Ocurrió su inicio en el pueblo de Ribadesella, cuando en
una lucida verbena se conocieron Antonio
Arbesú Avilés y Adela Artimes Busto, ambos muy jóvenes,
él del pueblo cercano de Cangas de Onis.
Ella vestida a la usanza de los primeros años del siglo XX y él muy modesto, se
atrevió a sacarla a bailar, siempre con el permiso y la mirada atenta de sus
mayores.
Bailaron toda la noche al compás de la música popular de Asturias
y se sintieron ambos muy atraídos física y espiritualmente. Ella de una familia
de buena posesión económica, él un jornalero de una de las fincas de su pueblo y de y una familia muy humilde.
¿Qué podría obstaculizar esta relación surgida tan
inesperadamente? Ella por su parte su familia pretendía casarla con uno de los
jóvenes más ricos de la zona, para poder hacer
uso de su belleza de 17 años, con una tez rosada, hermosa cabellera
castaña al igual que sus ojos. Una
esmerada educación. Él muy pobre y solo
lo acompañaba su esbelta figura, su rostro moreno y sus grandes y expresivos
ojos. ¿Qué podía ofrecerle?
Se vieron a escondidas varias veces, o por furtivas misivas,
hasta que el secreto llegó a los oídos
de la opulenta familia, que por supuesto se opuso tenazmente, ante las súplicas
y llanto incontenido de la joven, fue amenazada con internarla en un convento.
¿Qué sucedió? Antonio tenía varios parientes y amigos en la
isla de Cuba, la mayor de las Antillas y besada por el mar Caribe, con un clima
tropical, perteneciente al Continente
Americano.
En comunicación con
ellos, les solicitó ayuda. En aquellos tiempos emigraban muchos españoles y el futuro era prometedor.
Adela y Antonio debido a su incontenible amor planearon
escaparse, valiéndose de amigos se comunicaron de la única forma que nadie
pudiese impedir su encuentro y realización de sus sueños de amarse para
siempre. Él con la ayuda de los ya en
Cuba, pudo reservar pasaje en barco hacía la isla. A ella no le fue fácil la escapada y tuvo que fingir
una repentina enfermedad, Por una ventana de su habitación y previo acuerdo con
Antonio que la esperaba en un sitio cercano escapó,
llegó y rápidamente se dirigieron al puerto de Vigo, donde un barco los
llevaría por más de un mes por el océano
Atlántico a la nueva aventura.
La travesía no fue fácil, iban en 3ra. Debido a sus pocos
recursos y Adela sufrió mareos y vómitos
en todo el trayecto, pero sentía feliz junto al hombre que amaba y no sentía temor por el
futuro incierto, eran jóvenes y tenía una vida por delante.
Por su parte la familia de Adela juró desterrarla para
siempre y despojarla de su dote y tratar
de disculparse ante el despechado
pretendiente.
Llegaron a La Habana, allí lo recibieron parte de la familia
que en esos momentos radicaba en
Cárdenas, Matanzas y allí se dedicaban a las
labores de siembra y corte de caña. Viajaron en tren y allí se
establecieron.
Inútilmente trato de comunicarse con su familia,
pidiéndoles perdón y compresión, las
cartas eran devueltas.
Un tiempo después y ya con algunos ahorros tuvieron la
oportunidad de trasladarse a la
provincia de Oriente, al pueblo de Media Luna, antigua provincia de Oriente, de
unos 375.5 kilómetros con playas y montañas limítrofe con Campechuela, Niquero y Pilón en el golfo de
Guacanayabo y cercano al rio Vicana y al central azucarero, entonces Isabel , comprar un
pedazo de tierra, la que dedicaron al
cultivo de la caña de azúcar, café y frutos
menores.
Allí en la casa que fabricaron de madera de cedro y zinc,
sobre pilotes, lo que hacía de sótano,
donde se guardaban aperos de labranza y los sacos de café en grano, que
previamente habían sido secados en secaderos de cemento a un lado de la casa, cuatro corredores, cuatro habitaciones,
amplios ventanales, sala, extenso comedor con la larga mesa , alrededor de
cómodos taburetes de madera y cuero, al
fondo, la cocina de cemento y granito, con fogones de carbón, un
aljibe, con canales alrededor de
toda la vivienda, que recogía agua en tiempos de lluvia, además de un pozo artesiano a un lado, por medio de
una bomba había agua corriente en la
cocina, el baño y el servicio sanitario.
Esta se adornaba con
árboles frutales a su alrededor y un bien cultivado jardín con rosas, jazmines y crotos multicolores por las
amorosas manos de Adela. Allí en el nido
de amor que había construido la pareja le nacieron sus 5 cinco hijos, tres varones y dos hembras:
José Antonio, entonces de 27 años, Carmen de 24,
Diego de 22 y Sergio de 19, las hembras
Carmen y la menor Ana.
José Antonio tenía
una novia del vecindario, no era del agrado
de la familia por ser mestiza y pobre.
A esa edad Carmita no
había pensado en casarse, tenía varios enamorados de la zona, pero dado su
espíritu soñador, ninguno les eran de su agrado, los encontraba burdos y
vulgares. Tal vez esperaba el “ Príncipe azul” de los cuentos y novelas. Se dedicaba
principalmente a ayudar a su madre
lavando y planchando toda la ropa
familiar y otras labores como coser en la moderna máquina Singer, bordar y
tejer, además de cooperar en la cocina, “La niña” limpiaba los pulidos pisos de
la casa, frotaba los muebles y barría los alrededores de la casa con una escoba de palma. El resto del tiempo libre lo dedicaba a leer todo lo
que caía en sus manos y a hacer dibujos, al parecer tenía como vocación ser pintora.
La vida transcurría apacible y muy laboriosa, los jóvenes y
su austero padre se dedicaban a las labores del campo y recogida de cosechas, la cría de
ganado vacuno, cada uno tenía
un caballo, cerdos, chivos , conejos, gallinas y patos, a los cuales se les
había hecho un estanque para que
disfrutaran del agua a su gusto, las
mujeres a las propias de la casa, Carmita era la segunda,
le seguían dos varones y las más pequeña de 15 años de edad Anita, Una
se parecía mucho a su padre, de tez morena y cabellos negros, la pequeña a su
madre, sonrosada y con una amplia cabellera
castaña como sus ojos. Como la menor, era mimada y consentida por sus padres y hermanos. Era la alegría de la casa, sus hermanos le
decían: Cascabel, siempre sonriente y cantarina, era muy romántica debido a
todas las novelas de amor que escuchaba por la radio, ya la familia había
progresado y poseía luz eléctrica de una planta, radio y ortofónica con los discos de moda, además se recibían periódicos
y muchas revistas Bohemia, Carteles, las
de modas Vanidades, Chic y Romances, las que además de los muchos y atractivos artículos y modas, traían
novelas, casi todas de escritores españoles y de amor e intrigas pasionales.
Los hombres de la casa y algunos vecinos se entretenían por
las noches después de la cena jugando dominó y los más jóvenes a juegos de mesa, como jugar a la brisca con cartas, parchís, entre
otros. Los mayores jugaban y charlaban sobre la situación que atravesaba el
país y los malos augurios que si caía el comunismo nos desgraciábamos.
Por el batey pasaba todos los días montado en un mulo con
dos serones a ambos lados Ciro Suárez, que vendía pan y galletas a todo el vecindario. Aunque esta
familia prefería que Julito Fábregas, un joven del batey, que prácticamente vivía con ellos, era
el encargado de llevarles el desayuno al campo casi siempre compuesto de
viandas, bacalao, huevos o carne, la
cual no faltaba, con frecuencia se
mataba una res y en un barril de madera se salaba, otra era de cerdo y ésta se
freía y se guardaba en latas con abundante manteca.
Se pescaban en el rio hermosas truchas y anguilas y a veces
hasta tortugas o se compraban en
Manzanillo camarones y langostas .La
comida era muy variada, muchas
legumbres, viandas y ensaladas. No faltaba en la mesa el vino, el aceite Carbonell y las aceitunas, jamón, y chorizos, con los postres caseros de frutas en almíbar,
pudines, flanes, natillas, arroz con leche, dulce de leche y batidos de frutas.
Todo parecía ocurría
en la monotonía del campo, de belleza
y exuberancia , la cría de
animales y su cuidado y demás labores de la productiva finca, Anita
amorosamente acariciaba a pollitos y los criaba entre sus piernas, como
a pequeños chivos y cerdos, lloraba si le mataban algunos, ya tenía un agudo instinto maternal.
Un día se apareció uno que dijo ser vendedor
ambulante de telas y baratijas, que expresó llamarse Alfredo Haber, muy apuesto
y simpático, con todas las características de su origen árabe, presuntamente
libanes, pelo negro y ondulado, expresivos ojos y algo muy peculiar en él,
al hablar arqueaba la ceja del ojo
izquierdo. Ya bien aclimatado a la tierra que le dio como a otros tantos
cordial acogida. En esta casa como se acostumbraba con los forasteros se le dio
cabida, se le improviso un hospedaje en el barracón
que era de tablas, techo de zinc y piso
de cemento, con camas de cuje con colchonetas, dónde paraban los eventuales trabajadores en tiempos de zafra de la caña y el café.
