo ni a palo! Si no me muero de ésta, me puedo dar por dichosa.

Santiago de Cuba
12 de julio de 2001


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