07 junio 2010

V A C I O

Cuando llegue el día de la

irremediable separación,

¡Qué vació tan grande habrá

en mi vida!

Podré soportar la cruel soledad?

¿Por qué el destino me condena a

esta triste realidad?

Como un perro hambriento me

conformo con migajas.

Lo que no soporto es no tener una

motivación para vivir, algo que me

estimule.

Preciso dar amor y recibirlo, como

un alimento necesario a mi espíritu.

Mis manos no se hicieron para golpear,

sino para acariciar.

Mis labios son para bendecir y no maldecir,

mi vida está consagrada a dar amor, compasión

y bondad.

¿Podrá esto llenar el vació?



Madrid,
23 de abril de 2010

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