con nostalgia, mi querido Santiago.
En mi anhelo presiento escuchar la alegría y el bullicio
de todo un pueblo.
Tus orgullosos hijos celebran el aniversario como a una
niña mimada que espera su más hermosa fiesta.
Se engalanan tus calles y plazas, los más pintorescos
rincones de tus empinadas calles, en el sube y baja de
las escalinatas, se maquillan las fachadas, los balcones
floridos, las enrejadas ventanas.
Ya se entonan las más bellas melodías para cantarte con
gozo y placer.
Todos se aprestan a celebrar tan grandioso acontecimiento,
para mostrar tu esplendor.
Ni el ensañamiento y la crueldad que con ferocidad atacó
el despiadado huracán Sandy pudo lograr destruirte,
Con la incesante labor, la férrea voluntad de tus mejores
hijos te levantaste como Ave Fénix entre las ruinas, para
que hoy lucieras más bella.
¡Santiago de Cuba! Como una joya preciosa emerges entre
cielo, mar y montañas!
Eres un prodigio para la vista de los visitantes, que se llevan
de ti los mejores recuerdos, por la amabilidad, cortesía y
hospitalidad de tus moradores.
¡Con cuanta esmero se cuida el patrimonio
que nos recuerda el pasado colonial!
Los monumentos y reliquias de su historia, sus
parques y plazas.
Esa inigualable visión de la bahía que a lo lejos semeja
un trozo de plata fulgurante, el verdor de las montañas
Como esmeralda permanente.
al contemplar tanta belleza natural no puedo menos
que exclamar: ¡Santiago te amo y donde quiera que esté,
Siempre en mi pensamiento y en el latir de mi corazón!
te auguro días de gloria, prosperidad y paz, mi ciudad
tan recordada y aunque lejos me encuentre jamás olvidaré.
Madrid, 8 de junio de 2015-06-08
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