El orgullo, la vanidad, la prepotencia,
La jactancia, el odio y la maldad, lo bueno
Y lo malo, nuestras
obras positivas o negativas,
Todo se acaba en la
eternidad, donde seguro
Que nada hemos traído
a este mundo y nada
Nos podemos llevar.
Allí perecen la ansiedad y todos los avatares
De esta vida.
Del polvo salimos y
al polvo iremos a parar,
Ni poderosos, ni famosos, ricos y pobres, todos
Al mismo lugar sin
distinción de personas.
Con el postrer adiós, todo queda atrás, sin posible
Retroceso.
Nuestros sueños y
esperanzas se esfuman como
El humo en la distancia.
Todo lo que hemos acumulado, de nada nos servirá.
¿Qué somos? ¿Qué
hacemos? ¡Nada ante la presencia
De Dios, a la
todos compareceremos en el día
señalado!
El fin será de
nuestra existencia en que
entreguemos
Nuestro espíritu para
juicio, condenación o salvación,
Según nuestras obras
en esta vida, pensamientos y
Deseos de nuestro corazón.
Reconciliamos
con Dios y obtendremos su perdón.
Madrid, 12 de agosto de 2019
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