01 octubre 2021

MAMITA PUSO PIES EN POLVOROSA

Estampa santiaguera

Alrededor de la mesa de la cocina, se encuentra el núcleo familiar compuesto por Rafael, su esposa Eulalia y sus dos hijos Felito  y Lalita.

Todos ansiosos a que Lala termine de hacer el almuerzo y no cesan de preguntarle: _ ¡Falta mucho!  Ella algo molesta les  responde: ¿No pueden esperar a que sirva la mesa? ¡Caramba parecen auras alrededor de un muerto! _ ¡Mamita, afloja! Le dice el hijo en tono jocoso. Mientras  Rafael se queja_ ¡Vieja, tenemos hambre! ¡ Mira  la hora que  es! Casi las 2.00 de la tarde _ ¿Y qué quieren ustedes? soy sola para todo, tuve que ir a ver si había llegado algo a la carnicería, la bodega, el mercadito y… ¡Nada! Todo vacio. En estos 10 días del mes solo han vendido por la Libreta de racionamiento los mandados del mes y pare de contar. Después tengo que atender al que llega a la puerta, lavar algunas cosas, pasar  el trapo a la casa, porque ni frazadas de piso hay. Después ponerme a cocinar o qué inventar qué  hacer. Los frijoles que vendieron este mes  ¡Por favor, son durísimos! Si les digo que los he tenido más de dos horas en la olla de presión, que si me descuido me acaban con el gas de la balita y si los pongo en la hornilla eléctrica la corriente me sube un montón.

¡Vamos vieja, no hables tanto y acelera, que no aguanto más! ¿No hay por ahí  un pedacito de pan para entretener el  estómago?_ ¡Qué gracioso me ha salido mi hijo! ¿De dónde sacar pan? ¿No te lo comiste esta mañana en el desayuno? El joven mueve la cabeza en  gesto de qué se le va a hacer y comienza a jugar con los cubiertos tocando sobre los vasos. Lalita la intelectual, como le dice el hermano,  se ajusta las gafas y aprovecha el tiempo leyendo un libro, absorta a todo lo que pasa a su alrededor.

Finalmente Lala le sirve un plato a cada uno, pone la ensalada de tomates y lechugas en el centro de la mesa, saca del refrigerador la jarra de agua y se sienta a la mesa. _ ¡Felito! ¡Si me descuido me dejas sin ensalada! _Perdona mamita, es que me gusta tanto el tomate  y la lechuga… -Pues para que estés claro, esa ensalada que ves ahí me costó 10.00 pesos  el  maso de lechuga y  a peso cada tomaticos,  los más grandes son más caros. No sé a dónde vamos a llegar, si te digo que ser ama de casa en estos tiempos es una locura. Lalita interviene en la conversación ¿Ves?  ¡ Por eso no me quiero casar! ¡Los  fósforos! _ ¿Y qué piensas, quedarte pá tía? Le  dice la madre a lo que ella responde: ¿Qué pa tía de qué?  Ya eso no se usa, ahora se tienen amigos ¿Sabes? _ ¡Lalita, respeta a tu padre! Este la mira con gesto severo, ella no abre la boca.

Felito ha devorado el plato en un dos por tres  con  apetito voraz y le pregunta a Lala ¿Mamita, no queda algo en la olla? Como repuesta la madre le responde_ ¡Ven acá mi vida! ¿Acaso tienes una solitaria en la barriga? Te puse el plato más grande y … ¿Todavía tienes hambre? A propósito ¿Qué esperas para traer tu cuota  de libreta de casa de ex mujer? Ellos se la están comiendo y aquí fíjate, somos  3 en  la libreta, que son 18 libras de arroz para un mes, que es a razón de unas 11  tazas por cada 6 libras, que multiplicadas por 3 dan 33  tazas y aquí se están cocinando 2 diarias, que son 60 tazas al mes y si éste trae 31 días, serían 32, por lo tanto ¿Cómo va a alcanzar?  Por lo sumo 20 días, si acaso, así que busca tu cuota o sal por ahí a ver si encuentras antes que llegue el fin de mes que escasea y se pone más caro ¿sabes?   Pues cuando no tenga qué cocinar, me desaparezco de aquí, ya que no soy Dina la que hace magia en la televisión. ¡Hay mamita! ¡tú siempre sacando cuentas, que bien se ve que estudiaste economía! _ ¡Ah! ¿Qué te crees tú que hay que ser economista para saber cuándo te va a alcanzar el arroz? Di tú que tu papá está haciendo dieta, se puso gordo después que se jubiló y comenzó a hacer trabajos de electrónica por cuenta propia y todo lo que ganaba se lo comía por la calle en pizzas, bocaditos y refrescos. Tu hermana, que es igual que yo, somos de poco comer.  Dice Felito mientras comenta: Por eso las dos están en la línea, se ríe de la delgadez de ambas ¡Sigue queriéndote hacer el gracioso!

