01 enero 2024

MENTIRAS QUE DESTRUYEN

 

Ocurrió su inicio en el pueblo de Ribadesella, cuando en una  lucida verbena se conocieron  Antonio  Arbesú  Avilés  y Adela Artimes Busto, ambos muy jóvenes, él  del pueblo cercano de Cangas de Onis. Ella vestida a la usanza de los primeros años del siglo XX y él muy modesto, se atrevió a sacarla a bailar, siempre con el permiso y la mirada atenta de sus mayores.

Bailaron toda la noche al compás de la música popular de Asturias y se sintieron  ambos muy atraídos  física y espiritualmente. Ella de una familia de buena posesión económica, él  un  jornalero de una de las fincas de su pueblo  y de y una familia muy humilde.

¿Qué podría obstaculizar esta relación surgida tan inesperadamente? Ella por su parte su familia pretendía casarla con uno de los jóvenes más ricos de la zona, para poder hacer  uso de su belleza de 17 años, con una tez rosada, hermosa cabellera castaña al igual que sus  ojos. Una esmerada educación. Él muy pobre  y solo lo acompañaba su esbelta figura, su rostro moreno y sus grandes y expresivos ojos. ¿Qué podía ofrecerle?

Se vieron a escondidas varias veces, o por furtivas misivas, hasta que  el secreto llegó a los oídos de la opulenta familia, que por supuesto se opuso tenazmente, ante las súplicas y llanto incontenido de la joven, fue amenazada con internarla en un convento.

¿Qué sucedió? Antonio tenía varios parientes y amigos en la isla de Cuba, la mayor de las Antillas y besada por el mar Caribe, con un clima tropical, perteneciente al  Continente Americano.

 En comunicación con ellos, les solicitó ayuda. En aquellos tiempos emigraban muchos  españoles  y el futuro era  prometedor.

Adela y Antonio debido a su incontenible amor planearon escaparse, valiéndose de amigos se comunicaron de la única forma que nadie pudiese impedir su encuentro y realización de sus sueños de amarse para siempre. Él con la ayuda de los ya  en Cuba, pudo reservar pasaje en barco hacía la isla. A ella no  le fue fácil la escapada y tuvo que fingir una repentina enfermedad,  Por una  ventana de su habitación y previo acuerdo con Antonio que la esperaba en un sitio cercano  escapó,  llegó y rápidamente se dirigieron al puerto de Vigo, donde un barco los llevaría por  más de un mes por el océano  Atlántico a la nueva aventura.

La travesía no fue fácil, iban en 3ra. Debido a sus pocos recursos y Adela sufrió  mareos y vómitos en todo el trayecto, pero sentía feliz junto al hombre  que amaba y no sentía temor  por  el futuro incierto, eran jóvenes y tenía una vida por delante.

Por su parte la familia de Adela juró desterrarla para siempre y despojarla  de su dote y tratar de disculparse ante el despechado  pretendiente.

Llegaron a La Habana, allí lo recibieron parte de la familia que  en esos momentos radicaba en Cárdenas, Matanzas y allí se dedicaban a las  labores de siembra y corte de caña. Viajaron en tren y allí se establecieron.

Inútilmente trato de comunicarse con su familia, pidiéndoles  perdón y compresión, las cartas eran devueltas.

Un tiempo después y ya con algunos ahorros tuvieron la oportunidad de  trasladarse a la provincia de Oriente, al pueblo de Media Luna, antigua provincia de Oriente, de unos 375.5 kilómetros con playas y montañas limítrofe  con Campechuela, Niquero y Pilón en el  golfo de  Guacanayabo  y cercano  al rio Vicana y al central  azucarero, entonces Isabel , comprar un pedazo de tierra, la que  dedicaron al cultivo de la caña de azúcar, café y frutos  menores.

Allí en la casa que fabricaron de madera de cedro y zinc, sobre  pilotes, lo que hacía de sótano, donde se guardaban aperos de labranza y los sacos de café en grano, que previamente habían sido secados en secaderos de cemento a un lado de la casa,  cuatro corredores, cuatro habitaciones, amplios ventanales, sala, extenso comedor con la larga mesa , alrededor de cómodos  taburetes de madera y cuero, al fondo, la cocina de cemento y granito, con fogones de carbón,  un  aljibe, con canales alrededor  de toda la vivienda,  que recogía  agua en tiempos de lluvia, además  de un pozo artesiano a un lado, por medio de una bomba había agua corriente en  la cocina, el baño y el servicio sanitario.

Esta  se adornaba con árboles frutales a su alrededor y un bien cultivado jardín con rosas,  jazmines y crotos multicolores por las amorosas manos de Adela. Allí en el  nido de amor que había  construido  la pareja  le nacieron sus 5 cinco  hijos, tres varones y  dos hembras:   José  Antonio, entonces de 27 años, Carmen de 24, Diego de 22 y Sergio de 19, las  hembras  Carmen  y la menor Ana.

José  Antonio tenía una novia del vecindario, no era del  agrado de la  familia por ser mestiza y pobre.

A  esa edad Carmita no había pensado en casarse, tenía varios enamorados de la zona, pero dado su espíritu soñador, ninguno les eran de su agrado, los encontraba burdos y vulgares. Tal vez esperaba el   “ Príncipe  azul” de los cuentos y novelas. Se dedicaba principalmente a  ayudar a su madre lavando y planchando  toda la ropa familiar y otras labores como coser en la moderna máquina Singer, bordar y tejer, además de cooperar en la cocina, “La niña” limpiaba los pulidos pisos de la casa, frotaba los muebles y barría  los alrededores de la casa con una  escoba de palma. El  resto del tiempo libre lo dedicaba a leer  todo  lo que caía en sus manos y a hacer dibujos, al parecer tenía como vocación ser pintora.

La vida transcurría apacible y muy laboriosa, los jóvenes y su austero padre se dedicaban a las labores del campo y recogida de cosechas,  la cría de  ganado vacuno, cada uno  tenía un  caballo, cerdos, chivos , conejos,  gallinas y patos, a los cuales se les había  hecho un estanque para que disfrutaran del  agua a su gusto, las mujeres a las propias de la casa, Carmita era la  segunda,  le seguían dos varones y las más pequeña de 15 años de edad Anita, Una se parecía mucho  a su padre, de tez  morena y cabellos negros, la pequeña a su madre, sonrosada y con una amplia cabellera  castaña como sus ojos. Como la menor, era mimada y consentida  por sus padres y hermanos. Era  la alegría de la casa, sus hermanos le decían: Cascabel, siempre sonriente y cantarina, era muy romántica debido a todas las novelas de amor que escuchaba por la radio, ya la familia había progresado y poseía luz eléctrica de una planta, radio y ortofónica con los  discos de moda, además se recibían periódicos y  muchas revistas Bohemia, Carteles, las de modas Vanidades, Chic y Romances, las que además de  los muchos  y atractivos artículos y modas, traían novelas, casi  todas de escritores  españoles y de amor  e intrigas pasionales.

Los hombres de la casa y algunos vecinos se entretenían por las noches después de la cena jugando  dominó y los más jóvenes  a juegos de mesa, como  jugar a la brisca con cartas, parchís, entre otros. Los mayores jugaban y charlaban sobre la situación que atravesaba el país y los malos augurios que si caía el comunismo nos desgraciábamos.

Por el batey pasaba todos los días montado en un mulo con dos serones a ambos lados Ciro Suárez, que vendía pan  y galletas a todo el vecindario. Aunque esta familia prefería que Julito Fábregas, un joven del  batey, que prácticamente vivía con ellos, era el encargado de llevarles el desayuno al campo casi siempre compuesto de viandas, bacalao, huevos  o carne, la cual no  faltaba, con frecuencia se mataba una res y en un barril de madera se salaba, otra era de cerdo y ésta se freía y se guardaba en latas con abundante manteca.

Se pescaban en el rio hermosas truchas y anguilas y a veces hasta  tortugas o se compraban en Manzanillo  camarones y langostas .La comida era muy  variada, muchas legumbres, viandas y ensaladas. No faltaba en la mesa  el vino, el aceite Carbonell  y las aceitunas,  jamón, y chorizos,  con los postres caseros de frutas en almíbar, pudines, flanes, natillas, arroz con leche, dulce de leche y batidos de frutas.

Todo parecía  ocurría en la monotonía del  campo, de  belleza  y exuberancia ,  la cría de animales y su cuidado y demás labores de la productiva finca, Anita amorosamente  acariciaba a  pollitos y los criaba entre sus piernas, como a pequeños chivos y cerdos, lloraba si le mataban  algunos, ya tenía un agudo instinto maternal.    

  Un día  se apareció uno que dijo ser vendedor ambulante de telas y baratijas, que expresó llamarse Alfredo Haber, muy apuesto y simpático, con todas las características de su origen árabe, presuntamente libanes, pelo negro y ondulado, expresivos ojos y algo muy peculiar en él, al  hablar arqueaba la ceja del ojo izquierdo.  Ya bien aclimatado  a la tierra que le dio como a otros tantos cordial acogida. En esta casa como se acostumbraba con los forasteros se le dio cabida, se le improviso un hospedaje en  el  barracón que era de  tablas, techo de zinc y piso de cemento, con camas de cuje con colchonetas,  dónde paraban los eventuales trabajadores en tiempos  de zafra de la caña y el café.

Comía con ellos y departía  gustos y costumbres y no dejaba de mirar con insistencia a la joven e inocente Anita, ella también estaba fascinada con sus  charlas y anécdotas. Sin  apenas darse cuenta sintió por primera vez  una fuerte atracción por el sexo opuesto. Él  no estaba desapercibido  de lo que  ocurría y no  perdía oportunidad de hacerle saber hasta por señas lo que la joven le inspiraba.

