Estampa santiaguera.
Se encontraba afanada en las labores domésticas de todos los
días, cuando escuchó el timbre de la
puerta .¡Qué sorpresa Brígida! Desde que me jubilé nadie ha venido a visitarme.
¡Pasa anda! –Invita Carmela alegre por la inesperada visita de su
excompañera de trabajo.
-Mira Carmela te presento a mi marido. Este alarga la mano._
Mucho gusto, señalando para Brígida expresa: Mucho me ha hablado de usted, ya
la conocía por referencia.
Carmela se tapa la boca con el delantal para sonreír y ocultar
el diente que le falta.
-No sabia que te habías casado de nuevo, le dice asombrada.
-Bueno…todavía no hemos echado la firma, pero… no importa,
hay tiempo para eso ¿No?
-Claro que sí chica, dice mientras Brígida y su acompañante
se sientan ¡Cuidado, no te sientes ahí,
ese sillón tiene una pata rota!
La aludida se levanta rápido y Carmela le señala otro asiento. Esta observa a
Carmela detenidamente, la cual se
queja:- ¿Te acuerdas cuando trabajaba en la empresa como todo el mundo contaba
conmigo? El partido, el sindicato, hasta los de la juventud comunista, en los
trabajos voluntarios, las guardias y cuanta cosa se hacía, pero ya nadie se
acuerda de mi, bueno, excepto tú que haz venido a visitarme ¡No sabes como te
lo agradezco!
La otra recalca: -
Hace rato que estaba por venir, pero tú sabes… no hay tiempo para nada, la
casa…el trabajo… las colas ¡Imagínate
tú! La cosa es que estaba preocupada y hoy me decidí a venir.
_¿Preocupada por qué? La otra titubea _¿Sabes Carmela?
La gente comenta que tú ya no eres la
misma de antes, ya no te arreglas la
cabeza en la peluquería ¡Mira eso! Tú que nunca te dejaste ver las canas… ya no
andas con vestidos y sayas exhibiendo tus hermosas piernas, nada más que vistes
pantalones ¿Qué te pasa?
__¿Esa es tu preocupación? Ataja Carmela _Pues eso tiene
justificación ¿Tú crees que con la pensión que me dieron después de 36 años de
trabajo puedo ir a la peluquería aunque sea todos los meses? ¿Con lo que
han subido los arreglos, los
tintes y hasta las manicuristas? ¡Qué va
mi amiga! Mira mis manos, antes me las arreglaba todas las semanas con Ileana la de la calle San Pedro, me
cobraba poco, pero se ganó una lotería
de visas y se largó del país. Ahora…¿Ves
¿ La uñas partidas, los dedos agrietados, ese es el detergente líquido que nos
venden por la libreta en sustitución del de polvo que no es tan agresivo
y que ahora solo venden en las
tiendas shopping, es tan fuerte que me quema las manos y ni soñar con cremas, también están en esos
establecimientos y… ¿Con qué dólares? A
nosotros los jubilados no nos dan ni el 10% en
divisas. ¿Y te extraña que solo salga a
la calle con pantalones? No puedo usar vestidos, ni sayas, los
muchachos del barrio se burlan de mi y me gritan: _ ¡Pata
pelu’a, pata pelu`a. Con gesto
instintivo se sube el pantalón. Brígida
da un grito de asombro: ¡Carmela si te
puedes hacer rolos! La otra recalca: _ Ni
me puedo usar nada sin mangas. Se
levanta el brazo y muestra una de sus
axilas.
_¡Mi madre! Grita Brígida. Ahí te puedes hacer un
torniquete, mi amiga.
¿Te imaginas? ¿Crees que
puedo darme el lujo de comprar una máquinita de afeitar a 5.00
pesos? ¿Quién resiste eso?
_Brígida hace un gesto compasivo y continúa- pero eso solamente no es lo que me tiene tan alarmada, es también el estado
de Mongo.
¿Mongo? ¿Qué le pasa?
Que yo sepa estará flaco, pero…
_No, no es
eso, aclara Brígida,. Es otra cosa,
fíjate que lo vi el otro día por la calle Enramadas con un pantalón cruza
charco, una camisa anchísima, una jaba deshilachada que le llegaba al suelo, me
dio pena.¡Para qué te cuento!