Comía con ellos y departía
gustos y costumbres y no dejaba de mirar con insistencia a la joven e
inocente Anita, ella también estaba fascinada con sus charlas y anécdotas. Sin apenas darse cuenta sintió por primera vez una fuerte atracción por el sexo opuesto. Él no estaba desapercibido de lo que
ocurría y no perdía oportunidad
de hacerle saber hasta por señas lo que la joven le inspiraba.
Como todos los años, en el verano se hacían excursiones por
los vecinos a pasar el día en las
márgenes del rio Vicana, allí se ponía
un mantel en el suelo y se depositaba la
comida, dulces y frutas , que todos
compartían, entre ellos no podía faltar el congrí, carne en salsa, arroz con
pollo, chilindrón de chivo, viandas, ensaladas,
frutas de la estación, dulces en almíbar de papaya , cascos de guayaba y de
toronja y varios flanes.
Los niños y los más jóvenes se bañaban y retozaban en las
pocetas del rio.
Además en esa época
del año se realizaban las fiestas
populares del pueblo, en jeep y caballos iban todos los parroquianos a
disfrutarla, con abundante comida y
bebidas, música y bailes por improvisadas orquestas de Manzanillo y otros
pueblos.
La familia no dejaba de participar en ellas, sobre todo los
más jóvenes, con sus mejores vestimentas y prendas y con muchos deseos de
divertirse después de muchos meses de dura faena.
Para esta especial ocasión Carmita le había confeccionado un
bello vestido a su hermana, el cual resaltaba aún más su juvenil figura, de organza rosada y falda muy amplia,
ya lucía zapatos de tacones y un leve maquillaje.
Allí no podía faltar el moro Alfredo, como todos le
llamaban, el que no permitió que nadie
se disputara el deseo de bailar con la joven. Todo lo pegado que le
permitían las circunstancias, musitaba al oído ardientes palabras de amor y
deseos. Ella arrobada, le parecía flotar en el aire, solo en las novelas había
experimentado tan ardientes palabras. Él
muy astuto le propuso tener encuentros
más íntimos. ¿Cómo? _ escapándose por las noches después que su cansada hermana de
tantas labores en el día, estuviese bien dormida. ¿Cómo? Dejando la ventana de la habitación que compartían sin cerrar y encontrándose con él en el barracón, a la que la estaría esperando ansioso a la
media noche.
Sin pensarlo dos veces, la joven cayó en la bien preparada trampa, fingía que dormía
profundamente y velaba a su hermana, ponía la almohada y la tapaba como si fuera su cuerpo,
sigilosamente abría la ventana y salía. Los
perros iban a su encuentro, pero como la conocían no ladraban. Allí la
esperaba con toda la pasión contenida en que se convertiría en su amante. ¡Cuántos
besos y caricias desconocidas recorrían todo su cuerpo! En ellos le mostraba toda su virilidad y experiencias. Ella jamás ni en
las novelas y ensoñaciones podía imaginar
lo aquel hombre le prodigara con tanta
voluptuosidad y ardor. ¿Qué era aquella pasión que la envolvía con tanta goce y enajenaba sus
sentidos? Su cuerpo virginal se entregaba
a él sin reservas, como lo más
divino que le podía suceder.
Ya exhausta y adolorida
regresaba y de la misma manera que había salido entraba. Al amanecer le costaba trabajo levantarse,
apenas había dormido saboreando lo
vivido en los brazos de aquel hombre que había conquistado su alma y sus sentidos como nunca
pudo suponer.
En los encuentros en
la mesa y otros sitios, por encargo de él, se mostraban indiferentes, nadie podía sospechar que cada noche se
repetían los encuentros, cada vez
con mucha sutileza por parte del apasionado amante y nuevas
experiencias.
Este se ausentaba algunos días en busca de mercancías para su negocio, le decía que iba
a su lugar de residencia en la ciudad de Palma Soriano y ella se moría de
impaciencia esperando su regreso para disfrutar de nuevas lascivas aventuras.
Pasó poco tiempo y un día se dio cuenta que le faltaba a
regla y que experimentaba asco y náuseas con frecuencia. Su madre lo había
notado y comentado: _Si esta muchacha
tuviera novio, yo diría que estaba embarazada. Los pelos se le ponían de punta,
¿Sería posible que esto ocurriera? Lo
esperó ansiosamente de uno de sus viajes y en el primer encuentro se lo hizo
saber: _Estoy embarazada y debes casarte conmigo. ¿Cuál fue su repuesta?_ ¡Mi vida, mi cielo! No te mortifiques, yo resuelvo
esto lo antes posible, mira, soy casado y tengo un hijo, pero yo me divorcio y
vengo a casarme contigo, no puedes decir nada a tu familia, trata de ocultarlo
lo más posible, eres menor de edad y hasta me puede costar una cárcel si tu
familia me denuncia. Esa noche ni las más ardientes caricias y requiebros
pudieron despertar sus sentidos, se sentía atribulada por lo que le podía
suceder.
Lo más rápido posible se marchó, aparentemente a su ciudad.
Pasó más un mes y ni rastro del evadido. Ya los vómitos y mareos eran
evidentes, por lo que acudió a su hermana mayor en primera instancia, ya
debilitada y muy afligida le confesó lo que le sucedía. Su hermana asombrada no
sabía más que decir: - ¿Cómo ha podido ocurrir eso? ¿Si no sales sola a ninguna parte? Le dio
vergüenza confesarle cómo lo había
hecho. Esta tampoco se atrevía a decirlo a su madre. Por supuesto se iban a enterar su
severo padre y hermanos. Cada día
empeoraba su situación y comenzaba a notarse a pesar que había bajado de peso
su prominente vientre.
Ya no se podía ocultar más y la propia madre se lo hizo saber al resto de la familia.
Aquella noticia fue terrible, la reacción del padre y los hermanos fue
violenta, la emprendieron a golpes con ambas, pues decían que Carmita era su
cómplice. Al saber que había sido el moro, aumentaron los golpes y los
insultos, quisieron obtener alguna pista
de su paradero, por lo que dos de sus hermanos mayores se dieron a la tarea de
buscarlo por todo Palma Soriano, hasta fueron a la policía, ni rastro del fugitivo, nadie lo conocía, tal vez hasta
usaba un nombre falso.
Al regresar aumentaron las golpizas e insultos, como: ¡Te vamos
a sacar ese hijo a golpes, so perra, desgraciada, puta mala, haz manchado el honor de esta casa! ¡Maldita seas mil
veces!
Ambas hermanas
sufrían amargamente tanta
insidia, por lo que cada vez se les
hacía más difícil la estancia en su casa. Ya no se encendía el radio, ni nadie dejaba
de mostrar su enojo y las palizas continuaban sin piedad alguna., la madre
silenciosa lloraba sin poder intervenir.
Carmita trató de buscar una solución, debían irse lo antes
posible, antes que a las dos las mataran principalmente sus furiosos hermanos .
Tenían en la finca La Arboleda, en el lugar conocido por La
Guadalupe en el municipio de El Cobre un primo
por parte de padre, que además él y su esposa eran sus padrinos de Anita y siempre mostró gran cariño, obsequiándole los más valiosos juguetes. Que tal
vez se compadeciera de su desgracia y
les diera albergue en su casa. Allí en lo más intrincado de la Sierra Maestra
éste tenía entre montañas y caudalosos ríos una finca cafetalera y una casa en
medio sin vecinos cercanos, sería el mejor
refugio.
Con cautela prepararon lo que sería la fuga, de madrugada abandonaron el hogar familiar y después de muchas peripecias
llegaron a la casa del primo Daniel
Avilés Fresno, que vivía con su esposa Sofía Grande Valle y sus
tres hijos Danielito, Sandra y Maribel.
Al contarles la
desgracia que les acontecía al primo este, con lágrimas en los ojos las abrazó y ofreció toda su cooperación
y ayuda y lamento ver el estado de las jóvenes al mostrarles los grandes hematomas por todo el
cuerpo, incluyendo el rostro.
El lugar solitario y triste, solo se observaba el paisaje de
los grandes cafetales entre la montaña y
oscurecía muy temprano. Cuando iba
alguna ocasional visita se cuidaba que no viera a Anita.
En los meses siguientes no tuvieron comunicación alguna con
la familia, ni la buscaban por temor a
represalias. Anita cada día más desmejorada, no cesaba de llorar y
apenas comía, a pesar de los cuidados de Sofia y su sufrida hermana. En una
ocasión al ver su palidez quiso llevarla al médico, opinaba que debía tener
anemia. Esta se negó, no deseaba causarle gastos a tan generosa familia. Su
vientre crecía y un día le dijo a su
hermana: Presiento que es una
niña, si me muero, le pones Marleny, es
el nombre que me gusta. ¡Criatura, no digas ese disparate! ¿Y si es
varón, cómo le ponemos? Me gusta Marco Antonio o Julio César. ¡Muy bien,
así lo haremos!
De madrugada le comenzaron los dolores y rápidamente se buscó la Pilar Cisneros, la comadrona del barrio, que era una negra de origen africano,
analfabeta, pero con intuición natural muy
especial o un don, que había ayudado a
nacer la mayoría de los niños y niñas de
aquella agreste zona.
Anita se notaba muy
endeble, el parto fue laborioso gracias a las expertas manos de Pilar nació.
¡Es una niña! Exclamaron jubilosos los
presentes. Se extrañaba que la joven madre apenas mirara a su hija, casi
desmadejada. Pilar recomendó hacerle
una sopa de gallina, había perdido mucha
sangre y estaba muy débil. Entre Carmita
y Sofia prepararon enseguida un buen
caldo. Al llegar a la habitación Carmita
dio un grito. Su hermana estaba muerta, La volteo y pudo observar que estaba
sobre un charco de sangre.