Como todos los años, en el verano se hacían excursiones por los vecinos a pasar el día  en las márgenes del  rio Vicana, allí se ponía un mantel  en el suelo y se depositaba la comida, dulces y frutas ,  que todos compartían, entre ellos no podía faltar el congrí, carne en salsa, arroz con pollo, chilindrón de chivo,  viandas, ensaladas, frutas de la estación, dulces en almíbar de papaya , cascos de guayaba y de toronja  y varios flanes.

Los niños y los más jóvenes se bañaban y retozaban en las pocetas  del rio.

 Además en esa época del año  se realizaban las fiestas populares del  pueblo, en  jeep y caballos iban todos los parroquianos a disfrutarla, con abundante  comida y bebidas, música y bailes por improvisadas orquestas de Manzanillo y otros pueblos.

La familia no dejaba de participar en ellas, sobre todo los más jóvenes, con sus mejores vestimentas y prendas y con muchos deseos de divertirse después de muchos meses de dura faena.

Para esta especial ocasión Carmita le había confeccionado un bello vestido a su hermana, el cual resaltaba aún más su juvenil  figura, de organza rosada y falda muy amplia, ya lucía zapatos de tacones y un leve maquillaje.

Allí no podía faltar el moro Alfredo, como todos le llamaban, el que no permitió que nadie  se disputara el deseo de bailar con la joven. Todo lo pegado que le permitían las circunstancias, musitaba al oído ardientes palabras de amor y deseos. Ella arrobada, le parecía flotar en el aire, solo en las novelas había experimentado tan ardientes palabras. Él  muy astuto le propuso tener encuentros   más íntimos. ¿Cómo? _ escapándose por las  noches después que su cansada hermana de tantas labores en el día,  estuviese  bien dormida. ¿Cómo? Dejando  la ventana de la  habitación que compartían sin  cerrar y encontrándose con él en el barracón,  a la que la estaría esperando ansioso a la media noche.

Sin pensarlo dos veces, la joven cayó en la  bien preparada trampa, fingía que dormía profundamente y velaba a su hermana, ponía la almohada  y la tapaba como si fuera su cuerpo, sigilosamente abría la ventana y salía. Los  perros iban a su encuentro, pero como la conocían no ladraban. Allí la esperaba con toda la pasión contenida en que se convertiría en su amante. ¡Cuántos besos y caricias desconocidas recorrían todo su cuerpo!  En ellos le mostraba toda  su virilidad y experiencias. Ella jamás ni en las novelas y ensoñaciones podía imaginar  lo aquel  hombre le prodigara con tanta voluptuosidad y ardor. ¿Qué era aquella pasión que  la envolvía con tanta goce y enajenaba sus sentidos? Su cuerpo virginal se entregaba  a él sin reservas, como  lo más divino que le podía suceder.

Ya exhausta y adolorida  regresaba y de la misma manera que había salido entraba. Al  amanecer le costaba trabajo levantarse, apenas había  dormido saboreando lo vivido en los  brazos de aquel  hombre que había  conquistado su alma y sus sentidos como nunca pudo suponer.

En los encuentros  en la mesa y otros sitios, por encargo de él, se mostraban indiferentes,  nadie podía sospechar que cada noche se repetían los encuentros, cada  vez con  mucha sutileza  por parte del apasionado amante y nuevas experiencias.

Este se ausentaba algunos días en busca de  mercancías para su negocio, le decía que iba a su lugar de residencia en la ciudad de Palma Soriano y ella se moría de impaciencia esperando su regreso para disfrutar de nuevas lascivas aventuras.

Pasó poco tiempo y un día se dio cuenta que le faltaba a regla y que experimentaba asco y náuseas con frecuencia. Su madre lo había notado y comentado: _Si  esta muchacha tuviera novio, yo diría que estaba embarazada. Los pelos se le ponían de punta, ¿Sería posible que esto  ocurriera? Lo esperó ansiosamente de uno de sus viajes y en el primer encuentro se lo hizo saber: _Estoy embarazada y debes casarte conmigo. ¿Cuál  fue su repuesta?_ ¡Mi  vida, mi cielo! No te mortifiques, yo resuelvo esto lo antes posible, mira, soy casado y tengo un hijo, pero yo me divorcio y vengo a casarme contigo, no puedes decir nada a tu familia, trata de ocultarlo lo más posible, eres menor de edad y hasta me puede costar una cárcel si tu familia me denuncia. Esa noche ni las más ardientes caricias y requiebros pudieron despertar sus sentidos, se sentía atribulada por lo que le podía suceder.

Lo más rápido posible se marchó, aparentemente a su ciudad. Pasó más un mes y ni rastro del evadido. Ya los vómitos y mareos eran evidentes, por lo que acudió a su hermana mayor en primera instancia, ya debilitada y muy afligida le confesó lo que le sucedía. Su hermana asombrada no sabía más que decir: - ¿Cómo ha podido ocurrir eso?  ¿Si no sales sola a ninguna parte? Le dio vergüenza  confesarle cómo lo había hecho. Esta tampoco se atrevía a decirlo a su madre. Por supuesto se  iban a enterar  su  severo padre y hermanos. Cada  día empeoraba su situación y comenzaba a notarse a pesar que había bajado de peso su  prominente vientre.

Ya no se podía ocultar más y la propia madre  se lo hizo saber al resto de la familia. Aquella noticia fue terrible, la reacción del padre y los hermanos fue violenta, la emprendieron a golpes con ambas, pues decían que Carmita era su cómplice. Al saber que había sido el moro, aumentaron los golpes y los insultos, quisieron  obtener alguna pista de su paradero, por lo que dos de sus hermanos mayores se dieron a la tarea de buscarlo por todo Palma Soriano, hasta fueron a la policía, ni rastro del  fugitivo, nadie lo conocía, tal vez hasta usaba un nombre falso.

Al regresar aumentaron las golpizas e insultos, como:  ¡Te vamos  a sacar ese hijo a golpes, so perra, desgraciada, puta mala,  haz manchado el honor de esta casa! ¡Maldita  seas  mil veces!

Ambas hermanas  sufrían amargamente  tanta insidia, por  lo que cada vez se les hacía más difícil la estancia en su casa. Ya no se encendía el radio, ni nadie dejaba de mostrar su enojo y las palizas continuaban sin piedad alguna., la madre silenciosa lloraba sin poder intervenir.

Carmita trató de buscar una solución, debían irse lo antes posible, antes que a las dos las mataran principalmente sus furiosos hermanos .  Tenían en la finca La  Arboleda, en el lugar conocido por La Guadalupe en el municipio de El Cobre un primo  por parte de padre, que además él  y su esposa eran sus padrinos de Anita  y siempre mostró gran cariño,  obsequiándole los más valiosos  juguetes.  Que  tal  vez se compadeciera de su desgracia y les diera albergue en su casa. Allí en lo más intrincado de la Sierra Maestra éste tenía entre montañas y caudalosos ríos una finca cafetalera y una casa en medio  sin vecinos cercanos, sería el mejor refugio.

Con cautela prepararon lo que sería  la fuga, de madrugada abandonaron  el hogar familiar y después de muchas peripecias llegaron a la casa del  primo Daniel Avilés  Fresno, que  vivía con su esposa Sofía Grande Valle y sus tres hijos Danielito, Sandra y Maribel.

Al  contarles la desgracia que les acontecía al primo este, con lágrimas en los  ojos las abrazó y ofreció toda su cooperación y ayuda y lamento ver el estado de las jóvenes al  mostrarles los grandes hematomas por todo el cuerpo, incluyendo el rostro.

El lugar solitario y triste, solo se observaba el paisaje de los grandes  cafetales entre la montaña y oscurecía muy  temprano. Cuando iba alguna ocasional visita se cuidaba que no viera a Anita.

En los meses siguientes no tuvieron comunicación alguna con la familia, ni la buscaban por temor a  represalias. Anita cada día más desmejorada, no cesaba de llorar y apenas comía, a pesar de los cuidados de Sofia y su sufrida hermana. En una ocasión al ver su palidez quiso llevarla al médico, opinaba que debía tener anemia. Esta se negó, no deseaba causarle gastos a tan generosa familia. Su vientre crecía y un día le dijo a su  hermana: Presiento que es  una niña, si me muero, le pones Marleny, es  el nombre que me gusta. ¡Criatura, no digas ese disparate! ¿Y si es varón, cómo le ponemos? Me gusta Marco Antonio o Julio César. ¡Muy bien, así  lo haremos!

De madrugada le comenzaron los dolores y rápidamente se  buscó la Pilar Cisneros, la comadrona del  barrio, que era una negra de origen africano, analfabeta, pero con intuición natural  muy especial  o un don, que había ayudado a nacer la mayoría  de los niños y niñas de aquella agreste zona.

Anita se  notaba muy endeble, el parto fue laborioso gracias a las expertas manos de Pilar nació. ¡Es una   niña! Exclamaron jubilosos los presentes. Se extrañaba que la joven madre apenas mirara a su hija, casi desmadejada. Pilar recomendó  hacerle una  sopa de gallina, había perdido mucha sangre y estaba muy débil.  Entre Carmita y Sofia prepararon  enseguida un buen caldo.  Al llegar a la habitación Carmita dio un grito. Su hermana estaba muerta, La volteo y pudo observar que estaba sobre un charco de sangre.

