Acompáñame Señor en mi tristeza,
En mi soledad, con mis penas y dolores,
No me abandones ni me quites tu santa
Mirada, tu misericordia y protección.
No permitas que mi espíritu decaiga,
Mis piernas flaqueen ante el dilema
Y el temor de un incierto futuro.
Sola frente a la adversidad, la indiferencia
Cuando más necesito
de compañía y amor.
A veces miro mis manos vacías, sin tener
Donde asirse y me pregunto: ¿A dónde iré?
En oración te busco y eres como el bálsamo
Capaz de mitigar mi penas y dolores.
Acompáñame que a
pesar de todo, me sentiré
Segura.
Madrid,
5 de septiembre de 2012