La consternación fue indescriptible, había que avisarle a la
familia, no se podía sepultar sin que ellos a pesar de su rencor lo supieran.
Rápidamente se mandó un emisario.
Al funesto aviso todos se
presentaron en la casa del primo donde
se velaba el cadáver, destrozados y
lamentando tan triste final. Solo tenía 16 años y
principalmente los hermanos se alaban los pelos sollozando amargamente
de rodillas pidiendo perdón. ¡Perdón mi
hermanita del alma! Gemían muy compungidos.
Sus padres también parecían no tener consuelo tirados sobre el sarcófago
lamentando tan infausto final, toda la familia era un mar de lágrimas y
lamentos.
Fue sepultada en el cementerio de Dos Palmas
Después del entierro,
hubo una reunión familiar, Carmita
amorosamente acunaba entre sus brazos a la pequeña niña, que por
paradojas del destino tenía un gran parecido con su progenitor. En la reunión se plantearon varios puntos a
partir del desdichado final y lo que sería de la niña. Daniel propuso adoptarla y darle su nombre y apellidos,
Sofia asistió con la cabeza. Fue Antonio
como padre de familia que hizo otra propuesta: _ En Media Luna nadie sabe lo sucedido, hemos
dicho que compramos una casa en Santiago de Cuba, para que las muchachas
estudien y eso haremos, Carmita se irá con la niña y la criará, Adela y yo la inscribiremos como si fuera nuestra
hija menor, se irá al juzgado con testigos falsos y nadie sabrá la verdad. Pido encarecidamente que este secreto se
mantenga por siempre. Nadie se atrevió a discutir tal decisión.
En poco tiempo se hicieron todos las trámites, mientras
tanto Carmita y la niña continuaron en la casa del primo. También quisieron
bautizarla y la llevaron al Santuario
Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre, sus padrinos fueron
Daniel y Sofia. Su abuelo la inscribió en el juzgado del propio pueblo, Daniel
y Sofia fungieron como testigos.
Después que se encontró y compró una cómoda y amplia casa en
la carretera de Cuabitas, se mudó
Carmita con la recién nacida. A los pocos
vecinos que tuvo contacto se les dijo que era su hermana menor, aunque muchos murmuraban que era su hija,
producto de algún escondido desliz, ya que era visible la avanzada edad de los
que se decían ser sus padres.
Nada le faltó en sus primeros años de vida, fue al
kindergarten del barrio y después a una
escuela privada. Se le celebraban los cumpleaños, con piñatas y regalos. Sus “Padres y hermanos” la visitaban
a menudo y siempre fue rodeada de
muchas comodidades, los mejores
juguetes. Por esta razón Carmita nunca
se casó y dedico su vida al cuidado de la niña.
Se consagró por completo a la menor, la llevaba de paseo por la calle comercial de
Enramadas, al Parque Céspedes, al cine y
a los parques de diversiones a montar en los
giratorios caballitos y a los cumpleaños de sus amigas.
A todos se les decía que era su hermana y algunos
indiscretos al ver a los pretendidos padres tan mayores , se mofaban diciendo que parecían sus
abuelos. Ya estas insinuaciones molestaban a Marleny y más de una vez pensó que
realmente era hija de Carmita, por su dedicación y cuidados, a veces se hablaba de la fallecida, como que había
muerto de la fiebre tifoidea y se veneraba en un cuadro con flores frescas.
Así fue creciendo Marleny, que
cada vez se parecía más a su
verdadero padre, hasta arqueaba la ceja izquierda igual que él.
Vinieron tiempos difíciles, ocurrió al Asalto al
Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, el Asalto a las Estación de la policía y Aduana
el 30 de noviembre de1956, más tarde el
desembarco por Las Coloradas en Niquero del
Yate Granma y alzamiento de Fidel Castro formando una
guerrilla en la Sierra Maestra. Se había perdido la paz y
la estabilidad en la nación.
Muchos jóvenes de Niquero, Campechuela, Pilón y Media Luna
se incorporaron a la guerrilla, entre
ellos el mayor de la familia, José
Antonio. Se llevó la escopeta de caza de
su padre. Esto causó gran pesar en la familia y se temía que los dos menores
también se alzaran.
Culminó la sangrienta guerra un 1ro. De enero de 1959, los
alzados volvían victoriosos, José
Antonio por sus méritos y hazañas en varios combates, vino con el grado de Capitán y posteriormente fue
ubicado en la Base de San Antonio de los baños, en La
Habana, cuando tuvo las condiciones
necesarias vino a buscar y a casarse con su novia de varios años Mireya Estrada
Rodríguez, la repudiada por su color y descendencia mestiza. Ya tenía su propia vida y nadie se lo podía
impedir. En la barriada de La Lira tuvieron su
propio hogar.
Mientras… ya en los primeros tiempos se nacionalizaron todas los colegios y escuelas privadas, fue así que
Marleny tuvo a su pesar que abandonar su querida escuela María Inmaculada e
incorporase a la escuela secundaria pública.
Al cumplir los 15 años se le celebró una
fiesta con su familia, sus amigas y compañeras de escuela en el Club Turey, lució un hermoso
vestido comprado en la tienda El Encanto y se le hicieron fotos e hizo una de estudio en el entonces Estudio Sueiro. La cual se exhibía en la
sala.
Por parte del gobierno triunfante comenzaron las nacionalizaciones a gran escala, primero, los grandes latifundios, los centrales azucareros, fábricas y todo tipo de empresas como la eléctrica, la telefónica, la refinería Texaco, la Molinera Oriental., la fábrica de Cemento Titán de propiedad de la familia Babún, que eran muy emprendedores, tenían varios negocios, entre ellos un aserrío en el reparto Veguita de Galo. La madera procedía de la Sierra Maestra, por lo cual también tenían barcos, que desde Chivirico y otras zonas abastecían el aserrío.
A todo se le cambió el nombre. Se rompieron las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
En 1961 se implantó la Libreta de Racionamiento, para poder adquirir los productos alimenticios, que ya escaseaban, se vendían en las tiendas de víveres una vez al mes, en carnicerías, mercaditos para los productos agrícolas. también la Libreta para los productos industriales en las tiendas de ropa, ferreterías, quincallas y peleterías, se pusieron por letras de la A a la F y se podía comprar cada mes y medio un día de la semana para las mujeres trabajadoras, mediante un carnet que daban en los centros de trabajo ,las amas de casa otro día, que casi siempre todo estaba agotado, con esa libreta, mediante cupones que se tachaban se podía comprar un par de zapatos una vez al año, lo mismo 3 metros de tela, perfumería y ferretería. una braga o un sujetador, siempre con largas colas, lo mismo los juguetes en que la fecha de los Reyes Magos del 6 de enero se cambió para julio y para poder comprar había que marcar la cola varios meses antes, 6.00 de la tarde, 12.00 de la noche y 6.00 de la mañana y 12,00 del día, muchas veces tener que enfrentarse a “Los coleros” que pretendían romper la organizada cola y coger los primeros lugares.
Hubo un drástico cambio de dinero el 5 de agosto de 1961, que a muchos dejó en la ruina, porque solo se permitió cambiar por la nueva moneda 200.00 pesos por persona y muchos lo tenían en sus casas en cajas fuerte o enterrados y lo perdieron..
Se obligó a todo el que tenía un ama de fuego a entregarla y
además se crearon a nivel de cuadra los
Comités de Defensa de la Revolución (CDR)
con un equipo capaz de vigilar noche y día todas las actividades de los vecinos a nivel de
cuadra, La Federación de Mujeres Cubanos (FMC) que agrupaba a todos las mujeres
a partir de los 16 años y en ambas instituciones pagar un por ciento mensual
para su sostenimiento. A los nuevos incorporados trabajadores se les demandó
pertenecer al sindicato, también con
porciento a pagar de acuerdo a su salario.
Se reclutaron muchos milicianos y milicianas debidamente
uniformados.
Ya para esa
fecha comenzó una gran inmigración, lo mismo para Estados
Unidos, España, Venezuela, Costa Rica y República Dominicana y hasta Canadá. Se
les obligaba a participar en la
agricultura hasta que les llegara la salida, se incautaban todos sus bienes,
ni una prenda se podía sacar,
prácticamente se iban con la ropa puesta
y había que entregar días antes de la salida la casa íntegramente, no se podía
sacar ni un libro, en el inventario que
hacían las autoridades de Emigración y Extranjería, se contaba todo, si se rompía
un plato o un vaso, había que guardar y mostrar sus restos, mucho menos dejarla a algún familiar. Por el Puente Varadero_Miami se fueron miles de cubanos, casi todos perjudicados
por la naciente revolución, los que se les comenzó a llamar despectivamente
siquitrillados, escorias y gusanos.
Hubo un desembarco
por Playa Girón, que por el abandono por parte de Estados Unidos,
culminó en una gran derrota. Los
enjuiciados por los tribunales revolucionarios
para su escarnio y bochorno, fueron un tiempo después canjeados por
compotas.
Ya muchos opinaban que la revolución era comunista , hasta
que el propio Fidel proclama el carácter
socialista de la revolución como primer país en América.