La consternación fue indescriptible, había que avisarle a la familia, no se podía sepultar sin que ellos a pesar de su rencor lo supieran. Rápidamente se mandó un emisario.  Al  funesto aviso todos se presentaron  en la casa del primo donde se velaba el cadáver, destrozados y  lamentando tan triste final. Solo tenía 16 años  y  principalmente los hermanos se alaban los pelos sollozando amargamente de rodillas pidiendo  perdón. ¡Perdón mi hermanita del alma! Gemían muy  compungidos. Sus padres también parecían no tener consuelo tirados sobre el sarcófago lamentando tan infausto final, toda la familia era un mar de lágrimas y lamentos.

Fue sepultada en el cementerio de Dos Palmas

Después del  entierro, hubo una reunión familiar, Carmita  amorosamente acunaba entre sus brazos a la pequeña niña, que por paradojas del destino tenía un gran parecido con su progenitor.  En la reunión se plantearon varios puntos a partir del desdichado final y lo que sería de la niña. Daniel propuso  adoptarla y darle su nombre y apellidos, Sofia asistió con la cabeza. Fue  Antonio como padre de familia que hizo otra propuesta: _ En  Media Luna nadie sabe lo sucedido, hemos dicho que compramos una casa en Santiago de Cuba, para que las muchachas estudien y eso haremos, Carmita se irá con la niña y la criará, Adela y  yo la inscribiremos como si fuera nuestra hija menor, se irá al juzgado con testigos falsos y nadie sabrá la verdad.  Pido encarecidamente que este secreto se mantenga por siempre. Nadie se atrevió a discutir tal decisión.

En poco tiempo se hicieron todos las trámites, mientras tanto Carmita y la niña continuaron en la casa del primo. También quisieron bautizarla y la llevaron al Santuario  Nacional  de la Virgen  de la Caridad del Cobre, sus padrinos fueron Daniel y Sofia. Su abuelo la inscribió en el juzgado del propio pueblo, Daniel y Sofia fungieron  como testigos.

Después que se encontró y compró una cómoda y amplia casa en la carretera  de Cuabitas, se mudó Carmita con la recién nacida. A los  pocos vecinos que tuvo contacto se les dijo que era su hermana  menor, aunque muchos murmuraban que era su hija, producto de algún escondido desliz, ya que era visible la avanzada edad de los que se decían ser sus padres.

Nada le faltó en sus primeros años de vida, fue al kindergarten del barrio  y después a una escuela  privada.  Se le celebraban  los cumpleaños, con piñatas y  regalos. Sus “Padres y hermanos” la visitaban a menudo y siempre  fue rodeada de muchas  comodidades, los mejores juguetes. Por esta razón  Carmita nunca se casó y dedico su vida al cuidado de la niña.

Se consagró por completo a la menor, la  llevaba de paseo por la calle comercial de Enramadas,  al Parque Céspedes, al cine y a los parques de diversiones a montar en los  giratorios caballitos y a los cumpleaños de sus amigas.

A todos se les decía que era su hermana y algunos indiscretos al ver a los pretendidos   padres tan mayores  , se mofaban diciendo que parecían sus abuelos. Ya estas insinuaciones molestaban a Marleny y más de una vez pensó que realmente era hija de Carmita, por su dedicación y cuidados, a veces  se hablaba de la fallecida, como que había muerto de la fiebre tifoidea y se veneraba en un cuadro con flores  frescas.

Así  fue creciendo  Marleny, que  cada vez  se parecía más a su verdadero padre, hasta arqueaba la ceja izquierda igual que él.

Vinieron tiempos difíciles, ocurrió al Asalto al Cuartel  Moncada el 26 de julio de 1953,  el Asalto a las Estación de la policía y Aduana el 30 de noviembre de1956, más tarde el  desembarco por Las Coloradas en Niquero  del  Yate Granma y alzamiento de Fidel Castro formando  una  guerrilla en  la  Sierra Maestra. Se había perdido la  paz  y la estabilidad en la nación.

Muchos jóvenes de Niquero, Campechuela, Pilón y Media Luna se incorporaron a la  guerrilla, entre ellos  el mayor de la familia, José Antonio. Se llevó la  escopeta de caza de su padre. Esto causó gran pesar en la familia y se temía que los dos menores también se alzaran.

Culminó la sangrienta guerra un 1ro. De enero de 1959, los alzados  volvían victoriosos, José Antonio por sus méritos y hazañas en varios combates, vino con el  grado de Capitán y posteriormente fue ubicado  en la Base de San                 Antonio de los baños, en La Habana, cuando tuvo  las condiciones necesarias vino a buscar y a casarse con su novia de varios años Mireya Estrada Rodríguez, la repudiada por su color y descendencia mestiza. Ya  tenía su propia vida y nadie se lo podía impedir. En la barriada de La Lira tuvieron su  propio hogar.

Mientras… ya en los primeros tiempos se  nacionalizaron todas  los colegios y escuelas privadas, fue así que Marleny tuvo a su pesar que abandonar su querida escuela María Inmaculada e incorporase a la escuela secundaria  pública.

Al  cumplir los 15 años  se le celebró  una  fiesta con su familia, sus amigas y compañeras de  escuela en el Club Turey, lució un hermoso vestido comprado en la tienda El Encanto y se le  hicieron fotos e hizo una de estudio  en el entonces  Estudio Sueiro. La cual se exhibía en la sala.

Por parte del  gobierno triunfante comenzaron las nacionalizaciones a gran escala, primero, los grandes latifundios, los centrales azucareros, fábricas y todo tipo de empresas como la eléctrica, la telefónica, la refinería  Texaco, la Molinera  Oriental., la fábrica de Cemento Titán de propiedad de la familia Babún, que eran muy emprendedores, tenían  varios  negocios,   entre ellos  un  aserrío  en el reparto Veguita de Galo. La  madera  procedía de la Sierra Maestra, por lo cual también tenían  barcos, que desde Chivirico y otras zonas abastecían el aserrío.

 A todo se le cambió el nombre. Se rompieron las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

En 1961 se implantó la Libreta de Racionamiento, para poder adquirir los productos alimenticios, que ya escaseaban, se vendían  en las tiendas de víveres una vez al mes,  en carnicerías, mercaditos para los  productos agrícolas. también la Libreta para los productos industriales en las tiendas de ropa, ferreterías, quincallas y peleterías, se pusieron por letras de la A a  la F y se podía comprar cada mes y medio un día de la semana para las mujeres trabajadoras, mediante un carnet que  daban  en los centros de trabajo ,las amas de casa otro día, que casi  siempre todo estaba agotado, con esa libreta, mediante cupones que se tachaban se podía  comprar  un par de zapatos una vez al año, lo mismo 3 metros de tela,  perfumería  y ferretería. una  braga o un sujetador, siempre  con largas colas, lo mismo los juguetes en que la fecha de los Reyes Magos del  6 de enero  se cambió para julio y para poder comprar había que marcar la cola varios meses antes, 6.00 de la tarde, 12.00 de la noche y 6.00 de la mañana y 12,00 del día, muchas veces tener  que enfrentarse a  “Los coleros” que pretendían romper la organizada cola y coger los primeros lugares.

Hubo un drástico cambio de dinero el  5 de agosto de 1961, que a muchos dejó  en la ruina, porque solo se permitió  cambiar por la nueva moneda 200.00 pesos por persona y muchos  lo tenían en sus casas en cajas fuerte o enterrados y lo perdieron..

Se obligó a todo el que tenía un ama de fuego a entregarla y además  se crearon a nivel de cuadra los Comités de Defensa de la Revolución (CDR)  con un equipo capaz de vigilar noche y día todas  las actividades de los vecinos a nivel de cuadra, La Federación de Mujeres Cubanos (FMC) que agrupaba a todos las mujeres a partir de los 16 años y en ambas instituciones pagar un por ciento mensual para su  sostenimiento. A los nuevos  incorporados trabajadores se les demandó pertenecer al  sindicato, también con porciento a pagar de acuerdo a su salario.

Se reclutaron muchos milicianos y milicianas debidamente uniformados.

Ya  para esa fecha  comenzó  una gran inmigración, lo mismo para Estados Unidos, España, Venezuela, Costa Rica y República Dominicana y hasta Canadá. Se les obligaba a  participar en la agricultura hasta que les llegara la salida, se incautaban todos sus bienes, ni  una prenda se podía sacar, prácticamente se  iban con la ropa puesta y había que entregar días antes de la salida la casa íntegramente, no se podía sacar ni un libro, en  el inventario que hacían las autoridades de Emigración y Extranjería, se contaba todo, si se rompía un plato o un vaso, había que guardar y mostrar sus restos, mucho menos  dejarla a algún familiar. Por el Puente Varadero_Miami   se  fueron miles de cubanos, casi todos perjudicados por la naciente revolución, los que se les comenzó a llamar despectivamente siquitrillados, escorias y gusanos.

Hubo un desembarco  por Playa Girón, que por el abandono por parte de Estados Unidos, culminó en  una gran derrota. Los enjuiciados por los tribunales revolucionarios  para su escarnio y bochorno, fueron un tiempo después canjeados por compotas.

Ya muchos opinaban que la revolución era comunista , hasta que el propio Fidel  proclama el carácter socialista de la revolución como primer país en América.

Desaparecieron todos los periódicos y revista, solo quedó ola revista  semanal  Bohemia, Ya  tergiversado su contenido, que dirigía Miguel  Ángel  Quevedo, quien falseó  los datos de los fallecidos en la contienda bélica, como otros  perjudicados por la  naciente revolución se exilió,  en Estados Unidos, donde un tiempo después se suicidó. ¿Arrepentido? ¿Frustrado?