_Carmela ya un poco irritada trata de justificar la actitud de su marido. –Pues verás, tú sabes bien como era Mongo, que
ninguna ropa le gustaba y siempre terminaba vendiéndosela a ustedes para sus maridos ¿Te acuerdas? Por ese motivo el
Período Especial lo cogió sin ropa. Eso que le viste puesto era de Lázaro, un
vecino que se fue del país y le regaló algunas cosas, porque ya no tenía ni qué
ponerse, pero era más bajito que él y gordo… además tenía los pies más grandes que Mongo, por eso lo
ves con los pantalones cortos y anchos, los zapatos son los popis de dos números más de lo que
usa ¡Figúrate! La jaba… siempre la saca
a ver si encuentra algo.
-Todavía Brígida
manifiesta su creciente preocupación.
_No te pongas brava por esto que te digo, pero
también Mongo iba hablando solo ¿No cree que debes llevarlo a
un psiquiatra?
_No hija, no. Aclara
Carmela ya algo molesta por las insinuaciones de Brígida. –Eso también
tiene su explicación, ¿No recuerdas que hace más de 10 años que se extrajo
todos los dientes? Pues con mucha lucha y hasta un palancazo logré que le
hicieran la prótesis y…¡Imagínate! Con tanto tiempo que hace que le tomaron la impresión…
le quedan grandes y… eso que tu viste y que creíste que hablaba solo
no es más que acomodándoselos, eso es.
Brígida hace un gesto de
pena y trata de disculparse cuando tocan a la puerta.
_Deja ver quien es, por lo visto hoy es el día de las
visitas y no tengo ni café para brindarles, dice Carmela, mientras se quita el
improvisado delantal hecho de un pedazo de saco de naylon, baja los tres
escalones que la separan de la puerta y la abre. Ante ella una joven mestiza
con un portafolio entre las manos. _Dígame, le pregunta a la inesperada
visitante. Esta como saludo le muestra un carné: _Inspector.
Carmela sin saber el motivo
le pregunta intrigada: _¿Y usted qué
desea?
_Mire compañera tenemos evidencias que usted alquila
habitaciones sin patente, ¿Me la puede mostrar?
_¿Yo alquilar? ¿De dónde ha sacado eso? Expone Carmela
asombrada. A esto la joven le dice
imperativamente: _ ¡Déjeme pasar a realizar una inspección!
_Carmela sigue objetando _Pero mire, aquí no se le alquila a
nadie, eso debe ser un error. La
inspectora insiste. Brígida interviene: _Carmela, déjala pasar, si no tienes
delito ¿A qué le temes?.
La inspectora penetra al interior de la vivienda
y expone:
:_ Usted me dice que no alquila_
¿Y esta pareja, qué hace aquí?_ Ahora es Brígida la que
salta airada: -¡Oiga, un momento! _Este es mi marido y yo no tengo ninguna
necesidad de ir a una posada o algo por
el estilo, para eso tengo muy buena cama y magnífico colchón ¿Sabe? _La
inspectora les solicita a ambos el carne de identidad, para ver si aparece
anotado el nombre de ambos en la hoja número
9, donde dice el estado civil. Brígida titubea- Mire, el es mi marido, todo el mundo lo sabe, aunque
todavía no estemos legalmente casados.
La joven extrae de una carpeta un talonario y comienza a
escribir. Carmela asustada le pregunta:_ ¿Qué hace usted? Esta responde
fríamente: _ Le voy a aplicar una multa. Carmela fuera de sí le grita: _ ¡Oiga,
usted no puede hacer eso! ¿Qué prueba tiene para ponerme una multa?
_La suficiente, compañera, usted no me ha dejado
inspeccionar la casa, niega todo.
-Carmela cada vez más
molesta le dice: _ ¡Ni le
voy a firmar nada ¿Me oyó?
_ Peor para usted, se
niega a todo, aténgase a las consecuencias y se marcha.
_Brígida se despide apurada y lamenta lo ocurrido. ¡Qué
barbaridad! ¡Las cosas que se ven en estos tiempos!
Un rato más tarde reaparece la inspectora, pero esta vez la
acompaña un policía de la raza negra, quien con gesto enérgico le dice a
Carmela que debe acompañarlo a la Primera
Estación de la
Policía de la calle Corona y San Jerónimo, mas conocida por
El Palacete de Beija. Carmela muy
asustada replica: - ¡Pero si yo no he cometido ningún delito! ¿Cómo se me lleva
como si fuera una vulgar delincuente?