Desaparecieron todos los periódicos y revista, solo quedó
ola revista semanal Bohemia, Ya
tergiversado su contenido, que dirigía Miguel Ángel
Quevedo, quien falseó los datos
de los fallecidos en la contienda bélica, como otros perjudicados por la naciente revolución se exilió, en Estados Unidos, donde un tiempo después se
suicidó. ¿Arrepentido? ¿Frustrado?
Se implantaron las doctrinas ateas y los religiosos de
varias denominaciones eran
perseguidos, se expulsaban de sus trabajos, de los centros de enseñanza y hasta condenados y
llevados a la cárcel. A los niños se les
obligaba a usar una pañoleta azul o roja, según la edad y a saludar la bandera
y corear consignas revolucionarios desde los primeros años de edad. En la
mayoría de las casas se retiraron imágenes y estampas de santos, por temor a futuras
represalias y prácticamente se dejó de asistirá las iglesias, no se bautizaban
ni casaban, los curas y monjas de La Caridad, que principalmente prestaban sus
servicios en instituciones religiosas, escuelas y sanatorios fueron deportados
a España en barco.
Hubo otros desembarcos y alzados en la Sierra del Escambray de antiguos integrantes del
Movimiento “13 de marzo” dirigido por José Antonio Echavarría, quién dirigió el
Asalto al Palacio Presidencial y la Emisora
radial “Radio Reloj” siendo
asesinado por la policía el 13 de marzo
de 1957.Hubo otro desembarcos en la zona
de Baracoa, dirigido por el tal Yarey,
también aniquilados.
La Revolución
marchaba imparable y en octubre de 1963 se expropian todas las fincas de más de dos caballerías. En
esa arremetida la familia le es
intervenida su finca, sus animales y
todo lo que tenían de valor, el jeep
Willis recién comprado, por estar a nombre de Antonio, incluyéndola
casa, al saber que poseían una en la ciudad, los conminan a abandonarla sin
derecho a ninguna reclamación y no
dejándolos sacar ni los fotos y cuadros
familiares, tampoco se les indemnizó un centavo.
Antonio y Adela se ven precisados a ir a vivir junto a
sus hijas. Sus dos hijos menores, uno se casa
con una joven de Campechuela Martha
Acosta Sánchez y con algunos ahorros se
compra un auto y se dedica a trabajar
como chofer de alquiler, el menor se
dirige a La Habana y se va a vivir con su hermano mayor, ya éste por sus méritos revolucionarios había
sido ascendido a coronel y trabajaba en el
Estado Mayor. Éste le gestiona un
trabajo en el Almacén Conaca a nivel
nacional y al poco tiempo se independiza y se casa con una habanera nombrada Gisela Vives Reyes , residente en La Víbora.
Carmita ha tratado de prepararse estudiando contabilidad,
mecanografía y todo lo que le pudiese garantizar un trabajo, Consigue uno como
secretaria en una de las nuevas creadas
empresas y sus padres continúan viviendo
de algunos ahorros que previsoramente habían depositado en un banco de Bayamo, ya que al intervenir la finca eran obligados a entregar
la Cuenta Corriente.
También se nacionalizan panaderías, dulcerías, galleteras,
peluquerías y pequeñas fábricas.
En los primeros días
del mes de octubre de 1963 ocurre el devastador ciclón Flora, causando grandes
daños y fallecidos principalmente en la provincia de Oriente.
Marleny continúa sus estudios y aspira a ser enfermera, que
es su vocación. Matricula en la Escuela de Enfermeras contigua al Arzobispado.
Antonio no se adaptaba a la existencia en la ciudad, se
lamentaba constantemente por todo lo ocurrido de haber perdido el sacrificio de toda una vida, la
productiva finca “Adelita” su forma de
vida. Enterarse por Julito, que los visitaba
con frecuencia, que a los pocos
días de la intervención, se llevaron todos los animales, los que no
murieron de hambre por el abandono del que debía ser el administrador de la propiedad,
la casa los depredadores se la estaban llevando tabla a tabla, zinc por zinc y
los campos eran abandonados y ya cubiertos por la maleza. Esa aseveración
llenaba de angustia al anciano, que parecía que le habían caído 20 años encima.
Adela tampoco se sentía bien, había perdido su hogar, sus comodidades y costumbres , todo era diferente. Carmita ya se
habían acostumbrado y trataban de sobre vivir de la mejor manera posible,
principalmente la jovencita que no conoció otra
vida, disfrutaba de los carnavales, fiestas, playas y cines, siempre
acompañada por sus parientas mayores, hijas de Daniel y Sofia, que
igualmente habían perdido su finca La Arboleda y como también
previsoramente habían fabricado una
hermosa residencia en el moderno reparto Ampliación de Fomento. Daniel pudo adquirir un camión de la marca Ford y se
dedicaba a trabajar por cuenta propia
abasteciendo las unidades gastronómicas, principalmente las del INIT,
(Instituto Nacional de la Industria
Turística) Los tres hijos estudiaban con el afán de superarse y poder tener
en el futuro un buen trabajo.
En una conversación con las primas, ocurre lo inesperado,
lo catastrófico en la vida de Marleny,
Ella en esta ocasión se quejaba de las burlas de muchas que se decían ser sus
amigas, referente a la diferencia de los que
apostaban a ser sus padres. Es entonces es que la indiscreta Maribel le
dice:_ ¡Tú eres boba! ¿Te sigues creyendo que Antonio y Adela son tus padres?
¿Y quiénes son entonces? ¿Nunca te lo han dicho? ¿Decirme
que? Pregunta ya llena de angustia. ¡Mira, hija, la verdad que tu madre fue Anita
y no murió de tifus como te han dicho y te han hecho creer, ella se murió
cuando tú naciste. La revelación la deja sorprendida y vuelve a preguntar. ¿Y quién fue mi padre? Esa es otra historia, tu padre que no
se sabe qué se hizo, se llama Alfredo Haber, este sedujo a tu madre y después
se ausentó y nadie a ha podido dar con su paradero. La familia puso el grito en el cielo cuando lo supieron y les daban tantos golpes a ambas hermanas, que
no les quedó más remedio que refugiarse
en mi casa, en la finca de La Guadalupe, allí tú naciste y allí murió tu
mamá ese mismo día. Entonces tu abuelo, que no quería que fueras una bastarda
te inscribió como su hija, compró esa casa y tu tía Carmita se dedicó a
criarte. Esa es la verdad.
Marleny siente un
dolor y una rabia indescriptible. ¿Cómo me han podido engañar de esa manera? ¿Por qué no me dijeron la
verdad desde el primer momento? Sin pronunciar una palabra más sale veloz de la
casa. Va casi corriendo y llorando y empuja la puerta semi cerrada, sus supuestos padres y hermana se
encuentran en la saleta mirando la televisión.
Los increpa lo más duramente posible. ¡Canallas! ¡Mentirosos!
¡Hipócritas! La madre asombrada exclama:
_¡Hija! ¿Qué te pasa? ¿Te has vuelto loca? ¿Qué es eso? ¿Qué es eso? ¡Qué lo sé todo! ¡Ustedes no son mis padres, ni tu mi hermana!
Dirigiendo a la asombrada Carmita que no
sabe que decir. ¡Los odio! ¡Nunca se los voy a perdonar! ¡Desde este mismo momento les voy a hacer la vida imposible! Se tira de rodillas y
hace la señal de la cruz ¡Lo juro!
Carmita y Adela se echan a llorar
Antonio no articula palabra, impávido ante tal manifestación. .Marleny llora desconsoladamente. ¡Todos se han burlado de mí
todos estos años! Antonio balbucea unas palabras: _Lo hicimos por tu bien, no
nos culpes ¿Te ha faltado algo? ¿No te lo hemos dado todo? ¡No quiero nada, lo
único que deseo es no verlos más nunca! Corre y se encierra en su habitación a
Antonio le sube la tensión y se queja de taquicardia, Adela tampoco se siente
bien y Carmita asustada sale a buscar al
Dr. Araujo, que vive en la cuadra .Ambos tienen la
tensión muy alta y se recomienda llevarlos al hospital. Carmita inútilmente
trata de penetrar en la habitación y hacerle saber a Marleny lo que ocurre,
se lo grita a través de la puerta, Esta
a su vez le espeta: ¡No me importa! ¡Qué se mueran!
Ambos son trasladados al hospital, en la que son atendidos
en urgencia y aplicado tratamiento.
Pasada la media noche regresan, la joven continúa encerrada en la habitación.
Al día siguiente se levanta temprano, coge sus libros y se
va sin desayunar, ni dirigirle la palabra a nadie. Esa tarde no regresa y nadie
sabe dónde está. No aparece ni en la casa de
sus amigas más cercanas, ni en la de los parientes. Ha desaparecido y
Daniel y familia al enterarse reprenden duramente a Maribel por haber develado un
secreto también guardado. Nadie se
atreve a denunciar la desaparición a la
policía, sería un gran escándalo. Una de las primas da una pista._
Mira, ella va mucho a la casa de unos
mulatos que viven en el reparto
Sorribes, creo que por calle 2, no sé bien , si, a uno que le dicen Titi es su
enamorado o su novio, ella lo menciona mucho. ¡Allá voy! Profiere Daniel. Toma
su carro y baja despacio por toda calle 2 del referido reparto preguntando si alguien
conoce a un tal Titi, antes de llegar a
Carretera de Cuabitas alguien le señala la dirección exacta. Al llegar y tocar
en la puerta, para su sorpresa la que abre es
la propia Marleny, que sorprendida le reprende: _¿ Y tú, qué haces aquí?