Se implantaron las doctrinas ateas y los religiosos de varias denominaciones eran  perseguidos,  se  expulsaban de sus trabajos, de los  centros de enseñanza y hasta condenados y llevados a la cárcel. A los niños  se les obligaba a usar una pañoleta azul o roja, según la edad y a saludar la bandera y corear consignas revolucionarios desde los primeros años de edad. En la mayoría de las casas se retiraron imágenes y estampas de santos, por temor a futuras represalias y prácticamente se dejó de asistirá las iglesias, no se bautizaban ni casaban, los curas y monjas de La Caridad, que principalmente prestaban sus servicios en instituciones religiosas, escuelas y sanatorios fueron deportados a España en barco.

Hubo otros desembarcos y alzados en la Sierra del  Escambray de antiguos integrantes del Movimiento “13 de marzo” dirigido por José Antonio Echavarría, quién dirigió el Asalto  al Palacio  Presidencial  y la Emisora  radial “Radio Reloj”  siendo asesinado por la policía el  13 de marzo de 1957.Hubo otro desembarcos en  la zona de Baracoa, dirigido por el tal Yarey,  también aniquilados.

La  Revolución marchaba imparable y en octubre de 1963 se expropian  todas  las fincas de más de dos caballerías. En esa  arremetida la familia le es intervenida  su finca, sus animales y todo lo que tenían de valor, el jeep  Willis recién comprado, por estar a nombre de Antonio, incluyéndola casa, al saber que poseían una en la ciudad, los conminan a abandonarla sin derecho a ninguna reclamación y  no dejándolos sacar ni los  fotos y cuadros familiares, tampoco  se les indemnizó  un centavo.

Antonio y Adela se ven precisados a ir a vivir junto a sus  hijas. Sus dos hijos menores,  uno se casa  con una joven de Campechuela  Martha Acosta Sánchez y con algunos  ahorros se compra un auto  y se dedica a trabajar como  chofer de alquiler, el menor se dirige a La Habana y se va a vivir con su hermano mayor,  ya éste por sus méritos revolucionarios había sido ascendido a coronel y trabajaba en el  Estado Mayor. Éste le  gestiona un trabajo en el Almacén  Conaca a nivel nacional y al poco tiempo se independiza y se casa con una habanera nombrada  Gisela Vives Reyes , residente en La Víbora.

Carmita ha tratado de prepararse estudiando contabilidad, mecanografía  y todo lo que le pudiese  garantizar un trabajo, Consigue uno como secretaria en una de las  nuevas creadas empresas y sus padres  continúan viviendo de algunos ahorros que previsoramente habían depositado en un banco  de Bayamo, ya que al  intervenir la finca eran obligados a entregar la Cuenta Corriente.

También se nacionalizan panaderías, dulcerías, galleteras, peluquerías y pequeñas fábricas.

 En los primeros días del mes de octubre de 1963 ocurre el devastador ciclón Flora, causando grandes daños y fallecidos principalmente en la provincia  de Oriente.

Marleny continúa sus estudios y aspira a ser enfermera, que es su vocación. Matricula en la Escuela de Enfermeras  contigua al Arzobispado.

Antonio no se adaptaba a la existencia en la ciudad, se lamentaba constantemente por todo lo ocurrido de haber perdido  el sacrificio de toda una vida, la productiva  finca “Adelita” su forma de vida. Enterarse por Julito, que los visitaba  con frecuencia, que a los pocos  días de la intervención, se llevaron todos los animales, los que no murieron de hambre por el abandono del  que debía ser el administrador de la propiedad, la casa los depredadores se la estaban llevando tabla a tabla, zinc por zinc y los campos eran abandonados y ya cubiertos por la maleza. Esa aseveración llenaba de angustia al anciano, que parecía que le habían caído 20 años encima. Adela tampoco se sentía bien, había perdido su hogar, sus comodidades  y costumbres ,  todo era diferente. Carmita  ya  se habían acostumbrado y trataban de sobre vivir de la mejor manera posible, principalmente la jovencita que no conoció otra  vida, disfrutaba de los carnavales, fiestas, playas y cines, siempre acompañada por sus parientas mayores, hijas de Daniel  y Sofia, que  igualmente habían perdido su finca La Arboleda y como también previsoramente habían  fabricado una hermosa residencia en el moderno reparto Ampliación de Fomento. Daniel  pudo adquirir un camión de la marca Ford y se dedicaba a trabajar  por cuenta propia abasteciendo las unidades gastronómicas, principalmente las del INIT, (Instituto  Nacional de la Industria Turística) Los  tres  hijos estudiaban con el afán de superarse  y poder tener  en  el futuro un buen trabajo.

En una conversación con las primas, ocurre lo inesperado, lo  catastrófico en la vida de Marleny, Ella en esta ocasión se quejaba de las burlas de muchas que se decían ser sus amigas, referente a la diferencia de los que  apostaban a ser sus padres. Es entonces es que la indiscreta Maribel le dice:_ ¡Tú eres boba! ¿Te sigues creyendo que Antonio y Adela son tus padres? ¿Y  quiénes  son entonces? ¿Nunca te lo han dicho? ¿Decirme que? Pregunta  ya  llena de angustia.  ¡Mira, hija, la verdad que tu madre fue Anita y no murió de tifus como te han dicho y te han hecho creer, ella se murió cuando tú naciste. La revelación la deja sorprendida  y vuelve a preguntar. ¿Y quién fue mi  padre? Esa es otra historia, tu padre que no se sabe qué se hizo, se llama Alfredo Haber, este sedujo a tu madre y después se ausentó y nadie a ha podido dar con su paradero. La familia puso  el grito en el cielo cuando lo supieron y  les daban tantos golpes a ambas hermanas, que no les quedó más remedio que refugiarse  en mi casa, en la finca de La Guadalupe, allí tú naciste y allí murió tu mamá ese mismo día. Entonces tu abuelo, que no quería que fueras una bastarda te inscribió como su hija, compró esa casa y tu tía Carmita se dedicó a criarte. Esa es la verdad.

 Marleny siente un dolor y una rabia indescriptible. ¿Cómo me han podido engañar  de esa manera? ¿Por qué no me dijeron la verdad desde el primer momento? Sin pronunciar una palabra más sale veloz de la casa. Va casi corriendo y llorando y empuja la puerta semi  cerrada, sus supuestos padres y hermana se encuentran en la saleta mirando la televisión.

Los increpa lo más duramente posible. ¡Canallas! ¡Mentirosos! ¡Hipócritas! La madre asombrada  exclama: _¡Hija! ¿Qué te pasa? ¿Te has vuelto loca? ¿Qué es eso? ¿Qué es eso? ¡Qué  lo sé todo! ¡Ustedes  no son mis padres, ni tu mi hermana! Dirigiendo a la asombrada Carmita que no  sabe que decir. ¡Los odio! ¡Nunca se los voy a  perdonar! ¡Desde  este mismo momento les voy a hacer  la vida imposible! Se tira de rodillas y hace  la señal de la cruz ¡Lo juro! Carmita y Adela se echan a  llorar Antonio no articula palabra, impávido ante tal manifestación. .Marleny llora  desconsoladamente. ¡Todos se han burlado de mí todos estos años! Antonio balbucea unas palabras: _Lo hicimos por tu bien, no nos culpes ¿Te ha faltado algo? ¿No te lo hemos dado todo? ¡No quiero nada, lo único que deseo es no verlos más nunca! Corre y se encierra en su habitación a Antonio le sube la tensión y se queja de taquicardia, Adela tampoco se siente bien y Carmita asustada sale a buscar  al Dr.  Araujo,  que vive en la cuadra .Ambos tienen la tensión muy alta y se recomienda llevarlos al hospital. Carmita inútilmente trata de penetrar en la habitación y hacerle saber a Marleny lo que ocurre, se  lo grita a través de la puerta, Esta a su vez le espeta: ¡No me importa! ¡Qué se mueran!

Ambos son trasladados al hospital, en la que son atendidos en urgencia y aplicado tratamiento.

Pasada la media noche regresan,  la joven continúa encerrada en la habitación.

Al día siguiente se levanta temprano, coge sus libros y se va sin desayunar, ni dirigirle la palabra a nadie. Esa tarde no regresa y nadie sabe dónde está. No aparece ni en la casa de  sus amigas más cercanas, ni en la de los parientes. Ha desaparecido y Daniel y familia al  enterarse reprenden  duramente a Maribel por haber develado un secreto también  guardado. Nadie se atreve a denunciar la desaparición a la  policía, sería un gran escándalo. Una de las primas da una   pista._ Mira, ella va  mucho a la casa de unos mulatos que viven  en el reparto Sorribes, creo que por calle 2, no sé bien , si, a uno que le dicen Titi es su enamorado o su novio, ella lo menciona mucho. ¡Allá voy! Profiere Daniel. Toma su carro y baja despacio por toda calle 2  del referido reparto preguntando si alguien conoce a un tal Titi, antes de  llegar a Carretera de Cuabitas alguien le señala la dirección exacta. Al llegar y tocar en la puerta, para su sorpresa la que abre es  la propia Marleny, que sorprendida le reprende: _¿ Y tú, qué haces aquí?  Vine a buscarte, tu familia está angustiada por tu ausencia hace  3 días. ¿Y a ellos que les importa mi vida? ¿Cómo te expresas así? ¿Ellos te lo han dado todo. ¡Pero me han mantenido engañada y eso no se los perdono! No había otra solución, yo también quise  adoptarte, pero  Antonio no permitió, decía que era  lo único que le quedaba de su hija y por eso hizo  lo mejor que pudo y te ha dado mucho amor y los mejores cuidados, tu hermana, digo tu tía  ha sacrificado su vida para cuidarte ¿Cierto?  Ella baja la cabeza. ¡Vamos que te están esperando! En eso sale del fondo de la casa un joven en short y sin camisa, se  nota de modales vulgares cuando sin saludarlo le dice que ella se puede quedar en su casa todo el tiempo que desee. Daniel  imperativo le responde: _ ¡No, ella  se va para su casa! Recoge tus cosas, la toma por un brazo. No le queda más remedio que obedecerle,

Al llegar a la casa una familia llorosa la recibe, ella ni  los mira, Carmita la increpa ¿Por qué, nos has hecho esto?  ¡Porque me da la gana!  se vuelve a encerrar en su habitación. Pasan los días y apenas les habla y cuando lo hace los denomina por sus nombres: Compañero Antonio, compañera Adela y compañera Carmen. Principalmente a  Antonio es a quien más le molesta todo lo que huela a comunismo.

