Sin duda alguna se ha cometido un premeditado asesinato en las mazmorras de la terrible cárcel que es Kilo 8 de la ciudad de Camagüey.
Orlando Zapata Tamayo, era simplemente un negro pobre, albañil, pero nació con criterio propio, prefirió morir de frente y no de rodillas ante sus sicarios.
Su “Grave delito”. Oponerse una feroz dictadura de forma pacífica, no se le conoce como asaltante a cuarteles, incendiario, detonador de bombas, que halla matado a un soldado por la espalda para arrebatarle el arma. Sin embargo las leyes creadas por la justicia cubana lo condenaron a más de 30 años de prisión, sus carceleros se ensañaron propinándole brutales golpizas hasta fracturarle el cráneo, por lo que tuvo que ser sometido a una operación.
Ahora, rebelde, como sus ancestros cimarrones, no se doblegaba, prefirió agonizar, antes que claudicar a sus principios, para eso “Lo ayudaron a morir” se le suprimió agua de beber, como castigo a negarse a ingerir alimentos.
Lo que más molesta a las personas cívicas de este mundo son las cínicas declaraciones del actual presidente Raúl Castro Ruz, queriendo justificar tan vil acción con los presos terrorista que se encuentran en la Base Naval de Caimanera y nos preguntamos ¿Ha muerto alguno? En Cuba:- ¿Es este el primero? ¿Será el último? ¿Hasta cuando muchos gobiernos que se dicen democráticos lo seguirán apoyando?
Madrid,
26 de febrero de 2010
27 febrero 2010
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