Vine a buscarte, tu familia está
angustiada por tu ausencia hace 3 días.
¿Y a ellos que les importa mi vida? ¿Cómo te expresas así? ¿Ellos te lo han
dado todo. ¡Pero me han mantenido engañada y eso no se los perdono! No había
otra solución, yo también quise adoptarte, pero Antonio no permitió, decía que era lo único que le quedaba de su hija y por eso
hizo lo mejor que pudo y te ha dado
mucho amor y los mejores cuidados, tu hermana, digo tu tía ha sacrificado su vida para cuidarte
¿Cierto? Ella baja la cabeza. ¡Vamos que
te están esperando! En eso sale del fondo de la casa un joven en short y sin
camisa, se nota de modales vulgares
cuando sin saludarlo le dice que ella se puede quedar en su casa todo el tiempo
que desee. Daniel imperativo le
responde: _ ¡No, ella se va para su
casa! Recoge tus cosas, la toma por un brazo. No le queda más remedio que obedecerle,
Al llegar a la casa una familia
llorosa la recibe, ella ni los mira,
Carmita la increpa ¿Por qué, nos has hecho esto? ¡Porque me da la gana! se vuelve a encerrar en su habitación. Pasan
los días y apenas les habla y cuando lo hace los denomina por sus nombres:
Compañero Antonio, compañera Adela y compañera Carmen. Principalmente a Antonio es a quien más le molesta todo lo que
huela a comunismo.
Pasan los días y la misma
hostilidad por parte de Marleny, al llegar el día de Noche Buena, ella cantaba: “Esta noche es Noche Buena y mañana es navidad, esta no es
Noche buena y mañana es Navidad, en el cielo hay una estrella que
brillando siempre está, que Dios quiera
que esa estrella nunca deje de brillar” Ahora la sustituía bailando con
una escoba frente a su abuelo: “A ver compañeritos, a ver haber, haber, haber el desgraciado que se queda con él”
Antonio se daba cuenta de la indirecta y
de mal humos rechinaba los dientes y se iba al final de la casa. Ella se reía
estrepitosamente y trataba por todos los
medios como les había jurado de hacerles
la vida imposible, se reunía con la peor calaña del barrio.
A pesar de la oposición de la familia se comprometió
a irse movilizada para la agricultura al Campamento Los Bungos de
Contramaestre. A los pocos días fue
devuelta por dar un escándalo metida en el albergue de los hombres. Se agregaba
un nuevo disgusto a la familia.
Antonio se puso muy mal y hubo
que ingresarlo en el Hospital Saturnino Lora con un derrame cerebral. Tres
días después fallecía, para más escarnio
Marleny se apareció en la Funeraria Bartolomé vestida de rojo y
estrafalariamente maquillada y en vez de
llorar se reía entre los dolientes.
La situación en la casa no mejoró
en nada, Marleny continuaba poniendo la
radio con estridente música, mientras
cantaba a más no poder. Asistía a cuanta
fiesta era invitada y hasta
frecuentaba los clubes nocturnos. En ese tiempo todavía los familiares más allegados, vestían de
luto, Marleny nunca respetó esa
tradición, ni participó en los 9 rezos como era costumbre, ni a las misas que
se les celebraban en la Iglesia de la
Trinidad.
A
los 3 meses después Adela también espiraba de un infarto. Los últimos meses habían sido
de muchos sufrimientos y su corazón no
lo resistió.
Se quedaba sola con Carmita, de
nada valían los consejos, Marleny como
se lo había propuesto, no transigía en mortificarla en todo. Le gritaba:¡Pa
tía, te quedaste pa tía! ¡No sabes lo que es bueno! ¡Tú te lo pierdes! Carmita lloraba impotente sin ningún consuelo.
Otro escándalo se le dio una noche en Rancho Club d Altos de
Quintero, al encontrarse dos de sus amantes y formarse una acalorada discusión, que culminó en riña,
con la participación de la policía, que detuvo a todos y los remitió a la 1ra. Estación. Multados, quedaron en
libertad, incluyendo a Marleny, que tuvo
que acudir a su familia para pagar dicha
sanción.
Una mañana visitó a Carmita, Velozo , un vecino cercano, para advertirle
de los malos pasos que había observado en Marleny, cuando él siendo camarero del club
Kon Tiki la había visto participar con varios marineros griegos, supuestamente
de un barco de esa nación que estaba
atracado en el puerto. Carmita
abochornada solo supo decirle: Gracias por tu consejo, pero yo no puedo con
ella, es muy rebelde y no escucha
exhortaciones ¿Qué puedo hacer?
El mayor escándalo se dio en su
desenfrenadas actividades con cualquier
hombre, del color que fuera, lo de ella era hacer el mayor daño posible a la reputación que hasta entonces
tenía la familia. Se fue con uno de
sus amantes, Jorge Ayala Matos, había
sido un próspero comerciante del Paseo
de Martí y a pesar de haber sido como tantos otros intervenidos, todavía poseía
un lujoso coche de la marca Studebeker color marrón claro y
algún dinero para darse ciertos lujos. Había conocido a Marleny en una fiesta y
solícito la llevó a la media noche a su casa, la invitó a salir y al darse
cuenta de sus pocos escrúpulos, se fueron una noche a la posada conocida por “La casa Chapela” del kilómetro 6 de la
carretera central. Para su desgracia y la fogosidad de la joven, sufrió un infarto y falleció al
instante. Ella al percatarse que estaba muerto, quiso huir lo más rápido
posible. Prudencito el custodio al ver que el que le había alquilado la habitación no salía,
fue a verificar, le tocó en la puerta, al no responderle entró y se encontró el cadáver. De inmediato avisó a la policía que le tomo en
primera instancia declaración, éste les
comunicó con quién había entrado, ya la conocía de otras veces haber asistido
con otros hombres, dio sus señas y por
dónde vivía. Allí se apareció un carro
de patrulla y fue detenida y conducida a una Estación de la policía conocida
por Patrulla, de Aguilera y calle 6 del Reparto Santa Bárbara y encerrada en un
calabozo. Carmita se quiso morir del bochorno y de ver a los curiosos vecinos cómo se llevaban a Marleny.
La familia de Ayala mostró
gran irritación y no querían ni participar en el sepelio, principalmente su traicionada esposa. No fue antes de
practicarle la autopsia y comprobar que
su fallecimiento se debió a un infarto del miocardio, sin huellas de
ninguna otra agresión física, que se liberó a Marleny, quien fue recibida por
su tía con convulsos sollozos y ella con
gran desparpajo, como si nada le importara, pero en los días siguientes
vio el notable desprecio de los vecinos y algunos
amigos y hasta en la escuela, que tomó una decisión: Se iría
para La Habana, allí nadie la conocía y podía continuar su vida como le pareciera. Le
escribió a una amiga, que hacía un tiempo se había ido con su marido a residir
en la gran urbe, solicitando un cambio
de ambiente, pero sin contarle el verdadero motivo. Le respondió y pidió la
baja en el Registro de Direcciones y con
su libreta se fue, sin despedirse de
nadie, ni su atribulada tía saberlo, que
al notar su ausencia lo supo por una que decía ser su mejor amiga y compañera
de estudios. ¿Qué nueva locura la
impulsaba?
Llegó a La Habana, su amiga la alojó en su habitación de
la ciudadela o casa multifamiliar del
barrio de Pogolotti, armando un catre en la cocina, ya que solo contaba
con la habitación, una cocina y un baño.
Le hizo gestiones y le consiguió un trabajo, como camarera en el Hospital Nacional.
Por lo que debía trasladarse en ómnibus de la ruta 100 todos los días. En la
parada de 100 y 51 conoció a Francisco Salas Robert, mestizo de los que en Cuba
le nombrar Jabao, con sus ensortijado
cabellos y ojos de un indefinido color amarillo verdoso, de más de 50 años, de edad,
estatura mediana y cuerpo corpulento, de una sonrisa franca y noble rostro, más
conocido por Pancho, por ser el panadero de
la panadería de la esquina y darle
conversación, por también ser oriundo de la zona oriental y mostrarse afectivo y solidario con la joven.
Más o menos trataba de adaptarse a la nueva vida, pero las cosas se
complicaron dada las insinuaciones de Mario Benitez, el marido de la amiga,
hasta que una noche y aprovechando que
su amiga estaba de guardia en el comité de la cuadra, entró en la cocina y en forma lasciva se le abalanzó
encima. A pesar de su poco recato, sentía respeto por su amiga
de haberle dado cabida en su casa y toda la ayuda posible, Lo rechazó
enérgicamente.
Pensó: De esta casa me tengo que ir lo más rápido
posible, pero…¿Para dónde? No obstante a
la mañana siguiente le hizo saber a Raquel
Núñez lo sucedido, esperando
su aprobación, fue todo lo contrario, ésta
airada le respondió con insultos:¡ Ya me lo figuraba yo!¡Meter en mi propia
casa a una arpía como tú! ¡Recoge tus cosas y lárgate antes que te caiga a
golpes! ¡Bandolera! ¡Mira que decir eso de mi marido, seguro que lo provocaste
y él es ante todo un hombre! ¿Sabes? Yo sé toda tu historia, ya me lo contaron por carta desde Santiago.