Pasan los días y la misma hostilidad por parte de Marleny, al llegar el día de Noche Buena, ella  cantaba: “Esta noche es Noche  Buena y mañana es navidad, esta no es Noche  buena y mañana es  Navidad, en el cielo hay una estrella que brillando siempre está, que Dios quiera  que esa estrella nunca deje de brillar” Ahora la sustituía bailando con una escoba frente a su abuelo: “A ver compañeritos, a ver haber, haber,  haber el desgraciado que se queda con él” Antonio se daba cuenta  de la indirecta y de mal humos rechinaba los dientes y se iba al final de la casa. Ella se reía estrepitosamente  y trataba por todos los medios como  les había jurado de hacerles la vida imposible, se reunía con la peor calaña del  barrio.

A pesar  de la oposición de la familia se comprometió a irse movilizada para la agricultura al Campamento Los Bungos de Contramaestre. A los pocos días  fue devuelta por dar un escándalo metida en el albergue de los hombres. Se agregaba un nuevo disgusto a la familia.

Antonio se puso muy mal y hubo que ingresarlo en el Hospital Saturnino Lora con un derrame cerebral. Tres días  después fallecía, para más escarnio Marleny se apareció en la Funeraria Bartolomé vestida de rojo y estrafalariamente  maquillada y en vez de llorar se reía entre los dolientes.

La situación en la casa no mejoró en nada, Marleny continuaba  poniendo la radio con  estridente música, mientras cantaba a más no poder.  Asistía a cuanta fiesta  era invitada y hasta frecuentaba  los clubes  nocturnos.   En ese tiempo todavía  los familiares más allegados, vestían de luto, Marleny nunca respetó  esa tradición, ni participó en los 9 rezos como era costumbre, ni a las misas que se  les celebraban en la Iglesia de la Trinidad.

A  los 3 meses  después  Adela también espiraba de un  infarto. Los últimos meses habían sido de  muchos sufrimientos y su corazón no lo resistió.

Se quedaba sola con Carmita, de nada  valían los consejos, Marleny como se lo había propuesto, no transigía en mortificarla en todo. Le gritaba:¡Pa tía, te quedaste pa tía! ¡No sabes lo que es bueno!  ¡Tú te lo pierdes! Carmita lloraba  impotente sin ningún consuelo.

Otro escándalo  se le dio una noche en Rancho Club d Altos de Quintero, al encontrarse dos de sus amantes y formarse  una acalorada discusión, que culminó en riña, con la participación de la policía, que detuvo a todos y los remitió  a la 1ra. Estación. Multados, quedaron en libertad, incluyendo a Marleny, que  tuvo que acudir  a su familia para pagar dicha sanción.

Una mañana visitó a Carmita,  Velozo , un vecino cercano, para advertirle de los  malos pasos  que había observado en  Marleny, cuando él siendo camarero del club Kon Tiki la había visto participar con varios marineros griegos, supuestamente de un barco de esa  nación que estaba atracado en  el puerto. Carmita abochornada solo supo decirle: Gracias por tu consejo, pero yo no puedo con ella, es muy rebelde y no escucha  exhortaciones  ¿Qué puedo hacer?

El mayor escándalo se dio en su desenfrenadas  actividades con cualquier hombre, del color que fuera, lo de ella era hacer el mayor daño  posible a la reputación que hasta entonces tenía la  familia. Se fue con uno de sus  amantes, Jorge Ayala Matos, había sido un próspero comerciante del  Paseo de Martí y a pesar de haber sido como tantos otros intervenidos, todavía poseía un lujoso  coche  de la marca Studebeker color marrón claro y algún dinero para darse ciertos lujos. Había conocido a Marleny en una fiesta y solícito la llevó a la media noche a su casa, la invitó a salir y al darse cuenta de sus pocos escrúpulos, se fueron una noche a la posada conocida  por “La casa Chapela” del kilómetro 6 de la carretera central. Para su desgracia y la fogosidad  de la joven, sufrió un infarto y falleció al instante. Ella al percatarse que estaba muerto, quiso huir lo más rápido posible. Prudencito el custodio al ver que el que  le había alquilado la habitación no salía, fue a verificar, le tocó en la puerta, al no responderle entró y se encontró  el  cadáver. De inmediato  avisó a la policía que le tomo en primera  instancia declaración, éste les comunicó con quién había entrado, ya la conocía de otras veces haber asistido con otros hombres, dio sus señas  y por dónde vivía. Allí se  apareció un carro de patrulla y fue detenida y conducida a una Estación de la policía conocida por Patrulla, de Aguilera y calle 6 del Reparto Santa Bárbara y encerrada en un calabozo. Carmita se  quiso morir  del  bochorno y de ver a los curiosos  vecinos cómo se llevaban a Marleny.

La familia de Ayala   mostró  gran irritación y no querían ni participar en el sepelio, principalmente  su traicionada esposa. No fue antes de practicarle la autopsia y comprobar que  su fallecimiento se debió a un infarto del miocardio, sin huellas de ninguna otra agresión física, que se liberó a Marleny, quien fue recibida por su tía con convulsos  sollozos y ella con gran desparpajo, como si nada le importara, pero en los días siguientes vio  el  notable desprecio de los vecinos y algunos amigos y hasta en la escuela, que tomó una decisión: Se  iría  para La Habana, allí nadie la conocía y podía  continuar su vida como le pareciera. Le escribió a una amiga, que hacía un tiempo se había ido con su marido a residir en la gran urbe, solicitando  un cambio de ambiente, pero sin contarle el verdadero motivo. Le respondió y pidió la baja  en el Registro de Direcciones y con su  libreta se fue, sin despedirse de nadie, ni su atribulada tía saberlo,  que al notar su ausencia lo supo por una que decía ser su mejor amiga y compañera de estudios. ¿Qué nueva locura  la impulsaba?

Llegó a La  Habana, su amiga la alojó en su habitación de la ciudadela o casa multifamiliar  del  barrio de Pogolotti, armando un catre en la cocina, ya que solo contaba con la habitación, una  cocina y un baño. Le hizo gestiones y le consiguió un trabajo, como camarera en el Hospital Nacional. Por lo que debía trasladarse en ómnibus de la ruta 100 todos los días. En la parada de 100 y 51 conoció a Francisco Salas Robert, mestizo de los que en Cuba  le nombrar Jabao, con sus ensortijado cabellos y ojos de un indefinido color amarillo verdoso, de más de 50 años, de edad, estatura mediana y cuerpo corpulento, de una sonrisa franca y noble rostro, más conocido por Pancho, por ser el panadero de  la panadería de la esquina y darle  conversación, por también ser oriundo de la zona oriental y  mostrarse afectivo y solidario con la joven.

  Más o menos trataba de adaptarse a la nueva vida, pero las cosas se complicaron dada las insinuaciones de Mario Benitez, el marido de la amiga, hasta  que una noche y aprovechando que su amiga estaba de guardia en el comité de la cuadra, entró en la  cocina y en forma lasciva se le abalanzó encima. A pesar de  su poco  recato, sentía respeto  por su amiga  de haberle dado cabida en su casa y toda la ayuda posible, Lo rechazó enérgicamente.

Pensó:   De  esta casa me tengo que ir lo más rápido posible, pero…¿Para dónde? No obstante  a la mañana siguiente le hizo saber a Raquel  Núñez  lo sucedido, esperando su  aprobación, fue todo lo contrario, ésta airada le respondió con insultos:¡ Ya me lo figuraba yo!¡Meter en mi propia casa a una arpía como tú! ¡Recoge tus cosas y lárgate antes que te caiga a golpes! ¡Bandolera! ¡Mira que decir eso de mi marido, seguro que lo provocaste y él es  ante todo un hombre!  ¿Sabes? Yo sé toda tu historia, ya me  lo contaron por carta desde Santiago.

¿Qué hacer? ¿A quién acudir? Sabía que sus tíos vivían en la ciudad, pero no tenía intenciones de buscarlos. Apenas conocía a alguien. Se fue a la parada llorosa y… allí se encontró con  la única persona en ese  barrio que de una forma u otra se relacionaba: Pancho. Este al verla tan desmejorada  la inquirió qué le sucedía, la llevó a un rincón de  la parada y ella entre sollozos  le refirió lo acaecido y que prácticamente estaba en la calle sin saber para dónde dirigirse. Pancho le puso una mano en el hombro y decidido le dijo: ¡Te vas conmigo para mi casa! ¡No faltaba más! Yo vivo aquí cerca de 51, por donde está  el Cine Principal, a eso le dicen Coco Solo, allí vivo con mi madre, la casa es pequeña, pero nos arreglaremos. Sacó un pañuelo y secó sus lágrimas. No había otra solución y marchó con él.  