¿De qué se me acusa?
_ La inspectora
secamente le responde: _ Usted se negó a cooperar, ahora mejor es que
vaya con nosotros. Entonces Carmela en su desesperación los invita a que
registren toda la casa. Junto al agente
de la autoridad los introduce en el interior y ambos comienzan a revisar
habitación por habitación. Al ver a una
joven acostada en la cama de una de las
habitaciones y un maletín sobre una de
las mesas de noche, la inspectora se dirige al policía _ No te dije, fíjate,
alquila. ¿Quién es esa que duerme?
La joven abre los
ojos sorprendida antes esos personajes dentro de la habitación y se levanta _ ¿Qué
pasa tía? Esta le explica brevemente la situación en la que se ve involucrada,
mientras se dirige a los dos:
_ ¿Ustedes ven? Esta es mi sobrina Irina,
que vive en
Guantánamo y que se va a pasar unos días
aquí hasta que llegue su novio de Alemania. Toma la palabra la inspectora: -
¿Con que novio extranjero y todavía dice que no alquila? Carmela trata de darle
una explicación lógica. – Su novio es alemán, pero ella no es una “Jinetera”
¡Me oyó! Se conocen desde que ella estudiaba ingeniería en la Universidad de Dresde.
El policía le pide el
carne de identidad a la joven y también a la tía, según formula para comprobar el parentesco. Ellas
se lo entregan y al observarlos los apellidos no coinciden a lo que responde
la inspectora convencida. – Compañera, usted trata de engañarnos, ella es Pérez
Serrano y usted es Méndez Díaz. Todavía Carmela trata de encontrar
como disuadirlos de su error
y declara: _¡Claro, ella es hija de mi
hermana Evita por parte de madre! No pueden ser iguales los apellidos
¿Comprende?
En ese momento llega
Mongo con su jaba llena de plátanos fongos, quien atónito
trata de saber qué ocurre en su
casa y por qué la presencia de esas personas. Al relatarle lo ocurrido y ver que los agentes insisten en conducir a
Carmela a la estación , él la acompaña,
ya en el recinto policial Carmela declara ante el Oficial de Guardia, este la
ha escuchado y se manifiesta de acuerdo a que se le imponga una elevada multa de 400.00 pesos, sin derecho a
reclamación y advirtiéndole que si el extranjero se hubiese encontrado en la
casa la infracción le hubiese costado esa suma , pero en dólares, ya que está
terminantemente prohibido alquilar sin
patente.
Carmela se echa a
llorar desconsoladamente y se lamenta: -¿Con qué voy a pagar eso, si lo que cobramos mi marido y yo de
jubilación no nos alcanza ni para comer?
_El Oficial ásperamente le
indica: ¡Compañera, esa no es
justificación, hay que cumplir con las leyes establecidas, usted ha
cometido un delito y es mejor que se calle
la boca ¿Comprende?
Mientras Mongo saca
un pedazo de trapo del bolsillo del pantalón y trata de consolar a su
atribulada esposa secándole las lágrimas_ Mira
vieja, no te pongas así, que te va a subir la presión, mira, hoy mismo
vi a un “Socio” mío por la calle Heredia, tiene un amigo que vino de no se qué
país y compra cuadros de pintores famosos y me dijo que iba a ver
ese que tienes colgado en el cuarto por
miedo a que te lo roben los ladrones, que te regaló la señora Corina, la de
Vista Alegre que se fue del país en el 60 y de la que tú eras sirvienta, dice
que esos cuadros valen un montón de fulas, con eso te sobra para pagar esa
multa y nos queda para comprar comida y muchas cosas más en las shopping ¿No
crees?
El Oficial y sus acompañantes escuchan la conversación muy
interesados y le dice al carpeta: -Anota ahí
la dirección y recoge ese cuadro, también trafican con obras de arte y
eso en este país también es un grave delito que está penado por las leyes
vigentes.
Carmela ya perdido el control le grita a su esposo: ¡Mongo me desgraciaste! !Razón tiene Brígida tú no estás en tus
cabales!¿ Mira que decir semejante
disparate!
Santiago de Cuba
Agosto 4 de 2000
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