En la misma ruta 100 y con
un maletín en la mano con sus pertenencias se dirigieron a lo que sería
su próximo hogar, Tomaron por la estrecha calle que terminaba en un callejón a
un costado del cine Principal de
Marianao. Allí una fila de pequeñas casas de un solo lado. Él le explicaba que esas
5 casas iguales habían pertenecido a un señor de apellido Martínez, que
cuando se nacionalizaron por la Reforma Urbana las perdió y que él , había estado
alzado cuando la guerra de Fidel Castro
con Fulgencio Batista y Zaldívar, después del triunfo de la Revolución trasladado a La Habana, pero como no le
gustaba el ejército, se licenció y volvió a su oficio de panadero, como había
sido en su pueblo natal de Contramaestre,
que alquiló la pequeña casa, se
casó con una compañera del entonces ejército nombrada Dulce María Fernández
Pino, que estuvieron casados 8 años, no habían podido concebir hijos, ella
se lo achacaba a él . Comenzaron las
disputas y finalmente se divorciaron. Se pudo comprobar que la esterilidad era
por parte de ella, en su siguiente relación tampoco procreó hijos.
Tuvo a bien, después de fallecer su padre y ser hijo único, traer a vivir
con él a su madre Encarnación
Robert Meriño.
Llegaron a la casa
por una larga acera, que comunicaba con la demás casas. Le presentó a Marleny a
su madre y brevemente le contó lo
sucedido y la situación que atravesaba la joven. La anciana la recibió con una sonrisa cautelosa.
Se instaló en la única habitación que
disponía la casa, con la condición de dormir en una de las dos camas. Pancho
dormiría en la sala en un canapé. La casa solo disponía de esa habitación, sala, pequeño baño y cocina
y el agua se recogía en una pila, que se encontraba debajo de la acera y
depositada en un barril. No había las comodidades de su casa en Santiago, pero … debía adaptarse. ¡Qué remedio le quedaba!
El lugar era insalubre, había muchos mosquitos.
Continúo en su trabajo en el hospital, con ello ayudaba a
sufragar los gastos de la vivienda. Hizo
amistades en ambos lugares y preferentemente entre los vecinos de
la acera. A la que se mostró ser su
amiga Esperancita Roque y una señora mayor
nombrada Isabel Michelena, muy
atenta y servicial, le daba buenos consejos, como si fuera su madre, le contaba lo mal que se sentía, se
había dado cuenta que Pancho no a miraba como un amiga, eso se notaba
claramente.
Su madre se lo había
advertido: Es muy joven y bonita, parece una mora. ¡Ten cuidado, no te enamores
de ella!
Pasó en tiempo y Encarnita, como le nombraban cada día
empeoraban sus padecimientos de artritis generalizada. Pancho se desvivía en
atenciones a Marleny, le hacía todos los días un pan especial.
Pasando los meses Encarnita ya no podía caminar, por lo que
se encontraba prácticamente postrada.
Entre Marleny y Pancho la atendían, ya la joven
había aprendido a cocinar, cosa que nunca su tía le dejó hacer, ahora ya hacía todas las labores de la casa con
desenvoltura.
Un tiempo después Encarnita se sintió muy mal, por lo que la
trasladaron al Hospital Militar Carlos J, Finlay de Marianao, los médicos que
la asistieron diagnosticaron una
neumonía bacteriana y a los pocos días fallecía.
Se quedaban solos Pancho y Marleny. Este tomó la
determinación de cambiar el mobiliario
de la habitación y compró un juego de cuarto, eliminó una de las camas y la otra la puso en la sala, pinto toda la casa y la vida continuó más o
menos.
Llegó el fin de año, se
hizo una agradable cena. Esa
noche ambos bebieron más de la cuenta y Marleny sin apenas darse cuenta cayó en
sus brazos. Desde ese momento compartieron la habitación.
¿Qué pasaba por la
mente de la joven? Al pasarlos días se daba cuenta de su grave error, Pancho no
era el hombre que aspiraba y para tener
relaciones íntimas, siempre acudía a la botella de bebidas alcohólicas y
se embriagaba, también había adquirido el vicio de fumar.
Su vida se encontraba en un viacrucis, no podía abandonarlo ¿A dónde ir? Su tía y benefactora había muerto, lo supo por Irene Reyes, que había sido su amiga y compañera de estudios y
vecina cercana y que le escribía y daba
detalles de la enfermedad de Carmita, al presentársele un dolor abdominal y
hacerse un chequeo, se había descubierto
cáncer en el duodeno. Irene prácticamente se mudó con ella y
la atendió hasta el fin. Al no
haber nadie en la Libreta de Abastecimientos y Registro de Direcciones,
Ofelia, la Presidenta del C.D.R se encargó de expulsarla de la casa y
entregar las llaves a la Reforma Urbana, solamente pudo sacar las fotos
familiares, que posteriormente le envió a Marleny.
Esta noticia no le
causó ni penas ni gloria, lo único que
lamentaba haber perdido la casa.
En sus viajes a su
centro de trabajo en la ruta 100, un día se percató de la presencia del atractivo chofer, un hombre joven rubio y de
hermosos y expresivos ojos azules. Ya no
buscaba asiento lejos del
personaje, ahora o se sentaba detrás o hacía el trayecto de pie frente a
él. Así
comenzó una agradable relación,
ella procuraba siempre tomar el ómnibus
donde iba y si nó lo dejaba pasar, hasta encontrarse con Rubén
Martínez Arce, como dijo llamarse. Su vida dio un vuelco súbito, se
llenaba de nuevas ilusiones, sin querer
pensar en las consecuencias, seguía al lado
de Pancho y evadía las relaciones íntimas cada vez que podía, manifestando
dolor de cabeza, cansancio… Él muy
comprensivo se conformaba con lo que
ella voluntariamente le ofrecía de vez en cuando.
Mientras… la relación con Rubén se hacía cada vez más estrecha y confidencial, al punto que
él un día la invitó a compartir en un
lugar más apropiado. _¿Qué le digo a mi marido? No, sé, busca un pretexto, por
ejemplo que tienes guardia o una actividad en tu trabajo…¡Bueno! A él no le va a extrañar, en el hospital hay
muchas actividades!
D e ese modo se pusieron de acuerdo, se vieron a la salida
de su trabajo, en primera instancia la llevó a un club nocturno La Red de La
Rampa habanera. Allí en la complicidad del semi oscuro recinto,
ambos dieron rienda suelta a sus reprimidos deseos. ¡Cuánto tiempo sin
disfrutar de las delicias del amor! De allí salió la idea de verse en otros
lugares más discretos, ya su pasión no tenía límites.
Ella en la casa se mostraba alegre y risueña, lo cual hacía
feliz a Pancho, sin sospechar a qué se debía la repentina euforia. Fueron
meses que se sintió realizada como
mujer y amante, en cada encuentro en distintas posadas y hoteles. Unas veces se
cuidaba y otras nó, convencida que si en otras ocasiones nunca había tenido
problemas de embarazos no deseados, tampoco lo iba a ser ahora, que se sentía
muy feliz. Pero… ocurrió lo inesperado, un día se dio cuenta que en efecto estaba embarazada, en el
mismo hospital le hicieron el
examen que dio positivo. Apelo a la misericordia de todos los santos, ¡No podía
ser! ¿De quién era el ser que se gestaba en su vientre? En realidad continuaba de vez en cuando las relaciones con su marido, pero… ¡De cuál de los dos era la criatura?
Esta incertidumbre la atormentaba y se
lo confesó a su amiga Esperancita, esta con mucha experiencia en casos
parecidos la aconsejó la interrupción del
embarazo, tal vez en el mismo
hospital algún médico amigo se prestara a ayudarla. ¿Cómo? Sabes que para eso hay que tener la
autorización del padre y donar una transfusión de sangre, ¿A cuál de los dos se
lo planteo? Sé que a Pancho, ni soñarlo, se opondría rotundamente y el otro…
En el primer
encuentro entre los amantes, ella
le hizo saber lo que le sucedía y qué determinación tomaba, ya que estaba segura que la criatura por nacer era
de él y debía de abandonar a Pancho antes que se diera cuenta. Éste entre
evasivas le hizo saber su actual
situación, era casado, con dos hijos y vivía según le dijo en Lawton en la casa
de sus suegros, él procedía de Santa Clara y no tenía más familia en la capital. De pronto se rompían todas sus ilusiones y
expectativas. Él falsamente le prometió ayudarla en los que creía más conveniente: El aborto.
Llegó a la casa desalentada y frustrada. También sucedió
que jamás volvió a ver a Rubén, éste al parecer cambio de ruta. Nunca supo su
dirección exacta. La historia se
repetía, le ocurría lo mismo que a su desdichada madre, pero peor ¿Cómo
enfrentarse a Pancho sin saber a ciencia cierta quién de los dos era el padre?
Tan atribulada se
encontraba que también acudió a Isabel, esta se mostró comprensiva y hasta se
las daba de leer las cartas y predecir el futuro, así lo hizo y según las
cartas, la futura criatura era de Pancho.
Trataba de tranquilizarla y darle ánimo aunque fuera mentira. Ella de todos
modos trataría de evitar que naciera,
tomó cuanto menjunje sabía, te de
cascara de cebolla roja, purgantes de Sal de Epson y hasta se tiraba de nalgas
por la pequeña cuesta alrededor de la casa, cargaba bultos pesados, de nada le serbia, no salía.
Cada día más desesperada y angustiada. De nuevo pedía consejos a Isabel
principalmente, esta le propuso que se lo dijera a Pancho, que se iba a poner
muy contento y volvía a asegurarle que
el embarazo era de él.