En la misma ruta 100 y con  un maletín en la mano con sus pertenencias se dirigieron a lo que sería su próximo hogar, Tomaron por la estrecha calle que terminaba en un callejón a un costado del  cine Principal de Marianao. Allí una fila de pequeñas casas de un solo lado. Él le explicaba   que esas  5 casas iguales habían pertenecido a un señor de apellido Martínez, que cuando se nacionalizaron por la Reforma Urbana las perdió y que él , había estado alzado cuando la guerra  de Fidel Castro con Fulgencio Batista y Zaldívar, después del  triunfo de la Revolución  trasladado a La Habana, pero como no le gustaba el ejército, se licenció y volvió a su oficio de panadero, como había sido en su pueblo natal de Contramaestre,  que alquiló la pequeña  casa, se casó con una compañera del entonces ejército nombrada Dulce María Fernández Pino, que estuvieron casados 8 años, no habían podido concebir hijos, ella se  lo achacaba a él . Comenzaron las disputas y finalmente se divorciaron. Se pudo comprobar que la esterilidad era por parte de ella, en su siguiente relación tampoco procreó  hijos.

Tuvo a bien, después de fallecer  su padre y ser hijo único, traer a vivir con  él a su madre Encarnación Robert  Meriño.

Llegaron a la  casa por una larga acera, que comunicaba con la demás casas. Le presentó a Marleny a su madre  y brevemente le contó lo sucedido y la situación que atravesaba la joven. La  anciana la recibió con una sonrisa cautelosa. Se instaló en la  única habitación que disponía la casa, con la condición de dormir en una de las dos camas. Pancho dormiría en la sala en un canapé. La casa solo disponía  de esa habitación, sala, pequeño baño y cocina y el agua se recogía en una pila, que se encontraba debajo de la acera y depositada en un barril. No había las comodidades de su casa en Santiago,  pero …  debía adaptarse. ¡Qué remedio le quedaba!

El lugar era insalubre, había muchos mosquitos.

Continúo en su trabajo en el hospital, con ello ayudaba a sufragar los gastos de la vivienda. Hizo  amistades en ambos lugares y preferentemente entre los vecinos de la  acera. A la que se mostró ser su amiga Esperancita Roque y una señora mayor  nombrada  Isabel Michelena, muy atenta y servicial, le daba buenos consejos, como si fuera  su madre, le contaba lo mal que se sentía, se había dado cuenta que Pancho no a miraba como un amiga, eso se  notaba  claramente.

Su madre  se lo había advertido: Es muy joven y bonita, parece una mora. ¡Ten cuidado, no te enamores de ella!

Pasó en tiempo y Encarnita, como le nombraban cada día empeoraban sus padecimientos de artritis generalizada. Pancho se desvivía en atenciones a Marleny, le hacía todos los días un pan especial.

Pasando los meses Encarnita ya no podía caminar, por lo que se encontraba  prácticamente postrada. Entre Marleny y Pancho la atendían, ya la joven  había aprendido a cocinar, cosa que nunca su tía le  dejó hacer, ahora ya  hacía todas las labores de la casa con desenvoltura.

Un tiempo después Encarnita se sintió muy mal, por lo que la trasladaron al Hospital Militar Carlos J, Finlay de Marianao, los médicos que la asistieron diagnosticaron  una neumonía bacteriana y a los pocos días fallecía.

Se quedaban solos Pancho y Marleny. Este tomó la determinación de cambiar  el mobiliario de la habitación y compró un juego de cuarto, eliminó  una de las camas y la otra  la puso en la sala, pinto toda la casa y  la vida continuó  más  o menos.

Llegó el fin de año, se  hizo una  agradable cena. Esa noche ambos bebieron más de la cuenta y Marleny sin apenas darse cuenta cayó en sus brazos. Desde ese momento compartieron la habitación.

¿Qué  pasaba por la mente de la joven? Al pasarlos días se daba cuenta de su grave error, Pancho no era el hombre que aspiraba y para tener  relaciones íntimas, siempre acudía a la botella de bebidas alcohólicas y se embriagaba, también había adquirido el vicio de fumar.

Su vida se encontraba en un viacrucis, no podía  abandonarlo ¿A dónde ir? Su  tía y benefactora había muerto, lo supo por         Irene Reyes, que  había sido su amiga y compañera de estudios y vecina cercana y que  le escribía y daba detalles de la enfermedad de Carmita, al presentársele un dolor abdominal y hacerse  un chequeo, se había descubierto cáncer en el duodeno. Irene prácticamente se mudó  con ella y  la atendió hasta el fin. Al no  haber nadie en la Libreta de Abastecimientos y Registro de Direcciones, Ofelia, la Presidenta del  C.D.R  se encargó de expulsarla de la casa y entregar las llaves a la Reforma Urbana, solamente pudo sacar las fotos familiares, que posteriormente le envió a Marleny.

Esta noticia no  le causó ni penas ni  gloria, lo único que lamentaba  haber perdido la casa.

En sus  viajes a su centro de trabajo en la ruta 100, un día se percató de la presencia del  atractivo chofer, un hombre joven rubio y de hermosos y expresivos ojos azules. Ya no  buscaba asiento lejos  del personaje, ahora o se sentaba detrás o hacía el trayecto de pie frente a él.  Así  comenzó una agradable  relación, ella procuraba siempre  tomar el ómnibus donde iba y si nó lo dejaba pasar, hasta encontrarse con  Rubén  Martínez Arce, como dijo llamarse. Su vida dio un vuelco súbito, se llenaba de  nuevas ilusiones, sin querer pensar en las consecuencias, seguía al  lado de Pancho y evadía las relaciones íntimas cada vez que podía, manifestando dolor de cabeza, cansancio… Él  muy comprensivo  se conformaba con lo que ella voluntariamente le ofrecía de vez en cuando.

Mientras… la relación con Rubén se hacía cada vez  más estrecha y confidencial, al punto que él  un día la invitó a compartir en un lugar más apropiado. _¿Qué le digo a mi marido? No, sé, busca un pretexto, por ejemplo que tienes guardia o una actividad en tu trabajo…¡Bueno!  A él no le va a extrañar, en el hospital hay muchas actividades!

D e ese modo se pusieron de acuerdo, se vieron a la salida de su trabajo, en primera instancia la llevó a un club nocturno La Red de La Rampa  habanera. Allí  en la complicidad del semi oscuro recinto, ambos dieron rienda suelta a sus reprimidos deseos. ¡Cuánto tiempo sin disfrutar de las delicias del amor! De allí salió la idea de verse en otros lugares más discretos, ya su pasión no tenía límites.

Ella en la casa se mostraba alegre y risueña, lo cual hacía feliz a Pancho, sin sospechar a qué se debía la repentina euforia. Fueron meses   que se sintió realizada como mujer y amante, en cada encuentro en distintas posadas y hoteles. Unas veces se cuidaba y otras nó, convencida que si en otras ocasiones nunca   había   tenido problemas de embarazos no deseados, tampoco lo iba a ser ahora, que se sentía muy feliz.    Pero…  ocurrió lo inesperado,  un día se dio cuenta que en efecto estaba  embarazada, en  el  mismo hospital le  hicieron el examen que dio positivo. Apelo a la misericordia de todos los santos, ¡No podía ser! ¿De quién era el ser que se gestaba en su vientre? En realidad  continuaba de vez en cuando  las relaciones con su marido,  pero… ¡De cuál de los dos era la criatura? Esta incertidumbre la atormentaba y  se lo confesó a su amiga Esperancita, esta con mucha experiencia en casos parecidos la aconsejó la interrupción del  embarazo, tal  vez en el mismo hospital algún médico amigo se prestara a ayudarla. ¿Cómo?  Sabes que para eso hay que tener la autorización del padre y donar una transfusión de sangre, ¿A cuál de los dos se lo planteo? Sé que a Pancho, ni soñarlo, se opondría rotundamente y el  otro…

En el primer  encuentro entre  los amantes, ella le hizo saber lo que le sucedía y qué determinación tomaba, ya que  estaba segura que la criatura por nacer era de él y debía de abandonar a Pancho antes que se diera cuenta. Éste entre evasivas le hizo  saber su actual situación, era casado, con dos hijos y vivía según le dijo en Lawton en la casa de sus suegros, él procedía de Santa Clara y no tenía más familia en la capital.   De pronto se rompían todas sus ilusiones y expectativas. Él falsamente le prometió ayudarla en los que creía más  conveniente: El aborto.

Llegó a la casa desalentada y frustrada. También sucedió que  jamás  volvió a ver a Rubén, éste al  parecer cambio de ruta. Nunca supo su dirección exacta. La historia  se repetía, le ocurría lo mismo que a su desdichada madre, pero peor ¿Cómo enfrentarse a Pancho sin saber a ciencia cierta quién de los dos era el padre?

Tan  atribulada se encontraba que también acudió a Isabel, esta se mostró comprensiva y hasta se las daba de leer las cartas y predecir el futuro, así lo hizo y según las cartas, la futura criatura  era de Pancho. Trataba de tranquilizarla y darle ánimo aunque fuera mentira. Ella de todos modos  trataría de evitar que naciera, tomó cuanto menjunje  sabía, te de cascara de cebolla roja, purgantes de Sal de Epson y hasta se tiraba de nalgas por la pequeña cuesta alrededor de la casa, cargaba  bultos pesados, de nada le serbia, no salía. Cada día más desesperada y angustiada. De nuevo pedía consejos a Isabel principalmente, esta  le propuso  que se lo dijera a Pancho, que se iba a poner muy contento  y volvía a asegurarle que el embarazo era de él.