¡Cambia la conversación, Cuéntanos mamita cuando tú y papá se conocieron! Ahora es ella la que sonríe y exclama: ¡Qué muchacho éste! Si ya la sabes de memoria, que conocí a Rafael cuando la zafra de los 10 millones en el año 70. Yo era tan flaquita, que no pesaba ni 90 libras. ¡Pero con la cara muy linda! Expresa Rafael. Ella vuelve a reír y prosigue: _ Bueno, en medio del cañaveral de el central Los Reinaldos, a pleno sol, no podía alzar ni 4 cañas, tu papá fuerte y joven, las cortaba con una rapidez increíble y después venía y me ayudaba a hacer el bulto y lo llevaba a la carreta. Era tan amable… Después en la noche en el  campamento hacía cuentos y cantaba, hasta que un día  en plena guardaraya  me levantó en el aire y me dio un beso. Así nos  hicimos novios y lo demás tú lo sabes. Ambos hijos  los aplauden y a ella se le humedecen los ojos. Rafael  para cortar la escena le dice cariñoso: ¿No hay por ahí un poquito de café? ¡Ay mi  viejo! De los  tres  sobres de 4 onzas cada uno para el mes, ya no queda  nada, tendré que hacer aunque sea por la mañana  cocimiento de menta o cualquier cosa.

Pasan varios días y  Lala mira para el cubo donde deposita el arroz, ya se está acabando. Ese  día alerta a los hombres de la casa, que deben buscarlo por dónde sea, no queda ni para dos días y les vuelve a recitar la arenga que sin arroz ella no cocina y se pierde de la casa.

Por negligencia o porque no es fácil conseguirlo después de la segunda quincena, el arroz no aparece. Ese día les advierte: _ ¡Fíjense bien! Hoy cociné las  3 últimas  latas que quedaban, hay que apretar, voy a dejar la  mitad para mañana, por si acaso no hay por ahí esta tarde.

Pasa el día y ya por la noche Lala da un grito, está de muy malhumor y pregunta: ¿Quién se cómo el arroz que tenía en el refrigerador para mañana? Rafaelito  sale de la cocina silbando y  Rafael  se va a la calle presuroso.  replica: _ ¡Esta bien, se lo comieron!  allá ustedes, ya verán las consecuencias, sentencia y no dice más nada.

Al día siguiente, al medio día, Lalita hs llegado como siempre, se pone cómoda, coge un libro y la prensa diaria. Rafael  va al refrigerador y se toma un vaso de agua. Felito llega y pregunta: _ ¿Y mamá? Nadie la  ha visto, el padre  le dice  entono  tranquilo: Debe  estar por ahí.

Al ver que pasa de la 1.00 de la tarde y ni rastros de Lala, todos se preocupan. - ¡Dónde estará la vieja? No hay repuesta. Felito se dirige a la cocina, en vano destapa las ollas, no hay nada cocinado. ¡Uh¡ ¡Esto está malo! Exclama. Lalita se  levanta e instintivamente va a la habitación y ve un papel  escrito sobre la cómoda, pisado por la motera. Sale rápido ¡Miren esto!  Felito se lo quita de las manos y lee de prisa en voz alta.: ¡No me esperen! me fui para la casa de mi tío Marcial a la finca” La Doncella” Allí tendré por lo menos viandas y leche de vaca, no vengo hasta después del día primero. Lala

Con esta  noticia  todos exclaman: ¡Mamita puso pies en polvorosa!

Santiago de Cuba, 9 de mayo de 2001

 

 

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