Así lo hizo con una mezcla de temor y ansiedad. La reacción
de Pancho fue abrazarla y besarla lleno
de alegría. Al momento se propuso hacer planes
para la llegada de su futuro hijo. Aumentaron sus atenciones y mimos.
Ella lo esquivaba manifestando que todo le daba asco y náuseas y él la comprendía, era su estado y los
cambios hormonales. Ella no dejaba de pensar en su futuro y lo que podía
suceder al nacer la criatura. Lo imaginaba varón, rubio y de ojos azules. ¿Cómo
enfrentar esa realidad a Pancho?
Fueron los meses más largos de su vida, sin ningún entusiasmo
se decidía a preparar la canastilla y
una y otra vez se decía: Este no puede nacer, será mi desgracia, mejor
me muriera como mi madre antes de tener que plantearle esto a Pancho. Éste le
gestionó la libreta que daba la Oficoda a las embarazadas para adquirir la canastilla y por cualquier parte conseguía
las mejores cosas, compró la cuna. Le
acariciaba el ya abultado vientre con
las mejores frases dedicadas a su futuro
hijo a la mujer que lo hacía tan dichoso. Al escucharlo, ella no podía reprimir su desasosiego y las lágrimas corrían por su
rostro. Ël no sabía cómo halagarla y ella interiormente se decía: Cómo pude
ser tan loca y llegar a este extremo?
Una mañana sintió los dolores y las contracciones previas al
parto, se lo hizo saber a Pancho y llamó a Isabel para que los acompañara, se
sentiría más segura ante el desenlace que se avecinaba. Se
buscó un auto de alquiler, que
rápidamente los condujo al Hospital de Maternidad Obrera de Marianao. Ya ingresada en la sala de
partos, persistía en su idea que aquella criatura no podía nacer viva antes que Pancho se diera cuenta de su desliz,
hasta que obstaculizaba la labor de
parto y los médicos se dieron cuenta y la reprendieron:¿Qué te pasa muchacha
que no cooperas? ¿Acaso no quieres que nazca tu hijo? No le quedó más remedio
que obedecer las indicaciones y muy a su pesar vio salir de su vientre aquello
que tantos sufrimientos le causaba. Sintió que después de cogerla por los pies
y darle una nalgada echó su primer grito. Uno de los presentes señaló: Es una
hembra. Ella no se atrevía a mirarla, allí estaba el fruto de su pecado, volteó el rostro, una
enfermera la limpió y vistió y la colocó
a su lado, fue entonces que Pancho que
había permanecido dando paseos nerviosos por el pasillo y ya en la habitación penetró
y pudo ver a su hija. Se abalanzó sobre Marleny dando gritos de alegría, abrazaba y besaba al mismo tiempo a las dos. Fue entonces que
Marleny se volteo y vio por primera vez a su hija. No cabían dudas, era hija de
Pancho, tenía sus mismas facciones, los labios gordezuelos y la nariz medio achatada y los cabellos
amarillos y muy rizados. Le volvió el alma al cuerpo, tenía razón Isabel.
Profundamente conmovida daba gracias al cielo y también abrazaba y besaba
el pequeño cuerpecito llena de una dulce ternura.
Isabel también se hizo eco de tanta felicidad. Días después estaban en la casa,
la cuna pintada de rosado con su
mosquitero de tul. Muchos vecinos iban a felicitarlos y desearles los mejores
augurios con presentes y regalos.
Marleny se recuperó rápidamente por los grandes cuidados de Pancho e interiormente se
juró que si de esa aventura había salido bien, nunca más traicionaría a su marido y padre de su
hija, se dedicaría a los dos por siempre. Pasados algunos días
también pudo comprobar el color de sus ojos, idénticos a la de su padre.
En los primeros días Isabel quiso saber qué nombre tendría,
Marleny le manifestó que no se había
ocupado de eso, ya que no sabía qué sexo tendría, pero que le gustaba ponerle
Anna como su madre y Zuchelly, un nombre
inventado por ella y muy original .Todos
estuvieron de acuerdo, aunque desde el primer momento todos les decían Zully.
Isabel se brindó para ser su madrina y a los dos meses se dirigieron a la Iglesia de
Santa Bárbara por Arroyo Naranjo con un improvisado padrino y bautizaron a Anna
Zuchelly.
La vida de la pareja transcurría aparentemente feliz, cada vez que Marleny se acordaba de Rubén, le
daba una ira tremenda e interiormente lamentaba haberlo conocido. ¡Ojala que nunca más lo vea!
Pancho le planteó a Marleny la necesidad de casarse y
legalizar su unión, ella le decía que no
había necesidad, pero él insistía, lo
hago por la niña, no debe crecer sin que sus padres estén debidamente casados. Un día se apareció
con la reserva en un bufete cercano. Por
supuesto, Isabel y Esperancita fueron los testigos. Se celebró la unión con una
comida en restaurant “El Cochinito” de El Vedado.
Los primeros meses de vida de Zuchelly trascurrían sin
novedad alguna, hermosa y saludable, ya se vencía la Licencia de Maternidad y
Marleny deseaba incorporarse al trabajo,
por lo que pensó hacer la gestión de
conseguir un círculo infantil, Isabel
le propuso, que como vivía sola,
sus dos hijos hacía varios años que se habían
ido del país para Estados Unidos en una lancha y que milagrosamente
habían tocado los cayos de La Florida y alcanzado refugio político, ahora vivían
en Pensilvania y contaban que estaban muy bien, con buenos trabajos, ayudaban a
su madre con remesas y ella no tenía inconveniente en cuidar de la niña en su
casa, además que era su ahijada. Allí estuvo
al cuidado y dedicación de su madrina, hasta llegarle la edad escolar, donde
fue matriculada en Ciudad Libertad, antes Campamento de Columbia, convertido en
escuela.
Un tiempo después la iniciaban en una ceremonia como
Pionera, a pesar de su corta edad, ya se adoctrinaba con consignas como:
“Pioneros por el comunismo, seremos como el Ché”
De vez en cuando sus padres la llevaban a la heladería Coppelia de 23 y L en El
Vedado, o a los parques de los bajos del rio Almendares, al Parque Lenin y
al Cony
Island, cine a ver películas infantiles.
Así
transcurriría parte de su niñez y
adolescencia. Marleny ya no era la de
antes, presumida y bien arreglada, su vida era tan monótona, que nada le
llamaba la atención. Había aumentado de peso, ya se le veían las canas y no se
preocupaba por teñirse el pelo, su mayor esmero radicaba en su hija. Pancho,
ya bastante mayor, había heredado los
padecimientos de su madre: Artritis reumatoide y debido ello, caminaba con dificultad,
se acogió a la jubilación.
Ya Zully había culminado sus estudios de Secundaria Básica y
matriculado en el Pre_Universitario, aunque como era muy alegre, le gustaba el
baile, se presentó en un Concurso de Baile
en la televisión y quedó como finalista
haciendo pareja con el joven Junior. Ya estaba
inmersa en la farándula y hecho nuevas amistades, su pequeña casa le era
molesta, a lo también se quejaba Marleny: Nunca hemos podido salir de este
tugurio, con la Ley de Reforma Urbana, ni se puede alquilar, ni vender, solo
permutas y en condiciones iguales.
¿Quién se va a meter aquí? A lo que Zully argumentaba: ¡De esta mierda salgo yo
cualquier día! Su padre escucharla la reprendía: Es lo que tenemos y gracias…
hay otros que están peores. ¡Está bien, papy, pero yo un día te voy a hacer un cuento!
Con la nueva vida que
se daba, aumentaban sus relaciones, iba a muchas fiestas, playas y salidas a
otros pueblos, siempre bailando. Ahora lucia su cabello desrizado y una amplia melena
rubia . Se ausentaba del hogar varios días o llegaba muy de madrugada. Su padre
no lo consentía y se quejaba del mal camino que se notaba que estaba transitando, su madre la apoyaba en todo y le
peleaba a Pancho: ¿Qué quieres? ¿Qué sea
como nosotros que no salimos de la misma miseria y necesidad? ¡Déjala que se desarrolle y busque un futuro mejor chico!
Las discusiones se sucedían a diario, mucho peor cuando comenzó a tener
relaciones con extranjeros y se aparecía con
dólares y regalos. El padre
indignado la amonestaba: ¿No me digas que también te vas a meter a
“Jinetera”? saltaba la madre:
¿Dime? ¿Le puedes tú dar esas
cosas que ella consigue?_ ¡No podré,
pero le he ensañado honradez, soy pobre, pero con mucha vergüenza! ¡Bah, no sé
de qué te vale! Pancho replicaba: ¡Si tu madrina se entera! Esta había ido de
visita a Estados Unidos a ver a sus
hijos y se había quedado. Decía Marleny:
A ella también le gusta lo bueno y no fue tonta de volver a este barrio
ahora con este mal llamado Periodo
Especial ¿Especial de qué? ¡Será de más
miseria. ¡Mira cómo están los precios y la escases ! Ya un dólar
se vende por 150.00 pesos cubanos. ¡Lo
nunca visto! Se me están rompiendo las sábanas y las toallas y no hay
cómo reponerlas, una sábana cuesta hasta 150.00 peso, la comida por la libreta
cada día menos y más cara en la Bolsa Negra ¿A dónde vamos a parar? ¡Allá los ñángaras que todo lo ven color de
rosa! ¡Mira para el estante! Conminaba a
Pancho.¡ 4 Botellas de aceite y en la bodega
hace tres meses que no llega ni una onza ¡Mira la lata del arroz ,el
pollo en el refrigerador, él queso y
la mantequilla!¿De dónde lo íbamos a tener si no fuera por nuestra
hija? ¡Mira a Mirtha la del fondo, me
ruega que le dé los pellejos de pollo para hacer grasa, para poder cocinar!