Así  lo  hizo con una mezcla de temor y ansiedad. La reacción de Pancho fue abrazarla y besarla  lleno de alegría. Al momento se propuso hacer planes  para la llegada de su futuro hijo. Aumentaron sus atenciones y mimos. Ella lo esquivaba manifestando que todo le daba asco y náuseas  y él la comprendía, era su estado y los cambios hormonales. Ella no dejaba de pensar en su futuro y lo que podía suceder al nacer la criatura. Lo imaginaba varón, rubio y de ojos azules. ¿Cómo enfrentar  esa  realidad  a Pancho?

Fueron los meses más largos de su vida, sin ningún entusiasmo se decidía a preparar la canastilla y  una y otra vez se decía: Este no puede nacer, será mi desgracia, mejor me muriera como mi madre antes de tener que plantearle esto a Pancho. Éste le gestionó la libreta que daba la Oficoda a las embarazadas para adquirir la  canastilla y por cualquier parte conseguía las  mejores cosas, compró la cuna. Le acariciaba el  ya abultado vientre con las  mejores frases dedicadas a su futuro hijo a la mujer que lo hacía tan dichoso. Al escucharlo, ella  no podía reprimir su  desasosiego y las lágrimas corrían por su rostro. Ël no sabía cómo halagarla y ella interiormente se decía: Cómo pude ser  tan loca y llegar a este extremo?

Una mañana sintió los dolores y las contracciones previas al parto, se lo hizo saber a Pancho y llamó a Isabel para que los acompañara, se sentiría más segura ante el desenlace que se avecinaba.  Se  buscó  un auto de alquiler, que rápidamente los condujo al Hospital de Maternidad Obrera  de Marianao. Ya ingresada en la sala de partos, persistía en su idea que aquella criatura no podía nacer viva  antes que Pancho se diera cuenta de su desliz, hasta que  obstaculizaba la labor de parto y los médicos se dieron cuenta y la reprendieron:¿Qué te pasa muchacha que no cooperas? ¿Acaso no quieres que nazca tu hijo? No le quedó más remedio que obedecer las indicaciones y muy a su pesar vio salir de su vientre aquello que tantos sufrimientos le causaba. Sintió que después de cogerla por los pies y darle una nalgada echó su primer grito. Uno de los presentes señaló: Es una hembra. Ella  no se atrevía a  mirarla, allí estaba  el  fruto de su pecado, volteó el rostro, una enfermera  la limpió y vistió y la colocó a su lado, fue entonces que Pancho  que había permanecido dando paseos  nerviosos  por el pasillo y ya en la habitación penetró y pudo ver a su hija. Se abalanzó sobre Marleny dando gritos de alegría,  abrazaba y besaba  al mismo tiempo a las dos. Fue entonces que Marleny se volteo y vio por primera vez a su hija. No cabían dudas, era hija de Pancho, tenía sus mismas facciones, los labios gordezuelos  y la nariz medio achatada y los cabellos amarillos y  muy  rizados. Le volvió el  alma al cuerpo, tenía razón Isabel. Profundamente conmovida  daba  gracias al cielo y también abrazaba y besaba el pequeño cuerpecito llena de una dulce ternura.

Isabel también se hizo eco de tanta  felicidad. Días después estaban en la casa, la cuna pintada de rosado  con su mosquitero de tul. Muchos vecinos iban a felicitarlos y desearles los mejores augurios con  presentes y regalos.

Marleny se recuperó rápidamente por los  grandes cuidados de Pancho e interiormente se juró que si de esa aventura había salido bien, nunca más  traicionaría a su marido y padre de su hija,  se dedicaría  a los dos por siempre. Pasados algunos días también pudo comprobar el color de sus ojos, idénticos a la de su padre.

En los primeros días Isabel quiso saber qué nombre tendría, Marleny le  manifestó que no se había ocupado de eso, ya que no sabía qué sexo tendría, pero que le gustaba ponerle Anna  como su madre y Zuchelly, un nombre inventado por ella  y muy original .Todos estuvieron de acuerdo, aunque desde el primer momento  todos les decían  Zully.

Isabel se brindó para ser su madrina y  a los dos meses se dirigieron a la Iglesia de Santa Bárbara por Arroyo Naranjo con un improvisado padrino y bautizaron a Anna Zuchelly.

La vida  de la pareja  transcurría aparentemente feliz,  cada vez que Marleny se acordaba de Rubén, le daba una ira tremenda e interiormente lamentaba haberlo  conocido. ¡Ojala que nunca más lo vea!

Pancho le planteó a Marleny la necesidad de casarse y legalizar su unión, ella  le decía que no había necesidad, pero él  insistía, lo hago por la niña, no debe crecer sin que sus padres  estén debidamente casados. Un día se apareció con la reserva en un bufete  cercano. Por supuesto, Isabel y Esperancita fueron los testigos. Se celebró la unión con una comida en restaurant  “El Cochinito” de  El Vedado.

Los primeros meses de vida de Zuchelly trascurrían sin novedad alguna, hermosa y saludable, ya se vencía la Licencia de Maternidad y Marleny deseaba incorporarse al  trabajo, por lo que pensó hacer la gestión de  conseguir un círculo infantil, Isabel  le propuso, que  como vivía sola, sus dos hijos hacía varios años que se habían  ido del país para Estados Unidos en una lancha y que milagrosamente habían tocado los cayos de La Florida y alcanzado refugio político, ahora vivían en Pensilvania y contaban que estaban muy bien, con buenos trabajos, ayudaban a su madre con remesas y ella no tenía inconveniente en cuidar de la niña en su casa, además que era su ahijada.   Allí estuvo al cuidado y dedicación de su madrina, hasta llegarle la edad escolar, donde fue matriculada en Ciudad Libertad, antes Campamento de Columbia, convertido en escuela.

Un tiempo después la iniciaban en una ceremonia como Pionera, a pesar de su corta edad, ya se adoctrinaba con consignas como: “Pioneros por el comunismo, seremos como el Ché”

De vez en cuando sus padres la llevaban a la  heladería Coppelia de  23 y L  en  El Vedado, o a los parques de los bajos del rio Almendares, al Parque Lenin y al  Cony  Island, cine a ver películas infantiles.

Así  transcurriría  parte de su niñez y adolescencia. Marleny ya no era la de  antes, presumida y bien arreglada, su vida era tan monótona, que nada le llamaba la atención. Había aumentado de peso, ya se le veían las canas y no se preocupaba por teñirse el pelo, su mayor esmero radicaba en su hija. Pancho, ya  bastante mayor, había heredado los padecimientos de su madre: Artritis reumatoide y debido ello, caminaba con dificultad, se acogió a la jubilación.

Ya  Zully había  culminado sus estudios de Secundaria Básica y matriculado en el Pre_Universitario, aunque como era muy alegre, le gustaba el baile, se presentó en un Concurso  de Baile en la  televisión y quedó como finalista haciendo pareja con el joven Junior. Ya estaba  inmersa en la farándula y hecho nuevas amistades, su pequeña casa le era molesta, a lo también se quejaba Marleny: Nunca hemos podido salir de este tugurio, con la Ley de Reforma Urbana, ni se puede alquilar, ni vender, solo permutas y en condiciones  iguales. ¿Quién se va a meter aquí? A lo que Zully argumentaba: ¡De esta mierda salgo yo cualquier día! Su padre escucharla la reprendía: Es lo que tenemos y gracias… hay otros que están peores. ¡Está bien, papy, pero yo un día te voy a hacer un cuento!

Con la nueva  vida que se daba, aumentaban sus relaciones, iba a muchas fiestas, playas y salidas a otros pueblos, siempre bailando. Ahora lucia su  cabello desrizado y una  amplia melena  rubia .  Se ausentaba  del  hogar  varios días o llegaba muy de madrugada. Su padre no lo consentía y se quejaba  del  mal camino que se notaba que estaba  transitando, su madre la apoyaba en todo y le peleaba a Pancho: ¿Qué quieres? ¿Qué sea  como nosotros que no salimos de la misma miseria y necesidad? ¡Déjala que  se desarrolle y busque un futuro mejor chico! Las discusiones se sucedían a diario, mucho peor cuando comenzó a tener relaciones con extranjeros y se aparecía  con  dólares y regalos. El padre  indignado la amonestaba: ¿No me digas que también te vas a meter a “Jinetera”? saltaba la madre:  ¿Dime?  ¿Le puedes tú dar esas cosas  que ella consigue?_ ¡No podré, pero le he ensañado honradez, soy pobre, pero con mucha vergüenza! ¡Bah, no sé de qué te vale! Pancho replicaba: ¡Si tu madrina se entera! Esta había ido de visita a Estados Unidos  a ver a sus hijos y se había quedado. Decía Marleny:   A ella también le gusta lo bueno y no fue tonta de volver a este barrio ahora con este mal llamado  Periodo Especial  ¿Especial de qué? ¡Será de más miseria.  ¡Mira cómo están los precios y  la escases !   Ya un dólar  se vende por 150.00 pesos cubanos. ¡Lo  nunca visto! Se me están rompiendo las sábanas y las toallas y no hay cómo reponerlas, una sábana cuesta hasta 150.00 peso, la comida por la libreta cada día menos y más cara en la Bolsa Negra ¿A dónde vamos a parar?  ¡Allá los ñángaras que todo lo ven color de rosa! ¡Mira para  el estante! Conminaba a Pancho.¡ 4 Botellas de aceite y en la bodega  hace tres meses que no llega ni una onza ¡Mira la lata del arroz ,el pollo en el refrigerador, él  queso y la  mantequilla!¿De dónde  lo íbamos a tener si no fuera por nuestra hija? ¡Mira a Mirtha la del  fondo, me ruega que le dé los pellejos de pollo para hacer grasa, para poder cocinar! Pancho  volvía a suspirar entristecido.