Pancho volvía a suspirar entristecido.
Un día Zully se
apareció en un taxi con un extranjero, que dijo llamarse Giodano Brunni,
que dijo ser de la ciudad de Ravena,
en Italia, era bastante mayor. La había invitado al Cabaret Tropicana y venía a
cambiarse de ropa. Por supuesto, esa noche no regresó a la casa. Pancho sentado
en un balance la espero en vigilia. Inútil era que Marleny tratara de tranquilizarlo y que se acostara
en su cama.
Ya por la tarde del día siguiente, se apareció cargada de regalos. Su padre no pudo contener
las lágrimas y suspiraba: ¡Hija, vas acabar conmigo! Mientras su madre
alborozada la ayudaba a sacarlos de las
bolsa provenientes de una bien surtida Shopping. ¡Ay Pancho! ¿De qué te valen tantos escrúpulos?
Esas discusiones eran lo cotidiano hasta entonces
apacible hogar.
Aquella algarabía duró unos días, en que Zully no comía en su casa, sino en los hoteles y
restaurantes, Giordano se marchó con la promesa de volver.
Ella no perdía
tiempo, había conocido a un español de
Cataluña llamado Jordi Prats Nadal de buena figura y unos 30 años, vivía
en Barcelona, era aficionado a la fotografía, por lo que en sus salidas y paseos le tomaba
muchas fotos en todas las poses, Ella se sentía muy halagada. Hasta un día que
al parecer estaba drogado y la emprendió a golpes con la joven, insultándola
con las peores frases. Zully le habían sacado cuando dinero
podía, siempre antojada de las cosas más caras en tiendas y shopping. Ahora regresaba
a su casa con el labio partido y numerosos hematomas por todo el cuerpo. Su
padre muy alarmado y su madre tratando
de aliviar sus dolores y hematomas. Su
madre gritaba: ¡Mi
hija, apártate de ese hombre! ¡No lo vuelvas a ver o yo no sé qué va a pasar!
¡Si lo cojo dándote golpes, le caigo a zapatazos! ¡Menos mal que no sabe dónde
vives y no podrá aparecerse por aquí!
A los pocos días, ya restablecida volvió a su habitual vida de juergas y viajes, con su inseparable pareja
de baile Junior, Ahora se hacían llamar Anna y Junior que era un reconocido
homosexual, a lo que a ella no le importaba, más bien, la cuidaba y no
molestaban otros impertinentes. Este le
presentó al que dijo ser su amigo Geovannis Quesada, oriundo de Santo Domingo, República dominicana, de unos
40 años, de piel morena y cabellos muy rizados, pero con un rostro agradable y no mal parecido. Al
parecer quedó prendado de la belleza de
la joven, su simpatía y desenvoltura. Como a otros, ella procuraba asistir a los
mejores hoteles, clubs y restaurantes y
sacarle el máximo en cada salida. En la estancia en el país, prometió volver y
traerle lo que ella quisiera de su país,
pero con la condición que lo esperara
sin que èl supiera que andaba con
otros hombres. Se mostraba celoso y no
le agradaba que otros la miraran o
ella a
ellos.
Se despidieron en el
aeropuerto José Marti, siempre que le prometiera no olvidarlo. Ella zalamera asistía sonriente con la cabeza.
Como era reiterado en
ella, no hizo caso de sus recomendaciones y salía como siempre con el mejor
postor. ¿Qué pasó? Pues Geovanni
convenientemente había dejado a un amigo, que vigilara sus pasos. Por
llamadas telefónicas lo mantenía al tanto de todas sus lances y en la primera
llamada telefónica, muy indignado dio por terminada la fugaz relación, no sin
antes manifestarle las buenas intenciones que tenía, hasta de casarse y llevarla a vivir a su país, pero que ya no era confiable. Su repuesta fue una sonora carcajada.
¡Qué le importaba un desliz más! Era joven y no le faltarían
otras oportunidades. Ahora salía con un colombiano llamado Elkin, este no tan espléndido como otros, decía
desear acogerse al asilo político, por
ser perseguido por las guerrillas de la FAR y solo hablaba de conflictos,
persecución y guerra, que había sido prisionero en la selva y que se había
escapado. Zully se decía interiormente:
Este tipo no me conviene, hasta me puede buscar problemas, lo consultó con su
compañero y amigo íntimo Junior y este
le aconsejó alejarse lo más pronto posible del sujeto y así lo hizo, por
un tiempo se retiró de los
lugares habituales. Permanecía en su casa
y su padre satisfecho, pensando que dejaba
atrás la mala vida.
Eso fue un
transitorio, extrañaba su vida de
fiestas, comidas y paseos a los mejores lugares
de la capital. Pronto regresó a
los hoteles, donde se podía encontrar con otro extranjero, los cubanos,
aunque fueran influyentes dirigentes o
militares con altos grados no le interesaban en sus ambiciosos proyectos. Lo suyo era vivir bien y tal vez hasta un
viaje al extranjero, soñaba con ir a un
país europeo y encontró la oportunidad, conoció a Paúl Lenk, un alemán que dijo ser de Frankfurt,
donde le manifestó tener varios negocios
y que buscaba a jóvenes cubanas y de otras
nacionalidades, como rumanas y de
varios países de la Europa del Este,
y les ofrecía lucrativos trabajos. ¡Esa era la oportunidad
tan esperada! Se iría a Alemania y si no le gustaba, regresaba.
Se lo hizo saber a sus padres, Pancho atribulado lloraba e insistía
en que desistiera de ese viaje, que había escuchado decir, que muchos de estos
foráneos reclutaban mujeres jóvenes y
las conducían a un burdel bajo amenazas
y las trataban como esclavas, Ella
insistía que tenía varios comercios y que me pondrá a trabajar en uno de
ellos y a ustedes no les faltará nada,
les mandaré dinero enseguida, ¡Ya verán!
En pocos días
gestioné el pasaporte y el mismo
Paúl la llevó a la Embajada Alemana a solicitar la visa como turista y se
encargó de todos los gastos y pasaje.
Estaba fijado el día de la partida, Pancho desalentado
apenas comía y dormía, su madre lo amonestaba, que esa era una gran oportunidad
y no la podía despreciar.
El día señalado Marleny quiso que su esposo fuera a despedir a su hija al
aeropuerto, junto a la madre, él se excusara, lamentando que le dolían mucho las piernas.
Con llanto incontenido la despidió, no sin antes decirle: ¡hija mía, nunca más
me volverás a ver!
La despedida fue alegre en el aeropuerto, acompañada por
Paúl, Zully abrazaba a su madre
repetidas veces, hasta el punto de casi perder
el vuelo. ¡Vengo pronto mamy!
Marleny tomó un taxi y se dirigió a su domicilio, le
extrañó ver la puerta de la calle
semi-abierta, penetró y no vio a Pancho,
lo llamó varias veces, no le respondía.
¿A dónde iría? El único lugar que no había entrado, era precisamente en el baño. Empujó la puerta para ver el
espectáculo nunca imaginado, colgado
de una viga estaba Pancho. Salió corriendo dando gritos y
al momento la casa se llenó de vecinos, unos lamentando el suceso y otros curiosos. Se avisó a la
policía sin descolgar el cadáver, ésta
solicitó la presencia de un médico forense, que determinaría las causas reales
del deceso. Mientras… Marleny en un
rincón lloraba encogida ante la mirada de muchos que le achacaban el triste final, por ser la instigadora de todo lo que realizaba su hija. Solo sollozaba: ¡Cuándo
Zully se entere! Esperancita que había mantenido la amistad se encargaría de
comunicárselo.
Pocos amigos y
vecinos fueron a la funeraria, había muchos
comentarios y una gran consternación.
Después del entierro,
Marleny volvió sola y abatida a su casa,
los días posteriores fueron lúgubres y sombríos. Su único refugio era
beber y fumar con exceso, ya
para poder dormir, ligaba la
bebida con fármacos. La había cogido
terror a la casa, principalmente al baño, donde mantenía fija la visión de Pancho colgado. Nadie la visitaba,
todos la acusaban de ser la causante
de tan gran tragedia.
Ya hacía más de un mes que Zully se había marchado y ni una
cable o llamada le había hecho. Se preguntaba sin tener repuesta; ¿Mi hija
me habrá olvidado? ¡Yo no resisto vivir en esta casa! ¡Me voy a Alemania con mi hija, que es lo único que
tengo en esta vida!
Pasó el tiempo y
nunca supo del destino de su hija. Cada vez se embriagaba más, no dejaba de
fumar uno y otro cigarrillo,
hasta un día que cayó como fulminada en la
puesta de la casa y un vecino piadoso la
trasladó al Hospital Militar, tenía un
coma etílico: Fue ingresada en urgencias y después de los exámenes fue
trasladada a la Sala de Psiquiatría. Su
depresión no cedía y sus pocas
ganas de vivir. Nunca más supo de su
hija. Posteriormente fue ingresada en un
hospital psiquiátrico. Meses después fallecía con solo 52 años de edad.
Autora: Haydée B. Rodríguez R.
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