Un día  Zully se apareció en un taxi con un extranjero, que dijo llamarse Giodano  Brunni,  que  dijo ser de la ciudad de Ravena, en Italia, era bastante mayor.  La  había invitado al Cabaret Tropicana y venía a cambiarse de ropa. Por supuesto, esa noche no regresó a la casa. Pancho sentado en un balance la espero en vigilia. Inútil era que Marleny  tratara de tranquilizarlo y que se acostara en su cama.

Ya por la  tarde del  día siguiente, se apareció  cargada de regalos. Su padre no pudo contener las lágrimas y suspiraba: ¡Hija, vas acabar conmigo! Mientras su madre alborozada la  ayudaba a sacarlos de las bolsa provenientes de una bien surtida Shopping. ¡Ay Pancho! ¿De qué te  valen  tantos escrúpulos?

Esas discusiones eran lo cotidiano hasta  entonces  apacible hogar.

Aquella algarabía duró unos días, en que Zully  no comía en su casa, sino en los hoteles y restaurantes,   Giordano se marchó con la  promesa de volver.

Ella  no perdía tiempo, había conocido a un español  de Cataluña llamado Jordi  Prats  Nadal de buena figura y unos 30 años, vivía en Barcelona, era aficionado a la fotografía, por  lo que en sus salidas y paseos le tomaba muchas fotos en todas las poses, Ella se sentía muy halagada. Hasta un día que al parecer estaba drogado y la emprendió a golpes con la joven, insultándola con las  peores  frases. Zully le habían sacado cuando dinero podía, siempre antojada de las cosas más caras en tiendas y shopping. Ahora regresaba a su casa con el labio partido y numerosos hematomas por todo el cuerpo. Su padre  muy alarmado y su madre tratando de  aliviar sus dolores y hematomas. Su madre   gritaba:   ¡Mi hija, apártate de ese hombre! ¡No lo vuelvas a ver o yo no sé qué va a pasar! ¡Si lo cojo dándote golpes, le caigo a zapatazos! ¡Menos mal que no sabe dónde vives y no podrá aparecerse por aquí!

A los pocos días, ya restablecida  volvió a su habitual vida de  juergas y viajes, con su inseparable pareja de baile Junior, Ahora se hacían llamar Anna y Junior que era un reconocido homosexual, a lo que a ella no le importaba, más bien, la cuidaba y no molestaban otros impertinentes.  Este le presentó al que dijo ser su amigo Geovannis Quesada, oriundo de  Santo Domingo, República dominicana, de unos 40 años, de piel morena y cabellos muy rizados, pero con un  rostro agradable y no mal parecido. Al parecer quedó prendado de  la belleza de la joven, su simpatía y desenvoltura. Como a otros, ella procuraba asistir a los mejores hoteles, clubs  y restaurantes y sacarle el máximo en cada salida. En la estancia en el país, prometió volver y traerle lo que  ella quisiera de su país, pero con la condición que lo esperara  sin que èl  supiera que andaba con otros hombres. Se mostraba  celoso y no le agradaba  que otros la miraran o ella  a  ellos.

Se despidieron  en el aeropuerto José Marti,  siempre  que le prometiera  no olvidarlo. Ella zalamera  asistía sonriente con la cabeza.

Como era  reiterado en ella, no hizo caso de sus recomendaciones y salía como siempre con el mejor postor. ¿Qué  pasó? Pues  Geovanni  convenientemente había dejado a un amigo, que vigilara sus pasos. Por llamadas telefónicas lo mantenía al tanto de todas sus lances y en la primera llamada telefónica, muy indignado dio por terminada la fugaz relación, no sin antes manifestarle las buenas intenciones que tenía, hasta de casarse  y llevarla a vivir a su país, pero que  ya no era confiable. Su repuesta  fue una sonora carcajada.

¡Qué le importaba un desliz más! Era joven y no le faltarían otras oportunidades. Ahora salía con un colombiano llamado Elkin, este  no tan espléndido como otros, decía desear  acogerse al asilo político, por ser perseguido por las guerrillas de la FAR y solo hablaba de conflictos, persecución y guerra, que había sido prisionero en la selva y que se había escapado. Zully  se decía interiormente: Este tipo no me conviene, hasta me puede buscar problemas, lo consultó con su compañero y amigo íntimo Junior  y este le aconsejó  alejarse  lo más pronto posible del sujeto y así  lo hizo, por  un tiempo se  retiró de los lugares habituales. Permanecía  en su casa y su padre satisfecho, pensando que dejaba  atrás la mala vida.

Eso fue un  transitorio, extrañaba  su vida de fiestas, comidas y paseos a los mejores lugares  de la capital. Pronto regresó a  los hoteles, donde se podía encontrar con otro extranjero, los cubanos, aunque fueran influyentes  dirigentes o militares con altos grados no le interesaban en sus ambiciosos proyectos.  Lo suyo era vivir bien y tal vez hasta un viaje al extranjero, soñaba  con ir a un país europeo y encontró la oportunidad, conoció a Paúl  Lenk, un alemán que dijo ser de Frankfurt, donde  le manifestó tener varios negocios y que buscaba a jóvenes cubanas y de otras  nacionalidades, como rumanas y de  varios países de la Europa del  Este, y les  ofrecía  lucrativos trabajos. ¡Esa era la oportunidad tan esperada! Se iría a Alemania y si no le gustaba, regresaba.

Se lo hizo saber a sus padres, Pancho atribulado lloraba e insistía en que desistiera de ese  viaje, que  había escuchado decir, que muchos de estos foráneos reclutaban  mujeres jóvenes y las conducían a un burdel  bajo amenazas y las trataban como esclavas, Ella  insistía que tenía varios comercios y que me pondrá a trabajar en uno de ellos  y a ustedes no les faltará nada, les mandaré dinero enseguida, ¡Ya verán!

En pocos días  gestioné el  pasaporte y el mismo Paúl la llevó a la Embajada Alemana a solicitar la visa como turista y se encargó de todos  los gastos y pasaje.

Estaba fijado el día de la partida, Pancho desalentado apenas comía y dormía, su madre lo amonestaba, que esa era una gran oportunidad y no la podía despreciar.

El día señalado Marleny quiso que  su esposo fuera a despedir a su hija al aeropuerto, junto  a la madre, él  se excusara,  lamentando que le dolían mucho las piernas. Con llanto incontenido la despidió, no sin antes decirle: ¡hija mía, nunca más me  volverás  a ver!

La despedida fue alegre en el aeropuerto, acompañada por Paúl, Zully  abrazaba a su madre repetidas veces, hasta el punto de casi perder  el vuelo. ¡Vengo  pronto mamy!

Marleny tomó un taxi y se dirigió a su domicilio, le extrañó  ver la puerta de la calle semi-abierta, penetró y no vio  a Pancho, lo  llamó varias veces, no le respondía. ¿A dónde iría? El único lugar que no había entrado, era precisamente en el  baño. Empujó la puerta para ver el espectáculo  nunca imaginado, colgado de  una viga  estaba Pancho. Salió corriendo dando gritos y al momento la casa se llenó de vecinos, unos lamentando  el suceso y otros curiosos. Se avisó a la policía  sin descolgar el cadáver, ésta solicitó la presencia de un médico forense, que determinaría las causas reales del deceso. Mientras… Marleny  en un rincón lloraba  encogida  ante la mirada de muchos que  le achacaban el triste final, por  ser la instigadora de todo lo que  realizaba su hija. Solo sollozaba: ¡Cuándo Zully se entere! Esperancita que había mantenido la amistad se encargaría de comunicárselo.

Pocos  amigos y vecinos fueron a la funeraria, había  muchos comentarios  y una gran consternación.

Después del  entierro, Marleny volvió sola y abatida a su  casa, los días posteriores fueron lúgubres y sombríos. Su único  refugio era  beber y fumar con exceso, ya  para  poder dormir, ligaba la bebida con fármacos. La había cogido  terror a la casa, principalmente al baño, donde mantenía fija la  visión de Pancho colgado. Nadie la visitaba, todos la  acusaban de ser la causante de  tan gran tragedia.

Ya hacía más de un mes que Zully se había marchado y ni una cable o llamada le había hecho. Se preguntaba sin tener repuesta; ¿Mi hija me  habrá olvidado? ¡Yo no resisto  vivir en esta casa! ¡Me voy a  Alemania con mi hija, que es lo único que tengo en esta vida!

Pasó el tiempo y  nunca supo del destino de su hija. Cada vez se embriagaba más, no  dejaba de  fumar uno  y otro cigarrillo, hasta un día que cayó como fulminada  en la puesta de la  casa y un vecino piadoso la trasladó al  Hospital Militar, tenía un coma etílico: Fue ingresada en urgencias y después de los exámenes fue trasladada a la Sala de Psiquiatría. Su  depresión  no cedía y sus pocas ganas de vivir. Nunca más  supo de su hija. Posteriormente fue  ingresada en un hospital psiquiátrico. Meses después fallecía con solo 52 años de edad.

 

Autora: Haydée B. Rodríguez R.

Madrid,30  de diciembre 2021

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